Milagros Alrededor del Lago

Lección 5, Tercer Trimestre, del 27 de Julio al 2 de Agosto del 2024.

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Sábado por la tarde, 27 de Julio

Texto para memorizar:

Pero Jesús no se lo permitió, sino que le dijo: —Vete a tu casa, a los tuyos, y cuéntales cuán grandes cosas ha hecho el Señor por ti, y cómo tuvo misericordia de ti. RVa — Marcos 5:19


Amanecia sobre el mar de Galilea. Los discípulos, cansados por una noche infructuosa, estaban todavía en sus barcos pesqueros bogando sobre el lago. Jesús volvía de pasar una hora tranquila a orillas del agua. Había esperado hallarse, durante unos cortos momentos de la madrugada, aliviado de la multitud que le seguía día tras día. Pero pronto la gente empezó a reunirse alrededor de él. La muchedumbre aumentó rápidamente, hasta apremiarle de todas partes. Mientras tanto, los discípulos habían vuelto a tierra. A fin de escapar a la presión de la multitud, Jesús entró en el barco de Pedro y le pidió a éste que se apartase un poquito de la orilla. Desde allí, Jesús podía ser visto y oído mejor por todos, y desde el barco enseñó a la muchedumbre reunida en la ribera.

¡Qué escena para la contemplación de los ángeles: su glorioso General, sentado en un barco de pescadores, mecido de aquí para allá por las inquietas olas y proclamando las buenas nuevas de la salvación a una muchedumbre atenta que se apiñaba hasta la orilla del agua! El Honrado del cielo estaba declarando al aire libre a la gente común las grandes cosas de su reino. Sin embargo, no podría haber tenido un escenario más adecuado para sus labores. El lago, las montañas, los campos extensos, el sol que inundaba la tierra, todo le proporcionaba objetos con que ilustrar sus lecciones y grabarlas en las mentes. Y ninguna lección de Cristo quedaba sin fruto. Todo mensaje de sus labios llegaba a algún alma como palabra de vida eterna. DTG 211.1 - DTG 211.2

Domingo, 28 de Julio

Calmando una Tormenta


Lee Marcos 4:35-41. ¿Qué sucede en este relato y qué lecciones podemos extraer de él sobre quién es Jesús?

La tempestad cesó. Las olas reposaron. Disipáronse las nubes y las estrellas volvieron a resplandecer. El barco descansaba sobre un mar sereno. Entonces, volviéndose a sus discípulos, Jesús les preguntó con tristeza: "¿Por qué estáis así amedrentados? ¿Cómo no tenéis fe?"

El silencio cayó sobre los discípulos. Ni siquiera Pedro intentó expresar la reverencia que llenaba su corazón. Los barcos que habían salido para acompañar a Jesús se habían visto en el mismo peligro que el de los discípulos. El terror y la desesperación se habían apoderado de sus ocupantes; pero la orden de Jesús había traído calma a la escena de tumulto. La furia de la tempestad había arrojado los barcos muy cerca unos de otros, y todos los que estaban a bordo de ellos habían presenciado el milagro. Una vez que se hubo restablecido la calma, el temor quedó olvidado. La gente murmuraba entre sí, preguntando: "¿Qué hombre es éste, que aun los vientos y la mar le obedecen?"

Cuando Jesús fué despertado para hacer frente a la tempestad, se hallaba en perfecta paz. No había en sus palabras ni en su mirada el menor vestigio de temor, porque no había temor en su corazón. Pero él no confiaba en la posesión de la omnipotencia. No era en calidad de "dueño de la tierra, del mar y del cielo" cómo descansaba en paz. Había depuesto ese poder, y aseveraba: "No puedo yo de mí mismo hacer nada."1 Jesús confiaba en el poder del Padre; descansaba en la fe—la fe en el amor y cuidado de Dios,—y el poder de aquella palabra que calmó la tempestad era el poder de Dios. DTG 302.3 - DTG 302.5

Lee el Salmo 104:1-9. ¿Cómo se compara aquí la imagen de Yahvé con la de Cristo calmando la tempestad?

