Comprendamos La Naturaleza Humana

Lección 3, 4° Trimestre, del 8 al 14 de Octubre del 2022

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Sábado por la Tarde – 8 de Octubre

Texto para memorizar:

"Y Jehová Dios formó al hombre del polvo de la tierra, y sopló en su nariz aliento de vida; y fue el hombre un alma viviente". KJV - Génesis 2:7


Pero ¿cómo comprendió Adán, después de su pecado, el sentido de las siguientes palabras: "En el día que comieres de él de seguro morirás"? ¿Comprendió que significaban lo que Satanás le había inducido a creer, que iba a ascender a un grado más alto de existencia? De haber sido así, habría salido ganando con la transgresión, y Satanás habría resultado en bienhechor de la raza. Pero Adán comprobó que no era tal el sentido de la declaración divina. Dios sentenció al hombre, en castigo por su pecado, a volver a la tierra de donde había sido tomado: "Polvo eres, y al polvo volverás". Vers. 19 (RV95). Las palabras de Satanás: "Vuestros ojos serán abiertos" resultaron ser verdad pero solo del modo siguiente: después de que Adán y Eva hubieron desobedecido a Dios, sus ojos fueron abiertos y pudieron discernir su locura; conocieron entonces lo que era el mal y probaron el amargo fruto de la transgresión. CS 522.2

Nadie que no ore puede estar seguro un solo día o una sola hora. Debemos sobre todo pedir al Señor que nos dé sabiduría para comprender su Palabra.. En ella es donde están puestos de manifiesto los artificios del tentador y las armas que se le pueden oponer con éxito. Satanás es muy hábil para citar las Santas Escrituras e interpretar pasajes a su modo, con lo que espera hacernos tropezar. Debemos estudiar la Biblia con humildad de corazón, sin perder jamás de vista nuestra dependencia de Dios. Y mientras estemos en guardia contra los engaños de Satanás debemos orar con fe diciendo: "No nos dejes caer en tentación". CS 520.2

Domingo – 9 de Octubre

Un ser vivo

Genesis 1:24-27; 2:7, 19

¿Qué similitudes y diferencias puedes ver entre la forma en que Dios creó a los animales y la forma en que creó a la humanidad? ¿Qué nos dice Génesis 2:7 sobre la naturaleza humana?

Como Supremo Legislador del universo, Dios ha ordenado leyes no sólo para el gobierno de todos los seres vivientes, sino de todas las operaciones de la naturaleza. Todo, ya sea grande o pequeño, animado o inanimado, está bajo leyes fijas que no pueden ser desdeñadas. No hay excepciones a esta regla, pues nada de lo hecho por la mano divina ha sido olvidado por la mente divina. Sin embargo, al paso que todo lo que hay en la naturaleza es gobernado por la ley natural, sólo el hombre, como ser inteligente, capaz de entender sus requerimientos, es responsable ante la ley moral. Sólo al hombre, corona de la creación divina, Dios ha dado una conciencia que comprende las demandas sagradas de la ley divina, y un corazón capaz de amarla como santa, justa y buena. Del hombre se requiere pronta y perfecta obediencia. Sin embargo, Dios no lo obliga 1MS 253.2

El mecanismo del cuerpo humano no puede ser comprendido por completo; presenta misterios que confunden a los más inteligentes. No es por efecto de un mecanismo que, una vez puesto en movimiento, prosigue su acción, como late el pulso y una respiración sigue a la otra. En Dios vivimos, nos movemos y somos. El corazón que palpita, el pulso que late, cada nervio y músculo del organismo vivo se mantienen en orden y actividad por el poder de un Dios siempre presente. MC 324.8

Eclesiastés 3:18-21 - “Dije en mi corazón: Es así, por causa de los hijos de los hombres, para que Dios los pruebe, y para que vean que ellos mismos son semejantes a las bestias. Porque lo que sucede a los hijos de los hombres, y lo que sucede a las bestias, un mismo suceso es: como mueren los unos, así mueren los otros, y una misma respiración tienen todos; ni tiene más el hombre que la bestia; porque todo es vanidad. Todo va a un mismo lugar; todo es hecho del polvo, y todo volverá al mismo polvo. ¿Quién sabe que el espíritu de los hijos de los hombres sube arriba, y que el espíritu del animal desciende abajo a la tierra?”.

