¿Amor o Egoísmo? Esa es la Cuestión

Lección 2, 2° Trimestre, del 6 al 12 de Abril del 2024.

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Sábado por la tarde, 6 de Abril

Texto para memorizar:

No temas, porque yo estoy contigo. No tengas miedo, porque yo soy tu Dios. Te fortaleceré, y también te ayudaré. También te sustentaré con la diestra de mi justicia. RVa — Isaías 41:10


La profecía del Salvador referente al juicio que iba a caer sobre Jerusalén va a tener otro cumplimiento, y la terrible desolación del primero no fue más que un pálido reflejo de lo que será el segundo. En lo que acaeció a la ciudad escogida, podemos ver anunciada la condenación de un mundo que rechazó la misericordia de Dios y pisoteó su ley. Lóbregos son los anales de la humana miseria que ha conocido la tierra a través de siglos de crímenes. Al contemplarlos, el corazón desfallece y la mente se abruma de estupor; horrendas han sido las consecuencias de haber rechazado la autoridad del cielo; pero una escena aun más sombría nos anuncian las revelaciones de lo porvenir. La historia de lo pasado, la interminable serie de alborotos, conflictos y contiendas, "toda la armadura del guerrero en el tumulto de batalla, y los vestidos revolcados en sangre" (Isaías 9:5, VM), ¿qué son y qué valen en comparación con los horrores de aquel día, cuando el Espíritu de Dios se aparte del todo de los impíos y los deje abandonados a sus fieras pasiones y a merced de la saña satánica? Entonces el mundo verá, como nunca los vio, los resultados del gobierno de Satanás. CS 34.2

Domingo, 7 de Abril

Un Salvador con el Corazón Roto


Lee Lucas 19:41-44; Mateo 23:37, 38; y Juan 5:40. ¿Qué te dicen estos versículos sobre la actitud de Jesús hacia su pueblo y la respuesta de éste a su amorosa invitación de gracia y misericordia? ¿Qué revelación del carácter de Dios ves?

El Hijo de Dios fue enviado para exhortar a la ciudad rebelde. Era Cristo quien había sacado a Israel como "una vid de Egipto". Salmos 80:8. Con su propio brazo, había arrojado a los gentiles de delante de ella; la había plantado "en un recuesto, lugar fértil"; la había cercado cuidadosamente y había enviado a sus siervos para que la cultivasen. "¿Qué más se había de hacer a mi viña—exclamó—, que yo no haya hecho en ella?" A pesar de estos cuidados, y por más que, habiendo esperado "que llevase uvas" valiosas, las había dado "silvestres" (Isaías 5:1-4), el Señor compasivo, movido por su anhelo de obtener fruto, vino en persona a su viña para librarla, si fuera posible, de la destrucción. La labró con esmero, la podó y la cuidó. Fue incansable en sus esfuerzos para salvar aquella viña que él mismo había plantado. CS 20.1

Cruzando los siglos con la mirada, vio al pueblo del pacto disperso en toda la tierra, "como náufragos en una playa desierta". En la retribución temporal que estaba por caer sobre sus hijos, vio como el primer trago de la copa de la ira que en el juicio final aquel mismo pueblo deberá apurar hasta las heces. La compasión divina y el sublime amor de Cristo hallaron su expresión en estas lúgubres palabras: "¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas, y apedreas a los que son enviados a ti! ¡cuántas veces quise juntar tus hijos, como la gallina junta sus pollos debajo de las alas, y no quisiste!" Mateo 23:37. ¡Oh! ¡si tú, nación favorecida entre todas, hubieras conocido el tiempo de tu visitación y lo que atañe a tu paz! Yo detuve al ángel de justicia y te llamé al arrepentimiento, pero en vano. No rechazaste tan solo a los siervos ni despreciaste tan solo a los enviados y profetas, sino al Santo de Israel, tu Redentor. Si eres destruida, tú sola tienes la culpa. "No queréis venir a mí, para que tengáis vida". Juan 5:40. CS 21.2

