«Si alguno dice: “Yo amo a Dios”, pero odia a su hermano, es mentiroso, pues el que no ama a su hermano a quien ha visto, ¿cómo puede amar a Dios a quien no ha visto?» (1 Juan 4: 20).
Debemos hacer todo lo que podamos para mejorar las condiciones de la vida de otros. Hemos de hacer el mundo mejor que pudiera ser si nosotros no estuviéramos en ello.
“Vosotros que sois espirituales, restaurad al tal con el espíritu de mansedumbre.” Gálatas 6:1. Por la fe y la oración, haced retroceder el poder del enemigo. Hablad palabras de fe y valor que serán como bálsamo sanador para el golpeado y herido. Muchos son los que han desmayado y están desanimados en la gran lucha de la vida, cuando una palabra de bondadoso estímulo los hubiera fortalecido para vencer. Nunca debemos pasar junto a un alma que sufre sin tratar de impartirle el consuelo con el cual somos nosotros consolados por Dios.” DTG 466.1
“Todo esto no es sino el cumplimiento del principio de la ley—el principio ilustrado en la historia del buen samaritano y manifestado en la vida de Jesús. Su carácter revela el verdadero significado de la ley, y muestra qué es amar al prójimo como a nosotros mismos. Y cuando los hijos de Dios manifiestan misericordia, bondad y amor hacia todos los hombres, también atestiguan el carácter de los estatutos del cielo. Dan testimonio de que "la ley de Jehová es perfecta, que vuelve el alma."10 Y cualquiera que deja de manifestar este amor viola la ley que profesa reverenciar. Por el sentimiento que manifestamos hacia nuestros hermanos, declaramos cuál es nuestro sentimiento hacia Dios. El amor de Dios en el corazón es la única fuente de amor al prójimo. "Si alguno dice, Yo amo a Dios, y aborrece a su hermano, es mentiroso. Porque el que no ama a su hermano al cual ha visto, ¿cómo puede amar a Dios a quien no ha visto?" Amados, "si nos amamos unos a otros, Dios está en nosotros, y su amor es perfecto en nosotros." DTG 466.2
Manténte ocupado en hacer a los otros felices, en hacer al mundo mejor de lo que es, para dar a saber que tu estás en él para hacer bien y no para ser una carga en él?
Lee Mateo 22: 34 al 40. ¿Cómo respondió Jesús a la pregunta del intérprete de la ley?
“El escriba se acercó a Jesús con una pregunta directa: "¿Cuál es el primer mandamiento de todos?" La respuesta de Cristo es directa y categórica: "El primer mandamiento de todos es: Oye, Israel, el Señor nuestro Dios, el Señor uno es. Amarás pues al Señor tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y de toda tu mente, y de todas tus fuerzas; este es el principal mandamiento." El segundo es semejante al primero, dijo Cristo; porque se desprende de él: "Amarás a tu prójimo como a ti mismo. No hay otro mandamiento mayor que éstos." "De estos dos mandamientos depende toda la ley y los profetas.” DTG 559.1
“Los primeros cuatro mandamientos del Decálogo están resumidos en el primer gran precepto: "Amarás al Señor tu Dios de todo tu corazón." Los últimos seis están incluídos en el otro: "Amarás a tu prójimo como a ti mismo." Estos dos mandamientos son la expresión del principio del amor. No se puede guardar el primero y violar el segundo, ni se puede guardar el segundo mientras se viola el primero. Cuando Dios ocupe en el trono del corazón su lugar legítimo, nuestro prójimo recibirá el lugar que le corresponde. Le amaremos como a nosotros mismos. Únicamente cuando amemos a Dios en forma suprema, será posible amar a nuestro prójimo imparcialmente.” DTG 559.2
Lee Mateo 19: 16 al 23. ¿Cómo se relacionan las respuestas de Jesús al joven rico con las que dio al intérprete de la Ley en Mateo 22?
