“Después que Juan fue encarcelado, Jesús vino a Galilea predicando el evangelio de Dios, y diciendo: "El tiempo se ha cumplido, y el reino de Dios se ha acercado. ¡Arrepentíos y creed en el evangelio!”RVa — Marcos 1:14,15.
Enviados así por el Espíritu Santo, Pablo y Bernabé, después de su ordenación por los hermanos de Antioquía, "descendieron a Seleucia: y de allí navegaron a Cipro [Chipre]." Así empezaron los apóstoles su primera jira misionera.
Chipre era uno de los lugares a los cuales los creyentes habían huído de Jerusalén por causa de la persecución que siguió a la muerte de Esteban. Y era desde Chipre de donde habían ido ciertos hombres a Antioquía, "anunciando el evangelio del Señor Jesús." Hechos 11:20. Bernabé mismo era "natural de Cipro" (Hechos 4:36); y ahora él y Pablo, acompañados por Juan Marcos, un pariente de Bernabé, visitaron ese país isleño.
La madre de Marcos se había convertido a la religión cristiana, y su casa en Jerusalén era un asilo para los discípulos. Allí estaban siempre seguros de ser bienvenidos y de gozar de un período de descanso. Fué en una de esas visitas de los apóstoles a la casa de su madre, cuando Marcos propuso a Pablo y Bernabé acompañarlos en su viaje misionero. Sentía la gracia de Dios en su corazón, y anhelaba dedicarse enteramente a la obra del ministerio evangélico. HAp 135.1 - HAp 135.3
Lee Hechos 12:12. ¿Cómo se introduce a Marcos en el libro de los Hechos?
"Después de su ordenación, Pablo y Bernabé "descendieron a Seleucia; y de allí navegaron a Chipre". Bernabé era "natural de Chipre" (Hechos 4:36, RSV), y ahora él y Pablo, acompañados por Juan Marcos, pariente de Bernabé, visitaron esta isla. Chipre era uno de los lugares a los que habían huido los creyentes a causa de la persecución tras la muerte de Esteban. TT 89.1
"La madre de Marcos era una conversa, y los apóstoles tenían siempre la seguridad de ser recibidos y descansar en su casa de Jerusalén. Durante una de estas visitas a casa de su madre, Marcos propuso a Pablo y Bernabé que les acompañara en su viaje misionero. Anhelaba dedicarse a la obra del Evangelio". TT 89.2 (De la prueba al triunfo, libro en inglés)
Lee Hechos 13: 1-5, 13. ¿Cómo se vinculó Juan Marcos a Saulo y Bernabé, y cuál fue el resultado?
Bernabé mismo era "natural de Cipro" (Hechos 4:36); y ahora él y Pablo, acompañados por Juan Marcos, un pariente de Bernabé, visitaron ese país isleño. HAp 135.2
Al llegar a Salamina, los apóstoles "anunciaban la palabra de Dios en las sinagogas de los Judíos.... Y habiendo atravesado toda la isla hasta Papho, hallaron un hombre mago, falso profeta, Judío, llamado Barjesús; el cual estaba con el procónsul Sergio Paulo, varón prudente. Este, llamando a Bernabé y a Saulo, deseaba oír la palabra de Dios. Mas les resistía Elimas el encantador (que así se interpreta su nombre), procurando apartar de la fe al procónsul." HAp 135.4
Lee Hechos 15:36-39. ¿Por qué Pablo rechazó a Juan Marcos y por qué Bernabé le dio una segunda oportunidad?
Pablo y sus compañeros continuaron viaje a Perga de Panfilia. Su camino era penoso; afrontaban adversidades y privaciones, y estaban acosados por peligros por doquiera. En los pueblos y ciudades por los cuales pasaban y a lo largo de los caminos solitarios, estaban rodeados de peligros visibles e invisibles. Pero Pablo y Bernabé habían aprendido a confiar en el poder libertador de Dios. Sus corazones estaban llenos de ferviente amor por las almas que perecían. Como fieles pastores que buscaban las ovejas perdidas, no pensaban en su propia comodidad y conveniencia. Ovidándose de sí mismos, no vacilaban frente al cansancio, el hambre y el frío. No tenían sino un objeto en vista: la salvación de aquellos que se habían apartado lejos del redil.
