A través del Mar Rojo

Lección 6, 3er Trimestre, 2-8 de agosto de 2025

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Sábado por la Tarde, 2 Agosto

Para memorizar:

«Pero Moisés dijo al pueblo: “No teman. Manténganse tranquilos, y verán la salvación que el Señor les dará hoy. Porque esos egipcios que hoy ven, nunca más los verán. El Señor peleará por ustedes. Estén tranquilos”» (Éxo. 14: 13, 14).


Moisés levantó su voz a Dios. Y el Señor le dijo: “¿Por qué clamas a mí? Di a los hijos de Israel que marchen. Y tú, alza tu vara, y extiende tu mano sobre el mar, y divídelo, para que entren los hijos de Israel por medio de la mar en seco”. PP 257.1

El salmista describiendo el cruce del mar por Israel, cantó: PP 257.2

“En el mar fue tu camino
y tus sendas en las muchas aguas;
tus pisadas no fueron halladas.
Condujiste a tu pueblo como a ovejas
por mano de Moisés y de Aarón”. Salmos 77:19, 20. PP 257.3

Cuando Moisés extendió su vara, las aguas se dividieron, e Israel marchó en medio del mar, sobre tierra seca, mientras las aguas se mantenían como murallas a los lados. La luz de la columna de fuego de Dios brilló sobre las olas espumosas, y alumbró el camino cortado como un inmenso surco a través de las aguas del mar, que se perdía en la oscuridad de la lejana playa. PP 257.4

Despiértate, despiértate, vístete de poder, oh brazo de Jehová; despiértate como en el tiempo antiguo, en los siglos pasados. ¿No eres tú el que cortó a Rahab, y el que hirió al dragón? ¿No eres tú el que secó el mar, las aguas del gran abismo; el que transformó en camino las profundidades del mar para que pasaran los redimidos? — Isaias 51:9, 10

¡Cuán ilógico sería que Dios tratara de despertarse a sí mismo, como si él o su brazo se encontraran dormidos! Este versículo muestra que El llama “su brazo”, al movimiento del Éxodo. Justamente, porque Dios ejecuta su obra con los que son sus Siervos. Así que sus Siervos son su brazo, y ellos juzgarán (regirán) a las naciones, y las naciones confiarán en ellos.

Domingo, 3 Agosto

Vayan y adoren al Señor


Lee Éxodo 12: 31 al 36. ¿Qué extraña petición hizo el faraón y por qué, incluso cuando dio permiso para que los hebreos se fueran?

Ahora, su orgullo, que una vez osara levantarse contra el cielo, estaba humillado hasta el polvo; “hizo llamar a Moisés y a Aarón de noche, y les dijo: “Salid de en medio de mi pueblo vosotros y los hijos de Israel, e id a servir a Jehová, como habéis dicho. Tomad también vuestras ovejas y vuestras vacas, como habéis dicho, e idos; y bendecidme también a mí. “Los egipcios apremiaban al pueblo, dándose prisa a echarlos de la tierra, porque decían: “Todos moriremos””. También los consejeros reales y el pueblo suplicaron a los israelitas que se fueran de la tierra, “porque decían: “Todos somos muertos””. PP 252.1

Las maravillosas providencias relacionadas con la liberación de Israel cuando escapó al yugo egipcio y ocupó la tierra prometida, indujeron a muchos de los paganos a reconocer al Dios de Israel como el Gobernante supremo. La promesa había sido: “Y sabrán los Egipcios que yo soy Jehová, cuando extenderé mi mano sobre Egipto, y sacaré los hijos de Israel de en medio de ellos.” Éxodo 7:5. Hasta el orgulloso Faraón se había visto obligado a reconocer el poder de Jehová e instó así a Moisés y a Aarón: “Id, servid a Jehová,” “y bendecidme también a mí.” Éxodo 12:31, 32. PR 273.3

Mientras avanzaban, las huestes de Israel comprobaron que las había precedido el conocimiento de las obras poderosas del Dios de los hebreos, y que algunos de entre los paganos iban aprendiendo que él solo era el verdadero Dios. En la impía Jericó, éste fué el testimonio de una mujer pagana: “Jehová vuestro Dios es Dios arriba en los cielos y abajo en la tierra.” Josué 2:11. El conocimiento de Jehová que así había llegado a ella, resultó su salvación. Por la fe, “Rahab la ramera no pereció juntamente con los incrédulos.” Hebreos 11:31. Y su conversión no fué un caso aislado de la misericordia de Dios hacia los idólatras que reconocían su autoridad divina. En medio de aquella tierra, un pueblo numeroso, el de los gabaonitas, renunció a su paganismo, y uniéndose con Israel participó en las bendiciones del pacto. PR 273.4

Lunes, 4 Agosto

La consagración del primogénito


Lee Éxodo 13: 1 al 16. Los primogénitos israelitas fueron perdonados por la gracia de Dios durante la última plaga. ¿Cuál es la razón de ser de ese mandato divino perpetuo y qué debería significar para nosotros hoy?

