Misión En Favor Del Prójimo

Lección 7, 4°Trimestre, del 11 al 17 de Noviembre del 2023.

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Sábado por la Tarde, 11 de Noviembre

Texto para memorizar :

"Respondiendo él, dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con todas tus fuerzas, y con toda tu mente; y a tu prójimo como a ti mismo." RV - Lucas 10:27


A fin de ser candidatos para el cielo, debemos hacer frente a los requerimientos de la ley: "Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con todas tus fuerzas, y con toda tu mente; y a tu prójimo como a ti mismo". Lucas 10:27. Sólo podemos hacer esto al aferrarnos por fe de la justicia de Cristo. Contemplando a Jesús recibimos en el corazón un principio viviente y que se expande; el Espíritu Santo lleva a cabo la obra y el creyente progresa de gracia en gracia, de fortaleza en fortaleza, de carácter en carácter. Se amolda a la imagen de Cristo hasta que en crecimiento espiritual alcanza la medida de la estatura plena de Cristo Jesús. Así Cristo pone fin a la maldición del pecado y libera al alma creyente de su acción y efecto. 1MS 463.1

"Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con todas tus fuerzas, y con toda tu mente; y a tu prójimo como a ti mismo". Lucas 10:27. Estas palabras resumen todo el deber del hombre. Implican la consagración de todo el ser: el cuerpo, el alma y el espíritu, al servicio de Dios. ¿Cómo pueden los hombres obedecer estas palabras, y al mismo tiempo prometer apoyar aquello que priva a su prójimo de la libertad de acción? ¿Y cómo pueden los hombres obedecer estas palabras, y formar combinaciones que privan a las clases más pobres de las ventajas que les pertenecen con justicia, y les impiden comprar o vender, a no ser bajo ciertas condiciones?—Carta 26, 1903. 2MS 163.4

Domingo, 12 de Noviembre

La Gran Pregunta


Lee Lucas 10:25. ¿Qué pidió este abogado y por qué lo pidió?

Cuando este joven príncipe vino a Jesús, su sinceridad y fervor ganaron el corazón del Salvador. "Mirándole, amóle". En este joven vio él a uno que podría ser útil como predicador de justicia. El quería recibir a este noble y talentoso joven tan prestamente como recibió a los pobres pescadores que lo siguieron. Si el joven hubiera consagrado su habilidad a la obra de salvar almas, habría llegado a ser un diligente obrero de éxito para Cristo. PVGM 323.4

Pero primeramente debía aceptar las condiciones del discipulado. Debía consagrarse a sí mismo sin reservas a Dios. Al llamado del Salvador, Juan, Pedro, Mateo, y sus compañeros, "dejadas todas las cosas, levantándose, le siguieron".1 La misma consagración se exigió del joven príncipe. Y en esto Cristo no pidió un sacrificio mayor del que él mismo había hecho. "Por amor de vosotros se hizo pobre, siendo rico; para que vosotros por su pobreza fueseis enriquecidos".2 El joven rico sólo tenía que seguir el camino recorrido por Cristo. PVGM 324.1

Zaqueo había sido abrumado, asombrado y reducido al silencio por el amor y la condescendencia de Cristo al rebajarse hasta él, tan indigno. Ahora expresaron sus labios el amor y la alabanza que tributaba a su recién hallado Maestro. Resolvió hacer públicos su confesión y su arrepentimiento. DTG 508.2

En presencia de la multitud, "Zaqueo, puesto en pie, dijo al Señor: He aquí, Señor, la mitad de mis bienes doy a los pobres; y si en algo he defraudado a alguno, lo vuelvo con el cuatro tanto. DTG 508.3

"Y Jesús le dijo: Hoy ha venido la salvación a esta casa; por cuanto él también es hijo de Abraham." DTG 508.4

Cuando el joven y rico príncipe se había alejado de Jesús, los discípulos se habían maravillado de las palabras de su Maestro: "¡Cuán difícil es entrar en el reino de Dios, los que confían en las riquezas!" Ellos habían exclamado el uno al otro: "¿Y quién podrá salvarse?" Ahora tenían una demostración de la veracidad de las palabras de Cristo: "Lo que es imposible para con los hombres, posible es para Dios."2 Vieron cómo, por la gracia de Dios, un rico podría entrar en el reino. DTG 508.5pu

Lunes, 13 de Noviembre

El Método y la Respuesta de Jesus


Lee Mateo 26:56, Hechos 17:11, 1 Corintios 15:3 y 2 Timoteo 3:16. ¿Cómo nos ayudan estos versículos a entender la respuesta de Jesús a la capa en Lucas 10:26?

