La Misión De Dios En Favor De Nosotros: Primera Parte

Lección 1, Trimestre 4 del 30 de Septiembre al 6 de Octubre 2023.

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Sábado de Tarde, 30 de Septiembre

PARA MEMORIZAR:

“Pero Dios el Señor llamó al hombre y le dijo: ‘¿Dónde estás?’ Genesis 3:9.


A los moradores del Edén se les encomendó el cuidado del huerto, para que lo labraran y lo guardasen. Su ocupación no era agotadora, sino agradable y vigorizadora. Dios dio el trabajo como una bendición para que el hombre ocupara su mente, fortaleciera su cuerpo y desarrollara sus facultades. En la actividad mental y física, Adán encontró uno de los placeres más elevados de su santa existencia. Cuando, como resultado de su desobediencia, fue expulsado de su bello hogar, y cuando, para ganarse el pan de cada día, fue forzado a luchar con una tierra obstinada, ese mismo trabajo, aunque muy distinto de su agradable ocupación en el huerto, le sirvió de salvaguardia contra la tentación y como fuente de felicidad. P.P. 29

Mientras permanecieran leales a Dios, Adán y su compañera iban a ser los señores de la tierra. Recibieron dominio ilimitado sobre toda criatura viviente. P.P. 29

La santa pareja eran no solo hijos bajo el cuidado paternal de Dios, sino también estudiantes que recibían instrucción del omnisciente Creador. Recibían la visita de los ángeles, y se gozaban en la comunión directa con su Creador, sin ningún velo de por medio. Se sentían pletóricos del vigor que procedía del árbol de la vida y su poder intelectual era apenas un poco menor que el de los ángeles. P.P. 30

Después de su pecado, Adán y Eva no pudieron seguir morando en el Edén. P.P. 40

Con humildad e inenarrable tristeza se despidieron de su bello hogar, y fueron a morar en la tierra, sobre la cual descansaba la maldición del pecado. La atmósfera, de temperatura antes tan suave y uniforme, estaba ahora sujeta a grandes cambios, y misericordiosamente, el Señor les proveyó de vestidos de pieles para protegerlos de los extremos del calor y del frío. P.P. 41

Domingo, 1 de Octubre

El Dios Que Nos Tiende La Mano


Zacarías 12:8 – “En aquel día Jehová defenderá al morador de Jerusalén: y el que entre ellos fuere débil, en aquel tiempo será como David; y la casa de David como Dios, como el ángel de Jehová delante de ellos.

Además de darnos la seguridad de que el Señor defenderá a Su pueblo, la Inspiración les asemeja a David, y a Dios. Aun los débiles “serán como David; y la casa de David como Dios, como el ángel de Jehová delante de ellos”. ¡Que declaración tan grande y maravillosa! ¡Que privilegio para ser comparado a Dios mismo!

Ahora, para que sepamos lo que significa ser “como Dios”, debemos estudiar como es Dios. Comenzaremos con que El no solamente creó y llenó la tierra de todas las cosas buenas para sus criaturas, sino que El también plantó un jardín (hogar) para el hombre. Así El hizo una casa modelo para todos los seres humanos que iban a vivir desde entonces en adelante. Enseñó a Adán como cuidar de su casa y como cultivar su jardín. El le enseñó como hablar y como discernir entre la naturaleza de una bestia y otro, y nombrarlos debidamente. Dios dotó al hombre de conocimiento y vida para que tuviera felicidad a la vez que era útil al hacer el mundo lo que debiera ser. Y aun después de que la pareja santa cayó en pecado Dios continuó tan interesado en ellos como lo estaba antes - y tanto fue así en efecto, inmediatamente comenzó a enseñarles como ellos podían redimirse y volver a su eterno hogar. Desde ese día hasta el presente El ha continuado enseñando a la familia humana.

Para hacer esta obra salvadora Dios envió el Espíritu de Verdad, envió a profetas y ángeles - El mandó también a su Hijo único — todos maestros de redención. El mismo descendió al Sinaí y aunque mataron a casi todos Sus siervos, incluso Su Hijo, con todo su interés eterno en la especie humana ha seguido hasta este día. No obstante nuestras faltas, Su promesa para llevarnos de nuevo al Edén allá para vivir con El si nos arrepentimos, queda tan segura y constante como el sol.