Además, tanto el primogénito de los hombres como el de las bestias, pertenecía al Señor, si bien podía ser redimido mediante un rescate con el cual reconocían que, al perecer los primogénitos de Egipto, los de Israel, que fueron guardados bondadosamente, habrían sufrido la misma suerte de no haber sido por el sacrificio expiatorio. “Mío es todo primogénito. Desde el día en que yo hice morir a todos los primogénitos en la tierra de Egipto, santifiqué para mí a todos los primogénitos en Israel, tanto de hombres como de animales. Míos serán”. Números 3:13. Después de la institución del culto en el tabernáculo, el Señor escogió la tribu de Leví para construir el santuario, en vez de los primogénitos de Israel. Dijo: “Me son dedicados a mí los levitas de entre los hijos de Israel, en lugar de todo primer nacido; los he tomado para mí en lugar de los primogénitos de todos los hijos de Israel”. Números 8:16. Sin embargo, todo el pueblo debía pagar, en reconocimiento de la gracia de Dios, un precio por el rescate del primogénito. Números 18:15, 16. PP 249.1

Moisés había proclamado por toda la tierra que en toda casa donde no se encontrara la sangre en los postes de las puertas en aquella noche, los primogénitos de esa casa morirían.

El siguiente día los que desobedecieron el mandato estaban ocupados en luto y en enterrar a sus muertos, mientras que los que obedecieron la orden estaban gozosamente abandonando las ciudades. Si, sólo los que fueron capaces de tomar órdenes fueron libertados de la esclavitud. Es por lo tanto, un pre-requisito que aprendamos a tomar órdenes si hemos de recibir el sello de Dios en nuestras frentes.

Cuando Dios estaba a punto de destruir a los primogénitos de Egipto, ordenó a los israelitas que reunieran a sus hijos de entre los egipcios y los recogieran en sus propias casas y que salpicaran los dinteles de las puertas con sangre para que el ángel destructor la viese y pasase por alto sus hogares. Esta es una obra, mi obra, y la obra de toda madre que cree la verdad. El ángel habrá de poner una marca sobre la frente de todos los que se hayan separado del pecado y de los pecadores, y el ángel destructor le seguirá, para destruir completamente tanto a viejos como a jóvenes. 5TPI 477.2

Martes, 5 Agosto

El cruce del mar rojo


Lee Éxodo 13: 17 a 14: 12. ¿Cómo guio Dios a los israelitas cuando salieron de Egipto y qué ocurrió después?

Ceñidos con el cinto, las sandalias calzadas, y el bastón en la mano, el pueblo de Israel permanecía en silencio reverente, y sin embargo expectante, mientras esperaba que el mandato real les ordenara ponerse en marcha. Antes de llegar la mañana, ya estaban en camino. Durante el tiempo de las plagas, ya que la manifestación del poder de Dios había encendido la fe en los corazones de los siervos y había, infundido terror en sus opresores, los israelitas se habían reunido poco a poco en Gosén; y no obstante lo repentino de la huida, se habían tomado ya algunas medidas para la organización y dirección de la multitud durante la marcha, dividiéndola en compañías, bajo la dirección de un jefe cada una. PP 253.1

El pueblo llevó consigo también “ovejas y muchísimo ganado”. Estos eran propiedad de los israelitas, que nunca habían vendido sus posesiones al rey, como lo habían hecho los egipcios. Jacob y sus hijos habían llevado su ganado consigo a Egipto, y allí había aumentado grandemente. Antes de salir de Egipto, el pueblo, siguiendo las instrucciones de Moisés, exigió una remuneración por su trabajo que no le había sido pagado; y los egipcios estaban tan ansiosos de deshacerse de ellos que no les negaron lo pedido. Los esclavos se marcharon cargados con el botín de sus opresores. PP 254.1

Los hebreos estaban acampados junto al mar, cuyas aguas presentaban una barrera aparentemente infranqueable ante ellos, mientras que por el sur una montaña escabrosa obstruía su avance. De pronto, divisaron a lo lejos las relucientes armaduras y el movimiento de los carros, que anunciaban la venida de un gran ejército. A medida que las fuerzas se acercaban, se veía a las huestes de Egipto en plena persecución. El terror se apoderó del corazón de los israelitas. Algunos clamaron al Señor, pero la mayor parte de ellos se apresuraron a presentar sus quejas a Moisés: “¿No había sepulcros en Egipto, que nos has sacado para que muramos en el desierto? ¿Por qué nos has hecho esto? ¿Por qué nos has sacado de Egipto? Ya te lo decíamos cuando estábamos en Egipto: Déjanos servir a los egipcios, porque mejor nos es servir a los egipcios que morir en el desierto”. PP 256.1

Miércoles, 6 Agosto

Avanzando por fe


Lee Éxodo 14: 13 al 31. A pesar de su falta de fe, ¿qué hizo Dios por los hijos de Israel?

