Señales que Indican el Camino

Lección 1, 4° Trimestre, del 28 de Septiembre al 4 de Octubre del 2024

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Sábado por la tarde, 28 de Septiembre

Texto para memorizar:

Por cierto Jesús hizo muchas otras señales en presencia de sus discípulos, las cuales no están escritas en este libro. Pero estas cosas han sido escritas para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que creyendo tengáis vida en su nombre. RVa — Juan 20:30 - RVa — Juan 20:31


"Al concluir su evangelio, San Juan pronuncia palabras de profunda importancia: 'Y muchas señales hizo Jesús en presencia de todos, las cuales no están escritas en este libro; pero éstas se han escrito para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios; y para que creyendo, tengáis vida por su nombre' [Juan 20:30, 31]. [Juan 20:30, 31.] Esta declaración muestra la gran importancia de comprender la pregunta: "¿Qué es la fe en el Hijo de Dios?" 16LtMs, Lt 148, 1901, par. 6

"¿Cuál es la naturaleza de la creencia en Cristo de la que tanto habla el Evangelio, que se declara esencial para la salvación del alma? Toda la ciencia de la salvación está contenida en aceptar a Cristo como Salvador personal que perdona los pecados. Él murió por los seres humanos pecadores y descarriados... 16LtMs, Lt 148, 1901, par. 7

"A todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios; los cuales no nacieron de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios. Y el Verbo se hizo carne, y habitó entre nosotros, y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad" [Jn 1,12-14]. [Esta es la única cura mental verdadera, lo único que puede salvar al alma que perece. Los seres humanos, con todos sus defectos, con toda su obstinación voluntaria, pueden venir a Cristo con humildad, contrición y arrepentimiento sincero, y recibir el perdón. Cristo les quitará sus pecados y les imputará su justicia. El Espíritu Santo toma las cosas de Cristo y las presenta al ferviente suplicante, y la salvación del alma está asegurada." 16CtaMs, Cta 148, 1901, par. 8 ( Referencias del ING)

Domingo, 29 de Septiembre

La Boda de Caná


Lee Juan 2:1-11. ¿Qué señal hizo Jesús en Caná y cómo ayudó esto a sus discípulos a creer en Él?

Jesús no empezó su ministerio haciendo alguna gran obra delante del Sanedrín de Jerusalén. Su poder se manifestó en una reunión familiar, celebrada en una pequeña aldea de Galilea, para aumentar el placer de una fiesta de bodas. Así demostró su simpatía por los hombres y su deseo de contribuir a su felicidad. En el desierto de la tentación, él mismo había bebido la copa de la desgracia; y de allí salió para dar a los hombres la copa de la bendición, de su bendición que había de santificar las relaciones de la vida humana. DTG 118.1

En aquellos tiempos, era costumbre que las festividades matrimoniales durasen varios días. En esta ocasión, antes que terminara la fiesta, se descubrió que se había agotado la provisión de vino. Este descubrimiento ocasionó mucha perplejidad y pesar. Era algo inusitado que faltase el vino en las fiestas, pues esta carencia se habría interpretado como falta de hospitalidad. Como pariente de las partes interesadas, María había ayudado en los arreglos hechos para la fiesta, y ahora se dirigió a Jesús diciendo: "Vino no tienen."… DTG 119.3

Al lado de la puerta, había seis grandes tinajas de piedra, y Jesús ordenó a los siervos que las llenasen de agua. Así lo hicieron. Entonces, como se necesitaba vino para el consumo inmediato, dijo: "Sacad ahora, y presentad al maestresala." En vez del agua con que habían llenado las tinajas, fluía vino. Ni el maestresala ni los convidados en general, se habían dado cuenta de que se había agotado la provisión de vino. Al probar el vino que le llevaban los criados, el maestresala lo encontró mejor que cualquier vino que hubiese bebido antes y muy diferente de lo que se sirviera al principio de la fiesta. Volviéndose al esposo, le dijo: "Todo hombre pone primero el buen vino, y cuando están satisfechos, entonces lo que es peor; mas tú has guardado el buen vino hasta ahora." DTG 122.1

Al observar los huéspedes la calidad del vino, las preguntas hechas a los criados provocaron de su parte una explicación del milagro. La compañía quedó por un momento demasiado asombrada para pensar en Aquel que había realizado esta obra maravillosa. Cuando al fin le buscaron, descubrieron que se había retirado tan quedamente que ni siquiera lo habían notado sus discípulos.