Recuerda también que cuando el joven rico preguntó qué debía hacer para tener vida eterna, la respuesta de Jesús fue: "Guardar los mandamientos". Y Su respuesta hoy es la misma. (Cuando el gobernante preguntó qué mandamientos debía guardar, el Señor le dijo claramente: "No matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no dirás falso testimonio, honra a tu padre y a tu madre, y ama a tu prójimo como a ti mismo". Mateo 19:18, 19.

Aquí se ve que la "ley" moral y el "mandamiento" son sinónimos. "No penséis que he venido para abrogar [o abolir] la ley o los profetas: No he venido a destruir, sino a cumplir [las profecías relativas a Mí y a Mi obra]. Porque de cierto os digo que hasta que pasen el cielo y la tierra, ni una jota ni una tilde pasará de la ley, hasta que todo se haya cumplido. Cualquiera, pues, que quebrante uno de estos mandamientos muy pequeños, y así lo enseñe a los hombres, muy pequeño será llamado en el reino de los cielos; pero cualquiera que los cumpla y los enseñe, ése será llamado grande en el reino de los cielos....Oísteis que fue dicho por los antiguos: No matarás; y cualquiera que matare, será reo del juicio; mas yo os digo que cualquiera que se enojare contra su hermano sin causa, será reo del juicio; y cualquiera que dijere a su hermano Raca, será reo del concilio; mas cualquiera que dijere: Necio, será reo del fuego del infierno". Mateo 5:17-19, 21, 22.

Notemos cuidadosamente que los mandamientos fueron escritos por Dios mismo en dos tablas de piedra. La primera contenía los primeros cuatro mandamientos --los que exigen amor a Dios-- y la segunda tabla contenía los últimos seis mandamientos --los que exigen amor a nuestros semejantes. Estas dos tablas con sus diez preceptos -- cuatro en una y seis en la otra, el Señor los resume en dos mandamientos y declara que son los grandes mandamientos. Todos los diez mandamientos, por tanto, son grandes, no hay distinción entre unos y otros. Así es que de estos mandamientos penden la ley y los profetas -- toda la Biblia -- que si estos mandamientos fallan entonces toda la Biblia falla, que como la Biblia no puede fallar tampoco pueden fallar los mandamientos, pero aquel que no se arrepiente por haberlos quebrantado, y no deja de quebrantarlos, ciertamente caerá al fondo de la fosa.

"Oigamos la conclusión de todo el asunto: Temed a Dios, y guardad sus mandamientos; porque esto es todo el deber del hombre. Porque Dios traerá toda obra a juicio, con toda cosa secreta, sea buena o sea mala." Ecles. 12:13, 14.

Martes, 14 de Noviembre

Heredar la Vida Eterna


Lee Lucas 10:27 28. ¿Cuál fue la respuesta del abogado a su propia pregunta?

"Millones de personas en nuestro mundo están haciendo la elección que hizo el joven gobernante. Tienen inteligencia, pero no pueden decidirse a ser administradores honestos de los bienes de su Señor. Muchos dicen: "Bendeciré y me glorificaré a mí mismo; seré honrado como un hombre por encima de sus semejantes". Jesús pagó el precio de su redención; por ellos se hizo pobre, para que ellos fueran ricos; y, sin embargo, aunque dependen totalmente de él para todas sus posesiones terrenales, se niegan a hacer su voluntad mostrando amor a sus semejantes. No están dispuestos a aliviar las necesidades de los que les rodean con los medios que el Señor ha puesto en sus manos para este fin. Se niegan a apropiarse del capital del Señor en beneficio de los demás, y se aferran a sus posesiones. Como el gobernante, rechazan el tesoro celestial y eligen lo que les agrada a ellos mismos. Con tal egoísmo demuestran que no son dignos de las riquezas eternas. Demuestran que no son aptos para un lugar en el reino de Dios; si se les permitiera entrar allí, reclamarían, como el gran apóstata, todo como si lo hubieran creado, y estropearían el cielo con su codicia. RH 14 de diciembre de 1897, par. 7