La Inspiración vemos, primero nos dice como fue creado el hombre y a que es semejante, luego pregunta categóricamente: ¿Quién sabe que el espíritu de los hijos de los hombres sube arriba, y que el espíritu del animal desciende abajo de la tierra? - La única respuesta que puede darse es que nadie sabe sino Dios. Y puesto que él nos ha dicho que el cuerpo y el alma juntos, no separados, hacen el alma, entonces es claro que un muerto no tiene alma, que el cuerpo regresa al polvo, y el aliento regresa al aliento, al viento. Además, lo que sucede a la bestia lo mismo sucede al hombre. Ambos tienen una misma respiración, declara la Inspiración, y el uno no tiene preeminencia sobre el otro.

Lunes – 10 de Octubre

El alma que peca, morirá

Ezequie 18:4, 20; Mateos 10:28

¿Cómo pueden estos versos ayudarnos a entender la naturaleza del alma humana?

El único que prometió a Adán la vida en la desobediencia fue el gran seductor. Y la declaración de la serpiente a Eva en Edén—"De seguro que no moriréis"—fue el primer sermón que haya sido jamás predicado sobre la inmortalidad del alma. Y sin embargo esta misma declaración, fundada únicamente en la autoridad de Satanás, repercute desde los púlpitos de la cristiandad, y es recibida por la mayoría de los hombres con tanta prontitud como lo fue por nuestros primeros padres. A la divina sentencia: "El alma que pecare, esa morirá" (Ezequiel 18:20), se le da el sentido siguiente: El alma que pecare, esa no morirá, sino que vivirá eternamente. No puede uno menos que extrañar la rara infatuación con que los hombres creen sin más ni más las palabras de Satanás y se muestran tan incrédulos a las palabras de Dios. CS 523.3

Gen. 2:7 - "Y el Señor Dios formó al hombre del polvo de la tierra, y sopló en su nariz aliento de vida; y el hombre fue un alma viviente".

En esta escritura se nos dice que Dios formó al hombre del polvo de la tierra. Entonces el aliento de vida fue soplado en sus fosas nasales, y así se convirtió en un alma viviente, que el aliento y el cuerpo juntos son los que hacen el alma. El proceso de desarrollo es el mismo que el proceso de fabricación del hielo: la baja temperatura y el agua hacen el hielo, al igual que el cuerpo y el aliento hacen el alma. Por lo tanto, cuando el aliento deja el cuerpo, el hombre ya no es un alma viviente - no, no más de lo que el hielo es hielo después de volver al agua. Es evidente que el hombre no tiene alma existente después de que el aliento abandone su cuerpo, ya que el cuerpo y el aliento juntos forman el alma.

"Yo sé", dice el sabio, "que todo lo que Dios hace, será para siempre; nada puede ser puesto, ni nada puede ser quitado; y Dios lo hace, para que los hombres teman delante de él." Ecl. 3:14.

Ecl. 9:5, 6 - "Porque los vivos saben que han de morir; pero los muertos no saben nada, ni tienen ya recompensa, porque su memoria está olvidada. También su amor, su odio y su envidia ya han perecido; ni tienen ya parte para siempre en todo lo que se hace bajo el sol."

Esto es lo que Dios dice sobre el alma, y deberíamos creerle en lugar de engañarnos con teorías no inspiradas de hombres que presuntuosamente dicen que el alma nunca muere, aunque Dios dice: "El alma que peca, morirá." Ezequiel 18:4. Por lo tanto, cuando el hombre muere, su alma se desvanece como lo hace el hielo cuando la temperatura sube por encima del punto de congelación.

Martes – 11 de Octubre

El Espíritu Vuelve a Dios

Genesis 2:7; Eclesiastés 12:1-7

¿Qué contraste puedes ver entre estos dos pasajes bíblicos? ¿Cómo pueden ayudarnos a comprender mejor la condición humana en la muerte? (Véase también Génesis 7:22.)