La atención de la gente quedó entonces concentrada en los discípulos. Por primera vez, tuvieron oportunidad de confesar su fe en Jesús. Dijeron lo que habían visto y oído al lado del Jordán, y se encendió en muchos corazones la esperanza de que Dios había suscitado un libertador para su pueblo. Las nuevas del milagro se difundieron por toda aquella región, y llegaron hasta Jerusalén. Con nuevo interés, los sacerdotes y ancianos escudriñaron las profecías relativas a la venida de Cristo. Existía un ávido deseo de descubrir la misión de este nuevo maestro que de manera tan modesta aparecía entre la gente. DTG 123.4 - DTG 124.1

Lunes, 30 de Septiembre

La Segunda Señal en Galilea


Lee Juan 4:46-54. ¿Por qué hace el evangelista una conexión con el milagro de las bodas?

Las nuevas del regreso de Cristo a Caná no tardaron en cundir por toda Galilea, infundiendo esperanzas a los dolientes y angustiados. En Capernaúm, la noticia atrajo la atención de un noble judío que era oficial del rey. Un hijo del oficial se hallaba aquejado de una enfermedad que parecía incurable. Los médicos lo habían desahuciado; pero cuando el padre oyó hablar de Jesús resolvió pedirle ayuda. El niño estaba muy grave y se temía que no viviese hasta el regreso del padre; pero el noble creyó que debía presentar su caso personalmente, con la esperanza de que las súplicas de un padre despertarían la simpatía del gran Médico.

Al llegar a Caná, encontró que una muchedumbre rodeaba a Jesús. Con corazón ansioso, se abrió paso hasta la presencia del Salvador. Su fe vaciló cuando vió tan sólo a un hombre vestido sencillamente, cubierto de polvo y cansado del viaje. Dudó de que esa persona pudiese hacer lo que había ido a pedirle; sin embargo, logró entrevistarse con Jesús, le explicó por qué venía y rogó al Salvador que le acompañase a su casa. Mas Jesús ya conocía su pesar. Antes de que el oficial saliese de su casa, el Salvador había visto su aflicción. DTG 167.3 - DTG 167.4

Pero sabía también que el padre, en su fuero íntimo, se había impuesto ciertas condiciones para creer en Jesús. A menos que se le concediese lo que iba a pedirle, no le recibiría como el Mesías. Mientras el oficial esperaba atormentado por la incertidumbre, Jesús dijo: "Si no viereis señales y milagros no creeréis." DTG 168.1

Como un fulgor de luz, las palabras que dirigió el Salvador al noble desnudaron su corazón. Vió que eran egoístas los motivos que le habían impulsado a buscar a Jesús. Vió el verdadero carácter de su fe vacilante. Con profunda angustia, comprendió que su duda podría costar la vida de su hijo. Sabía que se hallaba en presencia de un Ser que podía leer los pensamientos, para quien todo era posible, y con verdadera agonía suplicó: "Señor, desciende antes que mi hijo muera." Su fe se aferró a Cristo como Jacob trabó del ángel cuando luchaba con él y exclamó: "No te dejaré, si no me bendices."

