Un Día en el Ministerio de Jesús

Lección 2, Tercer Trimestre, del 6 al 12 de Julio del 2024.

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Sábado por la Tarde, 6 de Julio

Texto para memorizar:

Jesús les dijo: "Venid en pos de mí, y os haré pescadores de hombres." RVa — Marcos 1:17


Jesús eligió a pescadores sin letras porque no habían sido educados en las tradiciones y costumbres erróneas de su tiempo. Eran hombres de capacidad innata, humildes y susceptibles de ser enseñados; hombres a quienes él podía educar para su obra. En las profesiones comunes de la vida, hay muchos hombres que cumplen sus trabajos diarios, inconscientes de que poseen facultades que, si fuesen puestas en acción, los pondrían a la altura de los hombres más estimados del mundo. Se necesita el toque de una mano hábil para despertar estas facultades dormidas. A hombres tales llamó Jesús para que fuesen sus colaboradores; y les dió las ventajas de estar asociados con él. Nunca tuvieron los grandes del mundo un maestro semejante. Cuando los discípulos terminaron su período de preparación con el Salvador, no eran ya ignorantes y sin cultura; habían llegado a ser como él en mente y carácter, y los hombres se dieron cuenta de que habían estado con Jesús.

No es la obra más elevada de la educación el comunicar meramente conocimientos, sino el impartir aquella energía vivificadora que se recibe por el contacto de la mente con la mente y del alma con el alma. Únicamente la vida puede engendrar vida. ¡Qué privilegio fué el de aquellos que, durante tres años, estuvieron en contacto diario con aquella vida divina de la cual había fluído todo impulso vivificador que bendijera al mundo! Más que todos sus compañeros, Juan, el discípulo amado, cedió al poder de esa vida maravillosa. Dice: "La vida fué manifestada, y vimos, y testificamos, y os anunciamos aquella vida eterna, la cual estaba con el Padre, y nos ha aparecido." "De su plenitud tomamos todos, y gracia por gracia." DTG 215.1 - DTG 215.2

Domingo, 7 de Julio

“Sígueme”


Lee Marcos 1:16-20. ¿Quiénes eran los hombres que Jesús llamó como discípulos y cuál fue su respuesta?

Eran hombres humildes y sin letras aquellos pescadores de Galilea; pero Cristo, la luz del mundo, tenía abundante poder para prepararlos para la posición a la cual los había llamado. El Salvador no menospreciaba la educación; porque, cuando está regida por el amor de Dios y consagrada a su servicio, la cultura intelectual es una bendición. Pero pasó por alto a los sabios de su tiempo, porque tenían tanta confianza en sí mismos, que no podían simpatizar con la humanidad doliente y hacerse colaboradores con el Hombre de Nazaret. En su intolerancia, tuvieron en poco el ser enseñados por Cristo. El Señor Jesús busca la cooperación de los que quieran ser conductos limpios para la comunicación de su gracia. Lo primero que deben aprender todos los que quieran trabajar con Dios, es la lección de desconfianza en sí mismos; entonces estarán preparados para que se les imparta el carácter de Cristo. Este no se obtiene por la educación en las escuelas más científicas. Es fruto de la sabiduría que se obtiene únicamente del Maestro divino. DTG 214.4

Reflexiona sobre por qué estos hombres lo dejarían todo inmediatamente (Marcos 1:16-20) y seguirían a Jesús.

Antes de pedir a los discípulos que abandonasen sus redes y barcos, Jesús les había dado la seguridad de que Dios supliría sus necesidades. El empleo del esquife de Pedro para la obra del Evangelio había sido ricamente recompensado. El que es rico "para con todos los que le invocan" dijo: "Dad, y se os dará; medida buena, apretada, remecida, y rebosando."3 Según esta medida había recompensado el servicio de sus discípulos. Y todo sacrificio hecho en su ministerio será recompensado conforme a "las abundantes riquezas de su gracia." DTG 214.1

Lunes, 8 de Julio

Un Inolvidable Servicio de Adoración


Lee Marcos 1:21-28. ¿Qué experiencia inolvidable ocurrió en la sinagoga de Cafarnaúm y qué verdad espiritual podemos extraer de este relato?

Mientras estaba Jesús en la sinagoga, hablando del reino que había venido a establecer y de su misión de libertar a los cautivos de Satanás, fué interrumpido por un grito de terror. Un loco se lanzó hacia adelante de entre la gente, clamando: "Déjanos, ¿qué tenemos contigo, Jesús Nazareno? ¿has venido a destruirnos? Yo te conozco quién eres, el Santo de Dios."

