Pero ahora Jesús ha alcanzado un ministerio sacerdotal tanto más excelente por cuanto Él es mediador de un pacto superior, que ha sido establecido sobre promesas superiores. RVa — Hebreos 8:6
Los términos del pacto antiguo eran: Obedece y vivirás. "El hombre que los hiciere, vivirá en ellos" (Ezequiel 20:11; Levítico 18:5); pero "maldito el que no confirmare las palabras de esta ley para cumplirlas." Deuteronomio 27:26. El nuevo pacto se estableció sobre "mejores promesas," la promesa del perdón de los pecados, y de la gracia de Dios para renovar el corazón y ponerlo en armonía con los principios de la ley de Dios. "Este es el pacto que haré con la casa de Israel después de aquellos días, dice Jehová: Daré mi ley en sus entrañas, y escribiréla en sus corazones; y ... perdonaré la maldad de ellos, y no me acordaré más de su pecado." Jeremías 31:33, 34. PP54 389.1
¿Por qué la necesidad de un Nuevo Pacto?
Bajo el nuevo pacto, las condiciones por las que se puede obtener la vida eterna son las mismas que bajo el antiguo: una obediencia perfecta. Bajo el antiguo pacto, había muchas ofensas de carácter insolente y atrevido para las que no había un sacrificio especificado por la ley. En el nuevo y mejor pacto, Cristo ha satisfecho la ley en lugar de los transgresores de la ley, si ellos quieren recibirlo por fe como un Salvador personal. “A todos los que le recibieron les dio potestad de ser hechos hijos de Dios”. Misericordia y perdón son las recompensas de todos los que acuden a Cristo confiando en sus méritos para que les quite los pecados. En el mejor pacto, somos limpiados del pecado por la sangre de Cristo.—Carta 276, 1904. AFC64 301.4
¿Cual es la naturaleza del Nuevo Pacto?
“He aquí que vienen días, dice Jehová, en los cuales haré nuevo pacto con la casa de Jacob y la casa de Judá: No como el pacto que hice con sus padres el día que tomé su mano para sacarlos de tierra de Egipto; porque ellos invalidaron mi pacto, bien que fui yo un marido para ellos, dice Jehová: Más éste es el pacto que haré con la casa de Israel después de aquellos días, dice Jehová: Daré mi ley en sus entrañas, y escribiréla en sus corazones; y seré yo a ellos por Dios, y ellos me serán por pueblo. Y no enseñará más ninguno a su prójimo, ni ninguno a su hermano, diciendo: Conoce a Jehová: porque todos me conocerán, desde el más pequeño de ellos hasta el más grande, dice Jehová: porque perdonaré la maldad de ellos, y no me acordaré más de su pecado”. Jeremías 31:31-34.
El antiguo “pacto” o acuerdo entre Dios y su pueblo estaba basado sobre las promesas de ambas partes; a saber: “Y será que, si oyeres diligente la voz de Jehová tu Dios, para guardar, para poner por obra todos sus mandamientos que yo te prescribo hoy, también Jehová tu Dios te pondrá alto sobre todas las gentes de la tierra; Y vendrán sobre ti todas estas bendiciones, y te alcanzarán, cuando oyeres la voz de Jehová tu Dios. Bendito serás tú en la ciudad, y bendito tú en el campo. Bendito el fruto de tu vientre, y el fruto de tu bestia, la cría de tus vacas, y los rebaños de tus ovejas. Bendito tu canastillo y tus sobras. Bendito serás en tu entrar, y bendito en tu salir. Pondrá Jehová a tus enemigos que se levantaren contra ti, de rota batida delante de ti: por un camino saldrán a ti, por siete caminos huirán delante de ti. Enviará Jehová contigo la bendición en tus graneros, y en todo aquello en que pusieres tu mano; y te bendecirá en la tierra que Jehová tu Dios te da. Confirmarte ha Jehová por pueblo suyo santo, como te ha jurado, cuando guardares los mandamientos de Jehová tu Dios, y anduvieres en sus caminos”.
