Pero el Consolador, el Espíritu Santo, que el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas y os hará recordar todo lo que yo os he dicho. RVa — Juan 14:26
Al describir a sus discípulos la obra y el cargo del Espíritu Santo, Jesús trató de inspirarles el gozo y la esperanza que alentaba su propio corazón. Se regocijaba por la ayuda abundante que había provisto para su iglesia. El Espíritu Santo era el más elevado de todos los dones que podía solicitar de su Padre para la exaltación de su pueblo. El Espíritu iba a ser dado como agente regenerador, y sin esto el sacrificio de Cristo habría sido inútil. El poder del mal se había estado fortaleciendo durante siglos, y la sumisión de los hombres a este cautiverio satánico era asombrosa. El pecado podía ser resistido y vencido únicamente por la poderosa intervención de la tercera persona de la Divinidad, que iba a venir no con energía modificada, sino en la plenitud del poder divino. El Espíritu es el que hace eficaz lo que ha sido realizado por el Redentor del mundo. Por el Espíritu es purificado el corazón. Por el Espíritu llega a ser el creyente partícipe de la naturaleza divina. Cristo ha dado su Espíritu como poder divino para vencer todas las tendencias hacia el mal, hereditarias y cultivadas, y para grabar su propio carácter en su iglesia. DTG 625.1
¿Cuáles eran algunas de las funciones del Padre, tal como se describen en los siguientes pasajes?
Juan 3:16, 17; Juan 6:57 – Diariamente todo el mundo recibe las bendiciones de Dios. Cada gota de lluvia, cada rayo de luz prodigados sobre la humanidad ingrata, cada hoja, flor y fruto, testifican de la tolerancia de Dios y de su gran amor. PVGM 243.1
Tan plenamente estaba Jesús entregado a la voluntad de Dios que sólo el Padre aparecía en su vida. DTG 353.4
Juan 5:22, 30 – El mundo ha sido confiado a Cristo, y por él ha fluído toda bendición de Dios a la especie caída. Era Redentor antes de su encarnación tanto como después. Tan pronto como hubo pecado, hubo un Salvador. DTG 180.3
Juan 6:32; Juan 14:10, 24 - "Jesús utilizó el pan como figura para ilustrar el poder vitalizador de su Espíritu. El uno sustenta la vida física, mientras que el otro satisface el corazón y fortalece las facultades morales. Dijo: "Yo soy el pan de vida; el que a mí viene, nunca tendrá hambre; y el que en mí cree, no tendrá sed jamás"". 2SP 276.2
Por medio de Jesús hay simpatía divina entre Dios y los seres humanos que, por la obediencia, son aceptados en el Amado. Así la humanidad se conforma a la voluntad de la divinidad, cumpliendo las palabras: "Si me amáis, guardad mis mandamientos." RH 3 de Mayo de 1898, par. 16
Juan 6:45 – Únicamente por Cristo podían ellos recibir un conocimiento del Padre. La humanidad no podía soportar la visión de su gloria. Los que habían aprendido de Dios habían estado escuchando la voz del Hijo, y en Jesús de Nazaret iban a reconocer a Aquel a quien el Padre había declarado por la naturaleza y la revelación. DTG 351.4
Juan 15:16, Juan 16:23 - "Cuando los hombres responden a la atracción de Cristo y ven a Jesús como el Sufriente real en la cruz del Calvario, entran en unidad con Cristo, se convierten en los elegidos de Dios, no por obras propias, sino por la gracia de Cristo; porque todas sus buenas obras se realizan por el poder del Espíritu de Dios. Todo es de Dios, y no de ellos mismos. El Señor nos eligió por su Espíritu". ST 2 de Mayo de 1892, par. 6
Lee Génesis 3:7-9. ¿Cómo revela esto la brecha que causó el pecado, y qué significa que fue Dios quien los buscó, y no viceversa?
Era voluntad de Dios que la inmaculada pareja no conociese absolutamente nada de lo malo. Les había dado abundantemente el bien, y vedado el mal. Pero, contra su mandamiento, habían comido del fruto prohibido, y ahora continuarían comiéndolo y conocerían el mal todos los días de su vida. Desde entonces el linaje humano sufriría las asechanzas de Satanás. En lugar de las agradables labores que se les habían asignado hasta entonces, la ansiedad y el trabajo serían su suerte. Estarían sujetos a desengaños, aflicciones, dolor, y al fin, a la muerte. PP54 43.2
Ninguno sino Cristo podía salvar al hombre de la maldición de la ley, y colocarlo otra vez en armonía con el cielo. Cristo cargaría con la culpa y la vergüenza del pecado, que era algo tan abominable a los ojos de Dios que iba a separar al Padre y su Hijo. Cristo descendería a la profundidad de la desgracia para rescatar la raza caída. PP 43.2
Dios se iba a manifestar en Cristo, "Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo". 2 Corintios 5:19. El hombre se había envilecido tanto por el pecado que le era imposible por sí mismo ponerse en armonía con Aquel cuya naturaleza es bondad y pureza. Pero después de haber redimido al mundo de la condenación de la ley, Cristo podría impartir poder divino al esfuerzo humano. Así, mediante el arrepentimiento ante Dios y la fe en Cristo, los caídos hijos de Adán podrían convertirse nuevamente en "hijos de Dios". 1 Juan 3:2. PP 44.2
¿Qué maravillosa esperanza se vislumbra para nosotros en estos textos? Juan 1:1, 2; Juan 5:16-18; Juan 6:69; Juan 10:10, 30; Juan 20:28.
