El enemigo interno

Lección 6, 4° Trimestre, 1 al 7 de Noviembre de 2025

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Tarde de Sabbat, 1 de Noviembre

Para memorizar:

“Yo Jehová, que escudriño la mente, que pruebo el corazón, para dar a cada uno según su camino, según el fruto de sus obras.” RVR1960 — Jeremías 17:10


“Las palabras del apóstol fueron escritas para instrucción de los creyentes de todas las épocas y tienen un significado especial para los que viven en el tiempo cuando “el fin de todas las cosas se acerca.” Toda alma que desea mantenerse en la fe, “firme hasta el fin” (Hebreos 3:14) necesita sus exhortaciones y reprensiones y sus palabras de fe y ánimo. HAp 413.2

“El apóstol procuró enseñar a los creyentes cuán importante es impedir a la mente divagar en asuntos prohibidos o gastar energías en cosas triviales. Los que no quieren ser víctimas de las trampas de Satanás deben guardar bien las avenidas del alma; deben evitar el leer, mirar u oír lo que puede sugerir pensamientos impuros. No debe permitirse que la mente se espacie al azar en cualquier tema que sugiera el enemigo de nuestras almas. El corazón debe ser fielmente vigilado, o males de afuera despertarán males de adentro, y el alma vagará en tinieblas. “Por lo cual—escribió Pedro,—teniendo los lomos de vuestro entendimiento ceñidos, con templanza, esperad perfectamente en la gracia que os es presentada cuando Jesucristo os es manifestado: ... no conformándoos con los deseos que antes teníais estando en vuestra ignorancia; sino como aquel que os ha llamado es santo, sed también vosotros santos en toda conversación: porque escrito está: Sed santos, porque yo soy santo.”” HAp 413.3

Domingo, 2 de Noviembre

Incumplimiento del pacto


Lee Josué 7. ¿Cuáles fueron las dos causas principales de la derrota de Israel ante los habitantes de Hai?

“La gran victoria que Dios había ganado por ellos había llenado de confianza propia a los israelitas. Por el hecho de que les había prometido la tierra de Canaán, se sentían seguros y perdieron de vista que solo la divina ayuda podía darles éxito. Aun Josué hizo sus planes para la conquista de Hai sin pedir el consejo de Dios. PP 468.2

“Los israelitas habían comenzado a ensalzar su propia fuerza y a mirar despectivamente a sus enemigos. Esperaban obtener la victoria con facilidad, y creyeron que bastarían tres mil hombres para tomar el lugar. Estos se precipitaron al ataque sin tener la seguridad de que Dios estaría con ellos. Avanzaron hasta muy cerca de las puertas de la ciudad, tan solo para encontrarse con la más resuelta resistencia. Dominados por el pánico que les infundieron el crecido número y la preparación esmerada de sus enemigos, huyeron confusamente por la escarpada bajada. Los cananeos los persiguieron vivamente; “y los persiguieron desde la puerta, [...] y los derrotaron en la bajada”. Aunque la pérdida fue pequeña en cuanto al número de hombres, pues solo treinta y seis hombres perecieron, la derrota descorazonó a toda la congregación. “por lo cual el corazón del pueblo desfalleció y se volvió como agua”. Era la primera vez que se habían encontrado con los cananeos en batalla campal, y si habían huido ante los defensores de esa ciudad pequeña, ¿cuál sería el resultado de las grandes batallas que les esperaban? Josué consideró su fracaso como una expresión del desagrado de Dios, y con angustia y aprensión “rompió sus vestidos y se postró en tierra sobre su rostro delante del Arca de Jehová hasta caer la tarde, junto con los ancianos de Israel, y se echaron polvo sobre sus cabezas”.” PP 468.3

“La contestación que recibió de Jehová fue: “¡Levántate! ¿Por qué te postras así sobre tu rostro? Israel ha [...] quebrantado mi pacto que yo les había mandado”. El momento requería medidas rápidas y resueltas, y no desesperación y lamentos. Había un pecado secreto en el campamento, y era preciso buscarlo y eliminarlo antes que la presencia y la bendición del Señor pudieran acompañar a su pueblo. “No estaré más con vosotros, si no hacéis desaparecer el anatema de en medio de vosotros”.” PP 469.1

“Uno de los designados para ejecutar los juicios de Dios había desobedecido su mandamiento y toda la nación era responsable de la culpa del transgresor: “Pues aun han tomado algo del anatema, y hasta lo han robado, han mentido”. Se le indicó a Josué cómo había de descubrir y castigar al criminal. Este se había de determinar por medio de la suerte. No se indicó directamente al pecador, sino que el asunto permaneció en duda por algún tiempo, a fin de que el pueblo se percatase de su responsabilidad por los pecados que existían en su medio, y se sintiese inducido a escudriñar sus corazones y a humillarse delante de Dios.” PP 469.2

Lunes, 3 de Noviembre

El pecado de Acán


Lee Josué 7: 16-19. ¿Qué nos dice todo el procedimiento allí descrito acerca de Dios y de Acán?

