“Y cantaban un nuevo cántico, diciendo: “Digno eres de tomar el libro y de abrir sus sellos; porque tú fuiste inmolado, y con tu sangre nos has redimido para Dios, de todo linaje y lengua y pueblo y nación”(Apoc. 5: 9, RVR 1960).
La presencia del Cordero ante el trono nos asegura que “Si alguno hubiere pecado, abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo”. 1 Juan 2:1.
Los siete cuernos del Cordero significan plenitud de poder y autoridad, en la seguridad de que Cristo dijo: “Todo poder me he es dado en los cielos así como en la tierra”. Mateo 28:18. Su poder ilimitado es para nuestro bien, y para nuestro uso. El proclama: “que si tuviereis fe como un grano de mostaza, diréis a este monte: Pásate de aquí para allá: y se pasará: y nada os será imposible”. Mateo 17:20.
Los siete ojos del Cordero denotan que todas las cosas, están abiertas y a la vista de El.
“¿A dónde”, pregunta el salmista, “me iré de Tu Espíritu? ¿Y a dónde huiré de Tu presencia? Si subiere a los cielos, allí estás tú: Y si en abismo hiciere mi estrado, he aquí allí tú estás. Si tomare las alas del alba, Y habitare en el extremo de la mar, Aún allí me guiará tu mano, Y me asirá tu diestra. Si dijere: Ciertamente las tinieblas me encubrirán; Aún la noche resplandecerá tocante a mí. Aún las tinieblas no encubren de ti, Y la noche resplandece como el día: Lo mismo te son las tinieblas que la luz”. Salmos 139:7-12.
Compara Isaías 1: 2 al 15 con Isaías 56: 6 y 7, y Salmo 51: 17. ¿Qué lecciones importantes enseñan estos textos acerca del sacrificio?
“El profeta Miqueas, quien dió su testimonio durante aquellos tiempos angustiosos, declaró que los pecadores de Sión blasfemaban al aseverar que se apoyaban "en Jehová," y que, mientras edificaban "a Sión con sangre, y a Jerusalem con injusticia," se jactaban así: "¿No está Jehová entre nosotros? No vendrá mal sobre nosotros." Miqueas 3:10, 11 Contra estos males alzó la voz el profeta Isaías en estas Sodoma, oíd la palabra de Jehová; escuchad la ley de nuestro Dios, severas reprensiones: "Príncipes pueblo de Gomorra. ¿Para qué a mí, dice Jehová, la multitud de vuestros sacrificios? ... ¿Quién demandó esto de vuestras manos, cuando vinieseis a presentaros delante de mí, para hollar mis atrios?" Isaías 1:10-12 PR 238.2
“La Inspiración declara: “El sacrificio de los impíos es abominación: ¡Cuánto más ofreciéndolo con maldad!” Proverbios 21:27. El Dios del cielo es “de ojos demasiado puros para mirar el mal,” y no puede “contemplar la iniquidad.” Habacuc 1:13 (VM). Si se aparta del transgresor no es porque no esté dispuesto a perdonarlo; es porque el pecador se niega a valerse de las abundantes bendiciones de la gracia; y por tal motivo Dios no puede librarlo del pecado. “He aquí que no se ha acortado la mano de Jehová para salvar, ni hase agravado su oído para oir: Mas vuestras iniquidades han hecho división entre vosotros y vuestro Dios, y vuestros pecados han hecho ocultar su rostro de vosotros, para no oir.” Isaías 59:1, 2. PR 238.3
“Entonces, que todos los miembros de la familia comprendan que la obra debe comenzar en el corazón. El corazón debe ser subyugado y contrito mediante el poder creador y regenerador del Espíritu Santo. Al darse cuenta de la ayuda de esta poderosa agencia, ¿no pueden los padres trabajar por la conversión de sus hijos con más celo y amor que nunca? -Extracto de un artículo en The Review and Herald, 14 de marzo de 1893. CE 231.1
“El hombre debe despojarse de sí mismo antes que pueda ser, en el sentido más pleno, creyente en Jesús. Entonces el Señor puede hacer del hombre una nueva criatura. Los nuevos odres pueden contener el nuevo vino. El amor de Cristo animará al creyente con nueva vida. En aquel que mira al Autor y Consumador de nuestra fe, se manifestará el carácter de Cristo. DTG 246.4
Lee Hebreos 10: 3 al 10. ¿Qué nos enseña este pasaje acerca de los sacrificios que el pueblo de Dios ofrecía en la época del Antiguo Testamento? Si esos sacrificios no podían realmente salvar a los pecadores, ¿cuál era entonces su propósito?
