También les dijo—: El sábado fue hecho para el hombre, y no el hombre para el sábado. Así que el Hijo del Hombre es Señor también del sábado. RVa — Marcos 2:27-28.
"Cuando el Espíritu Santo actúa sobre el agente humano, no nos pregunta de qué manera ha de actuar. A menudo se mueve de maneras inesperadas. Cristo no vino como los judíos esperaban. No vino para glorificarlos como nación. Su precursor vino a prepararle el camino llamando a la gente a arrepentirse de sus pecados, a convertirse y a bautizarse. El mensaje de Cristo fue: "El reino de los cielos se ha acercado; arrepentíos y creed en el Evangelio" [Marcos 1:15]. [Los judíos se negaron a recibir a Cristo, porque no había venido de acuerdo con sus expectativas. Las ideas de los hombres finitos se consideraban infalibles, porque estaban envejecidas. Este es el peligro a que está expuesta ahora la iglesia: que las invenciones de los hombres finitos señalen el camino preciso para la venida del Espíritu Santo. Aunque no quieran reconocerlo, algunos ya lo han hecho. 11LtMs, Cta 38, 1896, par. 12
"Y porque el Espíritu ha de venir, no para alabar a los hombres ni para edificar sus teorías erróneas, sino para redargüir al mundo de pecado, de justicia y de juicio, muchos se apartan de él. No están dispuestos a ser despojados de las vestiduras de su propia justicia propia. No están dispuestos a cambiar su propia justicia, que es injusticia, por la justicia de Cristo, que es verdad pura, no adulterada. El Espíritu Santo no adula a ningún hombre, ni obra según el designio de ningún hombre. Los hombres finitos y pecadores no deben obrar el Espíritu Santo. Cuando venga como reprensor, por medio de cualquier agente humano que Dios elija, corresponde al hombre oír y obedecer su voz." 11LtMs, Lt 38, 1896, par. 13
Lee Marcos 2:1 al 12. ¿Qué quería el paralítico cuando fue traído ante Jesús, y qué recibió?
Repetidas veces, los que transportaban al paralítico trataron de abrirse paso a través de la muchedumbre, pero en vano. El enfermo miraba en derredor suyo, con angustia indecible. ¿Cómo podía abandonar su esperanza cuando la ayuda que había anhelado durante tanto tiempo estaba tan cerca? Por su indicación, sus amigos le llevaron al techo de la casa, y abriendo un boquete en dicho techo, le bajaron a los pies de Jesús. El discurso quedó interrumpido. El Salvador miró el rostro entristecido, y vió los ojos suplicantes que se clavaban en él. Comprendía el caso; había atraído a sí este espíritu perplejo y combatido por la duda. Mientras el paralítico estaba todavía en su casa, el Salvador había convencido su conciencia. Cuando se arrepintió de sus pecados, y creyó en el poder de Jesús para sanarle, la misericordia vivificadora del Salvador había bendecido primero su corazón anhelante. Jesús había visto el primer destello de la fe convertirse en la creencia de que él era el único auxiliador del pecador, y la había visto fortalecerse con cada esfuerzo hecho para llegar a su presencia.
Ahora, con palabras que cayeron como música en los oídos del enfermo, el Salvador dijo: "Confía, hijo; tus pecados te son perdonados."
La carga de desesperación se desvaneció del alma del enfermo; la paz del perdón penetró en su espíritu y resplandeció en su rostro. Su dolor físico desapareció y todo su ser quedó transformado. El paralítico impotente estaba sano, el culpable pecador, perdonado.
Con fe sencilla aceptó las palabras de Jesús como la bendición de una nueva vida. No presentó otro pedido, sino que permaneció en bienaventurado silencio, demasiado feliz para hablar. La luz del cielo se reflejaba en su semblante, y los concurrentes miraban la escena con reverencia. DTG 233.3 - DTG 234.3
Lee Miqueas 6:6-8. ¿Cómo explica este texto lo que estaba sucediendo entre Jesús y los líderes?
Los rabinos habían esperado ansiosamente para ver en qué forma iba a disponer Cristo de ese caso. Recordaban cómo el hombre se había dirigido a ellos en busca de ayuda, y le habían negado toda esperanza o simpatía. No satisfechos con esto, habían declarado que sufría la maldición de Dios por causa de sus pecados. Esas cosas acudieron nuevamente a su mente cuando vieron al enfermo delante de sí. Notaron el interés con que todos miraban la escena y los abrumó el temor de perder su influencia sobre el pueblo.
