Sorprendidos por la gracia

Lição 2, 4º Trimestre, 4 a 10 de Outubro de 2025

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Tarde de sabbat 4 Octubre

Para memorizar:

“Por la fe Rahab la ramera no pereció juntamente con los desobedientes, habiendo recibido a los espías en paz.” RVR1960 — Hebreos 11:31


“Con gran ansiedad y desconfianza de sí mismo, Josué había mirado la obra que le esperaba; pero Dios eliminó sus temores al asegurarle: “como estuve con Moisés, estaré contigo; no te dejaré ni te desampararé. [...] Tú repartirás a este pueblo como heredad la tierra que juré dar a sus padres”. “Yo os he entregado, tal como lo dije a Moisés, todos los lugares que pisen las plantas de vuestros pies”. Véase Josué 1-4. Había de ser suya toda la tierra que se extendía hasta las alturas del Líbano en la lejanía, hasta las playas de la gran mar, y hasta las orillas del Eufrates en el este.” PP 458.3

“Los israelitas seguían acampados en la margen oriental del Jordán, y este río presentaba la primera barrera para la ocupación de Canaán. “Levántate”, había sido el primer mensaje de Dios a Josué, “y pasa este Jordán, tú y todo este pueblo, a la tierra que yo les doy a los hijos de Israel”. No se les dio ninguna instrucción acerca de cómo habían de cruzar el río. Josué sabía, sin embargo, que el Señor haría posible para su pueblo la ejecución de cualquier cosa por él ordenada, y con esta fe el intrépido caudillo inició inmediatamente los arreglos pertinentes para avanzar.” PP 458.5

Domingo 5 Octubre

Segunda oportunidad


Lee Josué 2: 1 y Números 13: 1, 2, 25-28, 33; 14: 1-12. ¿Por qué Josué comenzó la misión de conquistar la Tierra Prometida enviando espías?

“A pocas millas más allá del río, exactamente frente al sitio donde los israelitas estaban acampados, se hallaba la grande y muy fortificada ciudad de Jericó. Era prácticamente la llave de todo el país, y representaba un obstáculo formidable para el éxito de Israel. Josué envió, por lo tanto, a dos jóvenes como espías para que visitaran la ciudad, y para que averiguaran algo acerca de su población, sus recursos y la solidez de sus fortificaciones. Los habitantes de la ciudad, aterrorizados y suspicaces, se mantenían en constante alerta y los mensajeros corrieron gran peligro. Fueron, sin embargo, salvados por Rahab, mujer de Jericó que arriesgó con ello su propia vida. En retribución de su bondad, ellos le hicieron una promesa de protección para cuando la ciudad sea conquistada. PP 459.1

“Los espías regresaron sin novedad, con las siguientes noticias: “Jehová ha entregado toda la tierra en nuestras manos; todos los habitantes del país tiemblan”. Se les había dicho en Jericó: “Hemos oído que Jehová hizo secar las aguas del Mar Rojo delante de vosotros cuando salisteis de Egipto, y también lo que habéis hecho con los dos reyes de los amorreos que estaban al otro lado del Jordán, con Sehón y Og, a los cuales habéis destruido. Al oír esto ha desfallecido nuestro corazón, y no ha quedado hombre alguno con ánimo para resistiros, porque Jehová, vuestro Dios, es Dios arriba en los cielos y abajo en la tierra”.” PP 459.2

Lee Juan 18: 16-18, 25-27; 21: 15-19. ¿Qué paralelismos descubres entre la segunda oportunidad dada a Israel como nación y la que recibió Pedro?

“Se ordenó entonces que se hicieran los preparativos para el avance. El pueblo debía abastecerse de alimentos para tres días, y el ejército había de ponerse en pie de guerra para la batalla. Todos aceptaron de corazón los planes de su jefe y le aseguraron su confianza y su apoyo: “Nosotros haremos todas las cosas que nos has mandado, e iremos adondequiera que nos mandes. De la manera que obedecimos a Moisés en todas las cosas, así te obedeceremos a ti; solamente que Jehová, tu Dios, esté contigo, como estuvo con Moisés”.” PP 459.3

“Después de su resurrección, Cristo probó tres veces a Pedro. “Simón, hijo de Jonás—le dijo—, ¿me amas más que éstos?” Pedro no se ensalzó entonces por encima de sus hermanos, sino que apeló a Aquel que podía leer su corazón. “Señor—dijo—, tú sabes todas las cosas; tú sabes que te amo”.” PVGM 118.4