“Su aserto de que había guardado la ley de Dios era falso. Demostró que las riquezas eran su ídolo. No podía guardar los mandamientos de Dios mientras el mundo ocupaba el primer lugar en sus afectos. Amaba los dones de Dios más que al Dador. Cristo había ofrecido su comunión al joven. "Sígueme," le dijo. El Salvador no significaba tanto para él como sus bienes o su propia fama entre los hombres. Renunciar al visible tesoro terrenal por el invisible y celestial era un riesgo demasiado grande. Rechazó el ofrecimiento de la vida eterna y se fué, y desde entonces el mundo había de recibir su culto.” DTG 479.4
Lee Salmo 135: 13 al 19. ¿Qué revela esto acerca de un pecado común que es destacado a lo largo de las Escrituras?
“Volved a aquel contra quien se rebelaron profundamente los hijos de Israel. 7 Porque en aquel día arrojará el hombre sus ídolos de plata y sus ídolos de oro, que para vosotros han hecho vuestras manos pecadoras. 8 Entonces caerá Asiria por espada no de varón, y la consumirá espada no de hombre; y huirá de la presencia de la espada, y sus jóvenes serán tributarios.” RVA 1960 Isaías 31:6-8
Porque la idolatría estaba entre el antiguo pueblo de Dios, les fue permitido a los Asirios tomar posesión de ellos y de su tierra deseable. Y es verdad que los Asirios controlarán la tierra tanto tiempo cuanto sea que el pueblo de Dios continúe en la idolatría. Pero, justamente tan pronto como los ídolos sean desechados, – si, tan pronto como el gran reavivamiento y la reforma tengan lugar en el corazón del pueblo, – entonces los Asirios (el poder que hoy los gobierna) caerá con seguridad, y con seguridad entonces el pueblo de Dios volverá.
Lee Zacarías 7: 9 al 12. Según el profeta Zacarías en este pasaje, ¿qué condena Dios? ¿Cómo se relacionan esto y el pecado de idolatría con los dos grandes mandamientos?
"Job dice: 'Si desprecié la causa de mi siervo o de mi sierva, cuando contendían conmigo; ¿qué haré, pues, cuando Dios se levante? y cuando me visite, ¿qué le responderé? ... Si he privado al pobre de su deseo, o he hecho desfallecer los ojos de la viuda; o he comido yo solo mi bocado, y el huérfano no ha comido de él; ... si he visto a alguno perecer por falta de vestido, o a algún pobre sin cobertura; si sus lomos no me han bendecido, y si no se ha calentado con el vellón de mi sueño; si he levantado mi mano contra el huérfano, cuando he visto mi socorro en la puerta: entonces caiga mi brazo de mi omóplato, y mi brazo sea quebrado del hueso. Porque la destrucción de Dios fue un terror para mí, y a causa de su alteza no pude soportarlo.' Si este mismo temor y este amor a la justicia estuvieran en nuestras iglesias y en todas nuestras instituciones, ¡qué transformación se produciría! El que se compadece de los pobres, presta al Señor; y él le devolverá lo que ha dado'. Bienaventurado el que tiene compasión de los pobres: el Señor le librará en tiempo de angustia. El Señor lo preservará y lo mantendrá con vida, y será bendito sobre la tierra; y no lo entregará a la voluntad de sus enemigos. El Señor lo fortalecerá en el lecho de la languidez: tú harás todo su lecho en su enfermedad'". SM 1 de Julio de 1891, par. 17
Lee Salmo 82. ¿Cómo expresa este salmo la preocupación de Dios por la justicia en este mundo? ¿Qué significa esto para nosotros?
“En su cuidado por salvaguardar los derechos y la libertad de sus súbditos, Josafat recalcó la consideración que cada miembro de la familia humana recibe del Dios de justicia, que gobierna a todos. "Dios está en la reunión de los dioses; en medio de los dioses juzga." Y a los que son designados como jueces bajo su dirección, se les dice: "Defended al pobre y al huérfano: haced justicia al afligido y al menesteroso... Libradlo de mano de los impíos." Salmos 82:1, 3, 4. PR 146.4
Miqueas 6:6, 7 – “¿Con qué me presentaré ante Jehová, y adoraré al Dios Altísimo? ¿Me presentaré ante él con holocaustos, con becerros de un año?¿Se agradará Jehová de millares de carneros, o de diez mil arroyos de aceite? ¿Daré mi primogénito por mi rebelión, el fruto de mis entrañas por el pecado de mi alma?”.