Nuestro Dios tiene a su disposición el cielo y la tierra y sabe exactamente lo que necesitamos. Sólo podemos ver hasta corta distancia delante de nosotros; mas "todas las cosas están desnudas y abiertas a los ojos de aquel a quien tenemos que dar cuenta". Hebreos 4:13. Por sobre las perturbaciones de la tierra está él entronizado; y todas las cosas están abiertas a su visión divina; y desde su grande y serena eternidad ordena aquello que su providencia ve que es lo mejor.

Ni siquiera un pajarillo cae al suelo sin que lo note el Padre. El odio de Satanás contra Dios le induce a deleitarse en destruir hasta los animales. Y sólo por el cuidado protector de Dios son preservadas las aves para alegrarnos con sus cantos de gozo. Pero él no se olvida siquiera de los pajarillos. "Así que, no temáis; más valéis vosotros que muchos pajarillos". Mateo 10:31. 8TPI 285.1 - 8TPI 285.2

Lunes, 29 de Julio

¿Puedes oír un susurro por encima de un grito?


Lee Marcos 5:1-20. ¿Qué podemos aprender sobre la gran controversia a partir de este sorprendente relato y, de nuevo, sobre el poder de Jesús?

Con autoridad ordenó a los espíritus inmundos que saliesen. Sus palabras penetraron las obscurecidas mentes de los desafortunados. Vagamente, se dieron cuenta de que estaban cerca de alguien que podía salvarlos de los atormentadores demonios. Cayeron a los pies del Salvador para adorarle; pero cuando sus labios se abrieron para pedirle misericordia, los demonios hablaron por su medio clamando vehementemente: "¿Qué tienes conmigo, Jesús, Hijo del Dios Altísimo? Te conjuro por Dios que no me atormentes."

Jesús preguntó: "¿Cómo te llamas?" Y la respuesta fué: "Legión me llamo; porque somos muchos." Empleando a aquellos hombres afligidos como medios de comunicación, rogaron a Jesús que no los mandase fuera del país. En la ladera de una montaña no muy distante pacía una gran piara de cerdos. Los demonios pidieron que se les permitiese entrar en ellos, y Jesús se lo concedió. Inmediatamente el pánico se apoderó de la piara. Echó a correr desenfrenadamente por el acantilado, y sin poder detenerse en la orilla, se arrojó al lago, donde pereció.

Mientras tanto, un cambio maravilloso se había verificado en los endemoniados. Había amanecido en sus mentes. Sus ojos brillaban de inteligencia. Sus rostros, durante tanto tiempo deformados a la imagen de Satanás, se volvieron repentinamente benignos. Se aquietaron las manos manchadas de sangre, y con alegres voces los hombres alabaron a Dios por su liberación.

Desde el acantilado, los cuidadores de los cerdos habían visto todo lo que había sucedido, y se apresuraron a ir a publicar las nuevas a sus amos y a toda la gente. Llena de temor y asombro, la población acudió al encuentro de Jesús. Los dos endemoniados habían sido el terror de toda la región. Para nadie era seguro pasar por donde ellos se hallaban, porque se abalanzaban sobre cada viajero con furia demoníaca. Ahora estos hombres estaban vestidos y en su sano juicio, sentados a los pies de Jesús, escuchando sus palabras y glorificando el nombre de Aquel que los había sanado. Pero la gente que contemplaba esta maravillosa escena no se regocijó. La pérdida de los cerdos le parecía de mayor importancia que la liberación de estos cautivos de Satanás.

Sin embargo, esta pérdida había sido permitida por misericordia hacia los dueños de los cerdos. Estaban absortos en las cosas terrenales y no se preocupaban por los grandes intereses de la vida espiritual. Jesús deseaba quebrantar el hechizo de la indiferencia egoísta, a fin de que pudiesen aceptar su gracia. Pero el pesar y la indignación por su pérdida temporal cegaron sus ojos con respecto a la misericordia del Salvador.

