“Dios, alábente los pueblos, todos los pueblos te alaben. Alégrense y gócense las naciones, porque juzgarás a los pueblos con equidad, y guiarás a las naciones en la tierra” (Sal. 67: 3, 4).
Isaías 2:2 – “Acontecerá en lo postrero de los tiempos, que será confirmado el monte de la casa de Jehová como cabeza de los montes, y será exaltado sobre los collados, y correrán a él todas las naciones”.
De entre las ruinas de ambos Judá e Israel, surgirán un Reino y un pueblo que será exaltado sobre todas las naciones.
El profeta Daniel, también, declara en forma muy clara: “… En los días de estos reyes, el Dios del cielo levantará un reino, que jamas será destruido: y el reino no será dejado a otro pueblo, sino que quebrantará y consumirá a todos estos reinos y permanecerá para siempre” (Daniel 2:44).
Observen que el Reino del cual habla Daniel está por levantarse “en los días de estos reyes”, no después de sus días. Más aún, observen que es este Reino (la iglesia purificada) que rompe la gran imagen. A este Reino (la iglesia “limpiada”, purificada) “será congregado el pueblo”. (Génesis 49:10).
Cuando los cuarteles del evangelio son así establecidos, luego es cuando llega a ser cierto que la obra ha de ser terminada sin demora. El evangelio de Cristo luego, ha de recoger una abundante cosecha, y las multitudes conversas en lugar de volver sus aradas y hoces en instrumentos para matar a seres humanos, volverán sus lanzas y espadas en implementos de agricultura – en lugar de trabajar para matar, harán agricultura para proveer alimento.
Lee Salmo 46. ¿Qué mensaje de esperanza podemos extraer de esto en medio de la confusión actual y de lo que sabemos que ocurrirá en la tierra en los últimos días a medida que el Gran Conflicto se desarrolla aquí?
“La más terrible amenaza que haya sido jamás dirigida a los mortales se encuentra contenida en el mensaje del tercer ángel. Debe ser un pecado horrendo el que atrae la ira de Dios sin mezcla de misericordia. Los hombres no deben ser dejados en la ignorancia tocante a esta importante cuestión; la amonestación contra este pecado debe ser dada al mundo antes que los juicios de Dios caigan sobre él, para que todos sepan por qué deben consumarse, y para que tengan oportunidad para librarse de ellos. La profecía declara que el primer ángel hará su proclamación "a cada nación, y tribu, y lengua, y pueblo". El aviso del tercer ángel, que forma parte de ese triple mensaje, no tendrá menos alcance. La profecía dice de él que será proclamado en alta voz por un ángel que vuele por medio del cielo; y llamará la atención del mundo.” CS 443.2
“Al final de la lucha, toda la cristiandad quedará dividida en dos grandes categorías: la de los que guardan los mandamientos de Dios y la fe de Jesús, y la de los que adoran la bestia y su imagen y reciben su marca. Si bien la iglesia y el estado se unirán para obligar a "todos, pequeños y grandes, así ricos como pobres, así libres como esclavos", a que tengan "la marca de la bestia" (Apocalipsis 13:16, VM), el pueblo de Dios no la tendrá. El profeta de Patmos vio que "los que habían salido victoriosos de la prueba de la bestia, y de su imagen, y del número de su nombre, estaban sobre aquel mar de vidrio, teniendo arpas de Dios", y cantaban el cántico de Moisés y del Cordero. Apocalipsis 15:2, 3 (VM).” CS 443.3
“A través de una grieta en las nubes resplandece una estrella cuyo brillo se multiplica por cuatro en contraste con la oscuridad. Habla de esperanza y alegría a los fieles, pero de severidad e ira a los transgresores de la ley de Dios. Los que lo han sacrificado todo por Cristo están ahora seguros, escondidos como en el secreto del pabellón del Señor. Han sido probados, y ante el mundo y los despreciadores de la verdad han demostrado su fidelidad a Aquel que murió por ellos. Un cambio maravilloso ha sobrevenido a aquellos que han mantenido firme su integridad en la misma cara de la muerte. Han sido liberados repentinamente de la oscura y terrible tiranía de los hombres transformados en demonios. Sus rostros, tan pálidos, ansiosos y demacrados últimamente, están ahora radiantes de asombro, fe y amor. Sus voces se alzan triunfantes: "Dios es nuestro refugio y fortaleza, nuestro auxilio en la angustia. Por tanto, no temeremos, aunque la tierra sea removida, y aunque los montes sean llevados en medio del mar; aunque bramen y se agiten sus aguas, aunque tiemblen los montes con su hinchazón." Salmo 46:1-3. DD 48.1
Lee Jeremías 4: 23 al 26. ¿Qué nos dice esto acerca del destino de este mundo, al menos hasta que haya «un cielo nuevo y una tierra nueva» (Apoc. 21: 1)?