Los discípulos se habían llenado de asombro y hasta de temor al oír las predicciones de Cristo respecto de la destrucción del templo, y deseaban entender de un modo más completo el significado de sus palabras. Durante más de cuarenta años se habían prodigado riquezas, trabajo y arte arquitectónico para enaltecer los esplendores y la grandeza de aquel templo. Herodes el Grande y hasta el mismo emperador del mundo contribuyeron con los tesoros de los judíos y con las riquezas romanas a engrandecer la magnificencia del hermoso edificio. Con este objeto habíanse importado de Roma enormes bloques de preciado mármol, de tamaño casi fabuloso, a los cuales los discípulos llamaron la atención del Maestro, diciéndole: "Mira qué piedras, y qué edificios". Marcos 13:1.

Pero Jesús contestó con estas solemnes y sorprendentes palabras: "De cierto os digo, que no será dejada aquí piedra sobre piedra, que no sea destruida". Mateo 24:2. CS 24.2 - CS 24.3

Lee Mateo 24:15-20. ¿Qué instrucción dio Jesús a su pueblo para salvarlo de la destrucción venidera de Jerusalén?

Jesús declaró a los discípulos los castigos que iban a caer sobre el apóstata Israel y especialmente los que debería sufrir por haber rechazado y crucificado al Mesías. Iban a producirse señales inequívocas, precursoras del espantoso desenlace. La hora aciaga llegaría presta y repentinamente. Y el Salvador advirtió a sus discípulos: "Por tanto, cuando viereis la abominación del asolamiento, que fue dicha por Daniel profeta, que estará en el lugar santo (el que lee, entienda), entonces los que estén en Judea, huyan a los montes". Mateo 24:15, 16; Lucas 21:20. Tan pronto como los estandartes del ejército romano idólatra fuesen clavados en el suelo sagrado, que se extendía varios estadios más allá de los muros, los creyentes en Cristo debían huir a un lugar seguro. Al ver la señal preventiva, todos los que quisieran escapar debían hacerlo sin tardar. Tanto en tierra de Judea como en la propia ciudad de Jerusalén el aviso de la fuga debía ser aprovechado en el acto. Todo el que se hallase en aquel instante en el tejado de su casa no debía entrar en ella ni para tomar consigo los más valiosos tesoros; los que trabajaran en el campo y en los viñedos no debían perder tiempo en volver por las túnicas que se hubiesen quitado para sobrellevar mejor el calor y la faena del día. Todos debían marcharse sin tardar si no querían verse envueltos en la ruina general. CS 25.2

Lunes, 8 de Abril

Cristianos Salvaguardados Providencialmwnte


Ni un solo cristiano pereció en la destrucción de Jerusalén. Cristo había prevenido a sus discípulos, y todos los que creyeron sus palabras esperaron atentamente las señales prometidas. "Cuando viereis a Jerusalén cercada de ejércitos—había dicho Jesús—, sabed entonces que su destrucción ha llegado. Entonces los que estuvieren en Judea, huyan a los montes; y los que en medio de ella, váyanse". Lucas 21:20, 21. Después que los soldados romanos, al mando del general Cestio Galo, hubieron rodeado la ciudad, abandonaron de pronto el sitio de una manera inesperada y eso cuando todo parecía favorecer un asalto inmediato. Perdida ya la esperanza de poder resistir el ataque, los sitiados estaban a punto de rendirse, cuando el general romano retiró sus fuerzas sin motivo aparente para ello. Empero la previsora misericordia de Dios había dispuesto los acontecimientos para bien de los suyos. Ya estaba dada la señal a los cristianos que aguardaban el cumplimiento de las palabras de Jesús, y en aquel momento se les ofrecía una oportunidad que debían aprovechar para huir, conforme a las indicaciones dadas por el Maestro. Los sucesos se desarrollaron de modo tal que ni los judíos ni los romanos hubieran podido evitar la huida de los creyentes. Habiéndose retirado Cestio, los judíos hicieron una salida para perseguirle y entre tanto que ambas fuerzas estaban así empeñadas, los cristianos pudieron salir de la ciudad, aprovechando la circunstancia de estar los alrededores totalmente despejados de enemigos que hubieran podido cerrarles el paso. En la época del sitio, los judíos habían acudido numerosos a Jerusalén para celebrar la fiesta de los tabernáculos y así fue como los cristianos esparcidos por todo el país pudieron escapar sin dificultad. Inmediatamente se encaminaron hacia un lugar seguro, la ciudad de Pella, en tierra de Perea, allende el Jordán. CS 29.3

