Pero yo tengo un testimonio mayor que el de Juan; porque las obras que el Padre me ha dado para cumplirlas, las mismas obras que hago dan testimonio de mí, de que el Padre me ha enviado. RVa — Juan 5:36
"Jesús habla de Juan para que vean cómo, al rechazarse a sí mismos, rechazan también al profeta que habían recibido con alegría. Además declara: "Pero yo tengo mayor testimonio que el de Juan; porque las obras que el Padre me ha dado para que las acabe, las mismas obras que yo hago, dan testimonio de mí, de que el Padre me ha enviado." ¿No se habían abierto los cielos y la luz del trono de Dios le rodeaba de gloria, mientras la voz de Jehová proclamaba: "Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia"? Además de todo esto, sus propias obras declaraban su divinidad. El que había sido acusado de quebrantar el sábado se presentó ante sus acusadores revestido de la gracia divina y pronunciando palabras que los atravesaron como flechas de la verdad. En lugar de disculparse por el acto del que se quejaban, o explicar su propósito al hacerlo, se vuelve contra los gobernantes, y el acusado se convierte en acusador. 2SP 170.2
Los reprende por la dureza de sus corazones, por la ciega ignorancia con que leían las Escrituras, mientras se jactaban de su superioridad sobre cualquier otro pueblo. Los que pretenden ser maestros de las Escrituras y expositores de la ley son ellos mismos viles ignorantes de sus exigencias. Denuncia su mundanalidad, su amor por la alabanza y el poder, su avaricia y falta de compasión. Los acusa de descreer de las Escrituras que profesan venerar, llevando a cabo sus formas y ceremonias mientras ignoran los grandes principios de la verdad que son el fundamento de la ley. Declara que han rechazado la palabra de Dios, en la medida en que han rechazado al que Dios ha enviado. Les ordena que 'escudriñen las Escrituras, porque en ellas piensan que tienen la vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de mí'". 2SP 171.1
Lee Juan 5:17, 20, 36-38. ¿Cómo describen estos versículos la relación entre Jesús y Dios Padre, especialmente en el contexto de los signos?
Toda la nación judía llamaba a Dios su Padre, y por lo tanto no se habrían enfurecido si Cristo hubiese dicho tener esa misma relación con Dios. Pero le acusaron de blasfemia, con lo cual demostraron entender que él hacía este aserto en su sentido más elevado. DTG 178.1
Jesús rechazó el cargo de blasfemia. Mi autoridad, dijo él, por hacer la obra de la cual me acusáis, es que soy el Hijo de Dios, uno con él en naturaleza, voluntad y propósito. Coopero con Dios en todas sus obras de creación y providencia. "No puede el Hijo hacer nada de sí mismo, sino lo que viere hacer al Padre." Los sacerdotes y rabinos reprendían al Hijo de Dios por la obra que había sido enviado a hacer en el mundo. Por sus pecados se habían separado de Dios, y en su orgullo obraban independientemente de él. Se sentían suficientes en sí mismos para todo, y no comprendían cuánto necesitaban que una sabiduría superior dirigiese sus actos. Pero el Hijo de Dios se había entregado a la voluntad del Padre y dependía de su poder. Tan completamente había anonadado Cristo al yo que no hacía planes por sí mismo. Aceptaba los planes de Dios para él, y día tras día el Padre se los revelaba. De tal manera debemos depender de Dios que nuestra vida sea el simple desarrollo de su voluntad. DTG 178.3
