Respondió Jesús y le dijo: —De cierto, de cierto te digo que a menos que uno nazca de nuevo no puede ver el reino de Dios. RVa — Juan 3:3
Estos discípulos habían estado durante algún tiempo asociados con Jesús en su labor activa. Juan y Santiago, Andrés y Pedro, con Felipe, Natanael y Mateo, habían estado más íntimamente relacionados con él que los demás, y habían presenciado mayor número de sus milagros. Pedro, Santiago y Juan tenían una relación más estrecha con él. Estaban casi constantemente con él, presenciando sus milagros y oyendo sus palabras. Juan había penetrado en una intimidad aun mayor con Jesús, de tal manera que se le distingue como aquel a quien Jesús amaba. El Salvador los amaba a todos, pero Juan era el espíritu más receptivo. Era más joven que los demás, y con mayor confianza infantil abría su corazón a Jesús. Así llegó a simpatizar más con el Salvador, y por su medio fueron comunicadas a su pueblo las enseñanzas espirituales más profundas del Salvador. DTG 259.1
Lee Juan 1:19-23. ¿Cómo explicó Juan el Bautista su ministerio y su misión?
"En una ocasión los gobernantes judíos enviaron mensajeros a Juan el Bautista para preguntarle: "¿Quién eres tú?". Juan "confesó, y no negó; sino que confesó: Yo no soy el Cristo. Y le preguntaron: ¿Qué, pues? ¿Eres tú Elías? Y él dijo: No soy. ¿Eres tú aquel profeta? Y él respondió: No. Entonces le dijeron: ¿Quién eres tú? para que respondamos a los que nos enviaron. ¿Qué dices de ti mismo? Dijo: Yo soy la voz del que clama en el desierto: Enderezad el camino del Señor, como dijo el profeta Isaías." RH 28 de noviembre de 1907, par. 1
"Si las mentes de sus oyentes hubieran sido agudas para reconocer la verdad espiritual, habrían discernido el significado de las palabras de Juan. Se hizo alusión a una costumbre que prevalecía en aquellos países orientales. Cuando un monarca estaba a punto de emprender un viaje, se enviaban hombres delante de él para quitar los obstáculos del camino, a fin de que el rey pudiera viajar con seguridad y sin impedimentos. Yo soy la voz del que clama en el desierto", declaró Juan, "Enderezad el camino del Señor"". RH 28 de Noviembre de 1907, par. 2
Lee Isaías 40:1-5 y Juan 1:23. ¿Cómo utiliza Juan estos versículos?
"En los últimos siglos de la historia de Israel, antes del primer advenimiento, se entendía generalmente que la venida del Mesías estaba referida en la profecía: "Es cosa ligera que Tú seas Mi siervo para levantar las tribus de Jacob, y para restaurar lo preservado de Israel: También te daré por luz de los gentiles, para que seas mi salvación hasta lo último de la tierra". "Se manifestará la gloria del Señor", había predicho el profeta, "y toda carne juntamente la verá". Isaías 49:6; 40:5. Fue de esta luz de los hombres que Juan el Bautista testificó después tan audazmente, cuando proclamó: "Yo soy la voz del que clama en el desierto: Enderezad el camino del Señor, como dijo el profeta Isaías." Juan 1:23." PK 688.4
Lee Juan 1:29-37. ¿Qué anuncio hace Juan el Bautista sobre Jesús? ¿Qué imagen utiliza para describirlo, y por qué es tan significativa para comprender quién era Jesús y cuál sería su misión?
Cuando, en ocasión del bautismo de Jesús, Juan le señaló como el Cordero de Dios, una nueva luz resplandeció sobre la obra del Mesías. La mente del profeta fué dirigida a las palabras de Isaías: "Como cordero fué llevado al matadero."5 Durante las semanas que siguieron, Juan estudió con nuevo interés las profecías y la enseñanza de las ceremonias de los sacrificios. No distinguía claramente las dos fases de la obra de Cristo—como sacrificio doliente y como rey vencedor,—pero veía que su venida tenía un significado más profundo que el que discernían los sacerdotes y el pueblo. Cuando vió a Jesús entre la muchedumbre, al volver él del desierto, esperó confiadamente que daría al pueblo alguna señal de su verdadero carácter. Casi impacientemente esperaba oír al Salvador declarar su misión; pero Jesús no pronunció una palabra ni dió señal alguna. No respondió al anunció que hiciera el Bautista acerca de él, sino que se mezcló con los discípulos de Juan sin dar evidencia externa de su obra especial, ni tomar medidas que lo pusiesen en evidencia. DTG 110.2
Lee Marcos 10:45, Romanos 5:6 y 1 Pedro 2:24. ¿Cómo nos ayudan estos versículos a entender el papel de Jesús como "Cordero de Dios"?
