“Y él constituyó a unos, apóstoles; y unos, profetas; y unos, evangelistas; y unos, pastores y maestros; Para perfeccionar a los santos, para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo: KJV — Efesios 4:11, 12
A cada renglón de la obra de Dios ha de dársele el debido reconocimiento. "Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros, a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo..." Efesios 4:11, 12. Este pasaje de las Escrituras demuestra que se necesitan diferentes clases de obreros, diferentes instrumentos. A nadie se le exige hacer la obra de otro aunque no esté capacitado para hacerla. Un hombre pensará que el puesto que ocupa le da autoridad para dictarles a otros obreros lo que deben hacer, pero la cosa no es así. Como desconoce la obra de ellos, ensancharía donde debiera reducir, y reduciría donde debiera ensanchar, debido a que está limitado a ver solamente la porción de la viña en la cual trabaja. 8TI 182.3
Lea Efesios 1-16. ¿Cómo alienta Pablo a los creyentes a nutrir la unidad de la iglesia?
Todos los que han sido beneficiados por las labores del siervo de Dios, deben, según su capacidad, unirse con él para trabajar por la salvación de las almas. Tal es la obra de todos los verdaderos creyentes, tanto los ministros como el pueblo. Deben tener siempre presente ese gran objeto, tratando cada uno de ocupar su puesto debido en la iglesia, trabajando todos juntos en orden, armonía y amor. 5TI 220.2
No hay nada egoísta o estrecho en la religión de Cristo. Sus principios son difusivos y agresivos. Cristo la compara a la luz brillante, a la sal que preserva y a la levadura que transforma. Con celo, fervor y devoción, los siervos de Dios tratarán de diseminar, lejos y cerca, el conocimiento de la verdad; sin embargo, no descuidarán el trabajar por la fuerza y unidad de la iglesia. Velarán cuidadosamente, no sea que la diversidad y la división tengan oportunidad de infiltrarse. 5TI 220.3
Ultimamente se han levantado entre nosotros hombres que profesan ser siervos de Cristo, pero cuya obra se opone a la unidad que nuestro Salvador estableció en la iglesia. Tienen planes y métodos de trabajo originales. Desean introducir en la iglesia cambios de acuerdo con sus ideas de progreso, y se imaginan que así se obtendrían grandes resultados. Estos hombres necesitan aprender más bien que enseñar en la escuela de Cristo. Están siempre inquietos, aspirando a hacer alguna gran obra, realizar algo que les reporte honra. Necesitan aprender la más provechosa de todas las lecciones: la humildad y fe en Jesús… 5TI 220.4
Pablo ruega a los efesios que conserven la unidad y el amor: "Yo pues, preso en el Señor, os ruego que andéis como es digno de la vocación con que sois llamados; con toda humildad y mansedumbre, con paciencia soportando los unos a los otros en amor; solícitos a guardar la unidad del Espíritu; como sois también llamados a una misma esperanza de vuestra vocación; un Señor, una fe, un bautismo, un Dios y Padre de todos, el cual es sobre todas las cosas, y por todas las cosas, y en todos vosotros". Efesios 4:1-6. 5TI 221.2
¿Qué siete “unos” cita Pablo en apoyo de su tema de la unidad de la iglesia? ¿Qué punto está tratando de hacer con esta lista? Ef. 4:4-6
Pablo ruega a los efesios que conserven la unidad y el amor: "Yo pues, preso en el Señor, os ruego que andéis como es digno de la vocación con que sois llamados; con toda humildad y mansedumbre, con paciencia soportando los unos a los otros en amor; solícitos a guardar la unidad del Espíritu; como sois también llamados a una misma esperanza de vuestra vocación; un Señor, una fe, un bautismo, un Dios y Padre de todos, el cual es sobre todas las cosas, y por todas las cosas, y en todos vosotros". Efesios 4:1-6. 5TI 221.2
El apóstol exhortó a sus hermanos a manifestar en su vida el poder de la verdad que les había presentado. Con mansedumbre y bondad, tolerancia y amor, debían manifestar el carácter de Cristo y las bendiciones de su salvación. Hay un solo cuerpo, un Espíritu, un Señor, una fe. Como miembros del cuerpo de Cristo, todos los creyentes son animados por el mismo espíritu y la misma esperanza. Las divisiones que haya en la iglesia deshonran la religión de Cristo delante del mundo, y dan a los enemigos de la verdad ocasión de justificar su conducta. Las instrucciones de Pablo no fueron escritas solamente para la iglesia de su tiempo. Dios quería que fuesen transmitidas hasta nosotros. ¿Qué estamos haciendo para conservar la unidad en los vínculos de la paz? 5TI 221.3