Lee Salmo 46:1 e Isaías 41:10. ¿Qué nos dicen estos pasajes sobre el cuidado providencial de Dios? Lee también Hebreos 11:35-38.

"El que encomienda su alma a Jesús no tiene por qué desanimarse. Tenemos un Salvador todopoderoso. Mirando a Jesús, el Autor y Consumador de tu fe, puedes decir: 'Dios es nuestro amparo y fortaleza, nuestro pronto auxilio en las tribulaciones. Por eso no temeremos, aunque la tierra sea removida y los montes sean arrastrados en medio del mar; aunque sus aguas bramen y se agiten, aunque los montes tiemblen por su hinchazón'". ST 3 de enero de 1906, par. 3

"No penséis que la vida cristiana es una vida libre de tentaciones. Las tentaciones vendrán a todo cristiano. Tanto el cristiano como el que no acepta a Cristo como su líder tendrán pruebas. La diferencia estriba en que este último sirve a un tirano, haciendo su mezquino trabajo, mientras que el cristiano sirve a Aquel que murió para darle la vida eterna. No veas la prueba como algo extraño, sino como el medio por el cual hemos de ser purificados y fortalecidos. "Tened por sumo gozo cuando caigáis en diversas tentaciones". Santiago declara: "Sabiendo esto, que la prueba de vuestra fe produce paciencia". ST 3 de enero de 1906, par. 4

Jueves, 9 de Abril

Fieles en Medio de la Persecución


Lee Hechos 2:41; Hechos 4:4, 31; Hechos 5:42; y Hechos 8:1-8. ¿Qué nos enseñan estos versículos sobre los retos a los que se enfrentó la Iglesia del Nuevo Testamento y por qué creció tan rápidamente?

Cuando el Espíritu Santo fue derramado sobre la iglesia primitiva, los hermanos se amaban unos a otros. "Comían juntos con alegría y con sencillez de corazón, alabando a Dios, y teniendo gracia con todo el pueblo. Y el Señor añadía cada día a la iglesia los que habían de ser salvos". Hechos 2:46, 47. Los cristianos primitivos eran pocos en número, y no tenían riquezas ni honores; sin embargo, ejercieron una poderosa influencia. La luz del mundo resplandecía por medio de ellos. Aterrorizaban a los que hacían mal, dondequiera que se conocían su carácter y sus doctrinas. Por esta causa, eran odiados de los impíos, y perseguidos aun hasta la muerte.

La norma de la santidad es la misma hoy que en el tiempo de los apóstoles. Ni las promesas ni los requerimientos de Dios han perdido su fuerza. Pero, ¿cuál es el estado de los que profesan ser pueblo de Dios cuando se compara con el de la iglesia primitiva? ¿Dónde están el Espíritu y el poder de Dios que acompañaban entonces a la predicación del Evangelio? ¡Ay, "cómo se ha oscurecido el oro! ¡Cómo el buen oro se ha demudado!" Lamentaciones 4:1. 5TPI 221.4 - 5TPI 222.1