El Salvador continuó: "Todo lo que él [el Padre] hace, esto también hace el Hijo juntamente.... Como el Padre levanta los muertos, y les da vida, así también el Hijo a los que quiere da vida." Los saduceos sostenían que no habría resurrección del cuerpo; pero Jesús les dice que una de las mayores obras de su Padre es la de resucitar a los muertos, y que él mismo tiene poder para hacerla. "Vendrá hora, y ahora es, cuando los muertos oirán la voz del Hijo de Dios: y los que oyeren vivirán." Los fariseos creían en la resurrección. Cristo les dice que ya está entre ellos el poder que da vida a los muertos, y que han de contemplar su manifestación. Este mismo poder de resucitar es el que da vida al alma que está muerta en "delitos y pecados."8 Ese espíritu de vida en Cristo Jesús, "la virtud de su resurrección," libra a los hombres "de la ley del pecado y de la muerte."9 El dominio del mal es quebrantado, y por la fe el alma es guardada de pecado. El que abre su corazón al Espíritu de Cristo llega a participar de ese gran poder que sacará su cuerpo de la tumba. DTG 180.1
El humilde Nazareno asevera su verdadera nobleza. Se eleva por encima de la humanidad, depone el manto de pecado y de vergüenza, y se revela como el Honrado de los ángeles, el Hijo de Dios, Uno con el Creador del universo. Sus oyentes quedan hechizados. Nadie habló jamás palabras como las suyas, ni tuvo un porte de tan real majestad. Sus declaraciones son claras y sencillas; presentan distintamente su misión y el deber del mundo. "Porque el Padre a nadie juzga, mas todo el juicio dió al Hijo; para que todos honren al Hijo como honran al Padre. El que no honra al Hijo, no honra al Padre que le envió.... Porque como el Padre tiene vida en sí mismo, así dió también al Hijo que tuviese vida en sí mismo: y también le dió poder de hacer juicio, en cuanto es el Hijo del hombre." DTG 180.2
Lee los siguientes textos: Juan 5:39, 40, 46, 47. ¿Qué nos enseñan sobre la actitud de Jesús hacia la autoridad de las Escrituras?
Los judíos poseían las Escrituras, y suponían que en el mero conocimiento externo de la palabra tenían vida eterna. Pero Jesús dijo: "No tenéis su palabra morando en vosotros."14 Habiendo rechazado a Cristo en su palabra, le rechazaron en persona. "No queréis venir a mí—dijo,—para que tengáis vida."
Los dirigentes judíos habían estudiado las enseñanzas de los profetas acerca del reino del Mesías; pero lo habían hecho, no con un sincero deseo de conocer la verdad, sino con el propósito de hallar evidencia con que sostener sus ambiciosas esperanzas. Cuando Cristo vino de una manera contraria a sus expectativas, no quisieron recibirle; y a fin de justificarse, trataron de probar que era un impostor. Una vez que hubieron asentado los pies en esta senda, fué fácil para Satanás fortalecer su oposición a Cristo. Interpretaron contra él las mismas palabras que deberían haber recibido como evidencia de su divinidad. Así trocaron la verdad de Dios en mentira, y cuanto más directamente les hablaba el Salvador en sus obras de misericordia, más resueltos estaban a resistir la luz. DTG 182.3 - DTG 183.1
"Si vosotros creyeseis a Moisés—dijo Jesús,—creeríais a mí; porque de mí escribió él. Y si a sus escritos no creéis, ¿cómo creeréis a mis palabras?" Fué Cristo quien habló a Israel por medio de Moisés. Si hubieran escuchado la voz divina que les hablaba por medio de su gran caudillo, la habrían reconocido en las enseñanzas de Cristo. Si hubiesen creído a Moisés, habrían creído en Aquel de quien escribió Moisés. DTG 184.2
Lee los siguientes textos: Juan 13:18; Juan 17:12; y Juan 19:24, 28, 36. ¿Qué enseñan sobre la autoridad de la Escritura tal como la entendían Jesús y Juan? ¿Qué debería decirnos esto sobre el papel crucial que toda la Escritura debe tener también para nuestra fe?