Esta pregunta por el pueblo de Dios en el desarrollo de esta escritura revela que lo que ellos piensan sería lo más agradable para el Señor. Ellos piensan que un presente de cualquier clase de cosas materiales quizá el presente más aceptable que pueden ofrecer para la remisión de sus pecados. Nosotros con nuestros propios ojos realmente vemos esta misma cosa por todas nuestras iglesias. Esta misma condición alcanzada en los días del primer advenimiento de Cristo; los Judíos eran muy particulares acerca de pagar el diezmo aún en las más mínimas cosas de sus ganancias, en tales como menta, anís, y comino, pero omitían “lo que es lo más importante de la ley, el juicio, la misericordia, y la fe”. Mateo 23:23. El diezmo honesto era para su crédito, dice el Señor, pero el diezmar nunca remplazaría el juicio, la misericordia, y la fe. Esta misma respuesta viene a nosotros hoy a través del profeta Miqueas:
Miqueas 6:8 – “Oh hombre, él te ha declarado lo que es bueno, y qué pide Jehová de ti: solamente hacer justicia, y amar misericordia, y humillarte ante tu Dios”.
Hacer justicia, amar misericordia, y andar humildemente con nuestro Dios, es el más grande presente que alguno pueda traer ante el Señor.
Lee Mateo 23: 23 al 30. ¿Qué enseña Jesús aquí sobre lo que es más importante? ¿Qué crees que quiere decir cuando se refiere a «lo más importante»?
“Todo lo que Dios ordena tiene importancia. Cristo reconoció que el pago del diezmo es un deber; pero demostró que no podía disculpar la negligencia de otros deberes. Los fariseos eran muy exactos en diezmar las hierbas del jardín como la menta, el anís y el comino; esto les costaba poco, y les daba reputación de meticulosos y santos. Al mismo tiempo, sus restricciones inútiles oprimían a la gente y destruían el respeto por el sistema sagrado ideado por Dios mismo. Ocupaban la mente de los hombres con distinciones triviales y apartaban su atención de las verdades esenciales. Los asuntos más graves de la ley: la justicia, la misericordia y la verdad, eran descuidados. "Esto—dijo Cristo,—era menester hacer, y no dejar lo otro."” DTG 569.1
“Otras leyes habían sido pervertidas igualmente por los rabinos. En las instrucciones dadas por medio de Moisés, se prohibía comer cosa inmunda. El consumo de carne de cerdo y de ciertos otros animales estaba prohibido, porque podían llenar la sangre de impurezas y acortar la vida. Pero los fariseos no dejaban estas restricciones como Dios las había dado. Iban a extremos injustificados. Entre otras cosas, exigían a la gente que colase toda el agua que bebiese, por si acaso contuviese el menor insecto capaz de ser clasificado entre los animales inmundos. Jesús, contrastando estas exigencias triviales con la magnitud de sus pecados reales, dijo a los fariseos: "¡Guías ciegos, que coláis el mosquito, mas tragáis el camello!"” DTG 569.2
“Ay de vosotros, escribas y Fariseos, hipócritas! porque sois semejantes a sepulcros blanqueados, que de fuera, a la verdad, se muestran hermosos, mas de dentro están llenos de huesos de muertos y de toda suciedad." Como la tumba blanqueada y hermosamente decorada ocultaba en su interior restos putrefactos, la santidad externa de los sacerdotes y gobernantes ocultaba iniquidad. Jesús continuó:” DTG 569.3
“"¡Ay de vosotros, escribas y Fariseos, hipócritas! porque edificáis los sepulcros de los profetas, y adornáis los monumentos de los justos, y decís: Si fuéramos en los días de nuestros padres, no hubiéramos sido sus compañeros en la sangre de los profetas. Así que, testimonio dais a vosotros mismos, que sois hijos de aquellos que mataron a los profetas." A fin de manifestar su estima por los profetas muertos, los judíos eran muy celosos en hermosear sus tumbas; pero no aprovechaban sus enseñanzas, ni prestaban atención a sus reprensiones.” DTG 570.1