Los apóstoles se opusieron a los miembros de la iglesia que, mientras profesaban tener piedad, daban secretamente cabida a la iniquidad. Ananías y Safira fueron engañadores que pretendían hacer un sacrificio completo delante de Dios, cuando en realidad guardaban para sí con avaricia parte de la ofrenda. El Espíritu de verdad reveló a los apóstoles el carácter verdadero de aquellos engañadores, y el juicio de Dios libró a la iglesia de aquella inmunda mancha que empañaba su pureza. Esta señal evidente del discernimiento del Espíritu de Cristo en los asuntos de la iglesia, llenó de terror a los hipócritas y a los obradores de maldad. No podían estos seguir unidos a los que eran, en hábitos y en disposición, fieles representantes de Cristo; y cuando las pruebas y la persecución vinieron sobre estos, solo los que estaban resueltos a abandonarlo todo por amor a la verdad, quisieron ser discípulos de Cristo. De modo que mientras continuó la persecución la iglesia permaneció relativamente pura; pero al cesar aquella se adhirieron a esta conversos menos sinceros y consagrados, y quedó preparado el terreno para la penetración de Satanás. CS 41.2

Miércoles, 10 de Abril

Asistencia a la Comunidad


Lee Hechos 2:44-47, Hechos 3:6-9 y Hechos 6:1-7. Aunque las circunstancias varían, ¿qué principios podemos aprender de estos pasajes sobre el cristianismo auténtico?

¿Cuál fue el resultado de la efusión del Espíritu en el día de Pentecostés? Las buenas nuevas de un Salvador resucitado fueron llevadas hasta los confines del mundo habitado. Los corazones de los discípulos estaban cargados de una benevolencia tan plena, tan profunda, de tan largo alcance, que los impulsó a ir hasta los confines de la tierra, testificando: "Dios me libre de gloriarme, sino en la cruz de nuestro Señor Jesucristo". A medida que proclamaban la verdad tal como es en Jesús, los corazones se rendían al poder del mensaje. La Iglesia vio cómo acudían a ella convertidos de todas partes. Los reincidentes se reconvertían. Los pecadores se unieron a los cristianos en busca de la perla preciosa. Los que habían sido los más acérrimos opositores del Evangelio se convirtieron en sus defensores. Se cumplió la profecía de que el débil sería "como David", y la casa de David "como el ángel del Señor". Cada cristiano veía en su hermano la semejanza divina del amor y la benevolencia. Un interés prevalecía. Un tema de emulación engullía a todos los demás. La única ambición de los creyentes era revelar la semejanza del carácter de Cristo y trabajar por el engrandecimiento de su reino. RH 30 de Abril de 1908, par. 10

"Y "todo el pueblo corría junto a ellos en el pórtico que se llama de Salomón, grandemente maravillado". Aquí estaba este hombre, durante cuarenta años un tullido indefenso, regocijándose en el pleno uso de sus miembros y feliz de creer en Jesús. TT 32.4

"Pedro aseguró a la gente que la curación se había realizado por los méritos de Jesús de Nazaret, a quien Dios había resucitado de entre los muertos. Su nombre, mediante la fe en su nombre, ha hecho fuerte a este hombre, a quien vosotros veis y conocéis; sí, la fe que es por él le ha dado esta perfecta sanidad en presencia de todos vosotros'". TT 33.1 (Referencias del Inglés)

El nombramiento de los siete para tomar a su cargo determinada modalidad de trabajo fué muy beneficioso a la iglesia. Estos oficiales cuidaban especialmente de las necesidades de los miembros así como de los intereses económicos de la iglesia; y con su prudente administración y piadoso ejemplo, prestaban importante ayuda a sus colegas para armonizar en unidad de conjunto los diversos intereses de la iglesia.

Esta medida estaba de acuerdo con el plan de Dios, como lo demostraron los inmediatos resultados que en bien de la iglesia produjo. "Y crecía la palabra del Señor, y el número de los discípulos se multiplicaba mucho en Jerusalem: también una gran multitud de los sacerdotes obedecía a la fe." Esta cosecha de almas se debió igualmente a la mayor libertad de que gozaban los apóstoles y al celo y virtud demostrados por los siete diáconos. El hecho de que estos hermanos habían sido ordenados para la obra especial de mirar por las necesidades de los pobres, no les impedía enseñar también la fe, sino que, por el contrario, tenían plena capacidad para instruir a otros en la verdad, lo cual hicieron con grandísimo fervor y éxito feliz. HAp 73.3 - HAp 74.1

Jueves, 11 de Abril

Un Legado de Amor


Lee Juan 13:35 y 1 Juan 4:21. ¿Qué revelan estos pasajes acerca del desafío de Satanás contra el gobierno de Dios en el gran conflicto? ¿Qué nos dicen acerca de la esencia del cristianismo genuino?