Ahora ven como es Dios, y si nosotros hemos de ser “como Dios” entonces tenemos que ser como Él es. Esto quiere decir que debemos estar tan interesados unos en otros y en el progreso de su Reino como Él está interesado en ello. Tenemos que ser tan desinteresados como Él lo es. Gustosamente debemos enseñar a otros todo lo que El nos ha enseñado a nosotros. Debemos hacer todo lo que podamos para mejorar las condiciones de la vida de otros. Hemos de hacer el mundo mejor que pudiera ser si nosotros no estuviéramos en ello. En la semana de la creación Dios hizo Su parte. Ahora hemos de hacer nuestra parte de la creación si hemos de ser como Dios.

Cualquiera que sea la buena cosa que tengamos - ya sea oficio o alguna otra cosa que valga la pena tener - hemos de ser fieles en ella y anhelosos para enseñar a otros así como El tiene deseos de enseñarnos a nosotros. Si descuidamos este deber, no sólo fracasaremos en ser como Dios, sino que hasta seremos requeridos de dar una cuenta de la negligencia nuestra.

El Señor enseñó a los pájaros como vivir y fabricar sus nidos y como criar a sus polluelos. Entonces ¿no enseñaremos a otros cómo fabricar sus casas y cómo mejorar su manera de vivir? Recuerdan lo que Jesús dijo, “y cualquiera que diere a uno de estos pequeñitos un vaso de agua fría solamente, por cuanto es discípulo, de cierto os digo, que no perderá su recompensa”. Mateo 10:42.

Si Dios no fuera lo que es, El no sería Dios; y si nosotros continuamos siendo lo que siempre somos, nunca seremos “como Dios “.

Lunes, 2 de Octubre

El Dios Que Anhela Estar Con Nosotros


Lee Génesis 17:7, 26:3 y 28:15. ¿Cuál fue el enfoque principal de la promesa de Dios a Abraham y sus descendientes en estos versículos?

“Varones hermanos y padres, oíd: El Dios de la gloria apareció a nuestro padre Abraham, estando en Mesopotamia, antes que morase en Harán, y le dijo: Sal de tu tierra y de tu parentela, y ven a la tierra que yo te mostraré”. Hechos 7:2-3. “Y se fue Abram como Jehová le dijo” (Génesis 12:4), y fue a su dirección a Canaán, donde moraba. Aunque el Señor “no le dio herencia en ella, ni aun para asentar un pie; pero le prometió que se la daría en posesión, y a su descendencia después de él, cuando él aún no tenía hijo”. Hechos 7:5.

Luego en el curso del tiempo, el Señor se propuso guiar a Jacob y a los de su hogar fuera de la tierra de Canaán, abajo hasta Egipto. Sabiendo, sin embargo, que los hijos de Jacob no saldrían como lo hizo Abraham, sencillamente con decirles que salieran, El por lo tanto en Su providencia puso en el corazón de Jacob un amor más grande para José que para sus otros hijos. Esto engendró en ellos la envidia y el celo, que en su turno engendró el odio y la codicia, manifestándose en sí mismo en el trato cruel y la venta de José, que resultó en que fuera llevado como esclavo a Egipto.

Años más tarde cuando los hermanos de José fueron a Egipto para obtener el alimento durante el hambre de siete años, José, reconociendo el diseño providencial en el drama extraño de su vida de la esclavitud hasta el trono, les dijo a sus hermanos “al darse a conocer” a ellos: “Ahora, pues, no os entristezcáis, ni os pese de haberme vendido acá; porque para preservación de vida me envió Dios delante de vosotros … y … para preservaros posteridad sobre la tierra, y para daros vida por medio de gran liberación”. Génesis 45:1, 5, 7.

Así el Señor providencialmente exaltó a José a compartir el trono de Egipto para predisponer a Faraón a conceder a Israel permiso para entrar en la tierra.

Entonces, para atraerles allá, él trajo en esa región los siete años de abundancia, seguidos por los siete años de hambre. Luego él envió palabra a Jacob que José todavía vivía. A las noticias de gozo abundante, surgió en el padre un deseo irresistible de ver a su hijo. Esto y el hambre que amenazaba la vida sobre los hermanos de José, les obligaron a trasladarse a la tierra de abundancia de Faraón, donde vivían como reyes.

No siendo su intención, sin embargo, dejarlos allá para siempre, el Señor no permitió que su estancia continuara tan agradable como al principio, a no ser que rehusaran prestar atención a Moisés cuando el habría de venir a ellos con la palabra de que el tiempo había llegado para regresar a su hogar. Pero efectuó otra providencia salvadora, esta vez permitiendo que problemas inaguantables les sobrevinieran, así que cuando los llamó, ellos iban a responder gozosamente. Así que tenían que llegar a ser esclavos; y aún peor, tenían que despojarse de sus hijos varones, luego ser conducidos sin misericordia con látigos crueles sobre sus espaldas, para que produjeran cada vez más ladrillos.