Estos dignatarios no cambiaron palabras entre sí, sino que mirándose los rostros unos a otros leyeron el mismo pensamiento en cada uno, de que algo había que hacer para detener la marea de los sentimientos. Jesús había declarado que los pecados del paralítico eran perdonados. Los fariseos se aferraron a estas palabras como una blasfemia, y concibieron que podrían ser presentadas como un pecado digno de muerte. Dijeron en su corazón: "Blasfemias dice. ¿Quién puede perdonar pecados, sino sólo Dios?"
Fijando en ellos una mirada bajo la cual se atemorizaron y retrocedieron, Jesús dijo: "¿Por qué pensáis mal en vuestros corazones? Porque, ¿qué es más fácil, decir: Los pecados te son perdonados; o decir: Levántate, y anda? Pues para que sepáis que el Hijo del hombre tiene potestad en la tierra de perdonar pecados, (dice entonces al paralítico): Levántate, toma tu cama, y vete a tu casa."
Entonces el que había sido traído en una camilla a Jesús, se puso de pie con la elasticidad y fuerza de la juventud. La sangre vivificadora corrió raudamente por sus venas. Todo órgano de su cuerpo se puso en repentina actividad. El rosado color de la salud sucedió a la palidez de la muerte cercana. "Entonces él se levantó luego, y tomando su lecho, se salió delante de todos, de manera que todos se asombraron, y glorificaron a Dios, diciendo: Nunca tal hemos visto." DTG 234.4 - DTG 235.1
Marcos 2:13-22. ¿Quién era Leví, hijo de Alfeo, y por qué habría objeción a que se hiciera discípulo de Jesús?
El llamamiento de Mateo al discipulado excitó gran indignación. Que un maestro religioso eligiese a un publicano como uno de sus acompañantes inmediatos, era una ofensa contra las costumbres religiosas, sociales y nacionales. Apelando a los prejuicios de la gente, los fariseos esperaban volver contra Jesús la corriente del sentimiento popular.
Se creó un extenso interés entre los publicanos. Su corazón fué atraído hacia el divino Maestro. En el gozo de su nuevo discipulado, Mateo anhelaba llevar a Jesús sus antiguos asociados. Por consiguiente, dió un banquete en su casa, y convocó a sus parientes y amigos. No sólo fueron incluídos los publicanos, sino también muchos otros de reputación dudosa, proscritos por sus vecinos más escrupulosos. DTG 239.3 - DTG 239.4
Cuando los rabinos supieron de la presencia de Jesús en la fiesta de Mateo, aprovecharon la oportunidad para acusarle. Pero decidieron obrar por medio de los discípulos. Despertando sus prejuicios, esperaban enajenarlos de su Maestro. Su recurso consistió en acusar a Cristo ante los discípulos, y a los discípulos ante Cristo, dirigiendo sus flechas adonde había más probabilidad de producir heridas. Así ha obrado Satanás desde que manifestó desafecto en el cielo; y todos los que tratan de causar discordia y enajenamiento son impulsados por su espíritu.
"¿Por qué come vuestro Maestro con los publicanos y pecadores?" preguntaron los envidiosos rabinos.
Jesús no esperó que sus discípulos contestasen la acusación, sino que él mismo replicó: "Los que están sanos no tienen necesidad de médico, sino los enfermos. Andad pues, y aprended qué cosa es: Misericordia quiero, y no sacrificio: porque no he venido a llamar justos, sino pecadores a arrepentimiento." Los fariseos pretendían ser espiritualmente sanos, y por lo tanto no tener necesidad de médico, mientras que consideraban que los publicanos y los gentiles estaban pereciendo por las enfermedades del alma. ¿No consistía, pues, su obra como médico en ir a la clase que necesitaba su ayuda?
Pero aunque los fariseos tenían tan alto concepto de sí mismos, estaban realmente en peor condición que aquellos a quienes despreciaban. Los publicanos tenían menos fanatismo y suficiencia propia, y así eran más susceptibles a la influencia de la verdad. Jesús dijo a los rabinos: "Andad pues, y aprended qué cosa es: Misericordia quiero, y no sacrificio." Así demostró que mientras aseveraban exponer la Palabra de Dios, ignoraban completamente su espíritu.
Los fariseos fueron acallados por el momento, pero quedaron tanto más resueltos en su enemistad. Buscaron luego a los discípulos de Juan el Bautista y trataron de levantarlos contra el Salvador. Esos fariseos no habían aceptado la misión del Bautista. Habían señalado con escarnio su vida abstemia, sus costumbres sencillas, sus ropas burdas, y le habían declarado fanático. Porque él denunciaba su hipocresía, habían resistido a sus palabras, y habían tratado de incitar al pueblo contra él. El Espíritu de Dios había obrado en los corazones de estos escarnecedores, convenciéndolos de pecado; pero habían rechazado el consejo de Dios, y habían declarado que Juan estaba poseído de un demonio.