“Temprano por la mañana Josué reunió al pueblo “por sus tribus”, y comenzó la solemne e impresionante ceremonia. Paso a paso proseguía la investigación. La temible prueba se estrechaba cada vez más. Primero la tribu, luego la familia, después la casa, y por fin se consideró al hombre, y Acán, hijo de Carmi, de la tribu de Judá, fue señalado por el dedo de Dios como perturbador de Israel. PP 469.3

“Para establecer su culpabilidad en forma indisputable, que no dejara motivo alguno para pensar que se lo había condenado injustamente, Josué exhortó solemnemente a Acán para que reconociera la verdad. El miserable culpable hizo una confesión completa de su falta: “Verdaderamente yo he pecado contra Jehová, el Dios de Israel [...]. Vi entre los despojos un manto babilónico muy bueno, doscientos siclos de plata y un lingote de oro de cincuenta siclos de peso, lo cual codicié y tomé. Ahora está escondido bajo tierra en medio de mi tienda, y el dinero está debajo”. Se enviaron en seguida a su tienda mensajeros que cavaron la tierra en el sitio indicado, y “en efecto, todo estaba escondido en su tienda, y el dinero debajo. Lo tomaron de la tienda y lo llevaron ante Josué y todos los hijos de Israel, y lo pusieron delante de Jehová”.” PP 469.4

“La sentencia fue pronunciada y ejecutada inmediatamente. “¡Por qué nos has turbado? -dijo Josué-. Que Jehová te turbe en este día”. Como el pueblo había sido hecho responsable del pecado de Acán y había sufrido en consecuencia, debía ahora, por medio de sus representantes, tomar parte en el castigo. “Y todo Israel le mató a pedradas” (VM).” PP 469.5

“Nosotros profesamos estar gobernados por los mismos principios, bajo la influencia del mismo espíritu. Pero en vez de darlo todo por Cristo, muchos han tomado el lingote de oro, y el codiciable manto babilónico, y los han escondido en el campamento. Si la presencia de un solo Acán bastó para debilitar todo el campamento de Israel, ¿podemos sorprendernos ante el escaso éxito que corona nuestros esfuerzos, ahora que cada iglesia, y casi cada familia, tiene su Acán?” 5TPI 146.4

“El desagrado de Dios está sobre su pueblo, y él no manifestará su poder en medio de ellos mientras existan pecados entre ellos que sean incitados por aquellos que están en puestos de responsabilidad.” 3TPI 299.1

Martes, 4 de Noviembre

Decisiones equivocadas


Lee Josué 7: 19-21. ¿Qué pide Josué a Acán? ¿Qué significaba esa petición? ¿Cómo entendemos la confesión de Acán?

“Acán cometió su pecado en desafío de las advertencias más directas y solemnes y de las manifestaciones más poderosas de la omnipotencia de Dios. Se había proclamado a todo Israel: “Guardaos vosotros del anatema, [...] porque no hagáis anatema el campo de Israel”. Se le dio este mandamiento inmediatamente después del milagroso cruce del Jordán, después que el pacto de Dios fuera reconocido mediante la circuncisión del pueblo, y después que se observara la pascua y apareciera el Ángel del pacto, el Capitán de la hueste del Señor. Se había producido luego la caída de Jericó, evidencia de la destrucción que sobrevendrá infaliblemente a todos los transgresores de la ley de Dios. El hecho de que el poder divino era lo único que había dado la victoria a Israel y este no había alcanzado, por lo tanto, la posesión de Jericó por sus propias fuerzas, daba un peso solemne al mandamiento que prohibía tomar despojos. Por el poder de su palabra, Dios había derrocado esta fortaleza; la conquista era suya, y únicamente a él debía dedicarse la ciudad con todo lo que contenía. PP 470.2