Allí fué donde Marcos, abrumado por el temor y el desaliento, vaciló por un tiempo en su propósito de entregarse de todo corazón a la obra del Señor. No acostumbrado a las penurias, se desalentó por los peligros y las privaciones del camino. Había trabajado con éxito en circunstancias favorables; pero ahora, en medio de la oposición y los peligros que con tanta frecuencia asedian al obrero de avanzada, no supo soportar las durezas como buen soldado de la cruz. Tenía todavía que aprender a arrostrar el peligro, la persecución y la adversidad con corazón valiente. Al avanzar los apóstoles, y al sentir la aprensión de dificultades aun mayores, Marcos se intimidó, y perdiendo todo valor, se negó a avanzar, y volvió a Jerusalén. HAp 137.2 - HAp 137.3
Lee Colosenses 4:10, 2 Timoteo 4:11, Filemón 24 y 1 Pedro 5:13. ¿Qué detalles de la recuperación de Marcos sugieren estos versículos?
Esta deserción indujo a Pablo a juzgar desfavorable y aun severamente por un tiempo a Marcos. Bernabé, por otro lado, se inclinaba a excusarlo por causa de su inexperiencia. Anhelaba que Marcos no abandonase el ministerio, porque veía en él cualidades que le habilitarían para ser un obrero útil para Cristo. En años ulteriores su solicitud por Marcos fué ricamente recompensada; porque el joven se entregó sin reservas al Señor y a la obra de predicar el mensaje evangélico en campos difíciles. Bajo la bendición de Dios y la sabia enseñanza de Bernabé, se transformó en un valioso obrero.
Pablo se reconcilió más tarde con Marcos, y le recibió como su colaborador, También lo recomendó a los colosenses como colaborador "en el reino de Dios," y uno que me ha "sido consuelo." Colosenses 4:11. De nuevo, no mucho antes de su muerte, habló de Marcos como uno que le era "útil para el ministerio." 2 Timoteo 4:11. HAp 138.1 - HAp 138.2
Lee Marcos 1:1-8. ¿Quiénes son los personajes de estos versículos y qué dicen y hacen?
Juan fue llamado a hacer una obra especial. Había de preparar el camino del Señor y enderezar sus veredas. El Señor no lo envió a la escuela de los profetas y rabinos. Lo apartó de las asambleas de los hombres y lo llevó al desierto para que pudiera aprender de la naturaleza y del Dios de la naturaleza. Dios no quería que él tuviera el molde de los sacerdotes y magistrados. Fue llamado a hacer una obra especial. El Señor le dio su mensaje. ¿Fue a los sacerdotes y magistrados y les preguntó si podía proclamar su mensaje? No. Dios lo apartó de ellos para que no fuera influido por su espíritu y enseñanza. Era la voz que clamaba en el desierto: "Preparad camino a Jehová; enderezad calzada en la soledad a nuestro Dios. Todo valle sea alzado, y bájese todo monte y collado; y lo torcido se enderece, y lo áspero se allane. Y se manifestará la gloria de Jehová, y toda carne juntamente la verá; porque la boca de Jehová ha hablado". Isaías 40:3-5. Este es precisamente el mensaje que debe ser dado a los nuestros. Estamos cerca del fin del tiempo, y el mensaje es: Preparad el camino del Rey; quitad las piedras; alzad pendón a los pueblos. El pueblo debe ser despertado. No es tiempo ahora de pregonar paz y seguridad. Se nos exhorta: "Clama a voz en cuello, no te detengas; alza tu voz como trompeta, y anuncia a mi pueblo su rebelión, y a la casa de Jacob su pecado". Isaías 58:1. 1MS 479.3
Lee Éxodo 23:20, Isaías 40:3 y Malaquías 3:1. ¿Qué tienen en común estos tres pasajes?
"Cuando Moisés fue elegido mensajero de la alianza, la palabra que se le dio fue: 'Sé tú para el pueblo hacia Dios'". -- Obreros Evangélicos, p. 20. "Cristo, el mensajero de la alianza, trajo las nuevas de salvación". -- Gospel Workers, p. 44
Mientras que Obreros Evangélicos aplica el término tanto a Moisés como a Cristo, Cristo mismo lo aplica a Juan el Bautista. Dijo "a las multitudes acerca de Juan... ¿Qué salisteis a ver? ¿A un profeta? sí, os digo, y más que profeta. Porque éste es de quien está escrito: He aquí, yo envío mi mensajero delante de tu faz, el cual preparará tu camino delante de ti. Y si queréis recibirlo, éste es Elías, el que había de venir". Matt. 11:7, 9, 10, 14.