"Esta obra del pacto debía ser ratificada con la propia sangre de Cristo, que había sido el oficio de las antiguas ofrendas sacrificiales mantener ante sus mentes. Así lo entendió el apóstol Pablo, quien dijo: "Porque la ley, siendo sombra de los bienes venideros, y no imagen misma de ellos, nunca puede, con los sacrificios que ofrecía de año en año, perfeccionar continuamente a los que se acercan a ella. Porque entonces, ¿no habrían dejado de ofrecerse? para que los adoradores, una vez purificados, no tuvieran más conciencia de los pecados. Pero en esos sacrificios se vuelve a hacer memoria de los pecados cada año. Porque no es posible que la sangre de toros y machos cabríos quite los pecados". Cartas y Manuscritos - Volumen 12 (1897), párrafo 6
“Hace casi dos mil años, se oyó en el cielo una voz de significado misterioso que, partiendo del trono de Dios, decía: "He aquí yo vengo." "Sacrificio y ofrenda, no los quisiste; empero un cuerpo me has preparado.... He aquí yo vengo (en el rollo del libro está escrito de mí), para hacer, oh Dios, tu voluntad." En estas palabras se anunció el cumplimiento del propósito que había estado oculto desde las edades eternas. Cristo estaba por visitar nuestro mundo, y encarnarse. El dice: "Un cuerpo me has preparado." Si hubiese aparecido con la gloria que tenía con el Padre antes que el mundo fuese, no podríamos haber soportado la luz de su presencia. A fin de que pudiésemos contemplarla y no ser destruídos, la manifestación de su gloria fué velada. Su divinidad fué cubierta de humanidad, la gloria invisible tomó forma humana visible.” DTG 14.3
“En el antiguo Israel se declaró solemnemente que aquel hombre que rechazase la purificación y permaneciese impuro, fuera apartado de la congregación. Para nosotros tiene un significado especial. Si en la antigüedad los que eran impuros debían purificarse con la sangre aspergida, tanto más necesitan los que viven en los peligros de los últimos días y están expuestos a las tentaciones de Satanás que la sangre de Cristo se aplique a sus corazones.” 4TPI 124.3
Lee Éxodo 12: 1 al 11; Isaías 53: 7 y 8; 1 Corintios 5: 7; y Apocalipsis 5: 6. ¿Qué nos enseñan estos textos acerca de Jesús como sacrificio pascual? ¿Qué significa eso para cada uno de nosotros?
“Después de condenar a Jesús, el concilio del Sanedrín se había dirigido a Pilato para que confirmase y ejecutase la sentencia. Pero estos funcionarios judíos no querían entrar en el tribunal romano. Según su ley ceremonial, ello los habría contaminado y les habría impedido tomar parte en la fiesta de la Pascua. En su ceguera, no veían que el odio homicida había contaminado sus corazones. No veían que Cristo era el verdadero Cordero pascual, y que, por haberle rechazado, para ellos la gran fiesta había perdido su significado.” DTG 671.2
“Pilato tenía tan poco deseo como ellos de que el cuerpo de Jesús permaneciese en la cruz. Habiendo obtenido su consentimiento, hicieron romper las piernas de los dos ladrones para apresurar su muerte; pero se descubrió que Jesús ya había muerto. Los rudos soldados habían sido enternecidos por lo que habían oído y visto de Cristo, y esto les impidió quebrarle los miembros. Así en la ofrenda del Cordero de Dios se cumplió la ley de la Pascua: “No dejarán de él para la mañana, ni quebrarán hueso en él: conforme a todos los ritos de la pascua la harán.” DTG 716.3
“El propósito de Jesús era llamar la atención sobre el sacrificio supremo que pondría fin a su misión en un mundo caído. Se estaban reuniendo en Jerusalén para celebrar la Pascua, mientras que él, el Cordero antitípico, por un acto voluntario se apartaba a sí mismo como oblación. Jesús comprendió que era necesario que en todas las épocas futuras la Iglesia hiciera de su muerte por los pecados del mundo un tema de profunda reflexión y estudio. Cada hecho relacionado con ella debía ser verificado más allá de toda duda. Era necesario, pues, que los ojos de todos los pueblos se dirigieran a él, que las demostraciones que precedieron a su gran sacrificio fueran tales que llamaran la atención de todos sobre el sacrificio mismo. Después de una exhibición como la que asistió a su entrada en Jerusalén, todos los ojos seguirían su rápido progreso hasta el fin último". El Espíritu de Profecía, tomo 2, página 386.1
Lee Hageo 2: 7 al 9. Mientras se construía el segundo Templo, el profeta Hageo comunicó la asombrosa promesa de que el nuevo Templo sería más glorioso que el anterior. ¿Qué significaba esa profecía?