“Entre los millones de Israel, solo hubo un hombre que, en aquella hora solemne de triunfo y castigo, se atrevió a violar el mandamiento de Dios. La vista de aquel costoso manto babilónico despertó la codicia de Acán; y aun frente a la muerte que por su causa arrostraba, lo llamó “manto babilónico muy bueno”. Un pecado lo había llevado a cometer otro, y se adueñó del oro y la plata dedicados al tesoro del Señor; le robó a Dios parte de las primicias de la tierra de Canaán. PP 470.3

“El pecado mortal que condujo a Acán a la ruina tuvo su origen en la codicia, que es, entre todos los pecados, el más común y el que se considera con más liviandad. Mientras que otros pecados se averigüan y se castigan, ¡cuán raro es que se censure siquiera la violación del décimo mandamiento! La historia de Acán nos enseña la enormidad de ese pecado y cuáles son sus terribles consecuencias.” PP 470.4

Miércoles, 5 de Noviembre

La puerta de esperanza


Lee Josué 8: 1-29. ¿Qué nos dice esta historia acerca de la capacidad de Dios para transformar aun nuestros mayores fracasos en oportunidades?

“Después de que Josué ejecutara la sentencia divina sobre Acán y, de ese modo, apartara de Israel la ira de Dios, se le ordenó reunir a todos los hombres de guerra y avanzar de nuevo contra Ai. Los ejércitos del cielo luchaban ahora por Israel, y sus enemigos fueron puestos en fuga. ST May 12, 1881, par. 1

“Consciente de que su única esperanza residía en la obediencia a Dios, Josué reunió a todo el pueblo, tal y como Moisés había ordenado, y les recordó las bendiciones que recibirían si obedecían la ley, y las maldiciones que caerían sobre ellos si la desobedecían. A continuación, les repitió los diez mandamientos, así como todos los estatutos y preceptos que Moisés había registrado. Una vez más, Josué condujo a Israel a la batalla contra sus enemigos. El Señor obró poderosamente por su pueblo, y sus ejércitos avanzaron, ganando nuevo valor con cada victoria.” ST May 12, 1881, par. 2

“Un pecador puede difundir tinieblas que privarán de la luz de Dios a toda la congregación. Cuando el pueblo comprende que las tinieblas se asientan sobre él y no conoce las causas, debe buscar a Dios con gran humillación, hasta que se hayan descubierto y desechado los males que agravian su Espíritu.” 3TPÌ 294.1

Jueves, 6 de Noviembre

Un testigo del poder de Dios


Lee en Josué 7: 6-9 acerca de la reacción inicial de Josué ante la calamidad que les sobrevino. Concéntrate especialmente en el versículo 9. ¿Qué importante principio teológico se encuentra allí?

“Acán codiciaba un lingote de oro y un manto babilonio que habían sido tomados como botín y los guardó en secreto para sí. Pero el Señor había maldecido la ciudad de Jericó y ordenó al pueblo que no tomara botín del enemigo para su uso personal. “Pero vosotros guardaos del anatema; ni toquéis, ni toméis alguna cosa del anatema, no sea que hagáis anatema al campamento de Israel, y lo turbéis. Mas toda la plata y el oro, y los utensilios de bronce y de hierro, sean consagrados a Jehová, y entren en el tesoro de Jehová”. Josué 6:18-19.” 4TPI 482.2

“Pero Acán, de la tribu de Judá, tomó una parte del botín maldito y atrajo la ira del Señor sobre los hijos de Israel. Cuando el ejército de Israel salió para luchar contra el enemigo fue derrotado y algunos murieron. El pueblo cayó presa del desaliento. Josué, su dirigente, estaba perplejo y confundido. Con gran humillación se postró sobre su rostro y oró: “¡Ah, Señor Jehová! ¿Por qué hiciste pasar a este pueblo el Jordán, para entregarnos en las manos de los amorreos, para que nos destruyan? ¡Ojalá nos hubiéramos quedado al otro lado del Jordán! ¡Ay, Señor! ¿qué diré, ya que Israel ha vuelto la espalda delante de sus enemigos? Porque los cananeos y todos los moradores de la tierra oirán, y nos rodearán, y borrarán nuestro nombre de sobre la tierra; y entonces, ¿qué harás tú a tu grande nombre?” Josué 7:7-9.” 4TPI 482.3