Así que el poder del Espíritu combinado con el sufrimiento horrible de su dura servidumbre en Egipto, fue una fuerza abrumadora para obligarles a abandonar la tierra pagana y a regresar a la suya.

Luego, en su camino de regreso se encontraron con otra providencia – su estancia larga en el desierto, cuarenta años en total – la cual Dios permitió para el propósito expreso de separar de ellos a la multitud incrédula e infiel que acompañó al Movimiento fuera de Egipto. Siendo destruidos éstos, los sobrevivientes cruzaron milagrosamente el Jordán, igual como 40 años atrás habían cruzado el Mar Rojo. Allí quitando de en medio al único pecador, Acán, quien había surgido entre ellos, entraron en la tierra prometida y llegaron a ser el reino más glorioso de su tiempo. De esclavos llegaron a ser reyes – ¡qué milagro en realidad!

Martes, 3 de Octubre

El Dios Que Se Hizo Uno Con Nosotros


Lee el relato del anuncio del nacimiento de Jesús en Mateo 1:18 al 23. ¿Qué cosas esenciales nos dice este relato sobre Dios? Lee Juan 1:14 al 18. ¿Qué puedes aprender, a partir de la encarnación de Cristo, acerca de la misión de Dios en favor de nosotros?

Puesto que la obra de Jesús fue de tremenda importancia y de gran consecuencia, Dios fue sumamente particular tocante al linaje de Jesús. Por esta razón escogió el linaje de Abraham (un buen árbol), de Isaac, de Jacob, Judas, Isaí, David, y así mediante el linaje de José, quien llegó a ser el marido de María. Aunque José había de ser sólo el padre adoptivo de Jesús, Dios fue muy particular al elegirle.

Y siendo Dios tan cuidadoso con relación a quien fuera el padre adoptivo de Jesús, fue aun más cuidadoso al seleccionar una madre para Jesús. Por eso Dios escogió la madre del Salvador del linaje de José, el hijo de Jacob.

¿Cómo sé yo acerca del linaje parentesco de Jesús? – pues, el linaje de Su padre adoptivo, eso sé de la cronología de San Mateo. Y el linaje de su madre aprendo de la profecía de Moisés, de la cual leeré ahora: “Rama fructífera es José, rama fructífera junto a una fuente, cuyos vástagos se extienden sobre el muro. Le causaron amargura, le asaetearon, y le aborrecieron los arqueros; mas su arco se mantuvo poderoso, y los brazos de sus manos se fortalecieron por las manos del Fuerte de Jacob (por el nombre del Pastor, la Roca de Israel)”. Génesis 49:22-24.

No sólo se seleccionó cuidadosamente el linaje parentesco de Jesús, sino también se hizo así con el linaje de cada uno de los hombres de Dios cargados con pesadas responsabilidades. ¿Por qué – les pregunto – si se tomaban tantas precauciones ¿acaso no llevan los padres la parte más importante en la vida de sus hijos?.

Apocalipsis 20:1 – “Vi a un ángel que descendía del cielo, con la llave del abismo, y una gran cadena en la mano”.

Aquí se nos dice que este poderoso ángel, el enemigo de Satanás tiene la “llave del abismo”. Si Él la tiene, entonces a Él debe habérsele “dado” la llave. La Estrella que recibió la llave, por consiguiente, es símbolo de este ángel.

Además, notemos que cuando la llave abrió el abismo, salieron las langostas. Finalmente, el hecho que las langostas son enemigas de los que no tienen el sello de Dios en sus frentes, entonces la “Estrella” (el ángel) que cayó del cielo y abri el abismo para que salieran las langostas es amigo de ellas y un poderoso enemigo de Satanás. Por lo tanto no hay escape para esta conclusión: la Estrella celestial representa a un ser enviado del cielo, el mismo “ángel”, de quien leímos otra vez en el capítulo 20:1, y las langostas son una multitud rescatada del Cielo. ¿Quién más, entonces, puede representar la “Estrella y las langostas sino Cristo y los Cristianos? Satanás había encerrado en el abismo toda la nación Judía, – la única nación que había estado previamente fuera del abismo. Por consiguiente, Cristo vino a abrir el abismo y liberar a los cautivos. A tal mundo fue enviado el Señor del Cielo, y cuando vino inmediatamente declaró:

Lucas 4:18, 19 – “El Espíritu del Señor está sobre mí, por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres; me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón; a pregonar libertad a los cautivos, y vista a los ciegos; a poner en libertad a los oprimidos; a predicar el año agradable del Señor”.