"Moisés fue llamado a elegir entre el mundo y Dios. Dos objetos conflictivos fueron puestos ante él. Los tesoros de Egipto, el honor de una corona temporal, y todos los beneficios mundanos implicados en esta elección, fueron presentados por el príncipe de este mundo. El Príncipe de la Luz, el Redentor del mundo, presentaba el lado opuesto. Presentó la recompensa de la recompensa, las inescrutables riquezas de Cristo, y mostró también el camino de aflicción, abnegación y autosacrificio que deben recorrer todos los que obtengan esta recompensa." RH 14 de diciembre de 1897, par. 8

"La decisión quedó en manos de Moisés. Como agente moral libre tenía la libertad de elegir. Todo el cielo estaba interesado en el asunto. ¿Cuál sería su elección: la obediencia a Dios, con la recompensa eterna de la recompensa, o la obediencia a lo que más conviniera a su propia voluntad? Por la fe Moisés, cuando llegó a la vejez, rehusó ser llamado hijo de la hija de Faraón, prefiriendo sufrir aflicción con el pueblo de Dios, que gozar de los placeres del pecado por un tiempo; estimando el oprobio de Cristo como mayor riqueza que los tesoros de Egipto, porque tenía respeto a la recompensa del galardón". RH 14 de diciembre de 1897, par. 9

Miércoles, 15 de Noviembre

Amar a los Demás Como a Uno Mismo


Lee Mateo 22:37-40. ¿Cómo se compara lo que Jesús mismo dijo aquí con Su respuesta al abogado, en Lucas 19: 27, 28?

El doctor dijo: "Amarás al Señor tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y de todas tus fuerzas, y de todo tu entendimiento; y a tu prójimo como a ti mismo". "Bien has respondido—contestó Cristo—: haz esto y vivirás".

El doctor de la ley no estaba satisfecho con la posición y las obras de los fariseos. Había estado estudiando las Escrituras con el deseo de conocer su verdadero significado. Tenía interés vital en el asunto, y preguntó sinceramente: "¿Haciendo qué cosa?" En su contestación referente a los requisitos de la ley, él pasó por alto todo el cúmulo de preceptos ceremoniales y rituales. A éstos no les atribuyó ningún valor, pero presentó los dos grandes principios de los cuales depende toda la ley y los profetas. La alabanza que hizo el Salvador de esta respuesta colocó a Cristo en una situación ventajosa con respecto a los rabinos. No podían condenarlo por sancionar lo que había sido presentado por un expositor de la ley.

"Haz esto y vivirás", dijo Cristo. En su enseñanza, siempre presentaba la ley como una unidad divina, mostrando que es imposible guardar un precepto y violar otro; porque el mismo principio los enlaza a todos. El destino del hombre quedará determinado por su obediencia a toda la ley.

Cristo sabía que nadie podía obedecer la ley por su propia fuerza. El quería inducir al doctor a una investigación más clara y más crítica, de manera que pudiera hallar la verdad. Únicamente aceptando la virtud y la gracia de Cristo podemos guardar la ley. La creencia en la propiciación por el pecado habilita al hombre caído a amar a Dios con todo el corazón, y a su prójimo como a sí mismo.

El doctor sabía que no había guardado ni los primeros cuatro ni los últimos seis mandamientos. Fue convencido por las escrutadoras palabras de Cristo, pero en vez de confesar su pecado, trató de excusarlo. En vez de reconocer la verdad, trató de mostrar cuán difícil era cumplir los mandamientos. Así esperaba rechazar la convicción y defenderse ante los ojos del pueblo. Las palabras del Salvador habían demostrado que esa pregunta era innecesaria, puesto que él pudo contestarse a sí mismo. Sin embargo, hizo otra pregunta diciendo: "¿Quién es mi prójimo?" PVGM 311.1 - PVGM 312.1

Jueves, 16 de Noviembre

La Historia del Buen Samaritano Hoy


Lee Lucas 10:30-37. ¿Cómo resumirías el significado de Jesús en la historia de hoy?

Al dar esta lección, Cristo presentó los principios de la ley de una manera directa y enérgica, mostrando a sus oyentes que habían descuidado el cumplir esos principios. Sus palabras eran tan definidas y al punto, que los que escuchaban no pudieron encontrar ocasión para cavilar. El doctor de la ley no encontró en la lección nada que pudiera criticar. Desapareció su prejuicio con respecto a Cristo. Pero no pudo vencer su antipatía nacional lo suficiente como para mencionar por nombre al samaritano. Cuando Cristo le preguntó: "¿Quién, pues, de estos tres, te parece que fue el prójimo de aquel que cayó en manos de ladrones?" contestó: "El que usó con él de misericordia".