“La respuesta del Señor a Josué fue: “Levántate; ¿por qué te postras así sobre tu rostro? Israel ha pecado, y aun han quebrantado mi pacto que yo les mandé; y también han tomado del anatema, y hasta han hurtado, han mentido, y aun lo han guardado entre sus enseres”. Josué 7:10-11. Acán había robado algo que estaba reservado para Dios y lo había guardado con su tesoro. Cuando vio que el campamento de Israel estaba atribulado disimuló y no confesó su culpa porque sabía que Josué había repetido al pueblo las palabras del Señor según las cuales, si se apropiaban de lo que Dios había reservado, el campamento de Israel sería atribulado. 4TPI 483.1

“Mientras gozaba de su ganancia ilícita, su seguridad se vio destruida. Oyó que se llevaría a cabo una investigación. Eso lo incomodó. Una y otra vez se repitió: “¿Qué les importa? Soy responsable de mis actos”. Endureció su rostro y, con maneras muy exageradas condenó al único culpable. Si hubiese confesado se habría podido salvar, pero el pecado le endureció el corazón y continuó declarándose inocente. Pensaba que, en medio de una multitud tan grande, no lo encontrarían. Se echaron suertes para buscar al transgresor. Y la suerte cayó sobre la tribu de Judá. Entonces el corazón de Acán empezó a latir lleno de temor porque él pertenecía a esa tribu; pero siguió engañándose pensando que escaparía. De nuevo se echaron suertes que señalaron a la su familia. Josué leyó la culpa en su pálida cara. Se echaron suertes por tercera vez y señalaron al infeliz. Ahí estaba, señalado por el dedo de Dios como el culpable que había causado el desastre.” 4TPI 483.2

Viernes, 7 de Noviembre

Para estudiar y meditar

“Cuando Acán cedió a la tentación, si le hubieran preguntado si deseaba traer la desgracia y la muerte al campamento de Israel, él habría respondido: “¡No, no! ¿Acaso tu siervo es un perro capaz de cometer tal maldad?” Pero se recreó en la tentación de satisfacer su codicia y, cuando se presentó la ocasión, fue más allá de lo que se había propuesto. Exactamente de esa misma manera los miembros de la iglesia afligen el Espíritu de Dios, estafan a sus vecinos y atraen la ira de Dios sobre la iglesia. Nadie vive para sí. La vergüenza, la derrota y la muerte cayeron sobre Israel por el pecado de un hombre. La protección que cubría sus cabezas en la batalla se retiró. Varios pecados acariciados y practicados por cristianos profesos atraen la ira de Dios sobre la iglesia. En el día en que el Libro Mayor del Cielo sea abierto el Juez no expresará con palabras la culpa de los hombres, sino que echará una penetrante y acusadora mirada, y todas las acciones, todas las transacciones de la vida quedarán vivamente impresas en la memoria del transgresor. No será preciso que, como en tiempos de Josué, se busque a la persona entre la tribu y la familia; sus propios labios confesarán su vergüenza, su egoísmo, su codicia, su deshonestidad, su disimulo y su fraude. Sus pecados, ocultos al conocimiento de los hombres serán proclamados como si estuviesen en medio de la plaza pública. 4TPI 483.3

“La influencia que más debe temer la iglesia no es la de los oponentes, infieles y blasfemos declarados, sino la de los que profesan a Cristo de manera inconsistente. Son los que obstaculizan las bendiciones del Dios de Israel y traen debilidad sobre la iglesia, un reproche difícil de borrar. Mientras Josué estaba postrado sobre su rostro, vertiendo su alma ante Dios, con lágrimas y agonía, la orden de Dios fue una reprensión: “Levántate; ¿por qué te postras así sobre tu rostro?” Josué 7:10.” 4TPI 484.1

“Las iglesias populares están llenas de hombres que, pretendiendo servir a Dios, son ladrones, asesinos, adúlteros y fornicadores; pero quienes profesan nuestra humilde fe deben seguir un modelo más elevado. Deben ser cristianos bíblicos y deben ser diligentes en el estudio del Mapa de la vida. En oración, deben examinar cuidadosamente los motivos que los empujan a actuar. Los que desean poner su confianza en Cristo deben empezar a estudiar ahora la belleza de la cruz. Si quieren ser cristianos vivos deben empezar a temer y obedecer a Dios ahora. Si lo desean, pueden salvar sus almas de la ruina y ganar la vida eterna.” 4TPI 484.2