“Tres veces había negado Pedro abiertamente a su Señor, y tres veces Jesús obtuvo de él la seguridad de su amor y lealtad, haciendo penetrar en su corazón esta aguda pregunta, como una saeta armada de púas que penetrase en su herido corazón. Delante de los discípulos congregados, Jesús reveló la profundidad del arrepentimiento de Pedro, y demostró cuán cabalmente humillado se hallaba el discípulo una vez jactancioso.” DTG 752.2

Lunes 6 Octubre

Valor en lugares inesperados


Lee Josué 2: 2-11; Hebreos 11: 31 y Santiago 2: 25. ¿Qué nos dicen estos textos acerca de Rahab?

“Rahab era una prostituta que vivía en la muralla de Jericó. Encubrió a los dos espías israelitas enviados a reconocer las defensas de esa ciudad. Debido a su bondad para con ellos, y su profesión de fe en el Dios verdadero, los espías prometieron salvar su vida y la de su familia cuando se produjese el ataque a Jericó. HD 33.1

“Dios había declarado una maldición sobre la ciudad, y todos sus habitantes habían de perecer, salvo Rahab y su casa; ellos estarían a salvo por el favor que Rahab había mostrado a los mensajeros del Señor.—The Review and Herald, 16 de septiembre de 1873. HD 33.3

“Mediante la liberación de Israel de Egipto, el conocimiento del poder de Dios se extendió por todas partes. El belicoso pueblo de la plaza fuerte de Jericó tembló. Dijo Rahab: “Oyendo esto, ha desmayado nuestro corazón; ni ha quedado más aliento en hombre alguno por causa de vosotros, porque Jehová vuestro Dios es Dios arriba en los cielos y abajo en la tierra”. Josué 2:11.—Historia de los Patriarcas y Profetas, 385 (1890). HD 33.4

“Todos los habitantes de la ciudad, con toda alma viviente que contenía “hombres y mujeres, jóvenes y viejos, hasta los bueyes, las ovejas y los asnos” (Josué 6:21), fueron pasados a cuchillo. Solo la fiel Rahab con todos los de su casa, se salvó, en cumplimiento de la promesa hecha por los espías. La ciudad misma fue incendiada.—Historia de los Patriarcas y Profetas, 524 (1890). HD 34.1

“Véase Mateo 1:1-16 para conocer la genealogía de Jesús, cuyo antepasado fue Rahab.” DG 36.4

Martes 7 Octubre

Nuevo pacto


Lee Josué 2: 12-21 y Éxodo 12: 13, 22, 23. ¿Cómo nos ayuda este texto de Éxodo a entender el acuerdo entre los espías y Rahab?

“He aquí, cuando nosotros entremos en la tierra, tú atarás este cordón de grana a la ventana por la cual nos descolgaste; y reunirás en tu casa a tu padre y a tu madre, a tus hermanos y a toda la familia de tu padre.” RVR1960 — Josué 2:18

“Ella respondió: Sea así como habéis dicho. Luego los despidió, y se fueron; y ella ató el cordón de grana a la ventana.” RVR1960 — Josué 2:21

“Todos los habitantes de la ciudad, con toda alma viviente que contenía, “hombres y mujeres, jóvenes y viejos, hasta los bueyes, y ovejas, y asnos” fueron pasados a cuchillo. Sólo la fiel Rahab, con todos los de su casa, se salvó, en cumplimiento de la promesa hecha por los espías. La ciudad misma fue incendiada; sus palacios y sus templos, sus magníficas moradas, con todo su moblaje de lujo, las ricas cortinas y la costosa indumentaria, todo fue entregado a las llamas. Lo que no pudo ser destruído por el fuego, “toda la plata, y el oro, y vasos de metal y de hierro”, había de dedicarse al servicio del tabernáculo. El sitio mismo de la ciudad fue maldito; jamás se había de construir a Jericó como fortaleza; una amenaza de severos castigos pesaba sobre cualquiera que intentara restaurar las murallas destruidas por el poder divino. Se hizo la solemne declaración en presencia de todo Israel: “Maldito delante de Jehová el hombre que se levante y reedifique esta ciudad de Jericó. Sobre su primogénito eche los cimientos de ella, y sobre su hijo menor asiente sus puertas”.” PP 466.1