La doctrina de que el hombre queda consciente en la muerte, y más aún la creencia de que los espíritus de los muertos vuelven para servir a los vivos, preparó el camino para el espiritismo moderno…Representan un medio de comunicación considerado sagrado, del que Satanás se vale para cumplir sus propósitos. Los ángeles caídos que ejecutan sus órdenes se presentan como mensajeros del mundo de los espíritus. Al mismo tiempo que el príncipe del mal asevera poner a los vivos en comunicación con los muertos, ejerce también su influencia fascinadora sobre las mentes de aquellos. CS 540.1

Ezequiel 37:1-10 - “La mano de Jehová vino sobre mí, y me llevó en el Espíritu de Jehová, y me puso en medio de un valle que estaba lleno de huesos. Y me hizo pasar cerca de ellos por todo en derredor; y he aquí que eran muchísimos sobre la faz del campo, y por cierto secos en gran manera. Y me dijo: Hijo de hombre, ¿vivirán estos huesos? Y dije: Señor Jehová, tú lo sabes. Me dijo entonces: Profetiza sobre estos huesos, y diles: Huesos secos, oíd palabra de Jehová. Así ha dicho Jehová el Señor a estos huesos: He aquí, yo hago entrar espíritu en vosotros, y viviréis. Y pondré tendones sobre vosotros, y haré subir sobre vosotros carne, y os cubriré de piel, y pondré en vosotros espíritu, y viviréis; y sabréis que yo soy Jehová.

“Profeticé, pues, como me fue mandado; y hubo un ruido mientras yo profetizaba, y he aquí un temblor; y los huesos se juntaron cada hueso con su hueso. Y miré, y he aquí tendones sobre ellos, y la carne subió, y la piel cubrió por encima de ellos; pero no había en ellos espíritu. Y me dijo: Profetiza al espíritu, profetiza, hijo de hombre, y di al espíritu: Así ha dicho Jehová el Señor: Espíritu, ven de los cuatro vientos, y sopla sobre estos muertos, y vivirán. Y profeticé como me había mandado, y entró espíritu en ellos, y vivieron, y estuvieron sobre sus pies; un ejército grande en extremo”.

Aquí aprendimos que el proceso de resurrección es el mismo que el proceso de la creación: primero la estructura del hombre, luego el organismo, la carne, la piel, y al último el aliento, y de nuevo llega a ser un alma viviente. El alma o el espíritu del hombre, vemos, no es llamado a descender del cielo, o a ascender del infierno. De hecho, no un alma, sino viento de los cuatro cantones de la tierra llenan sus pulmones al mandato de Dios, y así de nuevo llega a ser un alma viviente. Entonces, también, el material del cual el hombre era compuesto originalmente, del mismo será hecho otra vez, porque hueso a hueso se juntará. Cuando él es así re-creado o resucitado, sin embargo, él debe retener el conocimiento y memoria que él tenía en su muerte, de otra manera el hombre que es resucitado no sería el hombre que murió, y si tal no fuera su caso, entonces la experiencia ganada en su vida estaría perdida.

Miércoles – 12 de Octubre

Los Muertos no Saben Nada

Job 3:11-13; Salmos 115:17; Salmos 146:4

¿Qué podemos aprender de estos pasajes sobre la condición de los seres humanos al morir?

Pero nadie debe dejarse engañar por las mentirosas afirmaciones del espiritismo. Dios ha dado al mundo suficiente luz para permitirle descubrir la trampa. Como ya se ha mostrado, la teoría que forma la base misma del espiritismo está en guerra con las declaraciones más claras de las Escrituras. La Biblia declara que los muertos no saben nada, que sus pensamientos han perecido; no tienen parte en nada de lo que se hace bajo el sol; no saben nada de las alegrías ni de las penas de los que les eran más queridos en la tierra. GC88 556.1 (Libro en inglés)

Entre las multitudes que son engañados mientras hacen todo lo posible por escapar de la interpretación inspirada de las Escrituras están, quizá en primer lugar, los extremistas, entre los cuales hay por lo menos dos clases, una que tiene la tendencia a interpretar en forma literal; la otra con tendencia a interpretar en forma espiritual.

Tomemos por ejemplo la declaración de Juan el revelador: “… Vi delante del altar las almas de los que habían sido muertos por la palabra de Dios, … Y clamaban en alta voz diciendo: ¿Hasta cuándo Señor, santo y verdadero, no juzgas y vengas nuestra sangre?” Apocalipsis, 6:9-10.