“Después de su destrucción por Nabucodonosor, el templo fue reconstruido unos cinco siglos antes del nacimiento de Cristo por un pueblo que tras largo cautiverio había vuelto a su país asolado y casi desierto. Había entonces en Israel algunos hombres muy ancianos que habían visto la gloria del templo de Salomón y que lloraban al ver el templo nuevo que parecía tan inferior al anterior. El sentimiento que dominaba entre el pueblo nos es fielmente descrito por el profeta cuando dice: "¿Quién ha quedado entre vosotros que haya visto esta casa en su primera gloria, y cual ahora la veis? ¿No es ella como nada delante de vuestros ojos?" Hageo 2:3; Esdras 3:12.CS 23.2
Entonces fue dada la promesa de que la gloria del segundo templo sería mayor que la del primero. Pero el segundo templo no igualó al primero en magnificencia ni fue santificado por las señales visibles de la presencia divina con que lo fuera el templo de Salomón, ni hubo tampoco manifestaciones de poder sobrenatural que dieran realce a su dedicación. Ninguna nube de gloria cubrió al santuario que acababa de ser erigido; no hubo fuego que descendiera del cielo para consumir el sacrificio sobre el altar. La manifestación divina no se encontraba ya entre los querubines en el lugar santísimo; ya no estaban allí el arca del testimonio, ni el propiciatorio, ni las tablas de la ley. Ninguna voz del cielo se dejaba oír para revelar la voluntad del Señor al sacerdote que preguntaba por ella.CS 23.3
Durante varios siglos los judíos se habían esforzado para probar cómo y dónde se había cumplido la promesa que Dios había dado por Hageo. Pero el orgullo y la incredulidad habían cegado su mente de tal modo que no comprendían el verdadero significado de las palabras del profeta. Al segundo templo no le fue conferido el honor de ser cubierto con la nube de la gloria de Jehová, pero sí fue honrado con la presencia de Uno en quien habitaba corporalmente la plenitud de la Divinidad, de Uno que era Dios mismo manifestado en carne. Cuando el Nazareno enseñó y realizó curaciones en los atrios sagrados se cumplió la profecía gloriosa: él era el "Deseado de todas las naciones" que entraba en su templo. Por la presencia de Cristo, y solo por ella, la gloria del segundo templo superó la del primero.” CS 24.1
Lee Isaías 6: 1 al 5 y Apocalipsis 4: 2 al 11. ¿Qué elementos de estas dos visiones son similares? Presta atención al orden de los acontecimientos: ¿Qué tema se presenta primero? ¿Qué viene después? ¿Qué verdad acerca de Dios es subrayada en estas visiones?
Además de esta semejanza divina que vio Ezequiel (Ezequiel 1:28), la Biblia nos revela a Dios entronado en tres otras ocasiones - una vez visto por Isaías, y dos veces visto por Juan el Revelador; a saber
(1) “… Vi yo al Señor sentado sobre un trono alto y sublime, y sus faldas henchían el templo. Y encima de él estaban serafines. Cada uno tenía seis alas; con dos cubrían su rostro, y con dos cubrían sus pies, y con dos volaban. Y el uno al otro daba voces, diciendo: Santo, santo, santo, Jehová de los ejércitos, toda la tierra está llena de su gloria. Y los quiciales de las puertas se estremecieron con la voz del que clamaba, y la casa se llenó de humo”. Isaías 6: 1-4
(2) “Y luego fui en Espíritu; y he aquí, un trono que estaba puesto en el cielo, y sobre el trono estaba uno sentado… y alrededor del trono había veinticuatro sillas; y vi sobre las sillas veinticuatro ancianos sentados, vestidos de ropas blancas; y tenían sobre sus cabezas coronas de oro … Y siete lámparas de fuego estaban ardiendo delante del trono, las cuales son los siete Espíritus de Dios. Y delante del trono había como un mar de vidrio semejante al cristal, y en medio del trono, y alrededor del trono, cuatro seres vivientes llenos de ojos delante y detrás”. Apocalipsis 4:2, 4-6.