La acción aquí proyectada en el panorama de los juicios inminentes de Dios sobre la tierra del Israel antiguo, a causa de su rebelión, en la naturaleza de las cosas no es posible limitar meramente a esa tierra. Sencillamente no puede, en otras palabras, ser reducida, como algunos piensan, para significar que solamente la tierra del pueblo de Dios será dejada “asolada” y “vacía”, –sin luz y sin pájaro o bestia o habitante– y el resto de la tierra dejada para gozar de todas estas bendiciones. La escritura, al contrario debe aceptarse justo como se lee, mostrando que toda la tierra ha de sufrir el mismo destino. En vista de este hecho, por lo tanto, el término la tierra obviamente no puede interpretarse como algunos lo han hecho, que significa “la tierra” – Palestina solamente.
Más aún, cuando Israel fue tomado por las naciones, los montes y las colinas no se hicieron temblar o “fueron destruidos”; las ciudades no fueron enteramente asoladas ni tampoco dejadas sin habitante; las aves no fueron obligadas a volar de la tierra; y la tierra no fue dejada en tinieblas. Por eso, obviamente, la dispersión de los Judíos, ni en lo más mínimo puede cumplir la profecía de Jeremías 4:23-28. Por lo tanto, la tierra necesariamente, volverá a ser como en el primer día de la creación, “asolada (desordenada) y vacía”. Génesis 1:2. Y así como entonces, hubo “tinieblas … sobre la haz del abismo”, así lo habrá de nuevo.
De los párrafos precedentes, vemos que mientras que los primeros veintidós versículos de Jeremías 4 hablan contra la iniquidad de Israel antiguo, los versículos del veintitrés hasta el veintisiete son como paréntesis, y declaran la desolación de la tierra y la destrucción de todos los impíos dondequiera que estén. Omitiendo los versículos de paréntesis, se une la continuidad de pensamiento:
“Porque mi pueblo es necio; no me conocieron los hijos ignorantes y los no entendidos; sabios para mal hacer, y para bien hacer no supieron. … Por esto se enlutará la tierra, y los cielos arriba se oscurecerán, porque hablé, pensé, y no me arrepentí, ni me tornaré de ello”. Jeremías 4:22, 28. Con el pensamiento así vinculado, el hecho surge que en el versículo veintiocho, “Por esto se enlutará la tierra, y los cielos arriba se oscurecerán”, el pronombre esto tiene que ver con el antecedente derivado “maldad”, en los versículos antes del pensamiento parentético. Los versículos 23-27, por lo tanto, quedan metidos como paréntesis para mostrar que igual como Dios no excusó a su pueblo antiguo por su iniquidad, del mismo modo El no excusará al mundo hoy, sino que tratará igual a todo pecado aunque practicado en la iglesia o el mundo. En breve, Dios está diciendo a su pueblo Israel: Por la maldad como la tuya, “se enlutará la tierra, y los cielos arriba se oscurecerán”. ¿Pensaré luego en excusarte a ti?.
Lee Salmo 47: 1 al 4. ¿Qué dice el salmista acerca del lugar que nos espera en el reino de Cristo?
Isaías 41:1, 2 – “Escuchadme, costas, y esfuércense los pueblos; acérquense, y entonces hablen; estemos juntamente a juicio. ¿Quién despertó del oriente al justo, lo llamó para que le siguiese, entregó delante de él naciones, y le hizo enseñorear de reyes; los entregó a su espada como polvo, como hojarasca que su arco arrebata?”.
Para renovar su fuerza el pecado debe ser quitado, y para acercarse a Dios, se debe aprender de él. Habiendo hecho esto, ellos deben entonces invitar a otros a venir a juicio. Las naciones mantendrán silencio hasta ese tiempo, y luego dirán, “Venid, y subamos al monte de la casa de Jehová, y a la casa del Dios de Jacob; y enseñarános en sus caminos, y andaremos por sus veredas; porque de Sión saldrá la ley, y de Jerusalén la palabra de Jehová”. Miqueas 4:2
Nuestra obra es entonces preparar el camino del Señor para reunir al pueblo.
Compara 1 Tesalonicenses 4: 13 al 17 con Zacarías 14: 4 y presta atención a lo que dice este último pasaje acerca de los pies de Cristo. ¿Qué diferencia encuentras entre esos pasajes y qué enseñan acerca de estos dos aspectos diferentes, pero relacionados, de la soberanía final de Cristo sobre este mundo?