Los que ven todo literalmente por un lado, interpretarían esta declaración bíblica con el significado de que las almas estaban conscientes y realmente clamaban, aunque la Biblia es muy explícita al señalar que “los muertos nada saben”. Eclesiastés 9:5. Además, si las almas debajo del altar estaban clamando literalmente por venganza sobre sus homicidas, entonces, para ser consecuente, la declaración del Señor, “La voz de la sangre de tu hermano clama a mí desde la tierra” (Génesis 4: 10) además de la declaración, “todos los árboles del campo darán palmadas de aplauso” (Isaías 55:12), deben igualmente ser interpretadas en forma literal, a pesar del hecho de que físicamente es imposible que la sangre clame y que los árboles aplaudan.

Sin embargo, si todos estamos obligados a admitir que la sangre de Abel no podía clamar literalmente, y que los árboles sólo figurativamente pueden aplaudir, entonces, para continuar siendo consistente, quien se va al extremo de aplicar todo en forma literal debería estar dispuesto a aceptar que actualmente “los muertos nada saben”, que “duermen” - inconscientes. Fácilmente debería también percibir que las almas de los mártires clamando por venganza sobre sus homicidas, y que la sangre de Abel clamando por venganza sobre su homicida, son casos virtualmente idénticos en circunstancias y condición. Ambos casos hallan una ilustración apropiada en la frase poética: “Escucho una voz clamando, la voz del campo marchito. Oh, Señor, ten piedad de mí. Caigan las lluvias del cielo.

Un alma que está prisionera, en estado consciente, bajo algo, por cientos de años, sin nada más que hacer sino quejarse y languidecer en espera por la mañana de la resurrección y clamando por venganza sobre aquellos que derramaron su sangre, - ¡Que estado intolerable e inexpresivo el de esa alma!.

La doctrina, sin embargo, del estado inconsciente, de los muertos no solamente trae paz a la mente preocupada del ser humano sino que a su vez adjudica amor y misericordia de parte de Dios hacia el impotente ser humano, siendo de esta forma la única posición en el asunto que puede conducir al pecador, racionalmente a amar y confiar en Dios.

Jueves – 13 de Octubre

Descansando con los antepasados

Genesis 25:8; 2 Samuel 7:12; 1 Reyes 2:10; 1 Reyes 22:40

¿Qué aportan estos textos a tu comprensión de la muerte?

En ningún pasaje de las Santas Escrituras se encuentra declaración alguna de que los justos reciban su recompensa y los malos su castigo en el momento de la muerte. Los patriarcas y los profetas no dieron tal seguridad. Cristo y sus apóstoles no la mencionaron siquiera. La Biblia enseña a las claras que los muertos no van inmediatamente al cielo. Se les representa como si estuvieran durmiendo hasta el día de la resurrección. 1 Tesalonicenses 4:14; Job 14:10-12. El día mismo en que se corta el cordón de plata y se quiebra el tazón de oro (Eclesiastés 12:6), perecen los pensamientos de los hombres. Los que bajan a la tumba permanecen en el silencio. Nada saben de lo que se hace bajo el sol. Job 14:21. ¡Descanso bendito para los exhaustos justos! Largo o corto, el tiempo no les parecerá más que un momento. Duermen hasta que la trompeta de Dios los despierte para entrar en una gloriosa inmortalidad. "Porque sonará la trompeta, y los muertos resucitarán incorruptibles .... Porque es necesario que este cuerpo corruptible se revista de incorrupción, y que este cuerpo mortal se revista de inmortalidad. Y cuando este cuerpo corruptible se haya revestido de incorrupción, y este cuerpo mortal se haya revestido de inmortalidad, entonces será verificado el dicho que está escrito: ¡Tragada ha sido la muerte victoriosamente!" 1 Corintios 15:52-54 (VM). En el momento en que sean despertados de su profundo sueño, reanudarán el curso de sus pensamientos interrumpidos por la muerte. La última sensación fue la angustia de la muerte. El último pensamiento era el de que caían bajo el poder del sepulcro. Cuando se levanten de la tumba, su primer alegre pensamiento se expresará en el hermoso grito de triunfo: "¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón? ¿dónde está, oh sepulcro, tu victoria?" Vers. 55. CS 537.2

Alguien puede preguntar, si los nombres de los muertos que no han soportado en Cristo hasta el final de sus vidas, deben ser borrados del libro de la vida, entonces por qué--¿Cristo predicó a los muertos?