A los que eran siervos les amonestó: "Sed sujetos con todo temor a vuestros amos; no solamente a los buenos y humanos, sino también a los rigurosos. Porque esto es agradable—explicaba el apóstol,—si alguno a causa de la conciencia delante de Dios, sufre molestias padeciendo injustamente. Porque ¿qué gloria es, si pecando vosotros sois abofeteados, y lo sufrís? mas si haciendo bien sois afligidos, y lo sufrís, esto es ciertamente agradable delante de Dios. Porque para esto sois llamados; pues que también Cristo padeció por nosotros, dejándonos ejemplo, para que vosotros sigáis sus pisadas: el cual no hizo pecado; ni fué hallado engaño en su boca: quien cuando le maldecían, no retornaba maldición; cuando padecía, no amenazaba, sino remitía la causa al que juzga justamente: el cual mismo llevó nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero, para que nosotros siendo muertos a los pecados, vivamos a la justicia: por la herida del cual habéis sido sanados. Porque vosotros erais como ovejas descarriadas; mas ahora habéis vuelto al Pastor y Obispo de vuestras almas." HAp 416.4
Lee Juan 1:35-39. ¿Qué hicieron estos dos discípulos después de oír el testimonio de Juan sobre Jesús?
"De nuevo, al día siguiente, Juan se puso en pie, con dos de sus discípulos; y mirando a Jesús que caminaba, dijo: He aquí el Cordero de Dios". Los dos discípulos le oyeron hablar, y siguieron a Jesús. Volviéndose Jesús, los vio que le seguían, y les dijo: ¿Qué buscáis? Los discípulos confesaron que buscaban a Cristo, y que deseaban conocerle y ser instruidos por él en su casa. Estos dos discípulos quedaron encantados con las lecciones profundamente impresionantes, aunque sencillas y prácticas, de Cristo. Sus corazones nunca se habían conmovido tanto. Andrés, hermano de Simón Pedro, era uno de estos discípulos. Estaba interesado por sus amigos y parientes, y deseaba que ellos también vieran a Cristo y oyeran por sí mismos sus preciosas lecciones. Andrés fue en busca de su hermano Simón, y con seguridad afirmó haber encontrado a Cristo, el Mesías, el Salvador del mundo. Llevó a su hermano a Jesús, y en cuanto éste lo miró, dijo: Tú eres Simón, hijo de Jonás; tú serás llamado Cefas, que por interpretación es piedra. Al día siguiente, Cristo eligió a otro discípulo, Felipe, y le ordenó que le siguiera. Felipe creía plenamente que Cristo era el Mesías, y empezó a buscar a otros para llevarlos a escuchar las enseñanzas de Cristo, que tanto le habían encantado. Felipe encontró a Natanael. Era uno de los que oyeron a Juan proclamar: "He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo." Se sintió profundamente convencido y se retiró a un bosquecillo, oculto a toda mirada humana, y allí meditó sobre el anuncio de Juan, evocando en su mente las profecías relativas a la venida del Mesías y a su misión. Se preguntaba así: ¿Sería éste el Mesías que tanto esperaban y deseaban ver? En el corazón de Natanael brotó la esperanza de que éste fuera el que salvaría a Israel. Se inclinó ante Dios y rogó que si la persona a quien Juan había declarado como el Redentor del mundo era realmente el libertador prometido, que se le diera a conocer. El Espíritu del Señor se posó sobre Natanael de una manera tan especial que quedó convencido de que Cristo era el Mesías. Mientras Natanael oraba, oyó la voz de Felipe que lo llamaba, diciendo: 'Hemos encontrado a aquel de quien escribieron Moisés en la ley y los profetas: a Jesús de Nazaret, hijo de José. Natanael le dijo: ¿De Nazaret puede salir algo bueno? Felipe le dijo: Ven y lo verás. Jesús, viendo a Natanael que se le acercaba, dijo de él: He aquí un verdadero israelita, en quien no hay engaño. Natanael le dice: ¿De dónde me conoces? Respondió Jesús y le dijo: Antes que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera, te vi.'" 2SP 63.2
Lee Juan 1:43-46. ¿Qué revelaba el mensaje de Felipe sobre su fe en Jesús?
"Cuando Felipe hubo encontrado a Jesús, no se contentó con guardarse para sí el conocimiento del Mesías. "Felipe halló a Natanael, y le dijo: Hemos hallado a aquel de quien escribieron Moisés en la ley y los profetas: a Jesús de Nazaret, hijo de José. Natanael le dijo: ¿De Nazaret puede salir algo bueno? Felipe le dijo: Ven y lo verás". Esta es la mejor manera de probar la verdad. Con el corazón ablandado y sometido, con el Espíritu Santo descansando sobre vosotros, venid a los oráculos de la verdad; comprobad por vosotros mismos lo que es verdad. No os pedimos que creáis porque os presentamos la verdad, sino que creáis porque habéis comprobado por vosotros mismos que es verdad." RH 21 de abril de 1891, par. 1
Juan 1:47-51. ¿Cómo convenció Jesús a Natanael de quién era Él, y cuál fue la respuesta de Natanael?