Aquí lo tiene en el propio código de misticismo de la Inspiración frescamente revelada que Jesucristo es verdaderamente un Ser enviado del cielo, el Salvador del mundo.

Miercoles, 4 de Octubre

El Dios Que Sigue Estando Con Nosotros


¿Cómo ves que interactúan aquí el amor y la misión de Dios en Juan 3:16? ¿Cuál es la promesa que podemos encontrar en la Gran Comisión de Mateo 28:18-20?

La misión para salvar al mundo no puede ser más importante que la misión para salvar a la iglesia. Aumentando la membresía de la iglesia bajo las condiciones tibias laodicenses ahora prevalecientes, no podría avanzar más el Reino de Cristo, que las mismas condiciones podrían en la iglesia judía en los días de su primer advenimiento. Comprendiendo la verdadera situación en esa iglesia, Juan el Bautista y Cristo mismo, y aún los apóstoles al principio, se comprometieron a trabajar, no para el mundo en general, sino solamente en el interés de sus hermanos en la iglesia.

Como el mismo alejamiento de Cristo existe ahora dentro de la iglesia como existía entonces (Testimonios para la Iglesia, Volumen 5, páginas 201-202), exigirá esfuerzos mayores para rescatar al pueblo de su triste engaño laodicense (Testimonios para la Iglesia, Volumen 3, página 279), que si ellos estuvieran en el paganismo porque en Laodicea son enseñados a creer que tienen toda la verdad que se necesita, que son ricos y se han enriquecido y de ninguna cosa tienen necesidad, – que su salvación está para siempre segura ¡mientras que tengan membresía en la iglesia! Por eso hay mayor riesgo de perder sus almas en la iglesia mientras ella esté “tibia” y a punto de ser vomitada, que si quedara en el mundo hasta que la iglesia despierte de su sueño y se unja ella misma con el colirio, (“Verdad”), – cuando ella vea bien, haga lo recto y conduzca y alimente al rebaño debidamente.

Que cada miembro honesto se pregunte, si la iglesia misma no está salva (Testimonios para la Iglesia, Volumen 3, página 279), no sigue a Cristo su líder (Testimonios para la Iglesia, Volumen 5, página 201), y ha llegado a ser una ramera (Testimonios para la Iglesia, Volumen 8, página 261) ¿cómo puede ella salvar a otros? Por lo tanto, la necesidad más grande es primero salvar a los que están en la iglesia, y luego a los que están en el mundo. “La obra especial de purificación, de deshacerse del pecado, entre el pueblo de Dios” (El Conflicto de los Siglos, página 478), “la obra final que se hace en favor de la iglesia, en el tiempo del sellamiento de los ciento cuarenta y cuatro mil” (Testimonios para la Iglesia, Volumen 3, página 295), tiene que venir primero, entonces ha de seguir el sellamiento de los que están en el mundo.

Además, siendo que no somos nosotros, sino Cristo quien está “tomando las riendas en sus propias manos” (Testimonios para los Ministros página 300), no es nuestro deber decirle que obra debe hacerse y que obra no ha de hacerse, sino que cada seguidor de Él se dé cuenta que Él “actuará en esta etapa final de la obra en una forma muy diferente de la acostumbrada, contraria a todos los planes humanos”. – Testimonios para los Ministros, página 300.

No sean como las personas quienes “pondrán en tela de juicio y criticarán todo lo que se presente en el desarrollo de la verdad” (Testimonios para la Iglesia, Volumen 5, página 646), sean más bien como los que permiten “que el Cielo nos guíe”. – Testimonios para los Ministros, página 475.

El mandamiento a nosotros es: “Clama a voz en cuello, no te detengas; alza tu voz como trompeta y anuncia a mi pueblo su rebelión, y a la casa de Jacob su pecado”. Isaías 58:1.

“Pasad, pasad por las puertas; barred el camino al pueblo; allanad, allanad la calzada, quitad las piedras; alzad pendón a los pueblos. He aquí que el Señor hizo oír hasta lo último de la tierra. Decid a la hija de Sion: He aquí viene tu Salvador; he aquí su recompensa con él, y adelante de él su obra”. Isaías 62:10, 11

Jueves, 5 de Octubre

El Dios Que Volver Á Por Nosotros


¿En qué medida el pasaje de Juan 14:1-3 se vincula con el mensaje del tiempo del fin que se encuentra en las Escrituras?

