Y Dios enjugará toda lágrima de los ojos de ellos. No habrá más muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor; porque las primeras cosas ya pasaron." RVa — Apocalipsis 21:4
"Para muchas mentes, el origen del pecado y la razón de su existencia son fuente de gran perplejidad. Ven la obra del mal, con sus terribles resultados de infortunio y desolación, y se preguntan cómo puede existir todo esto bajo la soberanía de Uno que es infinito en sabiduría, en poder y en amor. He aquí un misterio, del que no encuentran explicación. Y en su incertidumbre y duda, están cegados a las verdades claramente reveladas en la Palabra de Dios, y esenciales para la salvación. Hay quienes, en sus indagaciones acerca de la existencia del pecado, se esfuerzan por escudriñar en lo que Dios nunca ha revelado; de ahí que no encuentren solución a sus dificultades; y los que están movidos por una disposición a dudar y a poner reparos, aprovechan esto como excusa para rechazar las palabras de la Sagrada Escritura. Otros, sin embargo, no logran una comprensión satisfactoria del gran problema del mal, por el hecho de que la tradición y la mala interpretación han oscurecido la enseñanza de la Biblia acerca del carácter de Dios, la naturaleza de su gobierno y los principios de su trato con el pecado. CG88 492.1
"Es imposible explicar el origen del pecado hasta el punto de dar razón de su existencia. Sin embargo, se puede comprender lo suficiente sobre el origen y la disposición final del pecado, para manifestar plenamente la justicia y benevolencia de Dios en todos sus tratos con el mal. Nada se enseña más claramente en la Escritura que Dios no fue en absoluto responsable de la entrada del pecado; que no hubo retirada arbitraria de la gracia divina, ni deficiencia en el gobierno divino, que diera ocasión al levantamiento de la rebelión. El pecado es un intruso, cuya presencia no puede explicarse. Es misterioso, inexplicable; excusarlo es defenderlo. Si se encontrara una excusa para él, o se demostrara la causa de su existencia, dejaría de ser pecado. Nuestra única definición del pecado es la que da la Palabra de Dios; es "la transgresión de la ley"; es la manifestación de un principio en guerra con la gran ley del amor que es el fundamento del gobierno divino. CG88 492.2
Lee Job 30:26, Jeremías 12:1, Jeremías 13:22, Malaquías 2:17 y Salmo 10:1. ¿Cómo plantean estos textos el problema del mal en el primer plano de la experiencia humana?
Este mismo hombre puede hacer grandes donaciones a la iglesia; pero ¿aceptará Dios el dinero que se arranca a la familia del borracho? Está manchado con la sangre de las almas, y la maldición de Dios está sobre él. Dios dice: "Porque yo Jehová amo el juicio, aborrezco el robo para holocausto". La iglesia puede alabar la liberalidad de quien da tal ofrenda; pero si los ojos de los miembros de la iglesia estuvieran ungidos con colirio celestial, no llamarían maldad al bien ni justicia a la iniquidad. El Señor dice: '¿Para qué me sirve la multitud de vuestros sacrificios?.... Cuando vengáis a comparecer ante mí, ¿quién ha exigido esto de vuestra mano, que holléis mis atrios? No traigáis más oblaciones vanas. El incienso es abominación para mí'. 'Habéis fatigado al Señor con vuestras palabras. Y decís: ¿En qué lo hemos fatigado? Cuando decís: Todo el que hace el mal es bueno a los ojos del Señor, y él se complace en ellos; o, ¿Dónde está el Dios del Juicio?'". RH 15 de mayo de 1894, par. 9
Lee Mateo 27:46. ¿Cómo entiendes estas palabras de Jesús? ¿Qué transmiten sobre cómo el mal tocó a Dios de la forma más sorprendente?