Y como Jacob, prevaleció. El Salvador no puede apartarse del alma que se aferra a él invocando su gran necesidad. "Ve—le dijo,—tu hijo vive." El noble salió de la presencia de Jesús con una paz y un gozo que nunca había conocido antes. No sólo creía que su hijo sanaría, sino que con firme confianza creía en Cristo como su Redentor. DTG 168.4 - DTG 169.1

Mártes, 1 de Octubre

El Milagro del Estanque de Betesda


Lee Juan 5:1-9. Puesto que era evidente que todos los que estaban junto a la piscina querían curarse, ¿por qué preguntó Jesús al paralítico si quería ser curado (Juan 5:6)?

Jesús estaba otra vez en Jerusalén. Andando solo, en aparente meditación y oración, llegó al estanque. Vió a los pobres dolientes esperando lo que suponían ser su única oportunidad de sanar. Anhelaba ejercer su poder curativo y devolver la salud a todos los que sufrían. Pero era sábado. Multitudes iban al templo para adorar, y él sabía que un acto de curación como éste excitaría de tal manera el prejuicio de los judíos que abreviaría su obra.

Pero el Salvador vió un caso de miseria suprema. Era el de un hombre que había estado imposibilitado durante treinta y ocho años. Su enfermedad era en gran parte resultado de su propio pecado y considerada como juicio de Dios. Solo y sin amigos, sintiéndose privado de la misericordia de Dios, el enfermo había sufrido largos años. Cuando se esperaba que las aguas iban a ser revueltas, los que se compadecían de su incapacidad lo llevaban a los pórticos; pero en el momento favorable no tenía a nadie para ayudarle a entrar. Había visto agitarse el agua, pero nunca había podido llegar más cerca que la orilla del estanque. Otros más fuertes que él se sumergían antes. No podía contender con éxito con la muchedumbre egoísta y arrolladora. Sus esfuerzos perseverantes hacia su único objeto, y su ansiedad y continua desilusión, estaban agotando rápidamente el resto de su fuerza.

El enfermo estaba acostado en su estera, y levantaba ocasionalmente la cabeza para mirar al estanque, cuando un rostro tierno y compasivo se inclinó sobre él, y atrajeron su atención las palabras: "¿Quieres ser sano?" La esperanza renació en su corazón. Sintió que de algún modo iba a recibir ayuda. Pero el calor del estímulo no tardó en desvanecerse. Se acordó de cuántas veces había tratado de alcanzar el estanque y ahora tenía pocas perspectivas de vivir hasta que fuese nuevamente agitado. Volvió la cabeza, cansado, diciendo: "Señor, ... no tengo hombre que me meta en el estanque cuando el agua fuere revuelta; porque entre tanto que yo vengo, otro antes de mí ha descendido."

Jesús no pide a este enfermo que ejerza fe en él. Dice simplemente: "Levántate, toma tu lecho, y anda." Pero la fe del hombre se aferra a esa palabra. En cada nervio y músculo pulsa una nueva vida, y se transmite a sus miembros inválidos una actividad sana. Sin la menor duda, dedica su voluntad a obedecer a la orden de Cristo, y todos sus músculos le responden. De un salto se pone de pie, y encuentra que es un hombre activo.

Jesús no le había dado seguridad alguna de ayuda divina. El hombre podría haberse detenido a dudar, y haber perdido su única oportunidad de sanar. Pero creyó la palabra de Cristo, y al obrar de acuerdo con ella recibió fuerza. DTG 171.2 - DTG 172.3

Miércoles, 2 de Octubre

Corazones Duros


Lee Juan 5:10-16. ¿Qué lecciones podemos extraer de la asombrosa dureza de corazón de los líderes religiosos con respecto a Jesús y al milagro que acababa de realizar?