Pero ahora que Jesús había venido y andaba entre la gente, comiendo y bebiendo en sus mesas, le acusaban de glotón y bebedor. Los mismos que hacían esa acusación eran culpables. Así como Satanás representa falsamente a Dios y le reviste de sus propios atributos, la conducta de los mensajeros de Dios fué falseada por esos hombres perversos.
Los fariseos no querían considerar que Jesús comía con los publicanos y los pecadores para llevar la luz del cielo a aquellos que moraban en tinieblas. No querían ver que cada palabra pronunciada por el divino Maestro era una simiente viva que iba a germinar y llevar fruto para gloria de Dios. Habían resuelto no aceptar la luz; y aunque se habían opuesto a la misión del Bautista, estaban ahora listos para cortejar la amistad de sus discípulos, esperando obtener su cooperación contra Jesús. Sostuvieron que Jesús anulaba las antiguas tradiciones; y pusieron en contraste la austera piedad del Bautista con la conducta de Jesús al comer con publicanos y pecadores. DTG 240.3 - DTG 241.4
Lee Marcos 2:23-28. ¿Cómo responde Jesús a la acusación de los fariseos?
Los maestros judíos se jactaban de su conocimiento de las Escrituras, y la respuesta de Cristo implicaba una reprensión por su ignorancia de los sagrados escritos. "¿Ni aun esto habéis leído—dijo,—qué hizo David cuando tuvo hambre, él, y los que con él estaban; cómo entró en la casa de Dios, y tomó los panes de la proposición, y comió, ... los cuales no era lícito comer, sino a solos los sacerdotes?" "También les dijo: El sábado por causa del hombre es hecho; no el hombre por causa del sábado." "¿No habéis leído en la ley, que los sábados en el templo los sacerdotes profanan el sábado, y son sin culpa? Pues os digo que uno mayor que el templo está aquí." "El Hijo del hombre es Señor aun del sábado."11
Si estaba bien que David satisficiese su hambre comiendo el pan que había sido apartado para un uso santo, entonces estaba bien que los discípulos supliesen su necesidad recogiendo granos en las horas sagradas del sábado. Además, los sacerdotes del templo realizaban el sábado una labor más intensa que en otros días. En asuntos seculares, la misma labor habría sido pecaminosa; pero la obra de los sacerdotes se hacía en el servicio de Dios. Ellos cumplían los ritos que señalaban el poder redentor de Cristo, y su labor estaba en armonía con el objeto del sábado. Pero ahora, Cristo mismo había venido. Los discípulos, al hacer la obra de Cristo, estaban sirviendo a Dios y era correcto hacer en sábado lo que era necesario para el cumplimiento de esta obra. DTG 251.4 - DTG 251.5
Lee Marcos 3:1-6. ¿Cómo ilustra esta historia el argumento de Jesús de que el sábado se hizo para la humanidad?
Cristo quería enseñar a sus discípulos y a sus enemigos que el servicio de Dios está antes que cualquier otra cosa. El objeto de la obra de Dios en este mundo es la redención del hombre; por lo tanto, lo que es necesario hacer en sábado en cumplimiento de esta obra, está de acuerdo con la ley del sábado. Jesús coronó luego su argumento declarándose "Señor del sábado," es decir un Ser por encima de toda duda y de toda ley. Este Juez infinito absuelve a los discípulos de culpa, apelando a los mismos estatutos que se les acusaba de estar violando. DTG 252.1
Lee Marcos 3:20-35. ¿Qué relación ves entre las dos historias entrelazadas?
Precisamente antes de esto, Jesús había realizado por segunda vez el milagro de sanar a un hombre poseído, ciego y mudo, y los fariseos habían reiterado la acusación: "Por el príncipe de los demonios echa fuera los demonios."1 Cristo les dijo claramente que al atribuir la obra del Espíritu Santo a Satanás, se estaban separando de la fuente de bendición. Los que habían hablado contra Jesús mismo, sin discernir su carácter divino, podrían ser perdonados; porque podían ser inducidos por el Espíritu Santo a ver su error y arrepentirse. Cualquiera que sea el pecado, si el alma se arrepiente y cree, la culpa queda lavada en la sangre de Cristo; pero el que rechaza la obra del Espíritu Santo se coloca donde el arrepentimiento y la fe no pueden alcanzarle. Es por el Espíritu Santo cómo obra Dios en el corazón; cuando los hombres rechazan voluntariamente al Espíritu y declaran que es de Satanás, cortan el conducto por el cual Dios puede comunicarse con ellos. Cuando se rechaza finalmente al Espíritu, no hay más nada que Dios pueda hacer para el alma. DTG 288.3
Lee Marcos 3:28-30. ¿Qué es el pecado imperdonable y qué significa?