Asombrado por esta dureza de entendimiento, Cristo preguntó con dolorosa sorpresa: "¿Tanto tiempo ha que estoy con vosotros, y no me has conocido, Felipe?" ¿Es posible que no veáis al Padre en las obras que hace por medio de mí? ¿No creéis que he venido para testificar acerca del Padre? "¿Cómo, pues, dices tú: Muéstranos al Padre?" "El que me ha visto, ha visto al Padre." Cristo no había dejado de ser Dios cuando se hizo hombre. Aunque se había humillado hasta asumir la humanidad, seguía siendo divino. Cristo solo podía representar al Padre ante la humanidad, y los discípulos habían tenido el privilegio de contemplar esta representación por más de tres años.
"Creedme que yo soy en el Padre, y el Padre en mí: de otra manera, creedme por las mismas obras." Su fe podría haber descansado segura en la evidencia dada por las obras de Cristo, obras que ningún hombre habría podido hacer de por sí. Las obras de Cristo atestiguaban su divinidad. El Padre había sido revelado por él. DTG 618.4 - DTG 619.1
¿Qué nos enseñan los siguientes textos sobre la relación entre Jesús y el Padre? Juan 7:16; Juan 8:38; Juan 14:10, 23; Juan 15:1, 9, 10; Juan 16:27, 28; Juan 17:3.
"Como Jehová, el Gobernante supremo, Dios no podía comunicarse personalmente con los hombres pecadores, pero amaba tanto al mundo que envió a Jesús a nuestro mundo como revelación de Sí mismo. "Yo y mi Padre somos uno", declaró Cristo. [Juan 10:30.] "Nadie conoce al Padre, sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo lo quiera revelar". [Mateo 11:27.] 18LtMs, Ms 124, 1903, par. 2
"Y Cristo es también el revelador de los corazones de los hombres. Es el revelador del pecado. Por Él han de ser probados los caracteres de todos. A Él se le ha encomendado todo juicio, "porque Él es el Hijo del hombre". [18LtMs, Ms 124, 1903, par. 3
"Tomando sobre Sí la humanidad, Cristo vino a ser uno con la humanidad y, al mismo tiempo, a revelar a nuestro Padre celestial a los seres humanos pecadores. En todo se hizo semejante a sus hermanos. Se hizo carne como nosotros. Tuvo hambre, sed y cansancio. Se alimentó y durmió. Compartió la suerte de los hombres y, sin embargo, fue el irreprochable Hijo de Dios. Fue forastero y peregrino en la tierra, en el mundo, pero no del mundo; tentado y probado como los hombres y mujeres de hoy son tentados y probados, pero viviendo una vida sin mancha de pecado. "No tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado" [Hebreos 4:15]. [En Su fuerza, hombres y mujeres pueden vivir la vida de pureza y nobleza que Él vivió. 18LtMs, Ms 124, 1903, par. 4
"Cristo vino a enseñar a los seres humanos lo que Dios desea que sepan. Justo antes de su juicio y crucifixión, dijo a sus discípulos: "Hasta ahora nada habéis pedido en mi nombre; pedid, y recibiréis, para que vuestro gozo sea cumplido. Estas cosas os he hablado por proverbios; pero vendrá tiempo cuando no os hablaré más por proverbios, sino que os lo mostraré claramente del Padre." [Juan 16:24, 25.] 18LtMs, Ms 124, 1903, par. 5
"'En aquel día pediréis en mi nombre; y no os digo que yo rogaré al Padre por vosotros; porque el Padre mismo os ama, porque vosotros me habéis amado, y habéis creído que salí de Dios. Salí del Padre y vine al mundo; otra vez dejo el mundo y voy al Padre. 18LtMs, Ms 124, 1903, par. 6
"Sus discípulos le dijeron: He aquí, ahora hablas claramente y no dices proverbios. Ahora estamos seguros de que Tú sabes todas las cosas, y no necesitas que nadie te pregunte; por esto creemos que has salido de Dios". 18LtMs, Ms 124, 1903, par. 7
Lee Juan 1:10-13. ¿Qué nos enseña este texto sobre la importancia del Espíritu Santo para la conversión?
"A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron. Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios; ... y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros... lleno de gracia y de verdad... De su plenitud tomamos todos, y gracia sobre gracia". Juan 1:11-16.