Zacarías 14:2 – “Porque yo reuniré todas las naciones para combatir contra Jerusalén; y la ciudad será tomada, y saqueadas serán las casas, y violadas las mujeres, y la mitad de la ciudad irá en cautiverio, más el resto del pueblo no será cortado de la ciudad”.
En vista del hecho de que Jerusalén tiene que ser protegida por un muro de fuego (Zacarías 2:5) mientras que reina allí la casa de Judá, queda entonces bien definido que la batalla descrita aquí debe ser peleada antes que la casa de Judá esté establecida. En esta batalla las naciones vencerán los gobernantes de la tierra prometida. Es entonces cuando la casa de Judá comenzará a establecerse.
Como las naciones que están en batalla ponen sitio a la ciudad, saquean las casas y violan a las mujeres, no pueden ser de ninguna manera naciones justas. Pero puesto que no todos los habitantes van en cautiverio, y puesto que no todos son cortados de la ciudad, ello tiene que significar que los impíos son sacados y los justos dejados para unirse con la casa de Judá.
Zacarías 14:3, 4 – “Después saldrá Jehová, y peleará con aquellas naciones, como peleó el día de la batalla. Y se afirmarán sus pies en aquel día sobre el monte de los Olivos, que en medio hacia el oriente y hacia el occidente, haciendo un valle muy grande; y la mitad del monte se apartará hacia el norte, y la otra mitad hacia el sur”.
Al tiempo que Jerusalén de hoy día caiga, los pies del Señor estarán firmes sobre el monte de los Olivos y se hará valle muy grande; esto quiere decir que El quitará los obstáculos y dificultades, y de esta manera preparará la tierra para la vuelta de Su pueblo. Entonces lo escrito en la profecía de Zacarías 10:8 – que el Señor “silbará” para Su pueblo – se habría cumplido.
Zacarías 14:5 – “Y huiréis al valle de los montes; porque el valle de los montes llegará hasta Asal; huiréis de la manera que huisteis por causa del terremoto en los días de Uzías, rey de Judá: y vendrá Jehová mi Dios, y con él todos los santos”.
Habiendo de esta manera abierto el camino para el restablecimiento de la casa de Judá, Su pueblo, que con anterioridad ha sido informado por medio de la Verdad Presente, volarán al valle donde están asentados los pies del Señor. Volarán ellos allí tan pronto como si estuvieran huyendo de un terremoto; y todos los santos seguirán en pos de ellos. Hay varios hechos en esta misma escritura que prueban que este evento es premilenario: (1) Observen que los pies del Señor están sobre el monte en el día de la guerra cuando Jerusalén es tomada por naciones impías. (2) Los que huyen al valle no descienden del cielo. (3) No pueden ser los impíos porque no huyen de la presencia del señor, sino vuelan a El, donde están sus pies. (4) Todos los santos siguen tras ellos. “Primeros Escritos”, página 53 hace una doble aplicación de esta escritura, una que es postmilenaria.
Lee Salmo 75, Mateo 26: 26 al 29 y Apocalipsis 14: 9 al 12. ¿Qué revela el Salmo 75 sobre algunas de las cuestiones que están en juego en el Juicio, y cómo nos ayudan los otros textos a entender estas cuestiones?
“A todos los sedientos: Venid a las aguas; y los que no tienen dinero, venid, comprad y comed. Venid, comprad sin dinero y sin precio, vino y leche.” Isaías 55:1 RVR1960
¿Qué es el vino y la leche? Primero hablaremos del vino. Mientras que el agua es rica en oxígeno, el vino es rico en hierro. Con la ausencia del hierro en el sistema, el oxígeno no sería de valor esencial para el cuerpo humano, porque el hierro es el tren por el cual es transportado el oxígeno a través de la anatomía humana. En cuanto entra el oxígeno a los pulmones, la acción del hierro toma el elemento y lo lleva a través de todo el sistema. Así, cualquier cosa que represente el vino, sin él, el agua (vida) no sería de importancia, al igual que el agua sin el vino (como símbolo) sería totalmente inútil. El vino representa la sangre de Cristo. Por lo tanto, el vino se usa en conexión con la Cena del Señor; un símbolo de la sangre derramada de Cristo. Si usted deba tener vida eterna (agua), también debe tener la sangre de Cristo (el vino), porque el uno no tendría valor sin el otro. De nuevo vemos que ningún otro articulo, sustancia o elemento terrenal podría ser usado para representar la sangre de Cristo.