Estrechamente relacionada con la amonestación de Cristo acerca del pecado contra el Espíritu Santo, se halla la amonestación contra las palabras ociosas y perversas. Las palabras son un indicio de lo que hay en el corazón. "Porque de la abundancia del corazón habla la boca." Pero las palabras son más que un indicio del carácter; tienen poder para reaccionar sobre el carácter. Los hombres sienten la influencia de sus propias palabras. Con frecuencia, bajo un impulso momentáneo, provocado por Satanás, expresan celos o malas sospechas, dicen algo que no creen en realidad; pero la expresión reacciona sobre los pensamientos. Son engañados por sus palabras, y llegan a creer como verdad lo que dijeron a instigación de Satanás. Habiendo expresado una vez una opinión o decisión, son, con frecuencia, demasiado orgullosos para retractarse, y tratan de demostrar que tienen razón, hasta que llegan a creer que realmente la tienen. Es peligroso pronunciar una palabra de duda, peligroso poner en tela de juicio y criticar la verdad divina. La costumbre de hacer críticas descuidadas e irreverentes reacciona sobre el carácter y fomenta la irreverencia e incredulidad. Más de un hombre que seguía esta costumbre ha proseguido, inconsciente del peligro, hasta que estuvo dispuesto a criticar y rechazar la obra del Espíritu Santo. Jesús dijo: "Toda palabra ociosa que hablaren los hombres, de ella darán cuenta en el día del juicio. Porque por tus palabras serás justificado, y por tus palabras serás condenado." DTG 290.1
Lee Marcos 3:20, 21. ¿Qué experiencia llevó a la familia de Jesús a considerarlo fuera de sí?
Los hijos de José distaban mucho de tener simpatía por Jesús en su obra. Los informes que llegaban a ellos acerca de su vida y labor los llenaban de asombro y congoja. Oían que pasaba noches enteras en oración, que durante el día le rodeaban grandes compañías de gente, y que no tomaba siquiera tiempo para comer. Sus amigos estaban convencidos de que su trabajo incesante le estaba agotando; no podían explicar su actitud para con los fariseos, y algunos temían que su razón estuviese vacilando.
Sus hermanos oyeron hablar de esto, y también de la acusación presentada por los fariseos de que echaba los dernonios por el poder de Satanás. Sentían agudamente el oprobio que les reportaba su relación con Jesús. Sabían qué tumulto habían creado sus palabras y sus obras, y no sólo estaban alarmados por sus osadas declaraciones, sino que se indignaban porque había denunciado a los escribas y fariseos. Llegaron a la conclusión de que se le debía persuadir y obligar a dejar de trabajar así, e indujeron a María a unirse con ellos, pensando que por amor a ella podrían persuadirle a ser más prudente. DTG 288.1 - DTG 288.2
Lee Marcos 3:31-35. ¿Qué quiere la familia de Jesús y cómo responde él?
Todos los que quisieran recibir a Cristo por la fe iban a estar unidos con él por un vínculo más íntimo que el del parentesco humano. Iban a ser uno con él, como él era uno con el Padre. Al creer y hacer sus palabras, su madre se relacionaba en forma salvadora con Jesús y más estrechamente que por su vínculo natural con él. Sus hermanos no se beneficiarían de su relación con él a menos que le aceptasen como su Salvador personal.
¡Qué apoyo habría encontrado Jesús en sus parientes terrenales si hubiesen creído en él como enviado del cielo y hubiesen cooperado con él en hacer la obra de Dios! Su incredulidad echó una sombra sobre la vida terrenal de Jesús. Era parte de la amargura de la copa de desgracia que él bebió por nosotros.