En toda página, sea de historia, preceptos o profecía, las Escrituras del Antiguo Testamento irradian la gloria del Hijo de Dios. Por cuanto era de institución divina, todo el sistema del judaísmo era una profecía compacta del Evangelio. Acerca de Cristo "dan testimonio todos los profetas."13 Desde la promesa hecha a Adán, por el linaje patriarcal y la economía legal, la gloriosa luz del cielo delineó claramente las pisadas del Redentor. Los videntes contemplaron la estrella de Belén, el Shiloh venidero, mientras las cosas futuras pasaban delante de ellos en misteriosa procesión. En todo sacrificio, se revelaba la muerte de Cristo. En toda nube de incienso, ascendía su justicia. Toda trompeta del jubileo hacía repercutir su nombre. En el pavoroso misterio del lugar santísimo, moraba su gloria. DTG 182.2
¿Qué relación existe entre los siguientes pasajes del Nuevo Testamento y del Antiguo Testamento? Es decir, ¿cómo utiliza el Nuevo Testamento estos textos para dar testimonio de Jesús?
El pasaje al que se refirió Juan es la hermosa profecía de Isaías: "Consolaos, consolaos, pueblo mío, dice vuestro Dios. Hablad al corazón de Jerusalem: decidle a voces que su tiempo es ya cumplido, que su pecado es perdonado.... Voz que clama en el desierto: Barred camino a Jehová: enderezad calzada en la soledad a nuestro Dios. Todo valle sea alzado, y bájese todo monte y collado; y lo torcido se enderece, y lo áspero se allane. Y manifestaráse la gloria de Jehová, y toda carne juntamente la verá."1
Antiguamente, cuando un rey viajaba por las comarcas menos frecuentadas de sus dominios, se enviaba delante del carro real a un grupo de hombres para que aplanase los lugares escabrosos y llenase los baches, a fin de que el rey pudiese viajar con seguridad y sin molestia. Esta costumbre es la que menciona el profeta para ilustrar la obra del Evangelio. " DTG 108.8 - DTG 108.9
El pánico se apoderó de la multitud, que sentía el predominio de su divinidad. Gritos de terror escaparon de centenares de labios pálidos. Aun los discípulos temblaron. Les causaron pavor las palabras y los modales de Jesús, tan diferentes de su conducta común. Recordaron que se había escrito acerca de él: "Me consumió el celo de tu casa."3 Pronto la tumultuosa muchedumbre fué alejada del templo del Señor con toda su mercadería. Los atrios quedaron libres de todo tráfico profano, y sobre la escena de confusión descendió un profundo y solemne silencio. La presencia del Señor, que antiguamente santificara el monte, había hecho sagrado el templo levantado en su honor. DTG 132.1
El Salvador utilizó este servicio simbólico para dirigir la atención del pueblo a las bendiciones que él había venido a traerles. "En el último grande día de la fiesta" se oyó su voz en tono que resonó por todos los ámbitos del templo, diciendo: "Si alguien tiene sed, venga a mí y beba. El que cree en mí, como dice la Escritura, de su interior brotarán ríos de agua viva". "Y esto -dice Juan- dijo del Espíritu que habían de recibir los que creyeran en él". Juan 7:37-39. El agua refrescante que brota en tierra seca y estéril, hace florecer el desierto y fluye para dar vida a los que perecen, es un emblema de la gracia divina que únicamente Cristo puede conceder, y que, como agua viva, purifica, refrigera y fortalece el alma. Aquel en quien mora Cristo tiene dentro de sí una fuente eterna de gracia y fortaleza. Jesús alegra la vida y alumbra el sendero de todos aquellos que lo buscan de todo corazón. Su amor, recibido en el corazón, se manifestará en buenas obras para la vida eterna. Y no solo bendice al alma de la cual brota, sino que la corriente viva fluirá en palabras y acciones justas, para refrescar a los sedientos que la rodean. PP 388.2
"Para Jeremías, Cristo es "fuente de aguas vivas"; para Zacarías, "fuente abierta... para el pecado y la inmundicia". Jeremías 2:13; Zacarías 13:1". PP 413.1
Los rudos soldados habían sido enternecidos por lo que habían oído y visto de Cristo, y esto les impidió quebrarle los miembros. Así en la ofrenda del Cordero de Dios se cumplió la ley de la Pascua: "No dejarán de él para la mañana, ni quebrarán hueso en él: conforme a todos los ritos de la pascua la harán." DTG 716.3
"Porque estas cosas fueron hechas para que se cumpliese la Escritura: No será quebrado hueso suyo. Y otra Escritura dice: Mirarán a Aquel a quien traspasaron'". Juan 19:34-37. DA 716.4
¿Qué revela cada uno de los siguientes pasajes del Evangelio de Juan sobre Jesús como cumplimiento de la profecía mesiánica?