Todo quedó entonces en confusión y alarma. La atención se desvió de Cristo, y la gente ya no oyó sus palabras. Tal era el propósito de Satanás al conducir a su víctima a la sinagoga. Pero Jesús reprendió al demonio diciendo: "Enmudece, y sal de él. Entonces el demonio, derribándole en medio, salió de él, y no le hizo daño alguno."

La mente de este pobre doliente había sido obscurecida por Satanás, pero en presencia del Salvador un rayo de luz había atravesado las tinieblas. Se sintió incitado a desear estar libre del dominio de Satanás; pero el demonio resistió al poder de Cristo. Cuando el hombre trató de pedir auxilio a Jesús, el mal espíritu puso en su boca las palabras, y el endemoniado clamó con la agonía del temor. Comprendía parcialmente que se hallaba en presencia de Uno que podía librarle; pero cuando trató de ponerse al alcance de esa mano poderosa, otra voluntad le retuvo; las palabras de otro fueron pronunciadas por su medio. Era terrible el conflicto entre el poder de Satanás y su propio deseo de libertad.

Aquel que había vencido a Satanás en el desierto de la tentación, se volvía a encontrar frente a frente con su enemigo. El diablo ejercía todo su poder para conservar el dominio sobre su víctima. Perder terreno, sería dar una victoria a Jesús. Parecía que el torturado iba a fallecer en la lucha con el enemigo que había arruinado su virilidad. Pero el Salvador habló con autoridad, y libertó al cautivo. El hombre que había sido poseído permanecía delante de la gente admirada, feliz en la libertad de su dominio propio. Aun el demonio había testificado del poder divino del Salvador.

El hombre alabó a Dios por su liberación. Los ojos que hacía poco despedían fulgores de locura brillaban ahora de inteligencia, y de ellos caían lágrimas de agradecimiento. La gente estaba muda de asombro. Tan pronto como recuperaron el habla, se dijeron unos a otros: "¿Qué palabra es ésta, que con autoridad y potencia manda a los espíritus inmundos, y salen?” DTG 220.2 - DTG 221.2

Mártes, 9 de Julio

Más Ministerio Sabático


Lee Marcos 1:29-34. ¿Cómo ayudó Jesús a la familia de Pedro, y qué lecciones espirituales se pueden extraer de este relato?

Mientras que la congregación que se hallaba en la sinagoga permanecía muda de asombro, Jesús se retiró a la casa de Pedro para descansar un poco. Pero allí también había caído una sombra. La suegra de Pedro estaba enferma de una "grande fiebre." Jesús reprendió la dolencia, y la enferma se levantó y atendió las necesidades del Maestro y sus discípulos.

Las noticias de la obra de Cristo cundieron rápidamente por todo Capernaúm. Por temor a los rabinos, el pueblo no se atrevía a buscar curación durante el sábado; pero apenas hubo desaparecido el sol en el horizonte, se produjo una gran conmoción. De las casas, los talleres y las plazas, los habitantes de la ciudad se dirigieron hacia la humilde morada que albergaba a Jesús. Los enfermos eran traídos en sus camas; venían apoyándose en bastones o sostenidos por amigos; y se acercaban tambaleantes y débiles a la presencia del Salvador.

Durante horas y horas, llegaban y se iban; porque nadie sabía si al día siguiente encontrarían al Médico todavía entre ellos. Nunca antes había presenciado Capernaúm un día como ése. Llenaban el aire las voces de triunfo y de liberación. El Salvador se regocijaba por la alegría que había despertado. Mientras presenciaba los sufrimientos de aquellos que habían acudido a él, su corazón se conmovía de simpatía y se regocijaba en su poder de devolverles la salud y la felicidad.

Jesús no cesó de trabajar hasta que el último doliente hubo quedado aliviado. Ya era muy avanzada la noche cuando la muchedumbre se fué, y el silencio descendió sobre el hogar de Simón. Había terminado el largo día lleno de excitación, y Jesús buscó descanso. Pero mientras la ciudad estaba aún envuelta por el sueño, el Salvador "levantándose muy de mañana, aun muy de noche, salió y se fué a un lugar desierto, y allí oraba." DTG 224.2 - DTG 225.1

Miércoles, 10 de Julio

El Secreto del Ministerio de Jesús


Lee Marcos 1:35-39. ¿Qué lecciones importantes pueden extraerse de lo que Jesús hizo aquí?

Así transcurrían los días de la vida terrenal de Jesús. A menudo despedía a sus discípulos para que visitaran sus hogares y descansasen, pero resistía amablemente a sus esfuerzos de apartarle de sus labores. Durante todo el día, trabajaba enseñando a los ignorantes, sanando a los enfermos, dando vista a los ciegos, alimentando a la muchedumbre; y al anochecer o por la mañana temprano, se dirigía al santuario de las montañas, para estar en comunión con su Padre. Muchas veces pasaba toda la noche en oración y meditación, y volvía al amanecer para reanudar su trabajo entre la gente. DTG 225.1 - DTG 225.2

Lee Lucas 6:1-12. ¿Qué nos enseña esto sobre la vida de oración de Jesús?