Moisés se turbó grandemente al ver que su pueblo manifestaba tan poca fe en Dios, a pesar de que repetidamente habían presenciado la manifestación de su poder en favor de ellos. ¿Cómo podía el pueblo culparle de los peligros y las dificultades de su situación, cuando él había seguido el mandamiento expreso de Dios? Era verdad que no había posibilidad de liberación a no ser que Dios mismo interviniera en su favor; pero habiendo llegado a esta situación por seguir la dirección divina, Moisés no temía las consecuencias. Su serena y confortadora respuesta al pueblo fué: “No temáis; estáos quedos, y ved la salud de Jehová que él hará hoy con vosotros; porque los Egipcios que hoy habéis visto, nunca más para siempre los veréis. Jehová peleará por vosotros, y vosotros estaréis quedos.” PP54 290.1

Pero entonces he aquí que al acercarse las huestes egipcias creyéndolos presa fácil, la columna de nube se levantó majestuosa hacia el cielo, pasó sobre los israelitas, y descendió entre ellos y los ejércitos egipcios. Se interpuso como muralla de tinieblas entre los perseguidos y los perseguidores. Los egipcios ya no pudieron localizar el campamento de los hebreos, y se vieron obligados a detenerse. Pero a medida que la obscuridad de la noche se espesaba, la muralla de nube se convirtió en una gran luz para los hebreos, inundando todo el campamento con un resplandor semejante a la luz del día. PP54 290.3

Entonces volvió la esperanza a los corazones de los israelitas. Moisés levantó su voz a Dios. Y el Señor le dijo: “¿Por qué clamas a mí? Di a los hijos de Israel que marchen. Y tú, alza tu vara, y extiende tu mano sobre el mar, y divídelo, para que entren los hijos de Israel por medio de la mar en seco”. PP 257.1

“Los egipcios los siguieron, y toda la caballería del faraón, sus carros y su gente de a caballo entraron tras ellos hasta la mitad del mar. Aconteció a la vigilia de la mañana, que Jehová miró el campamento de los egipcios desde la columna de fuego y nube, y trastornó el campamento de los egipcios”. Éxodo 14:23, 24. La misteriosa nube se transformó en una columna de fuego ante sus ojos atónitos. Los truenos retumbaron, y los relámpagos centellearon. “Las nubes echaron inundaciones de aguas: tronaron los cielos y se precipitaron tus rayos. La voz de tu trueno estaba en el torbellino; tus relámpagos alumbraron el mundo; se estremeció y tembló la tierra”. Salmos 77:17, 18. PP 257.5

La confusión y la consternación se apoderaron de los egipcios. En medio de la ira de los elementos, en la cual oyeron la voz de un Dios airado, trataron de desandar su camino y huir hacia la orilla que habían dejado. Pero Moisés extendió su vara, y las aguas amontonadas, silbando y bramando, hambrientas de su presa, se precipitaron sobre ellos, y tragaron al ejército egipcio en sus negras profundidades. PP 258.1

Jueves, 7 Agosto

El cántico de Moisés y de María


Lee Éxodo 15: 1 al 21. ¿Cuál es el contenido del cántico de Moisés?

El Señor obró maravillas en favor de la salvación de su pueblo. Y abrió, a través de las aguas del Mar Rojo, un sendero hacia la libertad. Las aguas se amontonaron formando una poderosa muralla, y una senda de liberación se abrió delante de las huestes de Israel que seguían el liderazgo de Moisés. CT 108.4

En el proceso de persecución de Israel el gran ejército de Egipto se aventuró a cruzar el mar por la misma senda que transitaron los hebreos. Una oscura nube se encontraba delante de ellos; con todo, prosiguieron su camino. Cuando todo el ejército—“los carros y la caballería y todo el ejército de Faraón”—estuvo en el lecho mismo del mar, el Señor dijo a Moisés: “Extiende tu mano sobre el mar”. Israel había pasado sin mojarse los pies, pero oía los gritos del ejército perseguidor. Cuando Moisés extendió su vara sobre el mar, las aguas que habían permanecido como una gran muralla fluyeron en su curso natural. No escapó ni uno de todo aquel vasto ejército de egipcios. Todos perecieron en su determinación de cumplir su propia voluntad y rechazar los caminos de Dios. Aquella ocasión señaló el fin de su tiempo de gracia. CT 108.5