¡Cuán fácilmente se convenció Natanael! ¡Y con cuánto placer contempló Jesús su fe sincera y libre de engaño! "Respondió Jesús y díjole: ¿Porque te dije, te vi debajo de la higuera, crees? Cosas mayores que éstas verás. Y dícele: De cierto, de cierto os digo: De aquí adelante veréis el cielo abierto, y los ángeles de Dios que suben y descienden sobre el Hijo del hombre." Dios nunca honra la incredulidad, la desconfianza y la duda. Cuando él habla, su palabra debe ser reconocida y puesta en práctica en las acciones diarias. Y si el corazón del hombre está en viva relación con Dios, se conocerá la voz que viene de lo alto. COES 27.2 - COES 28.1
Felipe no entró en controversia. Dijo: "Ven y ve. Jesús vió venir a sí a Natanael, y dijo de él: He aquí un verdadero israelita, en el cual no hay engaño." Sorprendido, Natanael exclamó: "¿De dónde me conoces? Respondió Jesús, y díjole: Antes que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera te vi."
Esto fué suficiente. El Espíritu divino que había dado testimonio a Natanael en su oración solitaria debajo de la higuera, le habló ahora en las palabras de Jesús. Aunque presa de la duda, y cediendo en algo al prejuicio, Natanael había venido a Cristo con un sincero deseo de oír la verdad, y ahora su deseo estaba satisfecho. Su fe superó a la de aquel que le había traído a Jesús. Respondió y dijo: "Rabbí, tú eres el Hijo de Dios; tú eres el Rey de Israel."
Si Natanael hubiese DTG 114.2 - DTG 114.4
Lee Juan 3:1-21. ¿Cómo apoya el testimonio de Nicodemo el tema del Evangelio de Juan?
En presencia de Cristo, Nicodemo sintió una extraña timidez, la que trató de ocultar bajo un aire de serenidad y dignidad. "Rabbí—dijo,—sabernos que has venido de Dios por maestro; porque nadie puede hacer estas señales que tú haces, si no fuere Dios con él." Hablando de los raros dones de Cristo como maestro, y también de su maravilloso poder de realizar milagros, esperaba preparar el terreno para su entrevista. Sus palabras estaban destinadas a expresar e infundir confianza; pero en realidad expresaban incredulidad. No reconocía a Jesús como el Mesías, sino solamente como maestro enviado de Dios.
En vez de reconocer este saludo, Jesús fijó los ojos en el que le hablaba, como si leyese en su alma. En su infinita sabiduría, vió delante de sí a uno que buscaba la verdad. Conoció el objeto de esta visita, y con el deseo de profundizar la convicción que ya había penetrado en la mente del que le escuchaba, fué directamente al tema que le preocupaba, diciendo solemne aunque bondadosamente: "En verdad, en verdad te digo: A menos que el hombre naciere de lo alto, no puede ver el reino de Dios." DTG 141.2 - DTG 141.3
Lee Juan 3:3-21. ¿Qué le dijo Jesús a Nicodemo para demostrarle que podía ver a través de él?
Nicodemo había venido al Señor pensando entrar en discusión con él, pero Jesús descubrió los principios fundamentales de la verdad. Dijo a Nicodemo: No necesitas conocimiento teórico tanto como regeneración espiritual. No necesitas que se satisfaga tu curiosidad, sino tener un corazón nuevo. Debes recibir una vida nueva de lo alto, antes de poder apreciar las cosas celestiales. Hasta que se realice este cambio, haciendo nuevas todas las cosas, no producirá ningún bien salvador para ti el discutir conmigo mi autoridad o mi misión. DTG 142.1
La sorpresa le hizo perder el dominio propio, y contestó a Cristo en palabras llenas de ironía: "¿Cómo puede el hombre nacer siendo viejo?" Como muchos otros, al ver su conciencia confrontada por una verdad aguda, demostró que el hombre natural no recibe las cosas del Espíritu de Dios. No hay nada en él que responda a las cosas espirituales; porque las cosas espirituales se disciernen espiritualmente.
Pero el Salvador no contestó a su argumento con otro. Levantando la mano con solemne y tranquila dignidad, hizo penetrar la verdad con aun mayor seguridad: "De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios." Nicodemo sabía que Cristo se refería aquí al agua del bautismo y a la renovación del corazón por el Espíritu de Dios. Estaba convencido de que se hallaba en presencia de Aquel cuya venida había predicho Juan el Bautista. DTG 142.4 - DTG 143.1
Durante estos días que Cristo pasó con sus discípulos, obtuvieron ellos una nueva experiencia. Mientras oían a su amado Señor explicando las Escrituras a la luz de todo lo que había sucedido, su fe en él se estableció plenamente. Llegaron al punto de poder decir: "Yo sé a quién he creído." 2 Timoteo 1:12. Comenzaron a comprender la naturaleza y extensión de su obra, a ver que habían de proclamar al mundo las verdades que se les habían encomendado. Los sucesos de la vida de Cristo, su muerte y resurrección, las profecías que señalaban estos sucesos, los misterios del plan de la salvación, el poder de Jesús para perdonar los pecados,—de todas estas cosas habían sido testigos, y debían hacerlas conocer al mundo. Debían proclamar el Evangelio de paz y salvación mediante el arrepentimiento y el poder del Salvador. HAp 22.2