Como Dios había hecho pactos tanto hablados como escritos con su antiguo pueblo de que les enviaría a Moisés, Juan y Cristo, ellos vinieron en cumplimiento de esos pactos. Y habiendo traído cada uno un mensaje, cada uno en su tiempo fue el Mensajero de la Alianza. Sin embargo, las palabras de Malaquías dejan claro que el Mensajero de la Alianza es, en el sentido más estricto, el profeta Elías (Mal. 3:1-5; 4:5), el último mensajero que prepara el camino del Señor. (Véase Testimonios para los ministros, pág. 475.)
En último análisis, sin embargo, el título de Mensajero del Pacto pertenece al Espíritu Santo. Por ejemplo, 1 Pedro 3:18-20 declara que Cristo predicó a los antediluvianos por el mismo "Espíritu" que lo "vivificó". Pero como predicó por el Espíritu en la persona de Noé, no de Sí mismo, con ello desplegó la verdad de que el Espíritu Santo está en todos Sus mensajeros por igual.
Así "los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo". 2 Ped. 1:21. Brevemente resumido, el término Mensajero del Pacto significa el Espíritu Santo (el Cristo invisible) en el representante visible del Cielo--sea Moisés, Juan, Cristo, Elías, o algún otro.
Lee Marcos 1:9-13. ¿Quién está presente en el bautismo de Jesús y qué sucede?
"Jesús, después de ser bautizado, subió luego del agua; y he aquí que se le abrieron los cielos, y vio al Espíritu de Dios que descendía como paloma y se posaba sobre él; y he aquí una voz del cielo que decía: Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia." Mt. 3:16, 17.
Habiendo sido bautizado por inmersión, y saliendo en seguida del agua, Jesús fue llevado inmediatamente a ser tentado por el Diablo.
“Entonces Jesús fue llevado por el Espíritu al desierto, para ser tentado por el diablo. Y después de haber ayunado cuarenta días y cuarenta noches, tuvo hambre. El tentador se acercó y le dijo: —Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en pan. Pero él respondió y dijo: —Escrito está: No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios. Entonces el diablo le llevó a la santa ciudad, le puso de pie sobre el pináculo del templo, y le dijo: —Si eres Hijo de Dios, échate abajo, porque escrito está: A sus ángeles mandará acerca de ti, y en sus manos te llevarán, de modo que nunca tropieces con tu pie en piedra. Jesús le dijo: —Además está escrito: No pondrás a prueba al Señor tu Dios. Otra vez el diablo le llevó a un monte muy alto, y le mostró todos los reinos del mundo y su gloria. Y le dijo: —Todo esto te daré, si postrado me adoras. Entonces Jesús le dijo: —Vete, Satanás, porque escrito está: Al Señor tu Dios adorarás y a él solo servirás. Entonces el diablo le dejó, y he aquí, los ángeles vinieron y le servían.” RVa — Mateo 4:1,11.
He aquí nuestro ejemplo. Después del bautismo en agua, las tentaciones y las victorias serán también nuestra suerte. Jesús, como ven, se enfrentó al Diablo con un "Así dice el Señor", con lo que estaba escrito. Si no podemos interesarnos en la Biblia tanto como Él se interesó en ella, si no estudiamos para saber lo que Él quiere que hagamos, ¿cómo, entonces, podemos enfrentar nuestras tentaciones y salir victoriosos? ¿Es de extrañar que muchos, después del bautismo, se aparten del camino? Lo mismo que los haría fuertes en la fe al ver que Dios les da una victoria gloriosa, lo rehuyen, sin saber que después de una tormenta de lluvia y viento, viene el sol y la calma. Job fue probado hasta el límite, pero obtuvo la victoria, y después recibió el doble por todas sus pérdidas. ¿Por qué no podemos nosotros?
Habiendo obtenido la victoria sobre su tentación, Jesús nunca más fue molestado por el Diablo. Y Job y todos los grandes hombres de Dios encontraron por experiencia el mismo alivio de Satanás.
Nuestra posición contra el pecado, por lo tanto, debe ser definida, sin la menor vacilación. Nosotros también debemos hacerle saber al diablo que vamos en serio, si es que queremos hallar paz.