A la hora nona, las tinieblas se elevaron de la gente, pero siguieron rodeando al Salvador. Eran un símbolo de la agonía y horror que pesaban sobre su corazón. Ningún ojo podía atravesar la lobreguez que rodeaba la cruz, y nadie podía penetrar la lobreguez más intensa que rodeaba el alma doliente de Cristo. Los airados rayos parecían lanzados contra él mientras pendía de la cruz. Entonces "exclamó Jesús a gran voz, diciendo: Eloi, Eloi, ¿lama sabachthani?" "Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?" Cuando la lobreguez exterior se asentó en derredor del Salvador, muchas voces exclamaron: La venganza del cielo está sobre él. Son lanzados contra él los rayos de la ira de Dios, porque se declaró Hijo de Dios. Muchos que creían en él oyeron su clamor desesperado. La esperanza los abandonó. Si Dios había abandonado a Jesús, ¿en quién podían confiar sus seguidores? DTG 702.4
"Bien nos iría si pudiéramos recordar siempre el Calvario, donde Jesús llevó la terrible carga de los pecados del mundo. En su agonía expirante oídle exclamar: "¡Dios mío, Dios mío, por qué me has abandonado!" [Mateo 27, 46.] y recordad que soportó el ocultamiento de su Padre. [Mateo 27:46.] y recuerda que soportó que se ocultara el rostro de su Padre, para que no se ocultara para siempre al hombre caído. Soportó la vergüenza, la flagelación cruel, el insulto y la burla, para que nosotros pudiéramos reconciliarnos con Dios y ser rescatados de la muerte sin fin. Si nuestra mente se detiene en estos temas, nuestra conversación estará en el cielo, desde donde esperamos al Salvador, y hasta los pensamientos vanos parecerán fuera de lugar." GW92 419.2
Lee Job 38:1-12. ¿De qué manera la respuesta de Dios a Job arroja luz sobre el problema del mal? ¿Cuánto sabemos y desconocemos de lo que puede estar ocurriendo entre bastidores?
"Todos deben ver y comprender su deber por sí mismos, después de buscar la sabiduría de Dios. Él es el único a quien puedes confiar tu alma para que la guarde. Si acudís a Él con fe, os hablará personalmente de sus misterios. Podéis sentaros juntos en los lugares celestiales con Cristo. Podemos comprender individualmente la voluntad de Dios; podemos saber por nosotros mismos lo que Él quiere que hagamos; porque Él nos dirigirá si consentimos en consagrarnos y ser humildes de corazón ante Él. Nuestros corazones a menudo arderán dentro de nosotros cuando Uno se acerque para estar en comunión con nosotros como lo hizo con Enoc. "¿Quién es éste que oscurece el consejo con palabras sin conocimiento?". Necesitamos a Aquel que es la luz verdadera que alumbra a todo hombre que viene al mundo". 6MR 381.3
Lee Job 42:3. Cómo ilumina la respuesta de Job lo que debemos reconocer sobre nuestra propia posición?
"¿En qué benefician al mundo esos supuestos cristianos que no tienen nada que decir sobre Jesús? ¿Están realmente bajo el estandarte del Príncipe Emmanuel cuando no le prestan el servicio de soldados fieles? ¿Tu estudio de la ley de Dios, la norma de toda justicia, te ha llevado a exclamar con Isaías: "¡Ay de mí! porque estoy deshecho; porque soy hombre de labios impuros, y habito en medio de un pueblo de labios impuros; porque mis ojos han visto al Rey, al Señor de los ejércitos"? ¿Te ha hecho ver que tu única esperanza está en Cristo, el Salvador que perdona los pecados? ¿La visión de Jesús en la cruz, muriendo por la culpa del hombre, te ha llevado en contrición al pie de la cruz, para que puedas decir con Job: "Por eso me aborrezco, y me arrepiento en polvo y ceniza"? ¿Has hecho una entrega total de tu voluntad a la voluntad de Dios, de tus caminos a los caminos de Dios? ¿Has renunciado a la confianza en ti mismo, a la jactancia de ti mismo, y has aceptado a Jesús, que lo es todo para ti: sabiduría, justicia, santificación y redención? ¿Ves a Cristo como el antitipo de todos los tipos, la sustancia preciosa y gloriosa de todas las sombras, la plena significación de todos los símbolos? Los tipos y las sombras fueron instituidos por Cristo mismo, para transmitir al hombre una idea del plan ideado para su redención." ST 24 de agosto de 1891, par. 3
Lee el Salmo 73. ¿Cómo enfoca el salmista el mal y la injusticia que le rodean? ¿Qué ve que le hace ver las cosas desde otra perspectiva?
