“Estas cosas les sucedieron por ejemplo, y fueron escritas para advertirnos a nosotros, a los que han llegado al fin del tiempo. Así, el que piensa estar firme, mire que no caiga” (1 Cor. 10: 11, 12).
Cualquier interpretación de la escritura que falla en construir una indestructible estructura de la Verdad y aportar una lección de especial importancia para el entonces tiempo presente, es errónea, no inspirada por el Espíritu de la Verdad una cosa inútil.
Las Escrituras, como todo estudiante de la Biblia sabe, son diseñadas para que sea la Verdad Presente en ciertos períodos “alimento a su tiempo”, especialmente adaptadas para satisfacer las necesidades de las gentes. “Y estas cosas les acontecieron en figura; y son escritas para nuestra admonición, en quienes los fines de los siglos han parado”. 1 Corintios 10:11. En otras palabras, las Escrituras son como los bonos a largo plazo o certificados de crédito que se vencen en determinado tiempo. Entonces, obviamente el tiempo señalado por la Inspiración es el tiempo en el cual uno debe hacerlos efectivos, por así decirlo
Esto es especialmente cierto con el Apocalipsis, y ya que hemos llegado al mismo tiempo para el cual fue escrito, ahora podemos, por medio de la experiencia, de todo corazón y sin reserva reiterar: “Bienaventurado el que lee, y los que oyen las palabras de esta profecía, y guardan las cosas en ella escrita: porque el tiempo está cerca”. Apocalipsis 1:3.
Lee Apocalipsis 6: 12 al 17. Considera los detalles de la respuesta de estas personas ante el desarrollo repentino de los acontecimientos finales. ¿Qué notas en su respuesta?
En estos versos están dibujados el destino, el miedo, y las consciencias destruidas de todos aquellos quienes no pudieron sostenerse en el día del Juicio de los Vivos, el grande y temible día del Señor la ira del Cordero en el gran “tiempo de tribulación tal como nunca hubo” (Daniel 12:1), el día siguiente de la aparición del antitípico “el profeta Elías” (Malaquías 4:5) sí, el día en el que los que no estaban vestido con el traje de boda, eran echados a la obscuridad, allí será el crujir de dientes. (Mateo 24:11-13).
En estas escrituras también (Apocalipsis 6:14-17), el Espíritu de Verdad afirma, “… se nos presentan dos categorías de personas. Unas se han dejado seducir y han tomado posición con los enemigos del Señor. Interpretaron erróneamente los mensajes que les fueran dirigidos y se revistieron de su propia justicia”. Testimonios para la Iglesia, Volumen 9, página 214.
Lee Mateo 24: 36 al 44. ¿Qué lecciones Jesús nos invita a aprender de la historia de Noé?
Los pecados que clamaban venganza sobre el mundo antediluviano existen hoy. El temor de Dios está desterrado del corazón de los hombres. Su ley es tratada con indiferencia y desprecio. "Como en los días antes del diluvio estaban comiendo y bebiendo, casándose y dando en casamiento, hasta el día en que Noé entró en el arca, y no conocieron hasta que vino el diluvio y se los llevó a todos, así será también la venida del Hijo del Hombre." Mateo 24:38, 39. Dios no condenó a los antediluvianos por comer y beber. Les había dado los frutos de la tierra para satisfacer sus necesidades físicas. Su pecado consistió en tomar estos regalos sin gratitud al Dador, complaciendo el apetito sin restricción. Era lícito casarse. Él dio instrucciones especiales acerca de esta ordenanza, revistiéndola de santidad y belleza. Pero el matrimonio se pervirtió y se convirtió en un servicio a la pasión. EP 57.5
Jesús dijo, en Mateo 24: 37 al 39, que la situación mundial se parecería a la de «los días de Noé». Compara este pasaje con Génesis 6: 1 al 8. ¿Cuáles fueron las condiciones morales que condujeron al Diluvio? ¿Qué paralelismos existen entre la época de Noé y la nuestra?