“La destrucción total de los habitantes de Jericó no fue sino el cumplimiento de las órdenes dadas previamente por medio de Moisés con respecto a las naciones de los habitantes de Canaán: “Del todo las destruirás”. “De las ciudades de estos pueblos, [...] ninguna persona dejarás con vida”. Deuteronomio 7:2; 20:16. Muchos consideran estos mandamientos como contrarios al espíritu de amor y de misericordia ordenado en otras partes de la Biblia; pero eran en verdad dictados por la sabiduría y bondad infinitas. Dios estaba por establecer a Israel en Canaán, para convertirlo en una nación y un gobierno que fueran una manifestación de su reino en la tierra. No solo habían de ser los israelitas herederos de la religión verdadera, sino que habían de difundir sus principios por todos los ámbitos del mundo. Los cananeos se habían entregado al paganismo más vil y degradante; y era necesario limpiar la tierra de lo que con toda seguridad habría de impedir que se cumplieran los bondadosos propósitos de Dios.” PP 466.2

“Cuando Dios estaba a punto de destruir a los primogénitos de Egipto, ordenó a los israelitas que reunieran a sus hijos de entre los egipcios y los recogieran en sus propias casas y que salpicaran los dinteles de las puertas con sangre para que el ángel destructor la viese y pasase por alto sus hogares. Esta es una obra, mi obra, y la obra de toda madre que cree la verdad. El ángel habrá de poner una marca sobre la frente de todos los que se hayan separado del pecado y de los pecadores, y el ángel destructor le seguirá, para destruir completamente tanto a viejos como a jóvenes. 5TPI 477.2

Miércoles 8 Octubre

Valores enfrentados


Lee Josué 9: 1-20. ¿Qué semejanzas y diferencias existen entre la historia de Rahab y la de los gabaonitas? ¿Por qué son significativas esas semejanzas y diferencias?

“Sé que Jehová os ha dado esta tierra; porque el temor de vosotros ha caído sobre nosotros, y todos los moradores del país ya han desmayado por causa de vosotros. Porque hemos oído que Jehová hizo secar las aguas del Mar Rojo delante de vosotros cuando salisteis de Egipto, y lo que habéis hecho a los dos reyes de los amorreos que estaban al otro lado del Jordán, a Sehón y a Og, a los cuales habéis destruido. Oyendo esto, ha desmayado nuestro corazón; ni ha quedado más aliento en hombre alguno por causa de vosotros, porque Jehová vuestro Dios es Dios arriba en los cielos y abajo en la tierra. Os ruego pues, ahora, que me juréis por Jehová, que como he hecho misericordia con vosotros, así la haréis vosotros con la casa de mi padre, de lo cual me daréis una señal segura; y que salvaréis la vida a mi padre y a mi madre, a mis hermanos y hermanas, y a todo lo que es suyo; y que libraréis nuestras vidas de la muerte.” RVR1960 — Josué 2:9-13

“De siquem los Israelitas volvieron a su campamento de Gilgal. Allí los visitó poco después una extraña embajada, que deseaba realizar un pacto con ellos. Los embajadores manifestaron que venían de tierras lejanas, cosa que parecía confirmar su apariencia. Llevaban ropas viejas y raídas; sus sandalias estaban recosidas; sus provisiones de boca estaban mohosas, y sus odres, rasgados y remendados, como si se los hubiera reparado apresuradamente durante el viaje. PP 481.1

“En su lejana tierra, situada, según ellos, más allá de los límites de Palestina, sus conciudadanos habían oído hablar de las maravillas que Dios realizó por su pueblo, y los habían mandado a hacer alianza con Israel. A los hebreos se les había advertido especialmente que no se aliaran en manera alguna con los idólatras de Canaán, y se despertó una duda en la mente de los jefes acerca de si los extraños decían la verdad o no. “Quizás vosotros habitáis en medio de nosotros”, dijeron. A esto los embajadores solo contestaron: “Nosotros somos tus siervos”. Véase Josué 9, 10. Pero cuando Josué les preguntó directamente: “¿Quién sois vosotros y de dónde venís?”, ellos repitieron la contestación anterior, y agregaron en prueba de su sinceridad: “Este nuestro pan lo tomamos caliente de nuestras casas para el camino el día que salimos para venir a vuestro encuentro, y ahora ya está seco y mohoso. Estos odres de vino también los llenamos nuevos, y ya están rotos. También estos nuestros vestidos y nuestros zapatos están ya viejos a causa de tanto caminar”.” PP 481.2

“Estas explicaciones prevalecieron. Los hebreos “no consultaron a Jehová. Josué hizo la paz con ellos; también celebró con ellos una alianza concediéndoles la vida y los príncipes de la congregación hicieron un juramento”. Así se concertó la alianza. Tres días después se descubrió la verdad. “Supieron que eran sus vecinos, y que habitaban en medio de ellos”. Sabiendo que les era imposible resistir a los hebreos, los gabaonitas habían recurrido a esa estratagema para conservar la vida. PP 482.1

Jueves 9 Octubre

Gracia sorprendente


Lee Josué 9: 21-27. ¿Cómo combinó la solución de Josué la justicia con la gracia?