"Entonces Jesús le dijo: Ve, y haz tú lo mismo". Muestra la misma tierna bondad hacia aquellos que se hallan en necesidad. Así darás evidencia de que guardas toda la ley. PVGM 313.2 - PVGM 313.3

Muchos están hoy cometiendo un error similar. Dividen sus deberes en dos clases distintas. La primera clase abarca las grandes cosas, que han de ser reguladas por la ley de Dios; la otra clase se compone de las cosas llamadas pequeñas, en las cuales se ignora el mandamiento: "Amarás a tu prójimo como a ti mismo". Esta esfera de actividad se deja librada al capricho, y se sujeta a la inclinación o al impulso. Así el carácter se malogra y la religión de Cristo es mal interpretada.

Existen personas que piensan que es degradante para su dignidad ministrar a la humanidad que sufre. Muchos miran con indiferencia y desprecio a aquellos que han permitido que el templo del alma yaciera en ruinas. Otros descuidan a los pobres por diversos motivos. Están trabajando, como creen, en la causa de Cristo, tratando de llevar a cabo alguna empresa digna. Creen que están haciendo una gran obra, y no pueden detenerse a mirar los menesteres del necesitado y afligido. Al promover el avance de su supuesta gran obra, pueden hasta oprimir a los pobres. Pueden colocarlos en duras y difíciles circunstancias, privarlos de sus derechos o descuidar sus necesidades. Sin embargo, creen que todo eso es justificable porque están, según piensan, promoviendo la causa de Cristo.

Muchos permitirán que un hermano o un vecino luche sin ayuda bajo adversas circunstancias. Por cuanto profesan ser cristianos, puede éste ser inducido a pensar que ellos, en su frío egoísmo, están representando a Cristo. Debido a que los profesos siervos de Dios no cooperan con él, el amor de Dios, que debería fluir de ellos, es en gran medida negado a sus semejantes. Y se impide que una gran corriente de alabanza y acción de gracias ascienda a Dios de los labios y de los corazones humanos. Se lo despoja de la gloria debida a su santo nombre. Se lo priva de las almas por las cuales Cristo murió, almas a quienes anhela llevar a su reino, para vivir en su presencia a través de las edades infinitas. PVGM 315.1 - PVGM 315.3

Viernes, 17 de Noviembre

Estudio Adicional

Tanto el joven rico como Nicodemo eran gobernantes, y aunque Nicodemo no fuera tan rico como el joven, no era pobre. Pero, ¿por qué a uno se le pidió que repartiera sus riquezas entre los pobres, y al otro que naciera de nuevo? ¿Por qué no han de pagar ambos el mismo precio por la salvación? He aquí las razones:

Para evitar ser visto en compañía de Jesús, Nicodemo vino a Él, no de día, sino secretamente de noche, mientras que el joven gobernante vino a Jesús no sólo abiertamente de día, sino también mientras una multitud estaba con Jesús. Por lo tanto, el obstáculo básico del joven rico era su riqueza, y el obstáculo básico de Nicodemo era su orgullo. Claramente, entonces, la dolencia de uno requería un tipo de tratamiento, y la dolencia del otro requería otro tipo de tratamiento.

Jesús nunca le pidió a nadie que tomara su religión, sino que le pidiera que lo "siguiera", que fuera uno de sus discípulos. El joven rico no podía seguir al Señor porque su corazón estaba centrado en sus propias riquezas. Y Nicodemo no podía seguir al Señor porque era demasiado orgulloso para dejarse ver en compañía del impopular y odiado Jesús seguido por humildes pescadores. Para eliminar los impedimentos, el uno tenía que deshacerse de sus riquezas, y el otro tenía que deshacerse de su orgullo. Para erradicar el orgullo, hay que nacer de nuevo, hay que convertirse en un hombre nuevo. Pero para erradicar el amor al dinero uno debe dar su dinero a aquellos que realmente lo necesitan.

Las Escrituras registran que Abraham era muy rico. Sin embargo, se le llama el "amigo de Dios". Las riquezas en sí mismas, por lo tanto, pueden ser una bendición, aunque más a menudo se convierten en una maldición. El orgullo, sin embargo, nunca es bueno.