Aunque desde la muerte de Abel al nacimiento de Set (Génesis 4:25), Caín fue el único hijo vivo de Adán, sin embargo, ni él ni su posteridad fueron seguidores de Dios; así que ellos eran “los hijos de los hombres”. Pero Set y sus descendientes, quienes tenían el espíritu de Abel, invocaron el nombre del Señor y fueron “los hijos de Dios”. Génesis 6:2.
Por esto, como hubo dos clases diferentes de adoradores (la verdadera y la falsa) en contacto cercano la una de la otra, llegó a ser necesario el darse títulos para poder hacer una distinción entre los seguidores de los hombres y los seguidores de Dios. Los descendientes de Set fueron los primeros en “llamarse por el nombre del Señor”, igual como los judíos que mucho tiempo después aceptaron a Cristo fueron los primeros en llamarse cristianos, y así como los judíos que rechazaron a Cristo continuaron llamándose judíos, así los descendientes de Caín continuaron llamándose “los hijos de los hombres”.
De esta escritura llega la evidencia que las prácticas religiosas descuidadas e ignorantes que vemos hoy, con su espíritu perseguidor en contra de los que adoran a Dios precisamente como Él ha mandado, tuvieron su comienzo con Caín; también que de Abel viene la influencia de obediencia, extendiéndose aun hasta este día. Por consiguiente, hay todavía en el mundo “los hijos de los hombres” así como “los hijos de Dios”, los seguidores de los hombres y los seguidores de Dios. Y así como la religión de “los hijos de los hombres en aquellos días fue tal como su padre Caín la practicaba, – no de acuerdo al mandamiento de Dios, sino de acuerdo a su propia elección, – así es la religión de los hijos de los hombres hoy. Un gran número todavía adora de la misma manera en que sus padres lo hicieron, no tomando las más leves molestias para saber por sí mismos la diferencia entre lo falso y lo verdadero, sino que natural e irreflexivamente van precipitándose hacia su destino, como los puercos de los Gadarenos se precipitaron por un despeñadero en el mar (Mateo 8:32; Marcos 5:13).
Pero a pesar del nombre santo que los hijos de Set tomaron para sí mismos en aquellos días, muchos de ellos se mezclaron con los hijos de los hombres, es decir, “viendo los hijos de Dios que las hijas de los hombres eran hermosas, tomaron para sí mujeres, escogiendo entre todas” Génesis 6:2. Esta práctica perversa, rápidamente acarreó la maldad de los hijos de los hombres a los hogares de los hijos de Dios. “Y vio el Señor que la maldad de los hombres era mucha en la tierra y que todo designio de los pensamientos del corazón de ellos era de continuo solamente al mal. Y se arrepintió el Señor de haber hecho hombre en la tierra, y le dolió en su corazón. Y dijo el Señor: Raeré de sobre la faz de la tierra a los hombres que he creado, desde el hombre hasta la bestia, y hasta el reptil y las aves del cielo; pues me arrepiento de haberlos hecho. Y he aquí que yo traigo un diluvio de aguas sobre la tierra, para destruir toda carne en que haya espíritu de vida debajo el cielo; todo lo que hay en la tierra morirá”. Génesis 6: 5-7, 17
Mirando hacia nuestro propio día, Jesús declaró: “Porque como en los días del diluvio, estaban comiendo y bebiendo, casándose y dándose en casamiento, hasta el día en que Noé entró en el arca. Y no entendieron hasta que vino el diluvio y se los llevó a todos, así será también la venida del Hijo del Hombre;” Mateo 24:38, 39 ¿No deberían por lo tanto, “los hijos de Dios” en estos días prestar aún más atención a estos ejemplos y guardarse separados de las “hijas de los hombres”?
Estas lecciones enseñan que cada individuo, sin la influencia de otro, debería decidirse a conocer y practicar la Verdad si desea escapar a las trampas invisibles del Enemigo tendidas por el sendero de sus pies. Él debería saber hoy lo peor de su propio caso si desea mantener su corona de la vida eterna, su tesoro más precioso, porque si no lo hace, la perderá.
Lee 2 Pedro 2: 4 al 11, Judas 5 al 8 y Ezequiel 16: 46 al 50, y pon atención a todos los detalles. ¿Cuáles fueron las condiciones morales que desembocaron en la destrucción de estas ciudades y qué paralelismos existen con la condición actual del mundo?