Si los que profesan pertenecer a Dios recibiesen la luz tal cual brilla sobre ellos al dimanar de su Palabra, alcanzarían esa unidad por la cual oró Cristo y que el apóstol describe como "la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz". "Hay—dice—un mismo cuerpo, y un mismo espíritu, así como fuisteis llamados en una misma esperanza de vuestra vocación; un mismo Señor, una misma fe, un mismo bautismo". Efesios 4:3-5 (VM). CS 377.1
Tales fueron los resultados benditos experimentados por los que aceptaron el mensaje del advenimiento. Provenían de diferentes denominaciones, y sus barreras confesionales cayeron al suelo; los credos opuestos se hicieron añicos; la esperanza antibíblica de un milenio temporal fue abandonada, las ideas erróneas sobre el segundo advenimiento fueron enmendadas, el orgullo y la conformidad con el mundo fueron extirpados; los agravios fueron reparados; los corazones se unieron en la más dulce comunión, y el amor y el gozo reinaban por encima de todo. Si esta doctrina lo hizo para los pocos que la recibieron, habría hecho lo mismo para todos, si todos la hubiesen aceptado. CS 377.2
¿Qué está pasando en Efesios 4:7-10, y cuál es el punto de Pablo en estos versículos?
Los talentos que Cristo confía a su iglesia representan especialmente las bendiciones y los dones impartidos por el Espíritu Santo. "A éste es dada por el Espíritu palabra de sabiduría; a otro palabra de ciencia según el mismo Espíritu, a otro, fe por el mismo Espíritu, y a otro, dones de sanidades por el mismo Espíritu; a otro, operaciones de milagros, y a otro, profecía, y a otro, discreción de espíritus; y a otro, género de lenguas; y a otro, interpretación de lenguas. Mas todas estas cosas obra uno y el mismo Espíritu, repartiendo particularmente a cada uno como quiere".2 Todos los hombres no reciben los mismos dones, pero se promete algún don del Espíritu a cada siervo del Maestro. PVGM 262.4
Antes de dejar a sus discípulos, Cristo "sopló, y díjoles: Tomad el Espíritu Santo". Otra vez dijo: "He aquí, yo enviaré la promesa de mi Padre sobre vosotros".3 Sin embargo, este don no fue recibido en su plenitud hasta después de la ascensión. No fue recibido el derramamiento del Espíritu hasta que, mediante la fe y la oración, los discípulos se consagraron plenamente para efectuar la obra de Cristo. Entonces, en un sentido especial, los bienes del cielo fueron entregados a los seguidores de Cristo. "Subiendo a lo alto, llevó cautiva la cautividad, y dio dones a los hombres". "A cada uno de nosotros es dada la gracia conforme a la medida del don de Cristo", y el Espíritu reparte "particularmente a cada uno como quiere".4 Los dones ya son nuestros en Cristo, pero su posesión verdadera depende de nuestra recepción del Espíritu de Dios. PVGM 263.1
La promesa del Espíritu no se aprecia como se debiera. Su cumplimiento no se comprende como se podría. La ausencia del Espíritu es lo que hace tan impotente el ministerio evangélico. Se puede poseer sabiduría, talentos, elocuencia, todo don natural o adquirido; pero sin la presencia del Espíritu de Dios no se conmoverá a ningún corazón ni ningún pecador será ganado para Cristo. Por el otro lado, si están relacionados con Cristo, si los dones del Espíritu son suyos, los más pobres y los más ignorantes de sus discípulos tendrán un poder que hablará a los corazones. Dios los convierte en los instrumentos que ejercen la más elevada influencia en el universo. PVGM 263.2
Basándose en el Salmo 68:18, Pablo acaba de describir al Jesús resucitado, exaltado y conquistador como dando dones a Su pueblo desde lo alto. ¿Qué “dones” da el exaltado Jesús, y con qué propósito? Ef. 4:11-13