“Fue grande la indignación de los israelitas cuando supieron que se los había engañado. Y esta indignación aumentó cuando después de tres días de viaje, llegaron a las ciudades de los gabaonitas, cerca del centro del país. “Toda la congregación empezó a murmurar contra los príncipes”; pero estos rehusaron quebrantar la alianza que habían hecho a pesar de que fue lograda por fraude porque habían “jurado por Jehová Dios de Israel”. “Y los hijos de Israel no los mataron”. Los gabaonitas se habían comprometido solemnemente a renunciar a la idolatría, y a aceptar el culto de Jehová; y al perdonarles la vida, no se violaba el mandamiento de Dios que ordenaba la destrucción de los cananeos idólatras. De manera que por su juramento los hebreos no se habían comprometido a cometer pecado. Y aunque el juramento se había obtenido por engaño no debía ser violado. La obligación incurrida al empeñar uno su palabra, con tal que no sea para cometer un acto malo o ilícito, debe tenerse por sagrada. Ninguna consideración de ganancia material, venganza o interés personal, puede afectar la inviolabilidad de un juramento o promesa. “Los labios mentirosos son abominación a Jehová”. “Subirá al monte de Jehová” y “estará en lugar de su santidad” el que “aun jurado en perjuicio suyo, no por eso cambia”. Proverbios 12:22; Salmos 24:3; 15:4.” PP 482.2

“A los gabaonitas se les permitió vivir, pero se los destinó a prestar servicios en el santuario, a desempeñar todos los trabajos inferiores. “Aquel día Josué los destinó a ser leñadores y aguadores para la congregación y para el altar de Jehová”. Ellos aceptaron agradecidos esta imposición, y sabiendo que eran culpables, se conformaron con comprar su vida bajo cualesquiera condiciones. “Ahora, pues, estamos en tus manos -dijeron a Josué-; lo que te parezca bueno y recto hacer de nosotros, hazlo”. Durante muchos siglos sus descendientes estuvieron vinculados con el servicio del santuario. PP 482.3

“El territorio de los gabaonitas comprendía cuatro ciudades. El pueblo no estaba bajo la soberanía de un rey, sino que lo gobernaban ancianos o senadores. Gabaón, la más importante de sus ciudades, “era tan grande, como una de las ciudades reales”, “y todos sus hombres eran valientes”. El hecho de que el pueblo de esa ciudad recurriera a una argucia tan humillante para salvar la vida, demuestra cuánto terror inspiraban los israelitas a los habitantes de Canaán. PP 483.1

“Pero les hubiera salido mejor a los gabaonitas si hubieran tratado honradamente con Israel. Aunque su sumisión a Jehová les permitió conservar la vida, su engaño solo les reportó deshonra y servidumbre. Dios había estatuido que todos los que renunciaran al paganismo, y se unieran con los israelitas, debían de participar de las bendiciones del pacto. Quedaban incluidos en la expresión “el extranjero que habite con vosotros”, y con pocas excepciones esta clase había de gozar iguales favores y privilegios que Israel. El mandamiento de Dios fue: PP 483.2

““Como a uno de vosotros trataréis al extranjero que habite entre vosotros, y lo amarás como a ti mismo”. Levítico 19:33, 34. Con respecto a la pascua y al ofrecimiento de sacrificios se había ordenado: “Un mismo estatuto tendréis en la congregación para vosotros y para el extranjero que con vosotros vive, [...] igual que vosotros, así será el extranjero delante de Jehová”. Números 15:15.” PP 483.3

“Estas eran las condiciones en las cuales los gabaonitas podrían haber sido recibidos de no haber mediado el engaño al cual habían recurrido. Ser hechos leñadores y aguadores por todas las generaciones no era poca humillación para aquellos ciudadanos de una ciudad real, donde todos los hombres eran “valientes”. Pero habían adoptado el manto de la pobreza con fines de engaño, y les quedó como insignia de servidumbre perpetua. A través de todas las generaciones, esta servidumbre iba a atestiguar el aborrecimiento en que Dios tiene la mentira.” PP 483.4