“Reinaban en Sodoma el alboroto y el júbilo, los festines y las borracheras. Las más viles y más brutales pasiones imperaban desenfrenadas. Los habitantes desafiaban públicamente a Dios y a su ley, y encontraban deleite en los actos de violencia. Aunque tenían delante de ellos el ejemplo del mundo antediluviano, y sabían cómo se había manifestado la ira de Dios en su destrucción, sin embargo, seguían la misma conducta impía. Cuando Lot se trasladó a Sodoma, la corrupción no se había generalizado, y Dios en su misericordia permitió que brillaran rayos de luz en medio de las tinieblas morales. Cuando Abraham libró a los cautivos de los elamitas, la atención del pueblo fue atraída a la verdadera fe. Abraham no era desconocido para los habitantes de Sodoma, y su veneración del Dios invisible había sido para ellos objeto de ridículo; pero su victoria sobre fuerzas muy superiores, y su magnánima disposición acerca de los prisioneros y del botín, despertaron la admiración y el asombro. Mientras alababan su capacidad y valentía, nadie pudo evitar la convicción de que un poder divino le había dado la victoria. Y su espíritu noble y desinteresado, tan extraño para los egoístas habitantes de Sodoma, había sido otra prueba de la superioridad de la religión a la que honró por su valor y fidelidad.” PP 136.3
“En todas las ciudades de la llanura, no se habían encontrado ni siquiera diez justos; pero en respuesta al ruego del patriarca, el hombre que temía a Dios fué preservado de la destrucción. Con vehemencia aterradora se le dió el mandamiento: "Escapa por tu vida; no mires tras ti, ni pares en toda esta llanura; escapa al monte, no sea que perezcas." Cualquier tardanza o vacilación sería ahora fatal. El retrasarse por echar una sola mirada a la ciudad condenada, el detenerse un solo momento, sintiendo dejar un hogar tan hermoso, les habría costado la vida. La tempestad del juicio divino sólo esperaba que estos pobres fugitivos escapasen.” PP54 157.2
“Las llamas que consumieron las ciudades de la llanura transmiten hasta nuestros días la luz de su advertencia. Se nos enseña la temible y solemne lección de que mientras la misericordia de Dios tiene mucha paciencia con el transgresor, hay un límite más allá del cual los hombres no pueden seguir en sus pecados. Cuando se llega a ese límite, se retira el ofrecimiento de la gracia y comienza la ejecución del juicio.” PP54 160.3
“El Redentor del mundo declara que hay pecados mayores que aquellos por los cuales fueron destruidas Sodoma y Gomorra. Los que oyen la invitación del evangelio que llama a los pecadores al arrepentimiento, y no hacen caso de ella, son más culpables ante Dios que los habitantes del valle de Sidim. Mayor aun es el pecado de los que aseveran conocer a Dios y guardar sus mandamientos, y sin embargo, niegan a Cristo en su carácter y en su vida diaria. De acuerdo con lo indicado por el Salvador, la suerte de Sodoma es una solemne advertencia, no meramente para los que son culpables de pecados manifiestos, sino para todos aquellos que están jugando con la luz y los privilegios que vienen del cielo.” PP 142.2
“Pronto se han de derramar los juicios de Dios sobre la tierra. "Escapa por tu vida", es la amonestación de los ángeles de Dios. Se oyen otras voces que dicen: "No os excitéis; no hay causa de alarma especial". Los que se sienten cómodos en Sion claman: Paz y seguridad, mientras que el cielo declara que una rápida destrucción está por sobrecoger al transgresor. Los jóvenes, los frívolos, los que aman los placeres consideran estas advertencias como cuentos ociosos, y las rechazan como una broma. Los padres se inclinan a creer que sus hijos tienen razón en el asunto, y todos siguen durmiendo tranquilos. Así sucedió cuando fue destruido el mundo antiguo, y cuando Sodoma y Gomorra fueron consumidas por el fuego. En la noche anterior a su destrucción, las ciudades de la llanura se revolcaban en el placer. Se burlaron de Lot por sus temores y advertencias. Pero fueron estos escarnecedores los que perecieron en las llamas. Esa misma noche se cerró para siempre la puerta de la misericordia para los impíos y descuidados habitantes de Sodoma. Joyas de los Testimonios 2:75.” CV 53.4
“La misma voz que advirtió a Lot que saliera de Sodoma nos dice: "Salid de en medio de ellos, y apartaos, ... y no toquéis lo inmundo" (2 Corintios 6:17). Los que obedezcan esta advertencia encontrarán un refugio". CV 53.5
Lee Génesis 18: 17 al 32. ¿Qué enseñan estos versículos acerca del carácter de Dios y de cómo piensa hacer frente al mal existente en nuestro planeta?