El paralítico sanado se agachó para recoger su cama, que era tan sólo una estera y una manta, y al enderezarse de nuevo con una sensación de deleite, miró en derredor buscando a su libertador; pero Jesús se había perdido entre la muchedumbre. El hombre temía no conocerle en caso de volver a verlo. Mientras se iba apresuradamente con paso firme y libre, alabando a Dios y regocijándose en la fuerza que acababa de recobrar, se encontró con varios fariseos e inmediatamente les contó cómo había sido curado. Le sorprendió la frialdad con que escuchaban su historia. DTG 173.1

Los judíos habían pervertido de tal manera la ley, que hacían de ella un yugo esclavizador. Sus requerimientos sin sentido habían llegado a ser ludibrio entre otras naciones. Y el sábado estaba especialmente recargado de toda clase de restricciones sin sentido. No era para ellos una delicia, santo a Jehová y honorable. Los escribas y fariseos habían hecho de su observancia una carga intolerable. Un judío no podía encender fuego, ni siquiera una vela, en sábado. Como consecuencia, el pueblo hacía cumplir por gentiles muchos servicios que sus reglas les prohibían hacer por su cuenta. No reflexionaban que si estos actos eran pecaminosos, los que empleaban a otros para realizarlos eran tan culpables como si los hiciesen ellos mismos. Pensaban que la salvación se limitaba a los judíos; y que la condición de todos los demás, siendo ya desesperada, no podía empeorar. Pero Dios no ha dado mandamientos que no puedan ser acatados por todos. Sus leyes no sancionan ninguna restricción irracional o egoísta. DTG 173.3

El hombre sanado quedó abrumado de regocijo al encontrar a su libertador. Como desconocía la enemistad que ellos sentían hacia Jesús, dijo a los fariseos que le habían interrogado, que ése era el que había realizado la curación. "Y por esta causa los judíos perseguían a Jesús, y procuraban matarle, porque hacía estas cosas en sábado." DTG 174.2

¿Qué enseñan estos otros relatos sobre la dureza espiritual que puede llegar a tener la gente, a pesar de las pruebas? (Lea Juan 9:1-16; Marcos 3:22, 23; Mateo 12:9-14)?

Los fariseos no podían menos que quedar atónitos por esta curación. Sin embargo, se llenaron más que nunca de odio; porque el milagro había sido hecho en sábado.

Entonces le llevaron ante el concilio de los fariseos. Nuevamente se le preguntó al hombre cómo había recibido la vista. "Y él les dijo: Púsome lodo sobre los ojos, y me lavé, y veo. Entonces unos de los fariseos decían: Este hombre no es de Dios, que no guarda el sábado." Los fariseos esperaban hacer aparecer a Jesús como pecador, y que por lo tanto no era el Mesías. No sabían que el que había sanado al ciego había hecho el sábado y conocía todas sus obligaciones. Aparentaban tener admirable celo por la observancia del día de reposo, pero en ese mismo día estaban planeando un homicidio. Sin embargo, al enterarse de este milagro muchos quedaron muy impresionados y convencidos de que Aquel que había abierto los ojos del ciego era más que un hombre común. En respuesta al cargo de que Jesús era pecador porque no guardaba el sábado, dijeron: "¿Cómo puede un hombre pecador hacer estas señales?" DTG 437.2 - DTG 437.4

Jueves, 3 de Octubre

Las Afirmaciones de Jesús


Lee Juan 5:16-18. ¿Por qué fue perseguido Jesús por su acción en sábado?

Pero los planes que tan celosamente procuraban cumplir estos rabinos nacieron en otro concilio. Después que Satanás fracasó en su intento de vencer a Cristo en el desierto, combinó sus fuerzas para que se opusiesen a su ministerio y si fuese posible estorbasen su obra. Lo que no pudo lograr por el esfuerzo directo y personal, resolvió efectuarlo por la estrategia. Apenas se retiró del conflicto en el desierto, tuvo concilio con sus ángeles y maduró sus planes para cegar aun más la mente del pueblo judío, a fin de que no reconociese a su Redentor. Se proponía obrar mediante sus agentes humanos en el mundo religioso, infundiéndoles su propia enemistad contra el campeón de la verdad. Iba a inducirlos a rechazar a Cristo y a hacerle la vida tan amarga como fuese posible, esperando desalentarlo en su misión. Y los dirigentes de Israel llegaron a ser instrumentos de Satanás para guerrear contra el Salvador.