La manifestación del poder sobrenatural despertó las supersticiones de la gente y excitó sus temores. Si este forastero quedaba entre ellos, podían seguir mayores calamidades. Ellos temían la ruina financiera, y resolvieron librarse de su presencia. Los que habían cruzado el lago con Jesús hablaron de todo lo que había sucedido la noche anterior; del peligro que habían corrido en la tempestad, y de cómo el viento y el mar habían sido calmados. Pero sus palabras quedaron sin efecto. Con terror la gente se agolpó alrededor de Jesús rogándole que se apartase de ella, y él accediendo se embarcó inmediatamente para la orilla opuesta.

Los habitantes de Gádara tenían delante de sí la evidencia viva del poder y la misericordia de Cristo. Veían a los hombres a quienes él había devuelto la razón; pero tanto temían poner en peligro sus intereses terrenales, que trataron como a un intruso a Aquel que había vencido al príncipe de las tinieblas delante de sus ojos, y desviaron de sus puertas el Don del cielo. No tenemos como los gadarenos oportunidad de apartarnos de la persona de Cristo; y sin embargo, son muchos los que se niegan a obedecer su palabra, porque la obediencia entrañaría el sacrificio de algún interés mundanal. Por temor a que su presencia les cause pérdidas pecuniarias, muchos rechazan su gracia y ahuyentan de sí a su Espíritu. DTG 304.3 - DTG 306.1

Mártes, 30 de Julio

El la Montaña Rusa con Jesus


Lee Marcos 5:21-24. ¿Qué características destacan parcialmente de Jairo?

Este anciano de los judíos vino a Jesús con gran angustia, y se arrojó a sus pies exclamando: "Mi hija está a la muerte: ven y pondrás las manos sobre ella para que sea salva, y vivirá."

Jesús se encaminó inmediatamente con el príncipe hacia su casa. Aunque los discípulos habían visto tantas de sus obras de misericordia, se sorprendieron al verle acceder a la súplica del altivo rabino; sin embargo, acompañaron a su Maestro, y la gente los siguió, ávida y llena de expectación. DTG 310.2 - DTG 310.3

Jairo se acercó aun más al Salvador y juntos se apresuraron a llegar a la casa del príncipe. Ya las plañideras y los flautistas pagados estaban allí, llenando el aire con su clamor. La presencia de la muchedumbre y el tumulto contrariaban el espíritu de Jesús. Trató de acallarlos diciendo: "¿Por qué alborotáis y lloráis? La muchacha no es muerta, mas duerme." Ellos se indignaron al oír las palabras del forastero. Habían visto a la niña en las garras de la muerte, y se burlaron de él. Después de exigir que todos abandonasen la casa, Jesús tomó al padre y a la madre de la niña, y a Pedro, Santiago y Juan, y juntos entraron en la cámara mortuoria.

Jesús se acercó a la cama, y tomando la mano de la niña en la suya, pronunció suavemente en el idioma familiar del hogar, las palabras: "Muchacha, a ti digo, levántate." DTG 310.5 - DTG 311.1

Lee Marcos 5:25-34. ¿Qué interrumpe el avance hacia la casa de Jairo?

La casa del príncipe no quedaba muy lejos, pero Jesús y sus compañeros avanzaban lentamente porque la muchedumbre le apretujaba de todos lados. La dilación impacientaba al ansioso padre, pero Jesús, compadeciéndose de la gente, se detenía de vez en cuando para aliviar a algún doliente o consolar a algún corazón acongojado.

Mientras estaban todavía en camino, un mensajero se abrió paso a través de la multitud, trayendo a Jairo la noticia de que su hija había muerto y era inútil molestar ya al Maestro. Mas el oído de Jesús distinguió las palabras. "No temas—dijo:—cree solamente, y será salva." DTG 310.3 - DTG 310.4

Miércoles, 31 de Julio

Rechazo y Aceptación


Lee Marcos 6:1-6. ¿Por qué lo rechazó la gente de la ciudad natal de Jesús?

La vida de humillación de Cristo debería ser una lección para todos los que desean exaltarse por encima de otros. Aunque no hubo en él ninguna mancha de pecado en su carácter, sin embargo, él condescendió en restablecer los lazos entre la humanidad caída y su divinidad...