El Hijo de Dios sentía agudamente la enemistad encendida en el corazón humano contra el Evangelio, y le resultaba muy dolorosa en su hogar; porque su propio corazón estaba lleno de bondad y amor, y apreciaba la tierna consideración en las relaciones familiares. Sus hermanos deseaban que él cediese a sus ideas, cuando una actitud tal habría estado en completa contradicción con su misión divina. Consideraban que él necesitaba de sus consejos. Le juzgaban desde su punto de vista humano, y pensaban que si dijera solamente cosas aceptables para los escribas y fariseos, evitaría las controversias desagradables que sus palabras despertaban. Pensaban que estaba loco al pretender que tenía autoridad divina, y al presentarse ante los rabinos como reprensor de sus pecados. Sabían que los fariseos estaban buscando ocasiones de acusarle, y les parecía que ya les había dado bastantes. DTG 292.3 - DTG 292.5
Entonces el dragón se enfureció contra la mujer, y se fue para hacer guerra contra los demás descendientes de ella, quienes guardan los mandamientos de Dios y tienen el testimonio de Jesucristo. Y él se puso de pie sobre la arena del mar. RVa — Apocalipsis 12:17
Aquí, como ven, el remanente -los que quedan después de que a los demás se los traga la tierra, por así decirlo- guarda los mandamientos de Dios y tiene el testimonio de Jesucristo. Este remanente, o secta, que guarda los mandamientos de Dios, por lo tanto, es el único que la inspiración recomienda, el único al que vale la pena unirse, el único que puede beneficiar a cualquiera. Es la única que posee el poder de escapar de todas y cada una de las calamidades que ahora se están gestando en todo el mundo. Es la única secta que goza del favor de Dios. Ninguna otra lo haría, porque ninguna otra podría beneficiarte.
Entonces, también, es el único que tiene el testimonio de Jesucristo - el Espíritu viviente de Profecía en su medio (Apoc. 19:10), - el Espíritu que guía a toda la Verdad, el único que puede interpretar correctamente las Escrituras (2 Ped. 1:20, 21). Claramente, entonces, la Inspiración quiere que usted no se una a ninguna secta sino a este "remanente".
Sin embargo, guardar los mandamientos de Dios implica guardarlos todos, pues "Cualquiera que guardare toda la ley, y ofendiere en un punto, es culpable de todos". Santiago 2:10. Y recuerda también que la observancia de los mandamientos sólo puede reconocerse abiertamente por la observancia del mandamiento del sábado, el mandamiento que dice:
Seis días trabajarás y harás toda tu obra, pero el séptimo día será sábado para Jehovah tu Dios. No harás en él obra alguna, ni tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu sierva, ni tu animal, ni el forastero que está dentro de tus puertas. Porque en seis días Jehovah hizo los cielos, la tierra y el mar, y todo lo que hay en ellos, y reposó en el séptimo día. Por eso Jehovah bendijo el día del sábado y lo santificó. RVa — Éxodo 20:9 – 11.
El día de reposo, como ven, fue creado santo, pero los primeros seis días fueron creados para el trabajo. El Sabbath del séptimo día es el único Sabbath, y en toda la santa Palabra de Dios no hay ningún mandamiento de guardar otro día en su lugar. La observancia del Sábado del séptimo día es el único testimonio de la fe de uno en el Creador, y en contra de la evolución. Un sustituto del sábado, por lo tanto, no puede ser más aceptable como mandamiento de Dios que la ofrenda de Caín como sacrificio ordenado por Dios.
No, no contradigas al Señor diciendo que el séptimo día es sólo para los judíos, porque el Señor dice:
Bienaventurado el hombre que hace esto, y el hijo de hombre que persevera en ello, que guarda el sábado no profanándolo y que guarda su mano de hacer el mal." El hijo del extranjero que se ha adherido a Jehovah no hable diciendo: "Sin duda, Jehovah me separará de su pueblo." Tampoco diga el eunuco: "He aquí, yo soy un árbol seco." Porque así ha dicho Jehovah: "A los eunucos que guardan mis sábados, que escogen lo que yo quiero y que abrazan mi pacto, yo les daré en mi casa y dentro de mis muros un memorial y un nombre mejor que el de hijos e hijas. Les daré un nombre eterno que nunca será borrado. "A los hijos de los extranjeros que se han adherido a Jehovah para servirle y que aman el nombre de Jehovah para ser sus siervos, a todos los que guardan el sábado no profanándolo y que abrazan mi pacto, a éstos yo los traeré al monte de mi santidad y les llenaré de alegría en mi casa de oración. Sus holocaustos y sus sacrificios serán aceptos sobre mi altar, pues mi casa será llamada casa de oración para todos los pueblos." RVa — Isaías 56:2 – 7.
El único sábado que Jesús conoció fue el del séptimo día, y mirando hacia la gran tribulación, en lo profundo de la era cristiana, Él dijo: "Orad, pues, que vuestra huida no sea en invierno ni en día de reposo; porque habrá entonces gran tribulación, cual no la ha habido desde el principio del mundo hasta ahora, ni la habrá". Mateo 24:20, 21. El sábado, como ves, es para todos los pueblos, tanto en los tiempos del Antiguo como en los del Nuevo Testamento. Además, de nuevo hablando de la era cristiana, el tiempo en que la tierra es hecha nueva…