Este amor es la evidencia de su discipulado. "En esto conocerán todos que sois mis discípulos—dijo Jesús,—si tuviereis amor los unos con los otros." Cuando los hombres no están vinculados por la fuerza o los intereses propios, sino por el amor, manifiestan la obra de una influencia que está por encima de toda influencia humana. Donde existe esta unidad, constituye una evidencia de que la imagen de Dios se está restaurando en la humanidad, que ha sido implantado un nuevo principio de vida. Muestra que hay poder en la naturaleza divina para resistir a los agentes sobrenaturales del mal, y que la gracia de Dios subyuga el egoísmo inherente en el corazón natural.

Este amor, manifestado en la iglesia, despertará seguramente la ira de Satanás. Cristo no trazó a sus discípulos una senda fácil. "Si el mundo os aborrece—dijo,—sabed que a mí me aborreció antes que a vosotros. Si fuerais del mundo, el mundo amaría lo suyo; mas porque no sois del mundo, antes yo os elegí del mundo, por eso os aborrece el mundo. Acordaos de la palabra que yo os he dicho: No es el siervo mayor que su Señor. Si a mí me han perseguido, también a vosotros perseguirán: si han guardado mi palabra, también guardarán la vuestra. Mas todo esto os harán por causa de mi nombre, porque no conocen al que me ha enviado." El Evangelio ha de ser proclamado mediante una guerra agresiva, en medio de oposición, peligros, pérdidas y sufrimientos. Pero los que hacen esta obra están tan sólo siguiendo los pasos de su Maestro. DTG 632.1 - DTG 632.2

“These natural brothers must be fully reconciled to each other before they can lift the reproach from the cause of God that their disunion has caused. “In this the children of God are manifest, and the children of the devil: whosoever doeth not righteousness is not of God, neither he that loveth not his brother.” “He that saith he is in the light, and hateth his brother, is in darkness even until now.” Those who labor for God should be clean vessels, sanctified to the Master's use. “Be ye clean, that bear the vessels of the Lord.” “If a man say, I love God, and hateth his brother, he is a liar: for he that loveth not his brother whom he hath seen, how can he love God whom he hath not seen? And this commandment have we from Him, That he who loveth God love his brother also.” 3T 59.4

Viernes, 12 de Abril

Estudio Adicional

No podemos saber cuánto debemos a Cristo por la paz y la protección de que disfrutamos. Es el poder restrictivo de Dios lo que impide que el hombre caiga completamente bajo el dominio de Satanás. Los desobedientes e ingratos deberían hallar un poderoso motivo de agradecimiento a Dios en el hecho de que su misericordia y clemencia hayan coartado el poder maléfico del diablo. Pero cuando el hombre traspasa los límites de la paciencia divina, ya no cuenta con aquella protección que le libraba del mal. Dios no asume nunca para con el pecador la actitud de un verdugo que ejecuta la sentencia contra la transgresión; sino que abandona a su propia suerte a los que rechazan su misericordia, para que recojan los frutos de lo que sembraron sus propias manos. Todo rayo de luz que se desprecia, toda admonición que se desoye y rechaza, toda pasión malsana que se abriga, toda transgresión de la ley de Dios, son semillas que darán infaliblemente su cosecha. Cuando se le resiste tenazmente, el Espíritu de Dios concluye por apartarse del pecador, y este queda sin fuerza para dominar las malas pasiones de su alma y sin protección alguna contra la malicia y perfidia de Satanás. La destrucción de Jerusalén es una advertencia terrible y solemne para todos aquellos que menosprecian los dones de la gracia divina y que resisten a las instancias de la misericordia divina. Nunca se dio un testimonio más decisivo de cuánto aborrece Dios el pecado y de cuán inevitable es el castigo que sobre sí atraen los culpables. CS 34.1