1 Pedro 3:18-20

En la misma escritura que da origen a esta pregunta, está también la respuesta: "Porque también Cristo padeció una vez por los pecados, el justo por los injustos, para llevarnos a Dios, siendo muerto en la carne, pero vivificado por el Espíritu; por lo cual también fue y predicó a los espíritus encarcelados, los cuales en algún tiempo fueron desobedientes, cuando una vez la longanimidad de Dios esperó en los días de Noé, mientras se preparaba el arca, en la cual pocas, es decir, ocho almas se salvaron por el agua." 1 Pe. 3:18-20.

Esta escritura no dice que Cristo en persona, mientras su cuerpo yacía en la tumba, predicó a los espíritus encarcelados, como lo entienden algunos; en cambio, dice que Él, a través del medio del Espíritu por el cual fue resucitado, les predicó "en los días de Noé, mientras el arca se preparaba". Tampoco dice que Cristo predicó a los muertos, sino "a los espíritus encarcelados". Por lo tanto, la cuestión de si "los espíritus encarcelados" se refiere a los muertos o a los vivos, es una cuestión de interpretación, y tal interpretación debe provenir de la autoridad divina.

En ninguna parte de la Biblia, cuando se refiere a los muertos, los llama espíritus, pero sí designa así a los vivos. Además, la Palabra dice claramente que "los vivos saben que han de morir; pero los muertos no saben nada, ni tienen ya recompensa, porque su memoria está olvidada. También su amor, y su odio, y su envidia, ya ha perecido; ni tienen más parte para siempre en cualquier cosa que se haga bajo el sol". Ecl. 9:5, 6.

Además, el Señor deja muy claro en la parábola del hombre rico y de Lázaro que después de la muerte no hay ninguna posibilidad de salvación, ni siquiera una gota de agua fría, ya que la petición del hombre rico en la muerte le fue negada, y se le dijo: "Hijo, acuérdate de que en vida recibiste tus bienes, y también Lázaro los males; pero ahora él es consolado, y tú eres atormentado. Y además de todo esto, entre nosotros y vosotros hay fijado un gran abismo, de modo que los que quieren pasar de aquí a vosotros no pueden, ni tampoco pueden pasar a nosotros los que quieren venir de allí." Lucas 16:25, 26.

Esta parábola enseña que la única manera en que cualquiera de nosotros puede ser salvado del tormento del infierno es "escuchar a Moisés y a los profetas" mientras estamos vivos, y que si no los escuchamos, entonces el Señor no puede ayudarnos después de la muerte. También enseña que si no somos persuadidos por ellos, tampoco "seremos persuadidos, aunque uno haya resucitado de entre los muertos." Lucas 16:29-31.Por lo tanto, como no hay posibilidad de salvación después de la muerte, entonces si alguno, mientras vive, no ha escuchado a "Moisés y a los profetas", ¿por qué habría de predicarles Cristo después de muerto? "Dios no es el Dios de los muertos, sino de los vivos". Mateo 22:32.

Por consiguiente, los "espíritus encarcelados" no pueden ser otros que los antediluvianos a los que Cristo, por el Espíritu que lo resucitó, predicó por medio de Noé antes del diluvio, mientras los habitantes de ese mundo estaban presos por las circunstancias del diluvio que se avecinaba, de cuyas consecuencias seguras no podrían escapar. La afirmación: "En la que pocas, es decir, ocho almas fueron salvadas por el agua", demuestra además que fue por el Espíritu de Cristo en la predicación de Noé que Cristo, antes del diluvio, visitó a los espíritus encarcelados y salvó a ocho almas: Noé y su familia. Así, "el Espíritu de Cristo que estaba en" "los profetas," también "significó, cuando testificó de antemano los sufrimientos de Cristo, y la gloria que debía seguir." 1 Ped. 1:10, 11.

Viernes – 14 de Octubre

Estudio Adicional

Pero alguien pregunta: Si es cierto que Cristo no predicó a los muertos, entonces ¿qué pasa con los muertos que estaban... SIN OPORTUNIDAD?