Jesús había venido para "magnificar la ley y engrandecerla." El no había de rebajar su dignidad, sino ensalzarla. La Escritura dice: "No se cansará, ni desmayará, hasta que ponga en la tierra juicio."4 Había venido para librar al sábado de estos requerimientos gravosos que hacían de él una maldición en vez de una bendición.

Por esta razón, había escogido el sábado para realizar el acto de curación de Betesda. Podría haber sanado al enfermo en cualquier otro día de la semana; podría haberle sanado simplemente, sin pedirle que llevase su cama, pero esto no le habría dado la oportunidad que deseaba. Un propósito sabio motivaba cada acto de la vida de Cristo en la tierra. Todo lo que hacía era importante en sí mismo y por su enseñanza. Entre los afligidos del estanque, eligió el caso peor para el ejercicio de su poder sanador, y ordenó al hombre que llevase su cama a través de la ciudad a fin de publicar la gran obra que había sido realizada en él. Esto iba a levantar la cuestión de lo que era lícito hacer en sábado, y prepararía el terreno para denunciar las restricciones de los judíos acerca del día del Señor y declarar nulas sus tradiciones. DTG 175.2 - DTG 176.2

Lee Juan 5:19-47. ¿Qué estaba diciendo Jesús para ayudar a los dirigentes a verle como realmente es, una afirmación tan poderosamente atestiguada por el milagro que acababa de hacer?

Jesús aseveró tener derechos iguales a los de Dios mientras hacía una obra igualmente sagrada, del mismo carácter que aquella en la cual se ocupaba el Padre en el cielo. Pero esto airó aun más a los fariseos. No sólo había violado la ley, a juicio de ellos, sino que al llamar a Dios "mi Padre," se había declarado igual a Dios.

Toda la nación judía llamaba a Dios su Padre, y por lo tanto no se habrían enfurecido si Cristo hubiese dicho tener esa misma relación con Dios. Pero le acusaron de blasfemia, con lo cual demostraron entender que él hacía este aserto en su sentido más elevado. DTG 177.3 - DTG 178.1

Jesús rechazó el cargo de blasfemia. Mi autoridad, dijo él, por hacer la obra de la cual me acusáis, es que soy el Hijo de Dios, uno con él en naturaleza, voluntad y propósito. Coopero con Dios en todas sus obras de creación y providencia. "No puede el Hijo hacer nada de sí mismo, sino lo que viere hacer al Padre." Los sacerdotes y rabinos reprendían al Hijo de Dios por la obra que había sido enviado a hacer en el mundo. Por sus pecados se habían separado de Dios, y en su orgullo obraban independientemente de él. Se sentían suficientes en sí mismos para todo, y no comprendían cuánto necesitaban que una sabiduría superior dirigiese sus actos. Pero el Hijo de Dios se había entregado a la voluntad del Padre y dependía de su poder. Tan completamente había anonadado Cristo al yo que no hacía planes por sí mismo. Aceptaba los planes de Dios para él, y día tras día el Padre se los revelaba. De tal manera debemos depender de Dios que nuestra vida sea el simple desarrollo de su voluntad. DTG 178.3

Viernes, 4 de Octubre

Estudio Adicional

Los dirigentes judíos habían estudiado las enseñanzas de los profetas acerca del reino del Mesías; pero lo habían hecho, no con un sincero deseo de conocer la verdad, sino con el propósito de hallar evidencia con que sostener sus ambiciosas esperanzas. Cuando Cristo vino de una manera contraria a sus expectativas, no quisieron recibirle; y a fin de justificarse, trataron de probar que era un impostor. Una vez que hubieron asentado los pies en esta senda, fué fácil para Satanás fortalecer su oposición a Cristo. Interpretaron contra él las mismas palabras que deberían haber recibido como evidencia de su divinidad. Así trocaron la verdad de Dios en mentira, y cuanto más directamente les hablaba el Salvador en sus obras de misericordia, más resueltos estaban a resistir la luz. DTG 183.1