“En los días de Cristo, se manifestaba consideración supersticiosa hacia los lugares de descanso de los muertos, y se prodigaban grandes sumas de dinero para adornarlos. A la vista de Dios, esto era idolatría. En su indebida consideración por los muertos, los hombres demostraban que no amaban a Dios sobre todas las cosas ni a su prójimo como a sí mismos. La misma idolatría se lleva a grados extremos hoy. Muchos son culpables de descuidar a la viuda y a los huérfanos, a los enfermos y a los pobres, para edificar costosos monumentos en honor a los muertos. Gastan pródigamente el tiempo, el dinero y el trabajo con este fin, mientras que no cumplen sus deberes para con los vivos, deberes que Cristo ordenó claramente.” DTG 570.2
“Los fariseos construían las tumbas de los profetas, adornaban sus sepulcros y se decían unos a otros: Si hubiésemos vivido en los días de nuestros padres no habríamos participado con ellos en el derramamiento de la sangre de los siervos de Dios. Al mismo tiempo, se proponían quitar la vida de su Hijo. Esto debiera ser una lección para nosotros. Debiera abrir nuestros ojos acerca del poder que tiene Satanás para engañar el intelecto que se aparta de la luz de la verdad. Muchos siguen en las huellas de los fariseos. Reverencian a aquellos que murieron por su fe. Se admiran de la ceguera de los judíos al rechazar a Cristo. Declaran: Si hubiésemos vivido en su tiempo, habríamos recibido gozosamente sus enseñanzas; nunca habríamos participado en la culpa de aquellos que rechazaron al Salvador. Pero cuando la obediencia a Dios requiere abnegación y humillación, estas mismas personas ahogan sus convicciones y se niegan a obedecer. Así manifiestan el mismo espíritu que los fariseos a quienes Cristo condenó.” DTG 570.3
Lee la parábola del buen samaritano en Lucas 10: 25 al 37. ¿Qué dice este pasaje a la luz del clamor de los profetas en favor de la misericordia y la justicia, y de los tipos de injusticias que diferentes grupos de personas han infligido a su prójimo a lo largo de la historia?
“Al dar esta lección, Cristo presentó los principios de la ley de una manera directa y enérgica, mostrando a sus oyentes que habían descuidado el cumplir esos principios. Sus palabras eran tan definidas y al punto, que los que escuchaban no pudieron encontrar ocasión para cavilar. El doctor de la ley no encontró en la lección nada que pudiera criticar. Desapareció su prejuicio con respecto a Cristo. Pero no pudo vencer su antipatía nacional lo suficiente como para mencionar por nombre al samaritano. Cuando Cristo le preguntó: "¿Quién, pues, de estos tres, te parece que fue el prójimo de aquel que cayó en manos de ladrones?" contestó: "El que usó con él de misericordia".” PVGM 313.2
“"Entonces Jesús le dijo: Ve, y haz tú lo mismo". Muestra la misma tierna bondad hacia aquellos que se hallan en necesidad. Así darás evidencia de que guardas toda la ley.” PVGM 313.3
“El samaritano había cumplido el mandamiento: "Amarás a tu prójimo como a ti mismo", mostrando así que era más justo que aquellos por los cuales era denunciado. A riesgo de su propia vida, había tratado al herido como hermano suyo. El samaritano representa a Cristo. Nuestro Salvador manifestó por nosotros un amor que el amor del hombre nunca puede igualar. Cuando estábamos heridos y desfallecientes, tuvo piedad de nosotros. No se apartó de nosotros por otro camino, y nos abandonó impotentes y sin esperanza, a la muerte. No permaneció en su santo y feliz hogar, donde era amado por todas las huestes celestiales. Contempló nuestra dolorosa necesidad, se hizo cargo de nuestro caso, identificó sus intereses con los de la humanidad. Murió para salvar a sus enemigos. Oró por sus asesinos. Señalando su propio ejemplo, dice a sus seguidores: "Esto os mando: que os améis los unos a los otros", "como os he amado, que también os améis los unos a los otros".” PVGM 314.1
“El sacerdote y el levita habían ido a adorar al templo cuyo servicio fue indicado por Dios mismo. El participar en ese servicio era un noble y exaltado privilegio, y el sacerdote y el levita creyeron que, habiendo sido así honrados, no les correspondía ministrar a un hombre anónimo que sufría a la orilla del camino. Así descuidaron la especial oportunidad que Dios les había ofrecido como agentes suyos, de bendecir a sus semejantes.” PVGM 314.2