Viernes 10 Octubre

Para estudiar y meditar

“Abandonando su campamento en los bosques de acacias de Sitim, el ejército descendió a la orilla del Jordán. Todos sabían, sin embargo, que sin la ayuda divina no podían esperar cruzar el río. Durante esa época del año, la primavera, las nieves derretidas de las montañas habían hecho crecer tanto el Jordán que el río se había desbordado, y era imposible cruzarlo en los vados acostumbrados. Dios quería que el cruce del Jordán por Israel fuera milagroso. Por orden divina, Josué mandó al pueblo que se santificara; debía poner a un lado sus pecados y librarse de toda impureza exterior; “porque -dijo- Jehová hará mañana maravillas entre vosotros”. El “arca del pacto” debía de encabezar el ejército y abrirle paso. Para cuando vieran ese distintivo de la presencia de Jehová, cargado por los sacerdotes, moverse de su sitio en el centro del campamento y avanzar hacia el río, la orden era: “Vosotros partiréis de vuestro lugar, y marcharéis en pos de ella”. Las circunstancias del cruce del río fueron predichas minuciosamente; y Josué dijo: “En esto conoceréis que el Dios viviente está en medio de vosotros, y que él echará de delante de vosotros al cananeo. [...] El del pacto del Señor de toda la tierra pasa el Jordán delante de vosotros”.” PP 459.4

A la hora señalada comenzó el avance. El arca, llevada en hombros de los sacerdotes, encabezaba la vanguardia. Se le había ordenado al pueblo que se retrasara un poco, de manera que había un espacio de más de media milla entre ellos y el arca. Todos observaron con profundo interés cómo los sacerdotes bajaban hacia la orilla del Jordán. Los vieron avanzar firmemente con el arca santa en dirección a la corriente airada y turbulenta, hasta que los pies de los portadores del arca tocaron el agua. Entonces, las aguas que venían de arriba fueron rechazadas de repente, mientras que las de abajo siguieron su curso, y se vació el lecho del río. PP 460.1

Obedeciendo el mandamiento divino, los sacerdotes avanzaron hacia el centro del cauce, y se quedaron detenidos allí, mientras todo el ejército descendía y cruzaba al otro lado. Así se grabó en la mente de todo Israel el hecho de que el poder que había contenido las aguas del Jordán, era el mismo que había abierto el Mar Rojo para sus padres cuarenta años antes. Cuando todo el pueblo hubo pasado, se llevó el arca a la orilla occidental. En cuanto llegó a un sitio seguro, y “las plantas de los pies de los sacerdotes estuvieron en seco”, las aguas aprisionadas, quedando libres, se precipitaron hacia abajo por el cauce natural del río en un torrente irresistible. PP 460.2

Las generaciones venideras no debían carecer de testimonio con referencia a este gran milagro. Mientras los sacerdotes que llevaban el arca estaban aún en medio del Jordán, doce hombres escogidos con anticipación, uno de cada tribu, se encargaron de tomar cada uno una piedra del cauce del río donde estaban los sacerdotes, y las llevaron a la orilla occidental. Estas piedras se colocarían en forma de monumento en el primer sitio donde acampara Israel después de cruzar el río. El pueblo recibió la orden de repetir a sus hijos y a los hijos de sus hijos la historia del libramiento que Dios había obrado en su favor, como dijo Josué: “Para que todos los pueblos de la tierra conozcan que la mano de Jehová es poderosa, y para que temáis a Jehová, vuestro Dios, todos los días”. PP 460.3

Este milagro ejerció gran influencia, tanto sobre los hebreos como sobre sus enemigos. Por él Dios daba a Israel una garantía de su continua presencia y protección, una evidencia de que obraría en su favor por medio de Josué como lo había hecho por medio de Moisés. Esta seguridad era necesaria para fortalecer su corazón en el momento de emprender la conquista de la tierra, tarea estupenda que había hecho tambalear la fe de sus padres cuarenta años atrás. Antes que se cruzara el río, el Señor había declarado a Josué: “Desde este día comenzaré a engrandecerte ante los ojos de todo Israel, para que entiendan que como estuve con Moisés, así estaré contigo”. Y el resultado cumplió la promesa. “En aquel día Jehová engrandeció a Josué a los ojos de todo Israel. Y lo temieron como habían temido a Moisés durante toda su vida”. PP 461.1