“En un caluroso mediodía estival, el patriarca estaba sentado a la puerta de su tienda, contemplando el tranquilo panorama, cuando vió a lo lejos a tres viajeros que se aproximaban. Antes de llegar a su tienda, los forasteros se detuvieron, como para consultarse respecto al camino que debían seguir. Sin esperar que le solicitasen favor alguno, Abrahán se levantó rápidamente, y cuando ellos parecían volverse hacia otra dirección, él se apresuró a acercarse a ellos, y con la mayor cortesía les pidió que le honrasen deteniéndose en su casa para descansar. Con sus propias manos les trajo agua para que se lavasen los pies y se quitasen el polvo del camino. El mismo escogió los alimentos para los visitantes y mientras descansaban bajo la sombra refrescante, se sirvió la mesa, y él se mantuvo respetuosamente al lado de ellos, mientras participaban de su hospitalidad.” PP54 133.1
“Este acto de cortesía fué considerado por Dios de suficiente importancia como para registrarlo en su Palabra; y mil años más tarde, un apóstol inspirado se refirió a él, diciendo: "No olvidéis la hospitalidad, porque por ésta algunos, sin saberlo, hospedaron ángeles." Hebreos 13:2.” PP54 133.2
“Abrahán no había visto en sus huéspedes más que tres viajeros cansados. No imaginó que entre ellos había Uno a quien podría adorar sin cometer pecado. En ese momento le fué revelado el verdadero carácter de los mensajeros celestiales. Aunque iban en camino como mensajeros de ira, a Abrahán, el hombre de fe, le hablaron primeramente de bendiciones. Aunque Dios es riguroso para notar la iniquidad y castigar la transgresión, no se complace en la venganza. La obra de la destrucción es una "extraña obra" (Isaías 28:21) para el que es infinito en amor.” PP54 133.3
“El secreto de Jehová es para los que le temen.” Salmos 25:14. Abrahán había honrado a Dios, y el Señor le honró, haciéndole partícipe de sus consejos, y revelándole sus propósitos. "¿Encubriré yo a Abraham lo que voy a hacer?" dijo el Señor. "El clamor de Sodoma y Gomorra se aumenta más y más, y el pecado de ellos se ha agravado en extremo, descenderé ahora, y veré si han consumado su obra según el clamor que ha venido hasta mí; y si no, saberlo he." Véase Génesis 18:17-33. Dios conocía bien la medida de la culpabilidad de Sodoma; pero se expresó a la manera de los hombres, para que la justicia de su trato fuese comprendida. Antes de descargar sus juicios sobre los transgresores, iría él mismo a examinar su conducta; si no habían traspasado los límites de la misericordia divina, les concedería todavía más tiempo para que se arrepintieran.” PP54 133.4
“Dos de los mensajeros celestiales se marcharon dejando a Abrahán solo con Aquel a quien reconocía ahora como el Hijo de Dios. Y el hombre de fe intercedió en favor de los habitantes de Sodoma. Una vez los había salvado mediante su espada, ahora trató de salvarlos por medio de la oración. Lot y su familia habitaban aún allí; y el amor desinteresado que movió a Abrahán a rescatarlo de los elamitas, trató ahora de salvarlo de la tempestad del juicio divino, si era la voluntad de Dios.” PP54 134.1
“Con profunda reverencia y humildad rogó: "He aquí ahora que he comenzado a hablar a mi Señor, aunque soy polvo y ceniza." En su súplica no había confianza en sí mismo, ni jactancia de su propia justicia. No pidió un favor basado en su obediencia, o en los sacrificios que había hecho en cumplimiento de la voluntad de Dios. Siendo él mismo pecador, intercedió en favor de los pecadores. Semejante espíritu deben tener todos los que se acercan a Dios. Abrahán manifestó la confianza de un niño que suplica a un padre a quien ama. Se aproximó al mensajero celestial, y fervientemente le hizo su petición. A