"Por tanto, dejando los principios de la doctrina de Cristo, prosigamos a la perfección, sin volver a poner el fundamento del arrepentimiento de obras muertas, y de la fe en Dios, de la doctrina de los bautismos, y de la imposición de manos, y de la resurrección de los muertos, y del juicio eterno. Y esto haremos, si Dios lo permite. Porque es imposible que los que una vez fueron iluminados, y gustaron del don celestial, y fueron hechos partícipes del Espíritu Santo, y gustaron de la buena Palabra de Dios, y de los poderes del siglo venidero, si recayeren, sean otra vez renovados para arrepentimiento, crucificando de nuevo para sí mismos al Hijo de Dios, y exponiéndole a vituperio". Heb. 6:1-6. Hacer reservaciones para el pecado, es como cavar su propia tumba eterna.
Lee Marcos 1:14, 15. ¿Cuáles son las tres partes del mensaje evangélico que proclamó Jesús?
"Jesús vino a Galilea predicando el evangelio del reino de Dios, y diciendo: El tiempo es cumplido, y el reino de Dios está cerca: arrepentíos, y creed al evangelio."1 DTG 198.1
La nota predominante de la predicación de Cristo era: "El tiempo es cumplido, y el reino de Dios está cerca: arrepentíos, y creed al evangelio." Así el mensaje evangélico, tal como lo daba el Salvador mismo, se basaba en las profecías. El "tiempo" que él declaraba cumplido, era el período dado a conocer a Daniel por el ángel Gabriel. "Setenta semanas—dijo el ángel—están determinadas sobre tu pueblo y sobre tu santa ciudad, para acabar la prevaricación, y concluir el pecado, y expiar la iniquidad; y para traer la justicia de los siglos, y sellar la visión y la profecía, y ungir al Santo de los santos."2 En la profecía, un día representa un año.3 Las setenta semanas, o cuatrocientos noventa días, representaban cuatrocientos noventa años. Y se había dado un punto de partida para este período: "Sepas pues y entiendas, que desde la salida de la palabra para restaurar y edificar a Jerusalem hasta el Mesías Príncipe, habrá siete semanas, y sesenta y dos semanas,"4 sesenta y nueve semanas, es decir, cuatrocientos ochenta y tres años. La orden de restaurar y edificar a Jerusalén, completada por el decreto de Artajerjes Longímano,5 entró a regir en el otoño del año 457 ant. de C. Desde ese tiempo, cuatrocientos ochenta y tres años llegan hasta el otoño del año 27 de J. C. Según la profecía, este período había de llegar hasta el Mesías, el Ungido. En el año 27 de nuestra era, Jesús, en ocasión de su bautismo, recibió la unción del Espíritu Santo, y poco después empezó su ministerio. Entonces fué proclamado el mensaje: "El tiempo es cumplido."
Había declarado el ángel: "En otra semana [siete años] confirmará el pacto a muchos." Por siete años después que el Salvador empezó su ministerio, el Evangelio había de ser predicado especialmente a los judíos; por Cristo mismo durante tres años y medio, y después por los apóstoles. "A la mitad de la semana hará cesar el sacrificio y la ofrenda."6 En la primavera del año 31 de nuestra era, Cristo, el verdadero sacrificio, fué ofrecido en el Calvario. Entonces el velo del templo se rasgó en dos, demostrando que el significado y el carácter sagrado del ritual de los sacrificios habían terminado. Había llegado el tiempo en que debían cesar los sacrificios y las oblaciones terrenales.
La semana—siete años—terminó en el año 34 de nuestra era. Entonces, por el apedreamiento de Esteban, los judíos sellaron finalmente su rechazamiento del Evangelio; los discípulos, dispersados por la persecución, "iban por todas partes anunciando la palabra;"7 poco después, se convirtió Saulo el perseguidor, y llegó a ser Pablo, el apóstol de los gentiles.
El tiempo de la venida de Cristo, su ungimiento por el Espíritu Santo,8 su muerte y la proclamación del Evangelio a los gentiles, habían sido indicados en forma definida. Era privilegio del pueblo judío comprender estas profecías, y reconocer su cumplimiento en la misión de Jesús. Cristo instó a sus discípulos a reconocer la importancia del estudio de la profecía. Refiriéndose a la que fué dada a Daniel con respecto a su tiempo, dijo: "El que lee, entienda."9 Después de su resurrección, explicó a los discípulos en "todos los profetas" "lo que de él decían."10 El Salvador había hablado por medio de todos los profetas. "El espíritu de Cristo que estaba en ellos" "prenunciaba las aflicciones que habían de venir a Cristo, y las glorias después de ellas."11
Fué Gabriel, el ángel que sigue en jerarquía al Hijo de Dios, quien trajo el mensaje divino a Daniel. Fué a Gabriel, "su ángel," a quien envió Cristo para revelar el futuro al amado Juan; y se pronuncia una bendición sobre aquellos que leen y oyen las palabras de la profecía y guardan las cosas en ella escritas.12
"No hará nada el Señor Jehová, sin que revele su secreto a sus siervos los profetas." Aunque "las cosas secretas pertenecen a Jehová nuestro Dios, ... las reveladas son para nosotros y para nuestros hijos por siempre."13 Dios nos ha dado estas cosas, y su bendición acompañará al estudio reverente, con oración, de las escrituras proféticas. DTG 199.4 - DTG 201.3
Nosotros como estudiantes y maestros del evangelio por años hemos vivido sumamente en las señales de la segunda venida de Cristo, pero no del todo en las señales del Reino. Como resultado de esto, el Cristianismo teóricamente ha mezclado las señales del Reino con las señales del segundo Advenimiento.