“Y todo el pueblo respondió a una, y dijeron: Todo lo que Jehová ha dicho haremos. Y Moisés refirió las palabras del pueblo a Jehová”. Deuteronomio 28:1-9; Exodo 19:8.
Este primer pacto abarca desde el tiempo cuando fue ordenado hasta el recogimiento inminente y final de las doce tribus como un reino. Y con todo, aunque nunca haya sido invalidado por Dios, su validez ha sido persistentemente negado por la iglesia del Nuevo Testamento, y su santidad violada tanto por la iglesia del Antiguo Testamento como las del Nuevo, hasta este mismo día. Así que como el pueblo, fallando a sus promesas, han quebrantado los mandamientos de Dios, de esta forma han quebrantado también “el pacto que Dios hizo con sus padres”. Pero en el nuevo pacto, el cual el Señor está ahora por cumplir, los mandamientos de Dios (Exodo 20:1-17), a diferencia del tiempo antiguo, no serán escritos en tablas de piedra (Exodo 31:18), sino en las tablas de carne del corazón, y en aquel tiempo “todos conocerán al Señor, … desde el más pequeño de ellos hasta el mayor de ellos” (Jeremías 31:34) - luciendo una iglesia sin cizaña.
Este compacto que esta por tomar lugar, es el segundo pacto, y su ley, estando escrita en el corazón, será perfectamente guardada. Entonces, y no antes, las bendiciones, que su pueblo antiguo falló en recibir, serán cumplidas completamente.
Jeremías, siendo testigo también de que este pacto prometido todavía no se ha cumplido, pero que está por ser honrado ahora en el tiempo de reunión, declara:
“Así ha dicho Jehová Dios de Israel: ‘Escribe en un libro todas estas palabras que te he hablado. Porque he aquí vienen días, dice Jehová, en que restauraré de la cautividad a mi pueblo Israel y a Judá, ha dicho Jehová. Los haré volver a la tierra que dí a sus padres, y tomarán posesión de ella’.” Jeremías 30:2-3.
Estos versículos muestran vívidamente que Dios está por validar el segundo pacto cuando traiga a su pueblo nuevamente de su cautividad. Los versículos subsiguientes fijan el tiempo de esta liberación o reunión: “Sucederá en aquel día, dice Jehová de los Ejércitos, que yo quebraré el yugo de sobre su cuello y romperé sus coyundas. Los extraños no volverán a someterlo a servidumbre. Más bien, servirán a Jehová su Dios y a David su rey, a quien yo levantaré para ellos”. Jeremías 30:8-9.
Esta profecía observamos, no alcanzó su cumplimiento en el regreso de los Judíos de su cautividad en la Babilonia antigua, porque en ese tiempo Dios no “levantó” a David su rey. Ellos en realidad, no tuvieron ningún rey de entre los suyos, sino estuvieron bajo el gobierno Medo-persa. La profecía, por lo tanto, no puede aplicarse a ningún otro tiempo sino hoy, cuando ambos “Israel y Judá” serán reunidos en un gran reino, establecido en justicia eterna. Entonces “todos me conocerán, desde el más pequeño hasta el mayor de ellos”, dice el Señor. Por consiguiente, el hecho de que nunca ha habido un tiempo desde el día en que se escribió esta escritura hasta el tiempo presente, que cada uno del pueblo de Dios, como iglesia o nación, haya conocido al Señor o guardado sus mandamientos, prueba de nuevo que el cumplimiento del segundo pacto (del cual el movimiento del éxodo fue un tipo), es todavía futuro.
“¿Hasta cuándo”, dice el Señor, “andarás errante, oh hija contumaz? Pues Jehová creará una cosa nueva sobre la tierra: la mujer rodeará al varón”. Jeremías 31:22. Esta “mujer” debe ser simbólica, porque ninguna persona puede rodear a otra. Ella debe, por esta razón, ser un símbolo de la iglesia, y el “hombre”, debe ser Cristo, quien en aquel tiempo “habrá lavado las inmundicias de las hijas de Sión” - purificado la iglesia (Isaías 4:4; Testimonios para la Iglesia, Volumen 5, página 75-76). Entonces “Y yo seré para ella un muro de fuego alrededor y estaré en medio de ella … Y habitaré en medio de” ella. Zacarías 2:5, 11.