Ninguna vida estuvo tan llena de trabajo y responsabilidad como la de Jesús, y, sin embargo, cuán a menudo se le encontraba en oración. Cuán constante era su comunión con Dios. Repetidas veces en la historia de su vida terrenal, se encuentran relatos como éste: "Levantándose muy de mañana, aun muy de noche, salió y se fué a un lugar desierto, y allí oraba." "Y se juntaban muchas gentes a oír y ser sanadas de sus enfermedades. Mas él se apartaba a los desiertos, y oraba." "Y aconteció en aquellos días, que fué al monte a orar, y pasó la noche orando a Dios."3

En una vida completamente dedicada al beneficio ajeno, el Salvador hallaba necesario retirarse de los caminos muy transitados y de las muchedumbres que le seguían día tras día. Debía apartarse de una vida de incesante actividad y contacto con las necesidades humanas, para buscar retraimiento y comunión directa con su Padre. Como uno de nosotros, participante de nuestras necesidades y debilidades, dependía enteramente de Dios, y en el lugar secreto de oración, buscaba fuerza divina, a fin de salir fortalecido para hacer frente a los deberes y las pruebas. En un mundo de pecado, Jesús soportó luchas y torturas del alma. En la comunión con Dios, podía descargarse de los pesares que le abrumaban. Allí encontraba consuelo y gozo.

En Cristo el clamor de la humanidad llegaba al Padre de compasión infinita. Como hombre, suplicaba al trono de Dios, hasta que su humanidad se cargaba de una corriente celestial que conectaba a la humanidad con la divinidad. Por medio de la comunión continua, recibía vida de Dios a fin de impartirla al mundo. Su experiencia ha de ser la nuestra. DTG 330.1 - DTG 330.3

Jueves, 11 de Julio

¿Puedes Guardar un Secreto?


Lee Marcos 1:40-45. ¿Qué nos enseña esto sobre Jesús y cómo se relacionaba con los marginados de la sociedad?

"Jesús ordenó al leproso purificado que no diera a conocer la obra que había obrado en él, diciendo: "Mira, no digas nada a nadie; antes vete, muéstrate al sacerdote, y ofrece por tu purificación lo que mandó Moisés, para testimonio a ellos". En consecuencia, el ahora feliz hombre se dirigió a los mismos sacerdotes que lo habían examinado anteriormente, y cuya decisión lo había desterrado de su familia y amigos. 2SP 229.3

Gozoso, presentó su ofrenda a los sacerdotes y magnificó el nombre de Jesús, que le había devuelto la salud. Este testimonio irrefutable convenció a los sacerdotes del poder divino de Jesús, aunque seguían negándose a reconocerlo como Mesías. Los fariseos habían afirmado que sus enseñanzas se oponían directamente a la ley de Moisés, y con el propósito de exaltarse a sí mismo; sin embargo, sus indicaciones especiales al leproso purificado para que hiciera una ofrenda al sacerdote según la ley de Moisés, evidenciaron al pueblo que estas acusaciones eran falsas. 2SP 229.4

A los sacerdotes no se les permitía aceptar una ofrenda de manos de alguien que hubiera estado afligido por la lepra, a menos que primero lo examinaran minuciosamente y proclamaran al pueblo que estaba completamente libre de la enfermedad infecciosa, que gozaba de buena salud y que podía reunirse de nuevo con su familia y amigos sin ponerlos en peligro. Por poco dispuesto que estuviera el sacerdote a atribuir a Jesús esta maravillosa curación, no pudo eludir el examen y la decisión del caso. La multitud estaba ansiosa por conocer el resultado de la investigación, y cuando se le declaró libre de la enfermedad y con el privilegio de volver con su familia y amigos, el entusiasmo fue grande. Nunca se había visto algo semejante. 2SP 230.1

Pero a pesar de la advertencia de Jesús al leproso purificado, hizo público el asunto. Creyendo que era sólo la modestia retraída de Jesús la que le imponía estas restricciones, fue proclamando el poderoso poder de este gran Sanador. No comprendía que cada nueva manifestación de poder divino por parte de Jesús sólo hacía que los sumos sacerdotes y los ancianos estuvieran más decididos a destruirlo. El hombre restaurado sintió que la bendición de la salud era muy valiosa. La sangre pura que corría por sus venas vivificaba todo su ser con una animación nueva y deliciosa. Se regocijaba en el pleno vigor de la virilidad y en su restauración a su familia y a la sociedad. No podía dejar de dar gloria al Médico que lo había sanado. 2SP 230.2