Puesto que nosotros como pueblo conocemos algunas de las señales de la segunda venida de Cristo, y ninguna de las señales del Reino, ahora deberíamos de concentrarnos en las señales del Reino.
Mateo 13:24-30 – “Les refirió otra parábola, diciendo: El reino de los cielos es semejante a un hombre que sembró buena semilla en su campo; pero mientras dormían los hombres, vino su enemigo y sembró cizaña entre el trigo, y se fue. Y cuando salió la hierba y dio fruto, entonces apareció también la cizaña. Vinieron entonces los siervos del padre de familia y le dijeron: Señor, ¿no sembraste buena semilla en tu campo? ¿De dónde, pues, tiene cizaña? El les dijo: Un enemigo ha hecho esto. Y los siervos le dijeron: ¿Quieres, pues, que vayamos y la arranquemos? El les dijo: No, no sea que al arrancar la cizaña, arranquéis también con ella el trigo. Dejad crecer juntamente lo uno y lo otro hasta la siega; y al tiempo de la siega yo diré a los segadores: Recoged primero la cizaña, y atadla en manojos para quemarla; pero recoged el trigo en mi granero”.
La parábola del Reino, notamos, contiene tres períodos de tiempo: Primero, el período de sembrar la semilla – el tiempo del ministerio de Cristo; segundo, el período de crecimiento – el tiempo desde la ascensión de Cristo hasta la cosecha; tercero, el tiempo de la cosecha – un corto período de tiempo “al fin del mundo” (Mateo 13:49), el período en que la tierra es iluminada con la gloria del ángel (Apocalipsis 18:1), y en que todo el pueblo de Dios es llamado a salir de Babilonia (Apocalipsis 18:4). Entonces los que no respondieron a esta llamada de reunión clamarán: “Pasóse la siega, acabóse el verano, y nosotros no hemos sido salvos” (Jeremías 8:20). La “cosecha”, por lo tanto, es “el fin del mundo” (Mateo 13:49). Comienza en la iglesia y termina en Babilonia.
La obra de la cosecha, obviamente, es sinónima del Juicio que decide quien es la cizaña y quien es el trigo – quienes serán quemados y destruidos como malezas perniciosas, y quienes son como precioso trigo para ser admitido en el “alfolí”, el Reino. Así es que el Juicio es la purificación del Santuario (Daniel 8:14), “la casa de Dios”, el templo al cual el Señor vendrá súbitamente y purificará sus siervos, los Levitas. Aquí está la manera como la escritura describe esta última.
Malaquías 3:1-3, 5 – “He aquí, yo envío mi mensajero, el cual preparará el camino delante de mí; y vendrá súbitamente a su templo el Señor a quien vosotros buscáis, y el ángel del pacto, a quien deseáis vosotros. He aquí viene, ha dicho Jehová de los ejércitos. ¿Y quién podrá soportar el tiempo de su venida? ¿o quién podrá estar en pie cuando él se manifieste? Porque él es como fuego purificador, y como jabón de lavadores. Y se sentará para afinar y limpiar la plata; porque limpiará a los hijos de Leví, los afinará como a oro y como a plata, y traerán a Jehová ofrenda en justicia … Y vendré a vosotros para juicio; y seré pronto testigo contra los hechiceros y adúlteros, contra los que juran mentira, y los que defraudan en su salario al jornalero, a la viuda y al huérfano, y los que hacen injusticia al extranjero, no teniendo temor de mí, dice Jehová de los ejércitos”.