En forma humilde Cristo comenzó su grandiosa labor destinada a elevar a la raza caída de su degradada condición de pecado, recuperándola por su poder divino, que había vinculado con la humanidad. Luego de pasar por las grandes ciudades y por los renombrados centros de aprendizaje y supuesta sapiencia, él estableció su morada en la humilde y oscura villa de Nazaret. La mayor parte de su vida transcurrió en este lugar, de donde—de acuerdo al concepto popular—nada bueno podía salir. La misma senda que debe transitar el pobre, el descuidado, el doliente y el afligido, él la recorrió aquí en la tierra cargando sobre sí todas las angustias que el afligido debe sobrellevar... Su familia no se distinguió por el aprendizaje, las riquezas o la posición social. Por muchos años se desempeñó en la profesión de carpintero...

Los judíos habían presumido con orgullo que el Cristo habría de venir como un rey, para conquistar a sus enemigos y hollar a los paganos en su ira. Pero, la vida humilde y sencilla que llevó nuestro Salvador, y que debiera haberlo colocado en los corazones del pueblo y despertado confianza en su misión, ofendía y desilusionaba a los judíos y todos sabemos el trato que le ofrecieron...

Cristo no exaltó al pueblo atendiendo su orgullo. Él se humilló a sí mismo y llegó a ser obediente hasta la muerte, y muerte de cruz. A menos que el orgullo humano sea humillado y sometido, a menos que el corazón obcecado sea enternecido por el Espíritu de Cristo, no será posible que él implante su semejanza divina en nosotros. Él, el humilde Nazareno, pudo haber manifestado su desprecio ante el orgullo del mundo, pues era el Comandante de las huestes celestiales. Pero vino a nuestro mundo en forma humilde a fin de demostrar que el cielo no respeta ni honra las riquezas, ni la posición, ni la autoridad o los títulos honorables, sino a quienes siguen a Cristo y asumen como honorable cualquier puesto del deber en virtud del carácter conferido por el poder de su gracia.

A ningún ser humano se asegura el enaltecimiento del yo lleno de orgullo. "Porque así dijo el Alto y Sublime, el que habita la eternidad, y cuyo nombre es el santo: Yo habito en la altura y la santidad, y con el quebrantado y humilde de espíritu, para hacer vivir el espíritu de los humildes, y para vivificar el corazón de los quebrantados".— CT 234.2 - CT 234.6

Lee Marcos 6:7-30. ¿Cómo contrasta la misión de los doce Apóstoles con la decapitación de Juan el Bautista?

Cuando Jesús envió a los doce, les "mandó diciendo: No vayáis por camino de gentiles, ni entréis en ciudad de samaritanos; sino id más bien a las ovejas perdidas de la casa de Israel." RH 6 de Enero de 1903, par. 12

Cristo instruyó claramente a los discípulos a no ir "por el camino de los gentiles" hasta que primero hubieran dado su testimonio a los judíos. Si los judíos se negaban a escucharlos, debían adentrarse en un nuevo territorio. La obra que tenían ante sí era importante. Había llegado el momento de llevar la luz de la verdad a la nación judía y al mundo entero. Pero si los enviados hubieran trabajado primero entre los samaritanos y los gentiles, se habrían cerrado las puertas de entrada a los judíos. Después, los discípulos fueron comisionados para ir a todo el mundo y enseñar a todas las naciones. RH 6 de Enero de 1903, par. 13

Cristo mismo, en todo su ministerio, dio a la nación judía la primera oportunidad de recibirle como Salvador. A los judíos les fue concedido el honor de oír primero de labios de Cristo su mensaje de salvación. El Señor Jesús dio un evangelio especial y muy maravilloso a los judíos. Los consideraba como ovejas perdidas, a las que él, como su Pastor, vino a buscar y salvar, sacándolas de los senderos y caminos del pecado y del error, y llevándolas de nuevo a su redil. RH 6 de enero de 1903, par. 14