Aunque muchos de diferentes formas levantan sus voces en contra de lo que Dios establece “la simiente de Israel” como una nación justa y santa libre de pecadores, no tendrán éxito en vencer los planes de Aquel “quien da el sol para luz del día, y la luna y las estrellas para luz de la noche, el que agita el mar de manera que rugen sus olas--Jehová de los Ejércitos es su nombre: Si esas leyes faltasen delante de mí, dice Jehová, entonces la descendencia de Israel dejaría de ser nación delante de mí, perpetuamente. Así ha dicho Jehová: Si se pueden medir los cielos arriba y se pueden explorar los cimientos de la tierra abajo, entonces yo desecharé toda la descendencia de Israel por todo lo que hicieron, dice Jehová”. Jeremías 31:35-37.
Como las promesas son hechas sólo a Israel (la semiente de Abrahán), la viña original, la cual ha sido pisoteada, esta viña debe por lo tanto ser levantada; entonces los Gentiles arrepentidos por virtud de adopción en Cristo, serán injertados en esta, y únicamente así vendrán a ser de la plantación del Señor. Vease Romanos 11
¿Por qué Jesus es mediador de un mejor pacto?
“Las bendiciones del nuevo pacto se basan puramente en la misericordia al perdonar la injusticia y los pecados. El Señor especifica, así y así haré con todos los que se vuelvan a Mí, abandonando el mal y escogiendo el bien. “ Perdonaré la maldad de ellos, y no me acordaré más de su pecado”. Todos los que humillan su corazón, confesando sus pecados, encontrarán misericordia, gracia y seguridad. Dios, al mostrar misericordia al pecador, ¿ha dejado de ser justo? ¿Ha deshonrado Su santa ley, y de ahora en adelante pasará por alto la violación de ella? Dios es El mismo. Él no cambia. Las condiciones de la salvación son siempre las mismas. La vida eterna, es para todos los que obedezcan la Ley de Dios…” -- 7CB 931.9 (pág. del inglés)
¿De qué manera debemos esperar cosas mejores?
Jeremías 31:31-33 - “He aquí que vienen días, dice Jehová, en los cuales haré nuevo pacto con la casa de Israel y con la casa de Judá. No como el pacto que hice con sus padres el día que tomé su mano para sacarlos de la tierra de Egipto; porque ellos invalidaron mi pacto, aunque fui yo un marido para ellos, dice Jehová. Pero este es el pacto que haré con la casa de Israel después de aquellos días, dice Jehová: Daré mi ley en su mente, y la escribiré en su corazón; y yo seré a ellos por Dios, y ellos me serán por pueblo”.
Como veis, este nuevo pacto va a tener efecto en el tiempo de la siega. Entonces todo el pueblo de Dios conocerá la diferencia entre el bien y el mal. Entonces conocerán ellos la voluntad y el camino de Dios. Y así tendrán la capacidad para hacer el bien y evitar el mal. Ellos se inclinarán natural y gozosamente para hacer el bien, así como ahora se inclinan a hacer el mal.
Nabucodonosor, Rey de Babilonia fue un gran rey. Él gobernó un gran reino, y habitó en un palacio maravilloso. Pero tan pronto como el corazón humano fue quitado de él y puesto en su lugar un corazón de bestia, tan pronto sus propios deseos y maneras lo abandonaron y entraron en él los deseos de las bestias (Véase Daniel 4:16). Así es con el pueblo de Dios: Tan pronto como Él ponga Su ley en sus entrañas y la escriba en sus corazones, así de pronto los deseos de sus corazones carnales y su enemistad en contra de la ley de Dios desaparecerá. El pueblo de Dios no necesitará decir por más tiempo, “Cuando nosotros “deseamos hacer el bien, el mal está presente”. “¡Miserable de mí! ¿quién me librará de este cuerpo de muerte?” Romanos 7:24.
Jeremías 31:34 - “Y no enseñará más ninguno a su prójimo, ni ninguno a su hermano, diciendo: Conoce a Jehová; porque todos me conocerán, desde el más pequeño de ellos hasta el más grande, dice Jehová; porque perdonaré la maldad de ellos, y no me acordaré más de su pecado”.