pesar de que Lot habitaba en Sodoma, no participaba de la impiedad de sus habitantes. Abrahán pensó que en aquella populosa ciudad debía haber otros adoradores del verdadero Dios. Y tomando en consideración este hecho, suplicó: "Lejos de ti el hacer tal, que hagas morir al justo con el impío, y que sea el justo tratado como el impío; nunca tal hagas. El juez de toda la tierra ¿no ha de hacer lo que es justo?" Génesis 18:25. Abrahán no imploró sólo una vez, sino muchas. Atreviéndose a más a medida que se le concedía lo pedido, persistió hasta que obtuvo la seguridad de que aunque hubiese allí sólo diez personas justas, la ciudad sería perdonada.” PP54 134.2
“El amor hacia las almas a punto de perecer inspiraba las oraciones de Abrahán. Aunque detestaba los pecados de aquella ciudad corrompida, deseaba que los pecadores pudieran salvarse. Su profundo interés por Sodoma demuestra la ansiedad que debemos experimentar por los impíos. Debemos sentir odio hacia el pecado, y compasión y amor hacia el pecador. Por todas partes, en derredor nuestro, hay almas que van hacia una ruina tan desesperada y terrible como la que sobrecogió a Sodoma. Cada día termina el tiempo de gracia para algunos. Cada hora, algunos pasan más allá del alcance de la misericordia. ¿Y dónde están las voces de amonestación y súplica que induzcan a los pecadores a huir de esta pavorosa condenación? ¿Dónde están las manos extendidas para sacar a los pecadores de la muerte? ¿Dónde están los que con humildad y perseverante fe ruegan a Dios por ellos?” PP54 135.1
“El espíritu de Abrahán fué el espíritu de Cristo. El mismo Hijo de Dios es el gran intercesor en favor del pecador. El que pagó el precio de su redención conoce el valor del alma humana. Sintiendo hacia la iniquidad un antagonismo que sólo puede existir en una naturaleza pura e inmaculada, Cristo manifestó hacia el pecador un amor que sólo la bondad infinita pudo concebir. En la agonía de la crucifixión, él mismo, cargado con el espantoso peso de los pecados del mundo, oró por sus vilipendiadores y asesinos: "Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen." Lucas 23:34.” PP54 135.2
Lee la descripción del Juicio Investigador que se ofrece en Daniel 7: 9, 10, 13, 14, 22, 26 y 27. ¿Cuál es el objetivo principal del Juicio? ¿Cuál es el veredicto emitido al final del proceso? ¿Qué nos dice esto acerca del Plan de Salvación?
“Estuve mirando hasta que fueron puestos tronos, y se sentó un Anciano de días, cuyo vestido era blanco como la nieve, y el pelo de su cabeza como lana limpia, su trono llama de fuego, y las ruedas del mismo, fuego ardiente. Un río de fuego procedía y salía de delante de él; millares le servían, y millones asistían delante de él; el Juez se sentó, y los libros fueron abiertos”. Daniel 7:9-10.
En esta escritura se presentan cuatro hechos pertinentes: (1) los tronos no estaban presentes antes del comienzo visionario de esta escena (2) el Anciano de días vino y se sentó cuando los tronos fueron puestos; (3) entonces los libros fueron abiertos; (4) todos los cuales (tronos, Anciano de días, y libros) revelan el escenario de un juicio. Y puesto que los libros son, evidentemente, el punto central en la escena, surge naturalmente la pregunta, ¿Por qué razón hay Libros?
Para tener un concepto correcto del juicio, es fundamental comprender debidamente su naturaleza y la razón para que hayan libros. En cuanto a estos últimos, declara Juan el Revelador:
“Y vi a los muertos, grandes y pequeños, de pie ante Dios; y los libros fueron abiertos, y otro libro fue abierto, el cual es el libro de la vida; y fueron juzgados los muertos por las cosas que estaban escritas en los libros, según sus obras”. Apocalipsis 20:12.