La longanimidad de Dios es maravillosa. La justicia espera largo tiempo mientras la misericordia suplica al pecador. Pero "justicia y juicio son el asiento de su trono".19 "Jehová es tardo para la ira", pero es "grande en poder, y no tendrá al culpado por inocente. Jehová marcha entre tempestad y turbión, y las nubes son el polvo de sus pies".20
El mundo ha llegado a ser temerario en la transgresión de la ley de Dios. A causa de la larga clemencia divina, los hombres han pisoteado su autoridad. Se han fortalecido mutuamente en la opresión y la crueldad que ejercen contra su herencia, diciendo: "¿Cómo sabe Dios? ¿Y hay conocimiento en lo alto?"21 Pero existe una línea que no pueden traspasar. Se acerca el tiempo en que llegarán al límite prescrito. Aun ahora casi han pasado los límites de la paciencia de Dios, los límites de su gracia y misericordia. El Señor se interpondrá para defender su propio honor, para librar a su pueblo, y para reprimir los desmanes de la injusticia.
En los días de Noé, los hombres habían descuidado la ley de Dios hasta que casi todo recuerdo del Creador había desaparecido de la tierra. Su iniquidad alcanzó tal grado que el Señor trajo un diluvio sobre la tierra que arrasó a todos sus impíos habitantes.
En diversas edades el Señor ha hecho conocer la forma en que obra. Cuando ha llegado una crisis, él se ha manifestado, y se ha interpuesto para estorbar la ejecución de los planes de Satanás. En el caso de naciones, familias e individuos, permitió a menudo que las cosas llegaran a una crisis, y entonces su intervención se efectuó en forma notable. En esas ocasiones él ha manifestado que hay un Dios en Israel que hará que su ley permanezca incólume y defenderá a su pueblo.
En este tiempo en que prevalece la iniquidad, podemos saber que la última crisis está por llegar. Cuando el desafío a la ley de Dios sea casi universal, cuando su pueblo esté oprimido y afligido por sus semejantes, el Señor se interpondrá. PVGM 140.5 - PVGM 141.4
Lee Génesis 2:16, 17. ¿Cómo muestran estos versículos la libertad moral concedida a Adán y Eva?
Con bondad y amor los ángeles les daban la información que deseaban recibir. También les contaron la triste historia de la rebelión y la caída de Satanás. Entonces les informaron con claridad que el árbol del conocimiento había sido puesto en el jardín como prueba de su obediencia y su amor por Dios; que los santos ángeles sólo podían conservar su condición exaltada y feliz si eran obedientes; que ellos estaban en una situación similar; que podían obedecer la ley de Dios y ser inefablemente felices, o desobedecerla y perder su elevada condición y caer en la desesperación.
Dijeron a Adán y a Eva que Dios no los obligaría a obedecer; que no los había privado del poder de obrar en contra de su voluntad; que ellos eran seres dotados de naturaleza moral, libres de obedecer o de desobedecer. Sólo había una prohibición que Dios había considerado propio imponerles hasta ese momento. Si transgredían la voluntad de Dios ciertamente morirían. Dijeron a Adán y a Eva que el ángel más excelso, que seguía en jerarquía a Cristo, no había querido obedecer la ley de Dios que había sido promulgada para gobernar a los seres celestiales; que esa rebelión había provocado guerra en el cielo, que como resultado de ella el rebelde había sido expulsado, y que todo ángel que se había unido a él para poner en tela de juicio la autoridad del gran Jehová había sido echado del cielo también; y que ese adversario caído era ahora enemigo de todos los que se preocupaban de los intereses de Dios y de su amado Hijo.
Les dijeron que Satanás se había propuesto hacerles daño, y que era necesario que los protegieran, porque podrían llegar a relacionarse con el adversario caído; pero que éste no podría causarles perjuicio mientras se mantuvieran obedientes a los mandamientos de Dios, porque si fuera necesario todos los ángeles del cielo acudirían en su ayuda antes que permitir que él los perjudicara de alguna manera. Pero si desobedecían los mandamientos de Dios, entonces Satanás tendría poder para molestarlos, confundirlos y causarles problemas. Si permanecían firmes frente a las primeras insinuaciones de Satanás, estarían tan seguros como los ángeles celestiales. Pero si cedían ante el tentador, el que no había protegido a los ángeles excelsos tampoco los protegería. Tendrían que sufrir el castigo correspondiente a su transgresión, porque la ley de Dios es tan sagrada como él mismo, y él exige obediencia perfecta de todos en el cielo y en la tierra. HR 30.1 - HR 31.1
Lee Romanos 8:18 y Apocalipsis 21:3, 4. ¿Cómo pueden estos textos darnos confianza para confiar en la bondad de Dios, a pesar de todo el mal que hay en nuestro mundo?