Notad que los pecadores y los ignorantes de Dios no se contarán más entre el pueblo de Dios. Ciertamente que se aproxima un cambio. EL presente estado de cosas no continuará de esta manera por más tiempo. Los pecadores tendrán que desaparecer para siempre. ¡Y que felices debemos ser de que si ahora nos arrepentimos, nuestros pecados serán perdonados y olvidados, y de que ninguno nos recordará a ellos!.
Jeremías 31:35, 36 - “Así ha dicho Jehová, que da el sol para luz del día, las leyes de la luna y de las estrellas para luz de la noche, que parte el mar, y braman sus ondas; Jehová de los ejércitos es su nombre: Si faltaren estas leyes delante de mí, dice Jehová, también la descendencia de Israel faltará para no ser nación delante de mí eternamente”.
Esta es la buena disposición de Dios garantizada en contra de la duda y la incredulidad. Así como es de cierto que los recelosos no pueden cambiar las ordenanzas de los cielos, así es de cierto que el pueblo de Dios vendrá a ser otra vez una nación Teocrática.
Compare el nuevo pacto prometido en Jeremias 31:33 con Ezequiel 36:26,27. ¿Cómo se relacionan y cuándo se cumpliran?
Aquí (Jeremias 31:31-34) está una promesa de un nuevo contrato, un nuevo pacto. No es la clase que Dios hizo con nuestros predecesores en el Día que salieron de Egipto, el día que él escribió los mandamientos en tablas de piedra y guardarlos así. En lugar él hace un nuevo pacto, un pacto para escribirlas en nuestro mismo corazón. Entonces cada uno de nosotros consecuentemente le conocerá sin tener que ser enseñado.
Tome nota, entonces, él no hará una nueva ley, sino un pacto nuevo, un contrato nuevo para guardar la ley. La diferencia es que en vez de escribir la ley en las tablas de piedra, él las escribirá en las tablas de carne del corazón, la silla que la ley del pecado ocupa ahora.
Este pacto, vemos, será hecho con ambas la casa de Israel y la casa de Judá, - con todo el pueblo de Dios.
La Escritura, recordemos, no dice que nosotros no podemos guardar la ley mientras está escrita en las tablas de piedra, sino que definitivamente dice que nosotros podemos, porque los que quebrantaron la ley son reprobados de hacerlo. Nosotros podemos, por lo tanto, aun ahora inconvenientemente guardar los mandamientos aunque todavía están escritos en piedras. Por causa de conveniencia la mayoría de los Cristianos desean que la ley fuera abolida, y algunos se hacen creer que ha sido abolida, aunque la única ley que ha sido abolida es la ceremonial, la ley de los sacrificios, la sombra del Cordero de Dios.
¿Qué diferencia habrá si la ley es escrita en piedra o en nuestros corazones? - La experiencia de Nabucodonosor, rey de Babilonia revela la respuesta.
Si el rey haya sido forzado a vivir con las bestias, en un establo o en el campo, él habría cometido suicidio si fuera posible. Pero tan pronto como Dios quitó su corazón de hombre, y puso en él corazón de un buey, el rey estaba perfectamente contento de estar con el ganado, y totalmente descontento de vivir en su palacio.
Si lo mismo fuera hecho a alguno de nosotros, nuestros deseos serían los mismos que los del rey. De igual manera, cuando el corazón de piedra sea quitado de nosotros, y el corazón de carne con la Ley de Dios escrita sobre nosotros, puesta en nosotros, encontraremos entonces totalmente inconveniente pecar, y mas deleitable guardar los mandamientos de Dios. Y así no necesitar temer el tener que luchar para guardar la ley de Dios en el Reino, como lo hace aquí. Usted estará entonces perfectamente feliz de vivir una vida sin pecado. De hecho usted no querrá pecar mas de lo que ahora quiere morir.