Incuestionablemente, por lo tanto, los libros contienen los nombres y los registros de todos los que han de ser juzgados. Y naturalmente estos nombres y registros se registraban mientras cada persona aún vivía. Dice el Salmista “Mi embrión vieron tus ojos, y en tus libros estaban escritas todas aquellas cosas que fueron luego formadas, sin faltar una de ellas” Salmos 139:16. “Jehová contará cuando se escribieren los pueblos: Este nació allí” Salmos 87:6.
De esta forma revela la Inspiración que los hechos de cada persona son registrados con terrible exactitud en los libros del cielo, y que la razón para que hayan libros está íntimamente ligada La razón para el Juicio
No todos los nombres una vez inscritos en los libros del Cordero van a quedar en ellos, esto lo confirma con triste claridad las siguientes escrituras:
“Y Jehová respondió a Moisés: Al que pecare contra mi, a este raeré yo de mi libro”. Exodo 32:33. “Y si alguno quitare de las palabras del libro de esta profecía, Dios quitará su parte del libro de la vida, y de la santa ciudad y de las cosas que están escritas en este libro”. Apocalipsis 22:19.
Consiguientemente, los libros contienen los nombres de una multitud mixta - los que se mantuvieron firmemente en la fe, continuando pacientemente hasta el fin, y los que no lo hicieron. Cristo dijo: “Mas el que perseverare hasta el fin éste será salvo”. Mateo 24:13. Pero los que no lo hacen se perderán.
“Estos son los que fueron sembrados en pedregales: los que cuando han oído la palabra, al momento la reciben con gozo; pero no tienen raíz en si, sino que son de corta duración, porque cuando viene la tribulación o la persecución por causa de la palabra, luego tropiezan”. Marcos 4: 16-17.
“¡Oh Jehová, esperanza de Israel! Todos los que te dejan serán avergonzados; y los que se apartan de mi serán escritos en el polvo, porque dejaron a Jehová, manantial de aguas vivas”. Jeremías 17:13.
Entonces, tiene que llegar un día de dar cuentas, un día cuando el nombre de los que se hallaron indignos de la vida eterna serán borrados del libro de la vida del Cordero - un procedimiento para el cual el único término correcto puede ser el “Juicio investigador”.
Y ahora que ha venido el “tiempo de que el juicio comience por la casa de Dios …”, “tu pues sufre penalidades como buen soldado de Jesucristo” (2a. Timoteo 2:3), y “si [el Juicio] primero comienza por nosotros, ¿cual será el fin de aquellos que no obedecen al evangelio de Dios?” 1ª Pedro 4:17.
Puesto que, por lo tanto, en la plenitud del tiempo, el juicio comenzará por la casa de Dios, la iglesia, cada uno es confrontado con la necesidad imperativa de saber ¿Cómo son retenidos los nombres en el Libro?
Al momento en que aceptamos a Cristo como nuestro salvador personal por la Palabra de verdad, - en ese momento supremo Dios perdona nuestros pecados, y las manos manchadas por el Calvario inscriben nuestros nombres en el Libro de la Vida del Cordero. Luego simultáneamente la pluma de los ángeles empieza en el registro celestial la crónica para vida o muerte de nuestra experiencia cristiana separada de nuestro pasado. Pues “aún vuestros cabellos están todos contados”. Mateo 10:30. Por lo tanto, “no dejes que tu boca te haga pecar, ni digas delante del ángel que fue ignorancia” Eclesiastés 5:6. Pues en el juicio investigador los libros son abiertos y los hechos realizados en la carne son traídos a luz para una cuenta final ante el Anciano de Días. Todos los que se mantuvieron firmes hasta el fin tendrán sus pecados borrados de los libros para siempre y sus nombres serán retenidos allí; mientras que todos los que no son vencedores tendrán sus pecados retenidos para siempre en los libros y sus nombres serán borrados de allí.