Debiéramos llegar a un estado en el que desaparezca toda diferencia. Si pienso que tengo luz, mi deber es presentarla. Supongamos que yo consultara a otros acerca del mensaje que el Señor me hubiera dado para la gente; la puerta podría cerrarse de modo que la luz no llegara a aquellos a quienes Dios la hubiera enviado. Cuando Jesús entró en Jerusalén, "toda la multitud de los discípulos, gozándose, comenzó a alabar a Dios a grandes voces por todas las maravillas que habían visto, diciendo: ¡Bendito el rey que viene en el nombre del Señor; paz en el cielo, y gloria en las alturas! Entonces algunos de los fariseos de entre la multitud le dijeron: Maestro, reprende a tus discípulos. El, respondiendo, les dijo: Os digo que si éstos callaran, las piedras clamarían". Lucas 19:37-40. 1MS 482.1
…Jesús había sanado sus enfermedades; los había estrechado en sus brazos, había recibido sus besos de agradecido afecto, y algunos de ellos se habían dormido sobre su pecho mientras él enseñaba a la gente. Ahora con alegres voces los niños pregonaban sus alabanzas. Repetían los hosannas del día anterior y agitaban triunfalmente palmas ante el Salvador. En el templo, repercutían repetidas veces sus aclamaciones: "Bendito el que viene en nombre de Jehová." "He aquí, tu rey vendrá a ti, justo y salvador."2 "¡Hosanna al Hijo de David!" DTG 542.3
Mientras les lavaba los pies, Cristo había dado pruebas convincentes de que conocía el carácter de Judas. "No estáis limpios todos,"3 había dicho. Estas palabras convencieron al falso discípulo de que Cristo leía su propósito secreto. Pero ahora Jesús habló más claramente. Sentado a la mesa con los discípulos, dijo, mirándolos: "No hablo de todos vosotros: y sé los que he elegido: mas para que se cumpla la Escritura: El que come pan conmigo, levantó contra mí su calcañar." DTG 609.4
Los sacerdotes y príncipes se asombraron al hallar que Cristo había muerto. La muerte de cruz era un proceso lento; era difícil determinar cuándo cesaba la vida. Era algo inaudito que un hombre muriese seis horas después de la crucifixión. Los sacerdotes querían estar seguros de la muerte de Jesús, y a sugestión suya un soldado dió un lanzazo al costado del Salvador. De la herida así hecha, fluyeron dos copiosos y distintos raudales: uno de sangre, el otro de agua. Esto fué notado por todos los espectadores, y Juan anota el suceso muy definidamente. Dice: "Uno de los soldados le abrió el costado con una lanza, y luego salió sangre y agua. Y el que lo vió, da testimonio, y su testimonio es verdadero: y él sabe que dice verdad, para que vosotros también creáis. Porque estas cosas fueron hechas para que se cumpliese la Escritura: Hueso no quebrantaréis de él. Y también otra Escritura dice: Mirarán al que traspasaron." DTG 716.4
Lee Juan 8:12-30. ¿Cuál es la dinámica aquí entre Jesús y estos líderes religiosos? ¿Qué textos explican mejor por qué muchos lo rechazaron?