La edad milenial de paz, es por eso, claramente ha de pasarse, no en la tierra, sino en las "moradas" arriba, pues la promesa del Señor es: "Voy, pues, a preparar lugar para vosotros. Y si me fuere, y os aparejare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mi mismo; para que donde yo estoy, vosotros también estéis". Juan 14:2-3.

Por consiguiente, en la segunda aparición de Cristo, tanto todos los justos y todos los impíos reciben sus recompensas: los justos muertos son levantados para la vida eterna, y los justos vivientes son cambiados a la inmortalidad en un abrir y cerrar de ojos, y luego con los resucitados son llevados al cielo (1 Corintios 15:52-53; 1 Tesaloniscenses 4:15-17) mientras que los impíos vivientes van para sus sepulcros (2 Tesaloniscenses 2:8; Isaías 11:4; Hechos 10:27; Lucas 19:27). Y puesto que desde la resurrección de todos los justos hasta la resurrección de todos los impíos (Apocalipsis 20:5), se cuentan mil años (el milenio), este período, obviamente, entonces, no puede ser un tiempo de recibir galardones, sino más bien debe ser un tiempo en el cual los justos gozan en el cielo los galardones ya recibidos, y en el cual los impíos quedan en sus sepulcros.

"Voy", dijo Jesús, "a preparar moradas para vosotros. Y si me fuere y os prepararé lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo; para que donde Yo estoy, vosotros también estéis". Juan 14:2-3. Claramente, ellos que viven durante el milenio, viven con Cristo en las mansiones de arriba. Entonces, después de los mil años, Juan revela, que "el mar entregó a sus muertos que habían en él; y la muerte y el infierno entregaron los muertos que en ellos habían, y fueron [los que habían sido] juzgados cada uno según sus obras".

Aún más, como tanto los santos vivos como los santos resucitados son llevados a "vivir y reinar con Cristo", y como todos aquellos que son llevados ante el Gran Trono Blanco, son juzgados mientras están muertos, la verdad declara más y más claramente que no hay impíos vivos durante los mil años. Ciertamente no, pues para ese tiempo la tierra y el cielo han huido, movidas de sus esferas originales, llegando a estar sin vida, y vacía (Isaías 24:1-6; Jeremías 4:23-26), el "pozo del abismo" (Apocalipsis 20:1) en el cual nadie puede permanecer en pie. Necesariamente, los santos, los que son dejados, vivos y reinan mil años con Cristo en el Cielo de los cielos, donde se encuentran "muchas mansiones". Al fin de los mil años, desciende la Santa Ciudad, las mansiones, la Nueva Jerusalén, y los santos con ella (Apocalipsis 21:2). De allí en adelante los santos no viven con Cristo, sino que El vive con ellos (Apocalipsis 21:3).

Viernes, 6 de Octubre

Reflexiones adicionales

Cuando se presenta el mensaje de verdad en nuestra época, son muchos los que, como los judíos, claman: Muéstrenos una señal. Realice un milagro. Cristo no ejecutó milagro a pedido de los fariseos. No hizo milagro en el desierto en respuesta a las insinuaciones de Satanás. No nos imparte poder para justificarnos a nosotros mismos o satisfacer las demandas de la incredulidad y el orgullo. Pero el Evangelio no queda sin una señal de su origen divino. ¿No es acaso un milagro que podamos libertarnos de la servidumbre de Satanás? La enemistad contra Satanás no es natural para el corazón humano; es implantada por la gracia de Dios. Cuando el que ha estado dominado por una voluntad terca y extraviada queda libertado y se entrega de todo corazón a la atracción de los agentes celestiales de Dios, se ha realizado un milagro; así también ocurre cuando un hombre que ha estado bajo un engaño poderoso llega a comprender la verdad moral. Cada vez que un alma se convierte y aprende a amar a Dios y a guardar sus mandamientos, se cumple la promesa de Dios: “Y os daré corazón nuevo, y pondré espíritu nuevo dentro de vosotros.”2Ezequiel 36:26. El cambio verificado en los corazones humanos, la transformación del carácter humano es un milagro que revela a un Salvador que vive eternamente y obra para rescatar a las almas. Una vida consecuente en Cristo es un gran milagro. En la predicación de la Palabra de Dios, la señal que debe manifestarse ahora y siempre es la presencia del Espíritu Santo para hacer de la Palabra un poder regenerador para quienes la oyen. Tal es el testimonio que de la divina misión de su Hijo Dios da ante al mundo. DTG 374