La mayor prueba para el hombre, y que siempre ha requerido una decisión casi instantánea, ha sido en el desenvolvimiento del rollo - en el eclipse de un mensaje pasado por uno nuevo - la verdad presente. En ocasión tal, cada cual se ve obligado a decidir: ¿Prestaré atención a esta nueva e impopular verdad andando en su luz, uniéndome con los que son menospreciados por casi todo líder religioso de la tierra? ¿O me dejaré desviar por las decisiones y consejos del ministro de mi iglesia?.
Cuando el juicio empieza y los libros son abiertos y los casos de cada generación desfilan en sucesión ante el tribunal judicial, algunas generaciones hallan que sus nombres son borrados por completo en lugar de sus pecados. Cuando la generación del primer advenimiento de Jesús se pese en la balanza del santuario, una nación entera se encontrará falta y sus nombres serán borrados del libro. Y así ha sido, con algún grado de variedad, con la introducción de cada mensaje en todas las edades. “Diferentes períodos de la historia de la iglesia fueron señalados por el desarrollo de alguna verdad especial adaptada a las necesidades del pueblo de Dios en aquel tiempo. Cada nueva verdad se abrió paso entre el odio y la oposición; los que fueron favorecidos con su luz se vieron tentados y probados” - El Conflicto de los Siglos, página 667.
Por eso, “Cuando un mensaje viene en el nombre del Señor a su pueblo, nadie puede excusarse de investigar sus pretensiones” Consejos sobre la Obra de la Escuela Sabática, página 30. Ponga a un lado todos los prejuicios, opiniones propias e ideas de hombres que no llevan el sello de la Inspiración, y quienes por sus acciones dicen en efecto, “Yo soy rico, y me he enriquecido y de ninguna cosa tengo necesidad” (sea verdad o profetas) Apocalipsis 3:17.
La Biblia puede interpretarse correctamente sólo por el Espíritu quien la dictó. El “os guiará a toda la verdad; porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oyere y os hará saber las cosas que habrán de venir” para que “estéis confirmados en la verdad presente. Y “todo aquel … que blasfemare contra el Espíritu Santo (hablar mal contra el mensaje) no le será perdonado”, pues es el único medio por el cual podemos ser salvos. (Juan 16:13; 2ª Pedro 1:12, Lucas 12:10).
Consiguientemente, el mayor peligro del pueblo no ha sido el de escuchar el error
sino el de rechazar la verdad presente. “Si llega un mensaje”, dice el Señor, “que no entendéis, empeñaos en escuchar las razones que el mensajero expone … entonces exponed vuestras poderosas razones; porque vuestra posición no será debilitada por ponerse en contacto con el error” - Consejos sobre la Obra de la Escuela Sabática, páginas 3031. “Así que, el que piensa estar firme, mire que no caiga” 1ª Corintios 10:12.
Claramente entonces, cualquier actitud que influya en uno para no hacer una investigación honesta de cualquier mensaje que pretenda ser verdad adicional, inevitablemente debe traer la ruina sobre sí mismo. Mientras que por otro lado aquel que acepta la verdad pero falla en practicarla y proclamarla fielmente, de igual modo acarrea ruina sobre sí mismo - contra la cual amonesta Ezequiel: “Si el justo se apartare de su justicia e hiciere maldad, y pusiere yo tropiezo [un mensaje] delante de él, él morirá, porque tú no le amonestaste; en su pecado morirá, y sus justicias que había hecho no vendrán en memoria; pero su sangre demandaré de tu mano. Pero si al justo amonestares para que no peque, y no pecare, de cierto vivirá, porque fue amonestado; y tu habrás librado tu alma”. Ezequiel 3:20-21. Pero tocante a los impíos, “sean raídos del libro de los vivientes, y no sean escritos entre los justos” Salmos 69:28
“En los días de Noé pesaba sobre la tierra una doble maldición, como consecuencia de la transgresión de Adán y del asesinato cometido por Caín. No obstante esta circunstancia, la faz de la naturaleza no había cambiado mucho. Había señales evidentes de decadencia, pero la tierra todavía era bella y rica con los regalos de la providencia de Dios. Las colinas estaban coronadas de majestuosos árboles que sostenían los sarmientos cargados del fruto de la vid. Las vastas planicies que semejaban jardines estaban vestidas de suave verdor y endulzadas con la fragancia de miles de flores. Los frutos de la tierra eran de una gran variedad y de una abundancia casi ilimitada. Los árboles superaban en tamaño, belleza y perfecta simetría, a los más hermosos del presente; la madera era de magnífica fibra y de dura substancia, muy parecida a la piedra, y apenas un poco menos durable que ésta. Además, abundaban el oro, la plata y las piedras preciosas.” PP54 78.1