Dios es luz; y en las palabras: "Yo soy la luz del mundo," Cristo declaró su unidad con Dios, y su relación con toda la familia humana. Era él quien al principio había hecho "que de las tinieblas resplandeciese la luz."3 El es la luz del sol, la luna y las estrellas. El era la luz espiritual que mediante símbolos, figuras y profecías, había resplandecido sobre Israel. Pero la luz no era dada solamente para los judíos. Como los rayos del sol penetran hasta los remotos rincones de la tierra, así la luz del Sol de justicia brilla sobre toda alma. DTG 429.2
Con las palabras: "Yo soy la luz del mundo," Jesús declaró ser el Mesías. En el templo donde Cristo estaba enseñando, Simón el anciano lo había declarado "luz para ser revelada a los Gentiles, y la gloria de tu pueblo Israel."6 En esas palabras, le había aplicado una profecía familiar para todo Israel. El Espíritu Santo había declarado por el profeta Isaías: "Poco es que tú me seas siervo para levantar las tribus de Jacob, y para que restaures los asolamientos de Israel: también te di por luz de las gentes, para que seas mi salud hasta lo postrero de la tierra."7 Se entendía generalmente que esta profecía se refería al Mesías, y cuando Jesús dijo: "Yo soy la luz del mundo," el pueblo no pudo dejar de reconocer su aserto de ser el Prometido.
Para los fariseos y gobernantes este aserto parecía una arrogante presunción. No podían tolerar que un hombre semejante a ellos tuviera tales pretensiones. Simulando ignorar sus palabras, preguntaron: "¿Tú quién eres?" Estaban empeñados en forzarle a declararse el Cristo. Su apariencia y su obra eran tan diferentes de las expectativas del pueblo que, como sus astutos enemigos creían, una proclama directa de sí mismo como el Mesías, hubiera provocado su rechazamiento como impostor.
Pero a su pregunta: "¿Tú quién eres?" él replicó: "El que al principio también os he dicho." Lo que se había revelado por sus palabras se revelaba también por su carácter. El era la personificación de las verdades que enseñaba. "Nada hago de mí mismo—continuó diciendo,—mas como el Padre me enseñó, esto hablo. Porque el que me envió, conmigo está; no me ha dejado solo el Padre; porque yo, lo que a él agrada, hago siempre." No procuró probar su pretensión mesiánica, sino que mostró su unión con Dios. Si sus mentes hubiesen estado abiertas al amor de Dios, hubieran recibido a Jesús. DTG 430.1 - DTG 430.3
Vosotros juzgáis según la carne; yo no juzgo a nadie. Y sin embargo, si juzgo, mi juicio es verdadero; porque no estoy solo, sino yo y el Padre que me envió'. Así declaró que había sido enviado por Dios, para hacer su obra. No había consultado con los sacerdotes ni con los gobernantes el camino que había de seguir, porque su encargo procedía de la autoridad suprema, incluso del Creador del universo. Jesús, en su sagrado oficio, había enseñado al pueblo, había aliviado el sufrimiento, había perdonado el pecado, y había limpiado el templo, que era la casa de su Padre, y expulsado a sus profanadores de sus portales sagrados; había condenado la vida hipócrita de los fariseos, y reprendido sus pecados ocultos; y en todo esto había actuado bajo la instrucción de su Padre Celestial. Por eso le odiaban y querían matarle. Jesús les declaró: "Vosotros sois de abajo, yo soy de arriba. Vosotros sois de este mundo; yo no soy de este mundo". 2SP