Aunque el Señor no prometió eximir a su pueblo de tribulación, le prometió algo mucho mejor. Le dijo: "Como tus días serán tus fuerzas". "Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad".46 Si somos llamados a entrar en el horno de fuego por amor de Jesús, él estará a nuestro lado, así como estuvo con los tres fieles en Babilonia. Los que aman a su Redentor se regocijarán por toda oportunidad de compartir con él la humillación y el oprobio. El amor que sienten hacia su Señor dulcifica el sufrimiento por su causa.
En todas las edades, Satanás persiguió a los hijos de Dios. Los atormentó y ocasionó su muerte; pero al morir alcanzaron la victoria. En su fe constante se reveló Uno que es más poderoso que Satanás. Este podía torturar y matar el cuerpo, pero no podía tocar la vida escondida con Cristo en Dios. Podía encarcelar, pero no podía aherrojar el espíritu. Más allá de la lobreguez, podían ver la gloria y decir: "Tengo por cierto que las aflicciones del tiempo presente no son comparables con la gloria venidera que en nosotros ha de manifestarse". "Porque esta leve tribulación momentánea produce en nosotros un cada vez más excelente y eterno peso de gloria".47
Por las pruebas y persecuciones se revela la gloria o carácter de Dios en sus elegidos. La iglesia de Dios, perseguida y aborrecida por el mundo, se educa y se disciplina en la escuela de Cristo. En la tierra, sus miembros transitan por sendas estrechas y se purifican en el horno de la aflicción. Siguen a Cristo a través de conflictos penosos; se niegan a sí mismos y sufren ásperas desilusiones; pero los dolores que experimentan les enseñan la culpabilidad y la desgracia del pecado, al que miran con aborrecimiento. Siendo participantes de los padecimientos de Cristo, están destinados a compartir también su gloria. En santa visión, el profeta vio el triunfo del pueblo de Dios. Dice: "Vi también como un mar de vidrio mezclado con fuego; y a los que habían alcanzado la victoria sobre la bestia..., en pie sobre el mar de vidrio, con las arpas de Dios. Y cantan el cántico de Moisés siervo de Dios, y el cántico del Cordero, diciendo: Grandes y maravillosas son tus obras, Señor Dios Todopoderoso; justos y verdaderos son tus caminos, Rey de los santos". "Estos son los que han salido de la gran tribulación, y han lavado sus ropas, y las han emblanquecido en la sangre del Cordero. Por esto están delante del trono de Dios, y le sirven día y noche en su templo; y el que está sentado sobre el trono extenderá su tabernáculo sobre ellos". DMJ 29.2 - DMJ 30.1
Antes de la aparición del pecado había paz y gozo en todo el universo. Todo guardaba perfecta armonía con la voluntad del Creador. El amor a Dios estaba por encima de todo, y el amor de unos a otros era imparcial. Cristo el Verbo, el Unigénito de Dios, era uno con el Padre Eterno: uno en naturaleza, en carácter y en designios; era el único ser en todo el universo que podía entrar en todos los consejos y designios de Dios. Fue por intermedio de Cristo por quien el Padre efectuó la creación de todos los seres celestiales. "Por él fueron creadas todas las cosas, en los cielos, [...] ora sean tronos, o dominios, o principados, o poderes" (Colosenses 1:16, VM); y todo el cielo rendía homenaje tanto a Cristo como al Padre.
Como la ley de amor era el fundamento del gobierno de Dios, la dicha de todos los seres creados dependía de su perfecta armonía con los grandes principios de justicia. Dios quiere que todas sus criaturas le rindan un servicio de amor y un homenaje que provenga de la apreciación inteligente de su carácter. No le agrada la sumisión forzosa, y da a todos libertad para que le sirvan voluntariamente.
Pero hubo un ser que prefirió pervertir esta libertad. El pecado nació en aquel que, después de Cristo, había sido el más honrado por Dios y el más exaltado en honor y en gloria entre los habitantes del cielo. Antes de su caída, Lucifer era el primero de los querubines que cubrían el propiciatorio santo y sin mácula. "Así dice Jehová el Señor: ¡Tú eres el sello de perfección, lleno de sabiduría, y consumado en hermosura! En el Edén, jardín de Dios, estabas; de toda piedra preciosa era tu vestidura". "Eras el querubín ungido que cubrías con tus alas; yo te constitui para esto; en el santo monte de Dios estabas, en medio de las piedras de fuego te paseabas. Perfecto eras en tus caminos desde el día en que fuiste creado, hasta que la iniquidad fue hallada en ti". Ezequiel 28:12-15 (VM). CS 484.2 - CS 484.4