“El linaje humano aun conservaba mucho de su vigor original. Sólo pocas generaciones habían pasado desde que Adán había tenido acceso al árbol que había de prolongar la vida; y la unidad de la existencia del hombre era todavía el siglo. Si aquellas personas dotadas de longevidad hubieran dedicado al servicio de Dios sus excepcionales facultades para hacer planes y ejecutarlos, habrían hecho del nombre de su Creador un motivo de alabanza en la tierra, y habrían cumplido el motivo por el cual él les dió la vida. Pero dejaron de hacerlo. Había muchos gigantes, hombres de gran estatura y fuerza, renombrados por su sabiduría, hábiles para proyectar las más sutiles y maravillosas obras; pero la culpa en que incurrieron al dar rienda suelta a la iniquidad fué proporcional a su pericia y habilidad mentales.” PP54 78.2
“Dios otorgó ricos y variados dones a estos antediluvianos; pero los usaron para glorificarse a sí mismos, y los trocaron en maldición poniendo sus afectos en ellos más bien que en Aquel que se los había dado. Emplearon el oro y la plata, las piedras preciosas y las maderas selectas, en la construcción de mansiones para sí y trataron de superarse unos a otros en el embellecimiento de sus moradas con las más hábiles obras del ingenio humano. Sólo procuraban satisfacer los deseos de sus orgullosos corazones, y se aturdían en escenas de placer y perversidad. No deseando conservar a Dios en su memoria, no tardaron en negar su existencia. Adoraban a la naturaleza en lugar de rendir culto al Dios de la naturaleza. Glorificaban al ingenio humano, adoraban las obras de sus propias manos, y enseñaban a sus hijos a postrarse ante imágenes esculpidas.” PP54 79.1
“Construyeron altares a sus ídolos en los verdes campos y bajo la sombra de hermosos árboles. Bosques extensos, que conservaban su follaje siempre verde, eran dedicados al culto de dioses falsos. A estos bosques estaban unidos bellos jardines, con largas y sinuosas avenidas adornadas de árboles cargados de frutos, y de toda clase de estatuas; todo lo cual estaba provisto de cuanto podía agradar a los sentidos y fomentar los voluptuosos deseos del pueblo, y así inducirlo a participar del culto idólatra.” PP54 79.2
“Los hombres eliminaron a Dios de su mente, y adoraron las creaciones de su propia imaginación; y como consecuencia, se degradaron más y más. El salmista describe el efecto producido por la adoración de ídolos sobre quienes la practican. "Como ellos son los que los hacen; cualquiera que en ellos confía." Salmos 115:8.” PP54 79.3
“Es una ley del espíritu humano que nos hacemos semejantes a lo que contemplamos. El hombre no se elevará más allá de sus conceptos acerca de la verdad, la pureza y la santidad. Si el espíritu no sube nunca más arriba que el nivel humano, si no se eleva mediante la fe para comprender la sabiduría y el amor infinitos, el hombre irá hundiéndose cada vez más. Los adoradores de falsos dioses revestían a sus deidades de cualidades y pasiones humanas, y rebajaban así sus normas de carácter a la semejanza de la humanidad pecaminosa. Como resultado lógico se corrompieron.” PP54 79.4
“"Y vió Jehová que la malicia de los hombres era mucha en la tierra, y que todo designio de los pensamientos del corazón de ellos era de continuo solamente el mal.... Y corrompióse la tierra delante de Dios, y estaba la tierra llena de violencia." Génesis 6:5, 11. Dios había dado a los hombres sus mandamientos como norma de vida, pero su ley fué quebrantada, y como resultado cometieron todos los pecados concebibles. La impiedad de los hombres fué manifiesta y osada, la justicia fué pisoteada en el polvo, y las lamentaciones de los oprimidos ascendieron hasta el cielo.” PP54 80.1