La ley de la muerte no puede ser revertida por la ignorancia de Dios. Además, dice el Señor a su profeta: "Cuando diga al impío: Ciertamente morirás, y no le adviertas, ni hables para prevenir al impío de su mal camino, para salvar su vida, el mismo impío morirá en su iniquidad, pero su sangre la demandaré de tu mano". Ezequiel 3:18. Como esta escritura enseña claramente que los que han muerto en sus pecados no pueden ser rescatados por medio de la predicación después de la muerte, aunque por la negligencia de los atalayas hayan quedado sin oportunidad, entonces los que han muerto en la ignorancia por su propia negligencia en lugar de la de los atalayas, como fue el caso del mundo antediluviano, serían aún menos excusables, y no tendrían ni necesidad ni derecho de ser predicados después de la muerte, aunque fuera posible.

Aquellos que nunca han tenido la oportunidad de escuchar a los profetas, - para ellos "los cielos declaran la gloria de Dios; y el firmamento muestra su obra. El día al día habla, y la noche a la noche muestra el conocimiento. No hay discurso ni lenguaje donde no se oiga su voz". Salmo 19:1-3. Todos han de ser juzgados según la luz que Dios les ha revelado. Y aquellos que han tenido la oportunidad, pero han fracasado, de aprender de Dios, no serán condenados por estar en el error, sino por no haberse familiarizado con la verdad. Siendo esto así, entonces, ¿por qué algunos son BAUTIZADOS POR LOS MUERTOS?

1 Cor. 15:29

Pablo, hablando de la resurrección, aclara a los corintios que si no hay resurrección de los muertos, tampoco hay salvación en Cristo.

"Y si Cristo no ha resucitado, vana es nuestra predicación, y vana es también vuestra fe. Sí, y somos hallados falsos testigos de Dios; porque hemos testificado de Dios que él resucitó a Cristo: A quien no resucitó, si es que los muertos no resucitan. Porque si los muertos no resucitan, tampoco resucitó Cristo; y si Cristo no resucitó, vuestra fe es vana; aún estáis en vuestros pecados. Entonces también los que durmieron en Cristo perecieron. Si sólo en esta vida tenemos esperanza en Cristo, somos los más miserables de todos los hombres; pero ahora Cristo ha resucitado de entre los muertos, y ha sido primicia de los que durmieron. Porque como por el hombre vino la muerte, por el hombre vino también la resurrección de los muertos. Porque así como en Adán todos mueren, así en Cristo todos serán vivificados. Pero cada uno en su orden: Cristo, las primicias; después, los que son de Cristo en su venida. De lo contrario, ¿qué harán los que se bautizan por los muertos, si los muertos no resucitan en absoluto? 1 Cor. 15:14-22, 29.

No puede entenderse correctamente de esta escritura que los vivos sean o deban ser bautizados por los muertos, pues Pablo no cuestiona el efecto que el bautismo tendría en los muertos, sino el efecto que tendría en los vivos, pues pregunta: "¿Qué harán [los vivos] los que se bautizan por los muertos? No: ¿Qué harán los muertos por los que nosotros, los vivos, hemos sido bautizados? En otras palabras, su argumento es que para su propio beneficio ellos mismos fueron "bautizados por los muertos", no por los vivos - no bautizados con el pensamiento de vivir para siempre, sino con el pensamiento de morir con la esperanza de ser resucitados en el día de la resurrección. Por lo tanto, fueron bautizados por los muertos (para pasar por el sepulcro, el estado de la muerte), no por los vivos, como lo serán los que se bauticen hacia el tiempo de la venida de Cristo, y que formarán esa compañía inmortal de santos que, estando vivos y permaneciendo cuando Él aparezca con sus ángeles, "serán arrebatados junto con ellos en las nubes, para recibir al Señor en el aire", dice Pablo. 1 Tes. 4:17.

Por lo tanto, aquellos que se encontrarán vivos cuando Cristo aparezca, habiendo sido bautizados antes de su aparición, son bautizados por los vivos en lugar de por los muertos, porque nunca morirán. Este pensamiento evocó en la mente del Espíritu que estaba en Pablo, la pregunta: "¿Qué harán los que son bautizados por los muertos, si los muertos no resucitan?"

Y finalmente, si los primeros cristianos se bautizaran por otros que habían muerto sin bautismo, tal mandamiento habría sido dado en las Escrituras, y tales servicios bautismales habrían sido registrados; pero la Biblia ordena bautismos sólo para los vivos, a quienes dice: "Arrepiéntete y bautízate." Y entonces que su fe sea... PRÁCTICA, NO TEÓRICA ÚNICAMENTE.

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