“El gran pecado que se le imputa a Babilonia es que "hizo beber a todas las naciones del vino del furor de su fornicación". Esta copa de embriaguez que ella presenta al mundo, representa las falsas doctrinas que ella ha aceptado como resultado de su conexión ilícita con los grandes de la tierra. La amistad con el mundo corrompe su fe, y a su vez ejerce una influencia corruptora sobre el mundo al enseñar doctrinas que se oponen a las declaraciones más claras de la palabra de Dios.” 4SP 234.2
Lee el Salmo 67. ¿De qué manera este himno de alabanza te ayuda a comprender el papel del pueblo de Dios en Apocalipsis 14: 6 al 12?
"Me regocijo en el Señor porque me ha fortalecido y bendecido maravillosamente, y porque he podido llevar el testimonio que me ha encargado. Vemos la necesidad de más obreros dedicados. La oración debe salir de labios sinceros para que el Dios de la mies levante obreros para un aumento de los instrumentos cristianos. La mies del mundo ha de segarse por medio de los instrumentos celestiales que cooperan con las agencias humanas. En la medida en que aumente la agencia bajo la superintendencia de santos mensajeros del cielo, será mayor la mies cosechada". 7LtMs, Lt 3, 1891, par. 4
“Y después de estas cosas vi otro ángel descender del cielo teniendo grande potencia; y la tierra fue alumbrada de su gloria. Y clamó con fortaleza en alta voz diciendo: Caída es, caída es la grande Babilonia, y es hecha habitación de demonios, y guarida de todo espíritu inmundo, y albergue de todas aves sucias y aborrecibles". "Y oí otra voz del cielo, que decía: Salid de ella, pueblo mío, porque no seáis participantes de sus pecados, y que no recibáis de sus plagas”. Apocalipsis 18:1, 2, 4. CS 589.1
“Estos versículos señalan un tiempo en el porvenir cuando el anuncio de la caída de Babilonia, tal cual fue hecho por el segundo ángel de Apocalipsis 14:8, se repetirá con la mención adicional de las corrupciones que han estado introduciéndose en las diversas organizaciones religiosas que constituyen a Babilonia, desde que ese mensaje fue proclamado por primera vez, durante el verano de 1844. Se describe aquí la terrible condición en que se encuentra el mundo religioso. Cada vez que la gente rechace la verdad, habrá mayor confusión en su mente y más terquedad en su corazón, hasta que se hunda en temeraria incredulidad. En su desafío de las amonestaciones de Dios, seguirá pisoteando uno de los preceptos, del Decálogo hasta que sea inducida a perseguir a los que lo consideran sagrado. Se desprecia a Cristo cuando se manifiesta desdén hacia su Palabra y hacia su pueblo. Conforme vayan siendo aceptadas las enseñanzas del espiritismo en las iglesias, irán desapareciendo las vallas impuestas al corazón carnal, y la religión se convertirá en un manto para cubrir las más bajas iniquidades. La creencia en las manifestaciones espiritistas abre el campo a los espíritus seductores y a las doctrinas de demonios, y de este modo se dejarán sentir en las iglesias las influencias de los ángeles malos.” CS 589.2
“Se dice de Babilonia, con referencia al tiempo en que está presentada en esta profecía: "Sus pecados han llegado hasta el cielo y Dios se ha acordado de sus maldades". Apocalipsis 18:5. Ha llenado la medida de sus culpas y la ruina está por caer sobre ella. Pero Dios tiene aún un pueblo en Babilonia; y antes de que los juicios del cielo la visiten, estos fieles deben ser llamados para que salgan de la ciudad y que no tengan parte en sus pecados ni en sus plagas. De ahí que este movimiento esté simbolizado por el ángel que baja del cielo, alumbrando la tierra y denunciando con voz potente los pecados de Babilonia. Al mismo tiempo que este mensaje, se oye el llamamiento: "Salid de ella, pueblo mío". Estas declaraciones, unidas al mensaje del tercer ángel, constituyen la amonestación final que debe ser dada a los habitantes de la tierra.” CS 590.1
“Dilucidado así el asunto, cualquiera que pisotee la ley de Dios para obedecer una ordenanza humana, recibe la marca de la bestia; acepta el signo de sumisión al poder al cual prefiere obedecer en lugar de obedecer a Dios. La amonestación del cielo dice así: “¡Si alguno adora a la bestia y a su imagen, y recibe su marca en su frente, o en su mano, él también beberá del vino de la ira de Dios, que está preparado sin mezcla alguna en el cáliz de su ira!” Apocalipsis 14:9, 10 (VM).” CS 590.3