¿Cuánta producción de frutos dará la cosecha? Si los 144.000 son “las primicias” (Apocalipsis 14:4), entonces debe haber “segundos frutos”, porque donde no hay segundos no puede haber primeros. La palabra “primicias” absolutamente necesita segundos frutos.
¿De dónde vienen los primeros frutos, y de dónde vienen los segundos frutos? Claramente se nos dice que los primeros frutos son Israelitas – de todas las doce tribus de Israel (Apocalipsis 7:4-8). Israel ciertamente representa la membresía de la iglesia al tiempo que son sellados; el título “Israel” no puede interpretarse que significa el mundo. Los primeros frutos, por consiguiente, son cosechados de la iglesia en el tiempo que comienza la separación. La palabra “sellados” significa ser puestos en un lugar seguro – sellado. Esto es exactamente lo que el apóstol Pedro dice:
1ª Pedro 4:17-18 – “Porque es tiempo de que el juicio comience por la casa de Dios; y si primero comienza por nosotros, ¿cuál será el fin de aquellos que no obedecen al evangelio de Dios? Y: Si el justo con dificultad se salva, ¿En dónde aparecerá el impío y el pecador?”.
Ahora, entonces, si el Juicio comienza primero en la “casa de Dios”, en la iglesia, entonces terminará en el mundo, fuera de los círculos de la iglesia. La parábola de la “red”y la Revelación de Juan muy breve y concisamente traen esta verdad aun mejor a la superficie. –
Mateo 13:47-50 – “Asimismo el reino de los cielos es semejante a una red, que echada en el mar, recoge de toda clase de peces; y una vez llena, la sacan a la orilla; y sentados, recogen lo bueno en cestas, y lo malo echan fuera. Así será al fin del siglo: saldrán los ángeles, y apartarán a los malos de entre los justos, y los echarán en el horno de fuego; allí será el lloro y el crujir de dientes”.
Claramente, la red representa la iglesia del evangelio la cual agarra ambos hipócritas y santos. En efecto, en el tiempo de la cosecha de los primeros frutos (el Juicio “en la casa de Dios”) “al fin del mundo” (Mateo 13:49), los ángeles separan los impíos de entre los justos, no los justos de entre los impíos. Pero en la cosecha de los segundo frutos (el Juicio en el mundo) la separación es invertida: los justos son sacados de entre los impíos, no los impíos de entre los justos, así dice el Apocalipsis: “Y oí otra voz del cielo, que decía: Salid de ella, pueblo mío, para que no seáis partícipes de sus pecados, ni recibáis parte de sus plagas” (Apocalipsis 18:4). Claramente, el Juicio “en la casa de Dios” es la cosecha en que los hipócritas como “cizaña” son quemados, pero como “pescado” malo es echado fuera. En el Juicio en Babilonia (en el mundo), no los malos, sino los buenos son tomados y traídos a la casa de Dios purificada donde no hay pecado ni pecadores, y donde no hay peligro de las plagas. Esta misma verdad concerniente a la casa de Dios nuevamente viene a nosotros en estas palabras:
Isaías 66:15-16, 19-20 – “Porque he aquí que Jehová vendrá con fuego, y sus carros como torbellino, para descargar su ira con furor, y su reprensión con llama de fuego. Porque Jehová juzgará con fuego y con su espada a todo hombre; y los muertos de Jehová serán multiplicados … Y pondré entre ellos señal, y enviaré de los escapados de ellos a las naciones, a Tarsis, a Fut y Lud que disparan arco, a Tubal y a Javán, a las costas lejanas que no oyeron de mí, ni vieron mi gloria; y publicarán mi gloria entre las naciones. Y traerán a todos vuestros hermanos de entre todas las naciones, por ofrenda a Jehová, en caballos, en carros, en literas, en mulos y en camellos, a mi santo monte de Jerusalén, dice Jehová, al modo que los hijos de Israel traen la ofrenda en utensilios limpios a la casa de Jehová”.
De nuevo vemos aquí que los que escapan la matanza del Señor “en la casa de Dios” (obviamente los primeros frutos, “los siervos de Dios”), son enviados a las naciones que no conocen a Dios, y de allí traerán a todos sus hermanos (los segundos frutos) a la casa de Dios purificada donde no hay pecado ni pecadores, y por lo tanto donde las plagas de Babilonia no caen.
Ahora hemos visto positivamente que hay primeros y segundos frutos: unos de la iglesia – los 144.000 hijos de Jacob; y unos de todas las naciones – la gran multitud que ninguno podía contar (Apocalipsis 7:9).