¡Verdaderamente maravilloso! Pero ¿cuándo esperamos que tome lugar este milagro? Para encontrar la respuesta a esta pregunta, necesitamos conectar la profecía de Jeremías con la profecía de Ezequiel del mismo evento:
Jeremías 31:8 - “He aquí yo los hago volver de la tierra del norte, y los reuniré de los fines de la tierra, y entre ellos ciegos y cojos, la mujer que está en cinta y la que dio a luz juntamente; en gran compañía volverán acá”.
Ezequiel 36:24-28 - “Y yo os tomaré de las naciones, y os recogeré de todas las tierras, y os traeré a vuestro país. Esparciré sobre vosotros agua limpia, y seréis limpiados de todas vuestras inmundicias; y de todos vuestros ídolos os limpiaré. Os daré corazón nuevo, y pondré espíritu nuevo dentro de vosotros; y quitaré de vuestra carne el corazón de piedra, y os daré un corazón de carne. Y pondré dentro de vosotros mi Espíritu, y haré que andéis en mis estatutos, y guardéis mis preceptos, y los pongáis por obra. Habitaréis en la tierra que di a vuestros padres, y vosotros me seréis por pueblo, y yo seré a vosotros por Dios”.
Los registros de ambos profetas claramente muestran el tiempo en que este milagro será hecho en el corazón de todo el pueblo de Dios. Ambos profetas lo hacen tan claro como puede ser hecho, que este cambio de corazón toma lugar en la Tierra Santa, Palestina, al comienzo del Reino que Dios prometió establecer “en los días de estos reyes” (Daniel 2:44), no después de sus días. Él además dice que nos tomará de entre los gentiles y nos reunirá de todos los países, y nos llevará a nuestra propia tierra (Ezequiel 36:24), la tierra en la que habitaron nuestros padres (Ezequiel 36:28). “Entonces”, en ese tiempo, dice la Inspiración, no antes, esparcirá agua limpia sobre nosotros, nos limpiará de todas nuestras inmundicias, y de todos nuestros ídolos. También, un nuevo corazón pondrá entonces dentro de nosotros (Ezequiel 36:26). Él nos dará su Espíritu y hará que andemos en sus estatutos, y guardemos sus derechos (Ezequiel 36:27). Lea estas escrituras por sí mismo y vea si dicen todo lo que yo estoy tratando de decirle que dicen.
¡Qué Dios es el nuestro! El gobierna sobre su reino con diligencia y cuidado; y en derredor de sus súbditos ha erigido una valla: los Diez Mandamientos, para preservarlos de los resultados de la transgresión. Al requerir que se obedezcan las leyes de su reino, Dios da a su pueblo salud y felicidad, paz y gozo. Les enseña que la perfección del carácter que él desea puede alcanzarse únicamente familiarizándose con su Palabra. CM 439.1
Está escrito en los profetas: "Pobrecita, fatigada con tempestad, sin consuelo; he aquí que yo cimentaré tus piedras sobre carbunclo, y sobre zafiros te fundaré. Tus ventanas pondré de piedras preciosas, tus puertas de piedras de carbunclo, y toda tu muralla de piedras preciosas. Y todos tus hijos serán enseñados por Jehová; y se multiplicará la paz de tus hijos. Con justicia serás adornada; estarás lejos de opresión, porque no temerás, y de temor, porque no se acercará a ti". Isaías 54:11-14. CM 439.2
"Pero este es el pacto que haré con la casa de Israel, después de aquellos días, dice Jehová: Daré mi ley en su mente, y la escribiré en su corazón; y yo seré a ellos por Dios, y ellos me serán por pueblo. Y no enseñará más ninguno a su prójimo, ni ninguno a su hermano, diciendo: Conoce a Jehová; porque todos me conocerán, desde el más pequeño de ellos hasta el más grande, dice Jehová; porque perdonaré la maldad de ellos, y no me acordaré más de su pecado". Jeremías 31:33, 34. CM 439.3
"Vendrán muchas naciones, y dirán: Venid, y subamos al monte de Jehová, y a la casa del Dios de Jacob; y nos enseñará en sus caminos, y andaremos por sus veredas; porque de Sion saldrá la ley, y de Jerusalén la palabra de Jehová". Miqueas 4:2. CM 439.4