(3) “Después me mostró un río limpio de agua de vida, resplandeciente como cristal, que salía del trono de Dios y del Cordero”. Apocalipsis 22:1.
Por cuanto el trono visto por Isaías era un “tren” (séquito), y por cuanto al entrar en el templo, “los quiciales de las puertas se estremecieron con la voz del que clamaba, y la casa se llenó de humo” (Isaías 6:1, 4) se trata de un trono que viaja, mientras que ambos, el trono de Apocalipsis 4, teniendo el “mar de vidrio” delante de él, y el trono de Apocalipsis 22, teniendo el “río … de vida” delante de él, son tronos estacionarios.
Aunque el que vio Ezequiel, es semejante al que se le mostró a Isaías, son realmente tronos distintos y separados porque cada uno de los “serafines” de la visión de Isaías tienen seis alas, mientras que cada uno de los “querubines” tiene solo cuatro. En el último, además, los querubines se encontraban debajo del trono, mientras que en el anterior, los serafines se ubicaban por encima del trono. Registrados en la Biblia, por lo tanto, hay cuatro tronos – dos inamovibles y dos movibles.
Para localizar el trono de Apocalipsis 4, y el de Apocalipsis 22, notemos en primer lugar que éste último, el único del cual procede el “río de vida”, es, dice el Revelador, “el trono de Dios y del Cordero” – en el cual se sentó Cristo a la diestra de Dios tras su resurrección. El primero, el único que tiene el mar de vidrio delante es (según la visión de Juan) en el lugar Santísimo del santuario celestial, porque Juan vio “siete lámparas de fuego” delante de éste (Apocalipsis 4:5) – un mueble del santuario. “Cuando en una visión le fue dado al Apóstol Juan que viese el templo de Dios en el cielo, contempló allí, ‘siete lámparas de fuego ardiendo delante del trono’.” – El Conflicto de los Siglos, página 466-467.
Entonces, en cuanto al desplazamiento del Padre y del Hijo del trono de Dios y del Cordero -el único donde está el río de la vida al trono donde se encuentra el mar de vidrio, nosotros podemos leer: “Vi al Padre levantarse del trono, y en un carro de llamas entró en el lugar santísimo, al interior del velo, y se sentó. Entonces Jesús se levantó del trono… Después de eso, un carro de nubes, cuyas ruedas eran como llamas de fuego, llegó rodeado de ángeles, donde estaba Jesús. El entró en el carro y fue llevado al lugar santísimo, donde el Padre estaba sentado”. Primeros Escritos, página 55.
Registrando el mismo evento como él lo vió, dice Daniel: “Estuve mirando hasta que fueron puestos tronos, y un Anciano de días se sentó, cuyo vestido era blanco como la nieve, y el pelo de su cabeza como lana limpia; su trono llama de fuego, y sus ruedas fuego ardiente. Un río de fuego procedía y salía de delante de él, millares de millares le servían, y millones de millones asistían delante de él. El Juez se sentó, y los libros fueron abiertos”. Daniel 7: 9-10.
La lección de la semana trata del sacrificio y utiliza el cordero para ilustrar este punto. Habla del cordero en el contexto del santuario. Menciona el sacrificio del cordero en el antiguo Israel para el perdón de los pecados, que apunta a Jesús, el Cordero de Dios que murió por nuestros pecados. Jesús es también el verdadero cordero pascual. Se le ve en el santuario del cielo como el único digno de redimirnos y de romper los siete sellos. La lección también habla de los sacrificios inútiles. Señala que debemos entrar en una relación correcta con Dios si queremos que acepte nuestros sacrificios, nuestras oraciones y nuestras obras. La lección concluye con el trono de Dios en el contexto del santuario. Se mencionan cuatro tronos. Dos móviles y dos fijos. Los accesorios del santuario en el cielo muestran que es el gran original del cual el que estaba en la tierra era una copia o modelo.