“Este canto y la gran liberación que conmemoraba hicieron una impresión imborrable en la memoria del pueblo hebreo. Siglo tras siglo fue repetido por los profetas y los cantores de Israel para dar testimonio de que Jehová es la fortaleza y la liberación de los que confían en él.” PP 259.2
“Ese canto no pertenece únicamente al pueblo judío. Indica la futura destrucción de todos los enemigos de la justicia, y señala la victoria final del Israel de Dios. El profeta de Patmos vio la multitud vestida de blanco, "los que habían alcanzado la victoria", que estaban sobre "un mar de vidrio mezclado con fuego", "con las arpas de Dios. "Y cantan el cántico de Moisés siervo de Dios, y el cántico del Cordero". Apocalipsis 15:2, 3.” PP 259.3
“No a nosotros, Jehová, no a nosotros, sino a tu nombre da gloria por tu misericordia, por tu verdad". Salmos 115:1. Tal fue el espíritu que saturaba el canto de liberación de Israel, y es el espíritu que debe morar en el corazón de los que aman y temen a Dios. Al libertar nuestras almas de la esclavitud del pecado, Dios ha obrado para nosotros una liberación todavía mayor que la de los hebreos ante el Mar Rojo. Como la hueste hebrea, nosotros debemos alabar al Señor con nuestro corazón, nuestra alma, y nuestra voz por "sus maravillas para con los hijos de los hombres". Salmos 107:8. Los que meditan en las grandes misericordias de Dios, y no olvidan sus dones menores, se llenan de felicidad y cantan en sus corazones al Señor. Las bendiciones diarias que recibimos de la mano de Dios, y sobre todo, la muerte de Jesús para poner la felicidad y el cielo a nuestro alcance, deben ser objeto de constante gratitud.” PP 259.4
“¡Qué compasión, qué amor sin par, nos ha manifestado Dios a nosotros, perdidos pecadores, al unirnos a él, para que seamos su tesoro especial! ¡Qué sacrificio ha hecho nuestro Redentor para que podamos ser llamados hijos de Dios! Debemos alabar a Dios por la bendita esperanza que nos ofrece en el gran plan de redención; debemos alabarle por la herencia celestial y por sus ricas promesas; debemos alabarle porque Jesús vive para interceder por nosotros.” PP 260.1
“El que ofrece sacrificios de alabanza me honrará" (Salmos 50:23), dice el Señor. Todos los habitantes del cielo se unen para alabar a Dios. Aprendamos el canto de los ángeles ahora, para que podamos cantarlo cuando nos unamos a sus huestes resplandecientes. Digamos con el salmista: "Alabaré a Jehová en mi vida; cantaré salmos a mi Dios mientras viva". "Alábente, Dios, los pueblos; todos los pueblos te alaben!" Salmos 146:2; 67:5.” PP 260.2
“En su providencia Dios mandó a los hebreos que se detuvieran frente a la montaña junto al mar, a fin de manifestar su poder al liberarlos y humillar el orgullo de sus opresores. Hubiera podido salvarlos de cualquier otra forma, pero escogió este procedimiento para acrisolar la fe del pueblo y fortalecer su confianza en él. El pueblo estaba cansado y atemorizado; sin embargo, si hubieran retrocedido cuando Moisés les ordenó avanzar, Dios no les habría abierto el camino. Fue por la fe como "pasaron el Mar Rojo como por tierra seca". Hebreos 11:29. Al avanzar hasta el agua misma, demostraron creer la palabra de Dios dicha por Moisés. Hicieron todo lo que estaba a su alcance, y entonces el Poderoso de Israel dividió el mar para abrir sendero para sus pies.” PP 260.3
“En esto se enseña una gran lección para todos los tiempos. A menudo la vida cristiana está acosada de peligros, y se hace difícil cumplir el deber. La imaginación concibe la ruina inminente delante, y la esclavitud o la muerte detrás. No obstante, la voz de Dios dice claramente: "Avanza". Debemos obedecer este mandato aunque nuestros ojos no puedan penetrar las tinieblas, y aunque sintamos las olas frías a nuestros pies. Los obstáculos que impiden nuestro progreso no desaparecerán jamás ante un espíritu que se detiene y duda. Los que postergan la obediencia hasta que toda sombra de incertidumbre desaparezca y no haya ningún riesgo de fracaso o derrota no obedecerán nunca. La incredulidad nos susurra: "Esperemos que se quiten los obstáculos y podamos ver claramente nuestro camino"; pero la fe nos impele valientemente a avanzar esperándolo todo y creyéndolo todo.” PP 260.4