“La declaración de que Dios ha puesto a algunos en la iglesia, etc., implica algo más que dejar abierto el camino para que aparezcan los dones si las circunstancias lo favorecen. Más bien significa que iban a ser partes permanentes de la verdadera constitución espiritual de la iglesia, y que si no estuvieran en operación activa, la iglesia estaría en la condición de un cuerpo humano, algunos de cuyos miembros habían, por accidente o enfermedad. , quedar lisiado e indefenso. Una vez colocados en la iglesia, estos dones deben permanecer allí hasta que sean retirados formalmente. Pero no hay registro de que alguna vez hayan sido eliminados. PP 24.1
“Cinco años después, el mismo apóstol escribe a los efesios en relación con los mismos dones, declarando claramente su objeto, y mostrando así indirectamente que deben continuar hasta que se cumpla ese objeto. Él dice (Efesios 4:8, 11-13): “Por lo cual dice: Subiendo a lo alto, llevó cautiva la cautividad, y dio dones a los hombres... Y a unos los constituyó apóstoles; y unos, profetas; y unos, evangelistas; y unos, pastores y maestros; para la perfección de los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo, hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo.” PP 24.2
“La iglesia no alcanzó el estado de unidad aquí contemplado, en la era apostólica; y muy poco tiempo después de esa era, las tinieblas de la gran apostasía espiritual comenzaron a ensombrecer a la iglesia; y ciertamente durante el estado de decadencia, esta plenitud de Cristo, y unidad de fe, no fue alcanzada. Ni se alcanzará hasta que el último mensaje de misericordia haya reunido a todos los linajes y pueblos, a todas las clases sociales y a todas las organizaciones de error, un pueblo completo en todas las reformas del evangelio, esperando la venida del Hijo del hombre. Y verdaderamente, si alguna vez en su experiencia la iglesia necesitaría el beneficio de cada agencia ordenada para su consuelo y guía, aliento y protección, sería en medio de los peligros de los últimos días, cuando los poderes del mal, casi perfeccionados por experiencia y preparación para su nefasto trabajo, engañarían, si fuera posible, con sus obras maestras de impostura, aun a los elegidos. Muy apropiadamente, por lo tanto, vienen las profecías especiales del derramamiento del Espíritu para el beneficio de la iglesia en los últimos días.” PP 24.3
¿Qué peligro amenaza la madurez cristiana de la iglesia? Ef. 4:14
Dios no es autor de confusión, sino de paz. Pero Satanás es un enemigo vigilante que nunca duerme, que siempre obra sobre las mentes humanas, buscando un suelo en el cual pueda sembrar su cizaña. Si halla alguien a quien pueda alistar en su servicio, le sugerirá ideas y teorías falsas, y lo hará celoso en la defensa del error. La verdad no sólo convierte, sino que realiza la purificación de quien la recibe. Jesús nos aconseja que nos guardemos de los falsos maestros. Desde el comienzo de nuestra obra, se han levantado de vez en cuando hombres que defendían teorías nuevas y sorprendentes. Pero si los que aseveran creer la verdad acudiesen a quienes tienen experiencia y a la Palabra de Dios con un espíritu humilde y susceptible de ser enseñado, y examinasen sus teorías a la luz de la verdad, con la ayuda de los hermanos que han sido diligentes estudiantes de la Biblia, y al mismo tiempo dirigiesen súplicas a Dios, preguntando: ¿Es éste el camino del Señor, o es una senda falsa en la cual Satanás quiere guiarme?, recibirían luz, y escaparían de la red del cazador. TM 54.2
Desconfíen todos nuestros hermanos y hermanas de cualquiera que quisiera fijar una fecha en que el Señor ha de cumplir su palabra con respecto a su venida, o con respecto a cualquier otra promesa de significado especial que haya hecho. "No os toca a vosotros saber los tiempos o las sazones, que el Padre puso en su sola potestad". Pueden los falsos maestros parecer muy celosos por la obra de Dios, y gastar recursos en presentar sus teorías al mundo y a la iglesia; pero como mezclan el error con la verdad, su mensaje es engañoso, y extraviará las almas por senderos falsos. Es necesario hacerles frente y oponérseles, no porque sean hombres malos, sino porque enseñan errores y procuran poner sobre la mentira el sello de la verdad. TM 55.1