"'Cuando hayáis levantado al Hijo del hombre, entonces sabréis que yo soy, y que nada hago por mí mismo, sino como mi Padre me ha enseñado'. Y el que me envió está conmigo; el Padre no me ha dejado solo, porque yo hago siempre lo que le agrada. Estas palabras fueron pronunciadas con un poder estremecedor y, por el momento, cerraron los labios de los fariseos e hicieron que muchos de los que escuchaban con mente atenta se unieran a Jesús, creyendo que era el Hijo [de] Dios. A estos creyentes les dijo: "Si permanecéis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos. Y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres". Pero a los fariseos que le rechazaban, y que endurecían su corazón contra él, les declaró: "Yo me voy, y vosotros me buscaréis, y moriréis en vuestros pecados; adonde yo voy, vosotros no podéis venir". 2SP 355.2
"Pero los fariseos tomaron sus palabras, dirigidas a los que creían, y las comentaron, diciendo: "Nosotros somos descendencia de Abraham, y nunca estuvimos sometidos a ningún hombre; ¿cómo dices tú: Seréis hechos libres?". Jesús miró a estos hombres, -los esclavos de la incredulidad y de la amarga malicia, cuyos pensamientos estaban inclinados a la venganza-, y les respondió: "En verdad, en verdad os digo: Todo aquel que comete pecado, es siervo del pecado." Estaban en la peor esclavitud, gobernados por el espíritu del mal. Jesús les declaró que si fueran los verdaderos hijos de Abraham, y vivieran en obediencia a Dios, no tratarían de matar a uno que estaba diciendo la verdad que le había sido dada por Dios. Esto no era hacer las obras de Abraham, a quien reclamaban como su padre. 2SP 356.1
"Jesús, con sorprendente énfasis, negó que los judíos siguieran el ejemplo de Abraham. Dijo: "Vosotros hacéis las obras de vuestro padre". Los fariseos, comprendiendo en parte lo que quería decir, dijeron: "Nosotros no somos nacidos de fornicación; tenemos un solo Padre, Dios." Pero Jesús les respondió "Si Dios fuera vuestro Padre, me amaríais; porque yo he salido y vengo de Dios; ni he venido de mí mismo, sino que él me ha enviado." Los fariseos se habían apartado de Dios y se negaban a reconocer a su Hijo. Si sus mentes hubieran estado abiertas al amor de Dios, habrían reconocido al Salvador que él había enviado al mundo. Jesús reveló audazmente su desesperada condición:- 2SP 356.2
"Vosotros sois de vuestro padre el diablo, y los deseos de vuestro padre queréis hacer. El fue homicida desde el principio, y no permaneció en la verdad, porque no hay verdad en él. Cuando habla mentira, de suyo habla; porque es mentiroso, y padre de mentira. Y porque os digo la verdad, no me creéis'. Estas palabras fueron pronunciadas con doloroso patetismo, al darse cuenta Jesús de la terrible condición en que habían caído aquellos hombres. Pero sus enemigos lo escuchaban con ira incontrolable; aunque su porte majestuoso y el poderoso peso de las verdades que pronunciaba los mantenían impotentes. Jesús continuó trazando el agudo contraste entre su posición y la de Abrahán, de quien decían ser hijos:- 2SP 357.1
"'Tu padre Abraham se regocijó al ver mi día; y lo vio, y se alegró'. Los judíos escucharon incrédulos esta afirmación, y dijeron con sorna: "Aún no tienes cincuenta años, ¿y has visto a Abraham?". Jesús, con una altiva dignidad que envió un estremecimiento de convicción a través de sus almas culpables, respondió: "En verdad, en verdad os digo: Antes que Abraham fuese, yo soy." Por un momento, se hizo el silencio en todo el pueblo, mientras el grandioso y terrible significado de estas palabras caía en sus mentes. Pero los fariseos, recuperándose rápidamente de la influencia de sus palabras, y temiendo su efecto sobre el pueblo, comenzaron a crear un alboroto, injuriándole como blasfemo. Entonces tomaron piedras para arrojárselas; pero Jesús se escondió y salió del templo, pasando por en medio de ellos, y así pasó de largo". 2SP 357.2