“Muchos están hoy cometiendo un error similar. Dividen sus deberes en dos clases distintas. La primera clase abarca las grandes cosas, que han de ser reguladas por la ley de Dios; la otra clase se compone de las cosas llamadas pequeñas, en las cuales se ignora el mandamiento: "Amarás a tu prójimo como a ti mismo". Esta esfera de actividad se deja librada al capricho, y se sujeta a la inclinación o al impulso. Así el carácter se malogra y la religión de Cristo es mal interpretada.” PVGM 315.1
“Existen personas que piensan que es degradante para su dignidad ministrar a la humanidad que sufre. Muchos miran con indiferencia y desprecio a aquellos que han permitido que el templo del alma yaciera en ruinas. Otros descuidan a los pobres por diversos motivos. Están trabajando, como creen, en la causa de Cristo, tratando de llevar a cabo alguna empresa digna. Creen que están haciendo una gran obra, y no pueden detenerse a mirar los menesteres del necesitado y afligido. Al promover el avance de su supuesta gran obra, pueden hasta oprimir a los pobres. Pueden colocarlos en duras y difíciles circunstancias, privarlos de sus derechos o descuidar sus necesidades. Sin embargo, creen que todo eso es justificable porque están, según piensan, promoviendo la causa de Cristo.” PVGM 315.2
“Muchos permitirán que un hermano o un vecino luche sin ayuda bajo adversas circunstancias. Por cuanto profesan ser cristianos, puede éste ser inducido a pensar que ellos, en su frío egoísmo, están representando a Cristo. Debido a que los profesos siervos de Dios no cooperan con él, el amor de Dios, que debería fluir de ellos, es en gran medida negado a sus semejantes. Y se impide que una gran corriente de alabanza y acción de gracias ascienda a Dios de los labios y de los corazones humanos. Se lo despoja de la gloria debida a su santo nombre. Se lo priva de las almas por las cuales Cristo murió, almas a quienes anhela llevar a su reino, para vivir en su presencia a través de las edades infinitas.” PVGM 315.3
La lección comienza animándonos a hacer del mundo un lugar mejor trabajando para ayudar a los oprimidos y oprimidas e interesándonos por que se les haga justicia donde sea necesario.
La lección del domingo trata de los dos grandes mandamientos y de la forma en que Jesús los aborda con el abogado y el joven rico. La respuesta de Jesús al abogado revela la profundidad de los mandamientos, que el abogado acepta agradecido y elogia a Jesús por su explicación. El joven rico se creía un cumplidor de los mandamientos, pero las observaciones de Jesús le revelaron que era un idólatra. Sus riquezas eran su ídolo.
La lección del lunes habla de los dos mayores pecados: la idolatría, que es un desprecio del primer gran mandamiento, el amor a Dios, y el maltrato a los pobres y necesitados, que es un desprecio del segundo gran mandamiento, el amor al prójimo.
La justicia es el tema de la lección del martes. Dios quiere que actuemos con justicia, amemos la misericordia y caminemos humildemente con Él. Quiere que se administre justicia en favor de los oprimidos y oprimidas, tanto en la Iglesia como en la sociedad.
La lección del miércoles cita Mateo 23:23-30 para señalar la reprimenda de Jesús a los escribas y fariseos. Eran buenos diezmando las hierbas del huerto, mostraban un escrupuloso respeto por las leyes sanitarias y veneraban a los que morían por su fe, pero omitían los asuntos más importantes de la ley, la justicia, la misericordia y la verdad.
La lección del jueves utiliza la parábola del buen samaritano de Lucas 10:25-37 para anunciar la llamada a la justicia para los oprimidos y el alimento para los hambrientos.
Ahora pidamos para que tengamos la religión de David, de Daniel, de José. Estos hombres eran sólo unos jóvenes cuando entraron a sus respectivas carreras, con todo fueron tan firmes a sus convicciones como la brújula al polo. No divagaron de un sólo deber o principio justo, sin importar la presión o circunstancias. Su estabilidad de carácter y Celo para hacer el mundo mejor, persuadió al Señor para hacerlos reyes. Ahora debemos orar para que no seamos obstáculos, sino que seamos edificadores en el camino de la civilización; que en lugar de meramente ocupar un espacio, seamos vides fructosas en la gran viña del Señor.