Cuánta lástima inspira ver a ciertos hombres darse tanto trabajo para descubrir alguna teoría errónea, cuando hay un alfolí lleno de preciosas gemas de verdad que podrían enriquecer a todos en la santísima fe. En vez de enseñar la verdad, permiten que su imaginación se espacie en aquello que es nuevo y extraño, y se ponen en desacuerdo con aquellos a quienes Dios está usando para hacer subir a su pueblo a la plataforma de la verdad. Desechan todo lo que se ha dicho acerca de la unidad de sentimiento, y pisotean la oración de Cristo como si la unidad por la cual él oró no fuese esencial, y no hubiese necesidad de que sus discípulos sean uno como él es uno con el Padre. Escapan por la tangente, y como Jehú, invitan a sus hermanos a seguir su ejemplo de celo por el Señor. TM 55.2
Si su celo los indujese a trabajar en armonía con sus hermanos que han soportado el calor y la carga del día; si fuesen tan perseverantes para vencer los desalientos y los obstáculos como lo han sido sus hermanos, bien podría imitárseles y Dios los aceptaría. Mas han de ser condenados los hombres que salen a proclamar una luz maravillosa, y con todo se apartan de los agentes a quienes Dios está guiando. Así fue como obraron Coré, Datán y Abiram, y su acción nos es relatada como amonestación a todos. No debemos hacer como ellos hicieron al acusar y condenar a aquellos a quienes Dios impuso la carga de la obra. TM 55.3
Los que han proclamado que la Iglesia Adventista del Séptimo Día es Babilonia, han hecho uso de los Testimonios para dar a su posición un apoyo aparente; pero, ¿por qué no presentaron lo que durante años ha sido el corazón de mi mensaje la unidad de la iglesia? ¿Por qué no citaron las palabras del ángel: "Uníos, uníos, uníos"? ¿Por qué no repitieron la amonestación, ni declararon el principio de que "en la unión hay fuerza, en la división debilidad"? Son los mensajes semejantes a aquellos que han sido proclamados por estos hombres los que dividen a la iglesia y nos avergüenzan delante de los enemigos de la verdad, y en los tales mensajes se revela claramente la obra especiosa del gran engañador, que quisiera impedir a la iglesia alcanzar la perfección y unidad. Estos maestros siguen las teas que ellos mismos encendieron, obran de acuerdo con su propio juicio independiente y estorban la verdad con nociones y teorías falsas. Rechazan el consejo de sus hermanos y siguen su camino hasta que llegan a ser precisamente lo que Satanás desea que sean: desequilibrados mentales. TM 56.1
Amonesto a mis hermanos para que se pongan en guardia contra la obra de Satanás en cualquiera de sus formas. El gran adversario de Dios y del hombre se regocija hoy por haber tenido éxito en lo que respecta a engañar a las almas y distraer sus recursos y talentos para fines perjudiciales. Su dinero podría haberse dedicado a hacer progresar la verdad presente, pero en vez de ello, se ha gastado en presentar nociones que no tienen fundamento en la verdad. TM 56.2
“¡Oh, qué seguridad es esta, que el amor de Dios pueda morar en los corazones de todos los que creen en él! ¡Oh, qué salvación se proporciona; porque él es poderoso para salvar hasta lo sumo a todos los que por él se acercan a Dios. Con asombro exclamamos: ¿Cómo puede ser esto? Pero Jesús estará satisfecho con nada menos que esto. Aquellos que son partícipes de sus sufrimientos aquí, de su humillación, soportando por causa de su nombre, deben recibir el amor de Dios como lo fue con el Hijo. Uno que sabe, ha dicho: “El Padre mismo os ama”. [Juan 16:27.] Alguien que ha tenido un conocimiento experimental de la longitud, la anchura, la altura y la profundidad de ese amor, nos ha declarado este hecho asombroso. Este amor es nuestro a través de la fe en el Hijo de Dios, por lo tanto, una conexión con Cristo significa todo para nosotros. Debemos ser uno con él como él es uno con el Padre, y entonces seremos amados por el Dios infinito como miembros del cuerpo de Cristo, como ramas de la Vid viva. Debemos apegarnos a la estirpe madre y recibir alimento de la Vid. Cristo es nuestra Cabeza glorificada, y el amor divino que brota del corazón de Dios, reposa en Cristo y se comunica a los que se han unido a él. Este amor divino que entra en el alma le inspira gratitud, la libera de su debilidad espiritual, de la soberbia, la vanidad y el egoísmo, y de todo lo que deformaría el carácter cristiano”. CE 75.2