Al despuntar el alba, los israelitas pudieron ver todo lo que quedaba de su poderoso enemigo: cuerpos vestidos de corazas arrojados a la orilla. Una sola noche les había traído completa liberación del más terrible peligro. Aquella vasta y desamparada muchedumbre de esclavos no acostumbrados a la batalla, de mujeres, niños y ganado, que tenían el mar frente a ellos y los poderosos ejércitos de Egipto a sus espaldas, habían visto una senda abierta al través de las aguas, y sus enemigos derrotados en el momento en que esperaban el triunfo. Jehová solo los había liberado, y a él elevaron con fervor sus corazones agradecidos. Sus emociones encontraron expresión en cantos de alabanza. El Espíritu de Dios vino sobre Moisés, el cual dirigió al pueblo en un triunfante himno de acción de gracias, el más antiguo y uno de los más sublimes que el hombre conoce PP 258.2

Como una voz que surgiera de gran profundidad, elevaron las vastas huestes de Israel ese sublime tributo. Las mujeres israelitas también se unieron al coro. María, la hermana de Moisés, dirigió a las demás mientras cantaban con panderos y danzaban. En la lejanía del desierto y del mar resonaba el gozoso coro, y las montañas repetían el eco de las palabras de su alabanza: “Cantad a Jehová, porque se ha cubierto de gloria”. Vers. 21. PP 259.1

Este canto y la gran liberación que conmemoraba hicieron una impresión imborrable en la memoria del pueblo hebreo. Siglo tras siglo fue repetido por los profetas y los cantores de Israel para dar testimonio de que Jehová es la fortaleza y la liberación de los que confían en él. PP 259.2

Ese canto no pertenece únicamente al pueblo judío. Indica la futura destrucción de todos los enemigos de la justicia, y señala la victoria final del Israel de Dios. El profeta de Patmos vio la multitud vestida de blanco, “los que habían alcanzado la victoria”, que estaban sobre “un mar de vidrio mezclado con fuego”, “con las arpas de Dios. “Y cantan el cántico de Moisés siervo de Dios, y el cántico del Cordero”. Apocalipsis 15:2, 3. PP 259.3

Viernes, 1 Agosto

Reflexión adicional

 Dios en su sabiduría trajo a Israel al Mar Rojo para su propio bien, y aunque no podían ver Su camino, con todo por causa de Su nombre dividió el mar, los atravesó salvos, y al mismo tiempo, ¡por el mismo milagro El destruyó a sus enemigos! Y en ese momento fueron libres.

Si Moisés hubiera dudado, como el pueblo que estaba con él, del poder y liderazgo de Dios, ¿Qué efecto habría obtenido con su vara cuando hirió el mar con ella? - Ninguno. Si el Juicio del Infinito fuera lo mismo como el juico del finito entonces el ejército de Faraón o hubiera matado esclavizado de nuevo a Israel.

Sus grandes liberaciones, por lo tanto, para siempre debieran establecer nuestra confianza en Dios, y debería poner como recuerdo perpetuo que la sabiduría de los hombres es locura con Dios, y que la fe en El actualmente remueve montes y mares también.

A pesar de estos ejemplos, los hombres hoy día todavía esperan que Dios obre según el criterio de ellos, y por esto es que muchas veces El se sirve de niños en su obra en lugar de hombres sabios y prudentes.

El ejército de los Hebreos bien sabía que ellos habían sido guiados al mar siguiendo por la nube de día y el pilar de fuego de noche. Con todo ninguno de estos prodigios pareció haber hecho ninguna impresión duradera sobre ellos. Hay peligro en que nosotros, también podamos olvidar la forma en la cual el Señor nos ha guiado.

Hoy como en los días de Moisés muchos están duplicando los pecados de ese pueblo. Estos tales un día están todos en fuego, y al siguiente día están en el hielo. Otros alaban a Dios en voz muy alta mientras su barco navega pero cuando el mar se encrespa y las olas comienzan a batirse en contra de ellos entonces ven a un hombre ante el timón, y en lugar de esperar que Dios calmara el mar se ponen a buscar en lugar en donde desembarcar. Además hay otros que constantemente intentan promoverse por continuas murmuraciones en contra de los que llevan la entera carga. Por eso debe haber entre nosotros hoy — antitípicos deudores, lamentadores, buscadores de cargos y murmuradores, reconociendo una gran verdad un día y olvidándola el día siguiente — y ¡con todo esperando ser sellado con el sello de Dios y estar con el Cordero sobre el Monte de Sion!