Los que son adoptados en la familia de Dios, son transformados por el Espíritu de Dios. La complacencia propia y el amor supremo por el yo son cambiados por la abnegación y el supremo amor a Dios. Nadie hereda la santidad por nacimiento, ni por método alguno que pueda idear, llega a ser leal a Dios. Dijo Cristo: "Separados de mí nada podéis hacer". Juan 15:5. La justicia humana es como "trapo de inmundicia". Pero todas las cosas son posibles con Dios. En la fortaleza del Redentor, el hombre débil y propenso al error puede llegar a ser más que vencedor sobre el mal que lo acosa. 1MS 364.2 - 1MS 364.3
¿Qué dicen los siguientes pasajes sobre las actividades del Espíritu Santo? Juan 3:5-8, Juan 6:63, Juan 14:26, Juan 15:26, Juan 16:7-11.
Antes de esto, el Espíritu había estado en el mundo; desde el mismo principio de la obra de redención había estado moviendo los corazones humanos. Pero mientras Cristo estaba en la tierra, los discípulos no habían deseado otro ayudador. Y antes de verse privados de su presencia no sentirían su necesidad del Espíritu, pero entonces vendría.
El Espíritu Santo es el representante de Cristo, pero despojado de la personalidad humana e independiente de ella. Estorbado por la humanidad, Cristo no podía estar en todo lugar personalmente. Por lo tanto, convenía a sus discípulos que fuese al Padre y enviase el Espíritu como su sucesor en la tierra. Nadie podría entonces tener ventaja por su situación o su contacto personal con Cristo. Por el Espíritu, el Salvador sería accesible a todos. En este sentido, estaría más cerca de ellos que si no hubiese ascendido a lo alto. DTG 622.3 - DTG 622.4
El Consolador es llamado el "Espíritu de verdad." Su obra consiste en definir y mantener la verdad. Primero mora en el corazón como el Espíritu de verdad, y así llega a ser el Consolador. Hay consuelo y paz en la verdad, pero no se puede hallar verdadera paz ni consuelo en la mentira. Por medio de falsas teorías y tradiciones es como Satanás obtiene su poder sobre la mente. Induciendo a los hombres a adoptar normas falsas, tuerce el carácter. Por medio de las Escrituras, el Espíritu Santo habla a la mente y graba la verdad en el corazón. Así expone el error, y lo expulsa del alma. Por el Espíritu de verdad, obrando por la Palabra de Dios, es como Cristo subyuga a sí mismo a sus escogidos. DTG 624.3
Lee Juan 17:1-26. ¿Qué palabras o frases de este capítulo expresan el deseo de Jesús de que exista una estrecha relación de amor entre Él, el Padre y sus discípulos?
Con palabras enérgicas y llenas de esperanza, el Salvador terminó sus instrucciones. Luego volcó la carga de su alma en una oración por sus discípulos. Elevando los ojos al cielo, dijo: "Padre, la hora es llegada; glorifica a tu Hijo, para que también tu Hijo te glorifique a ti; como le has dado la potestad de toda carne, para que dé vida eterna a todos los que le diste. Esta empero es la vida eterna: que te conozcan el solo Dios verdadero, y a Jesucristo, al cual has enviado."
Cristo había concluído la obra que se le había confiado. Había glorificado a Dios en la tierra. Había manifestado el nombre del Padre. Había reunido a aquellos que habían de continuar su obra entre los hombres. Y dijo: "Yo soy glorificado en ellos. Y ya no estoy en el mundo, mas éstos están en el mundo, y yo voy a ti. ¡Padre Santo, guarda en tu nombre a aquellos que me has dado, para que ellos sean uno, así como nosotros lo somos!"18 "Mas no ruego solamente por éstos, sino también por los que han de creer en mí por la palabra de ellos. Para que todos sean una cosa;... yo en ellos, y tú en mí, para que sean consumadamente una cosa; y que el mundo conozca que tú me enviaste, y que los has amado, como también a mí me has amado."
Así, con el lenguaje de quien tenía autoridad divina, Cristo entregó a su electa iglesia en los brazos del Padre. Como consagrado sumo sacerdote, intercedió por los suyos. Como fiel pastor, reunió a su rebaño bajo la sombra del Todopoderoso, en el fuerte y seguro refugio. A él le aguardaba la última batalla con Satanás, y salió para hacerle frente. DTG 634.3 - DTG 635
Cristo quiere que estén representados en su iglesia en la tierra el orden celestial, el plan de gobierno celestial, la armonía divina del cielo. Así queda glorificado en los suyos. Mediante ellos resplandecerá ante el mundo el Sol de justicia con un brillo que no se empañará. Cristo dió a su iglesia amplias facilidades, a fin de recibir ingente rédito de gloria de su posesión comprada y redimida. Ha otorgado a los suyos capacidades y bendiciones para que representen su propia suficiencia. La iglesia dotada de la justicia de Cristo es su depositaria, en la cual las riquezas de su misericordia y su gracia y su amor han de aparecer en plena y final manifestación. Cristo mira a su pueblo en su pureza y perfección como la recompensa de su humillación y el suplemento de su gloria, siendo él mismo el gran Centro, del cual irradia toda gloria. DTG 634.2