Pero la publicidad de este asunto creó una conmoción tan grande que Jesús se vio obligado a retirarse más allá de la ciudad. "Y acudían a él de todas partes". Estos milagros no fueron hechos para exhibirse; los actos de Cristo contrastaban directamente con los de los fariseos, cuya mayor ambición era asegurarse la alabanza y el honor de los hombres. Jesús sabía muy bien que si se divulgaba el hecho de que había purificado al leproso, los que se encontraban en la misma situación se sentirían urgidos a obtener la misma curación. Esto levantaría el grito de que el pueblo se contaminaría al entrar en contacto con la repugnante enfermedad de la lepra. Sus enemigos aprovecharían tal oportunidad para acusarle y condenarle. 2SP 231.1

Jesús sabía que muchos de los leprosos que lo buscaban no merecían la bendición de la salud, ni la usarían para honra y gloria de Dios si la obtuvieran. No tenían verdadera fe ni principios, sino sólo un fuerte deseo de ser liberados de la segura perdición que les esperaba. El Salvador sabía también que sus enemigos trataban siempre de limitar su obra y apartar al pueblo de él. Si pudieran utilizar el caso del leproso purificado con ese fin, lo harían. Pero al ordenar al hombre curado que presentara su ofrenda al sacerdote, como lo ordenaba la ley de Moisés, los convencería de que no se oponía al código judío, si sus mentes estaban abiertas a la convicción. 2SP 231.2

Viernes, 12 de Julio

Estudio Adicional

Isa. 7:21, 22 - Y acontecerá en aquel día, que un hombre alimentará una vaca joven y dos ovejas; y sucederá que por la abundancia de leche que darán, comerán mantequilla; porque mantequilla y miel comerá todo el que quede en la tierra.

Imaginemos que una vaca y dos ovejas abastecieran de mantequilla y miel a todos los que quedaban en la tierra. Puesto que una vaca y dos ovejas literales no podrían hacer esto, debemos convenir en que simbolizan algo que no sólo es capaz de producir leche en abundancia, sino también de preservar la vida de sus patronos.

No hay más que una cosa que conste de tres partes semejantes (dos ovejas y una vaca joven) que sea capaz de mantener vivo al mundo, y esa es la Biblia -desplegada por el Espíritu de Profecía, el Espíritu que conduce a toda la Verdad. Las dos ovejas, no siendo jóvenes, y dos de una clase, deben ser simbólicas de la Biblia Misma, ambos Antiguo y Nuevo Testamentos. La vaca, al ser joven y de mayor tamaño, simboliza obviamente algo de origen posterior y más voluminoso que la propia Biblia. Por lo tanto, no es otra cosa que las obras publicadas del siempre vivo Espíritu de Profecía: la interpretación inspirada de las Escrituras.

Los que queden en la tierra, por lo tanto, cuando Cristo tome su cetro para reinar, serán los que vivan de la mantequilla y la miel que sólo la Biblia y el Espíritu de Profecía pueden suministrar. Todos los demás perecerán con los modernos edomitas y moabitas.

En la misma profecía simbólica se nos muestra que Cristo mismo aprendió la diferencia entre el bien y el mal estudiando las Escrituras:

Isaías 7:14, 15 - Por tanto, el Señor mismo os dará una señal: He aquí que una virgen concebirá, y dará a luz un hijo, y llamará su nombre Emanuel. Comerá mantequilla y miel, para que sepa desechar lo malo y escoger lo bueno.

Nadie negaría... que esta es una profecía del primer advenimiento de Cristo. Y como tenemos el registro de que Su dieta no era de mantequilla láctea y de miel de abeja, no restringida como lo fue la de Juan el Bautista, también por el hecho de que ninguna mantequilla y miel literales tienen la eficacia de obligar a nadie a elegir el bien y rechazar el mal, todo prueba que la "mantequilla y miel" son símbolos de la Palabra de Dios, que Cristo mismo aprendió de las Escrituras a elegir el bien y rechazar el mal.

Aquí se ve que uno necesita un suministro diario de mantequilla espiritual y miel si ha de sostener su vida espiritual. Es decir, la comida de ayer no puede tomar el lugar de la comida de hoy - no, no más que el mensaje inspirado de Noé para su día, puede tomar el lugar del mensaje inspirado del Reino hoy.

Sólo el mensaje enviado por el Cielo para hoy puede salvar a la gente de hoy. Esto es tan real y tan cierto y tan lógico como decir que los vivos no pueden ser juzgados con el mensaje del juicio de los Muertos. Sí, "bienaventurado aquel... siervo fiel y prudente, al cual puso su Señor sobre su casa para que les dé el alimento a tiempo". Mateo 24:45, 46.