La labor que debían realizar los apóstoles estaba claramente definida: "Mientras vais, predicad diciendo: El reino de los cielos se ha acercado. Curad enfermos, limpiad leprosos, resucitad muertos, echad fuera demonios; de gracia recibisteis, dad de gracia. No llevéis oro, ni plata, ni bronce en vuestras bolsas, ni alforja para el camino, ni dos túnicas, ni zapatos, ni bastón; porque el obrero es digno de su alimento. Y en cualquier ciudad o aldea donde entréis, preguntaos quién es digno en ella, y quedaos allí hasta que salgáis. Y cuando entréis en una casa, saludadla. Y si la casa fuere digna, vuestra paz vendrá sobre ella; mas si no fuere digna, vuestra paz volverá a vosotros. Y a cualquiera que no os reciba ni oiga vuestras palabras, cuando salgáis de esa casa o ciudad, sacudid el polvo de vuestros pies. De cierto os digo que será más tolerable para la tierra de Sodoma y Gomorra en el día del juicio, que para esa ciudad." RH 6 de enero de 1903, par. 15

Jueves, 1 de Agosto

Una Clase Diferente de Mesías


Lee Marcos 6:34-52. ¿Cuál fue el problema al que se enfrentaron Jesús y sus discípulos y cómo lo resolvieron?

"Cuando ya había pasado mucho tiempo, se le acercaron sus discípulos y le dijeron: Este es un lugar desierto, y ya ha pasado mucho tiempo; despídelos para que vayan a los alrededores y a las aldeas y compren pan, porque no tienen qué comer. Respondiendo él, les dijo: Dadles vosotros de comer'. Sorprendidos y asombrados, le dicen: ¿Iremos a comprar doscientos denarios de pan, y les daremos de comer? Él les dijo: ¿Cuántos panes tenéis? Id a ver. Y como lo supieron, dijeron: Cinco, y dos peces. Y les mandó que se sentaran todos por grupos sobre la hierba verde. Y se sentaron por grupos de cien y de cincuenta. Y tomando los cinco panes y los dos peces, levantando los ojos al cielo, bendijo, partió los panes y los dio a sus discípulos para que los pusieran delante; y los dos peces los repartió entre todos. Y comieron todos, y se saciaron. Y recogieron doce cestas llenas de los pedazos y de los peces". ST 12 de Agosto de 1897, par. 4

"Aquel que enseñó al pueblo el camino para asegurar la paz y la felicidad se preocupó tanto de sus necesidades temporales como de sus necesidades espirituales. El milagro de los panes nos muestra que el trato de Dios con su pueblo está lleno de bondad y verdad. La gente estaba cansada y desfallecida. Muchos llevaban horas de pie. Habían estado tan intensamente interesados en las palabras de Cristo que ni una sola vez habían pensado en sentarse, y la multitud era tan grande que había peligro de que se pisotearan unos a otros. Jesús quiso darles la oportunidad de descansar, y les ordenó que se sentaran. Podían sentarse y descansar cómodamente, pues había mucha hierba en el lugar. Cristo dispuso darles todo el descanso que necesitaban. Oh, qué pocos comprenden la simpatía y el amor de Jesús!". ST 12 de Agosto de 1897, par. 5

Viernes, 2 de Agosto

Estudio Adicional

"Había lugares donde Cristo no podía trabajar. [Véase Marcos 6:1-6. Cristo envió a sus discípulos de dos en dos, y mandó que no llevasen nada para el camino. Y saliendo, predicaban que los hombres se arrepintiesen, y echaban fuera demonios, y ungían con aceite a muchos enfermos y los sanaban. Pero debían depender de aquellos cuyas casas visitaban para que les dieran de comer y les permitieran descansar cómodamente. 15LtMs, Lt 45, 1900, par. 47

"Esta construcción de instituciones para alimentar al pueblo no era el plan ideado por Dios. Cuando se levantaron iglesias mediante la predicación del Evangelio, los miembros no debían hacer esta obra personal por poder, y no acercarse a los enfermos, visitándolos y mostrando su amor y cuidado por los bienes del Señor ministrándoles, y no prodigarles los medios del tesoro del Señor. 15CtaMs, Cta 45, 1900, par. 48

"La Iglesia debería tener algunos hombres y mujeres sabios elegidos para ocuparse de los pobres y luego informar y aconsejar sobre lo que debería hacerse. No se les debe alentar a pensar que pueden comer, beber y dormir en un lugar que se les proporciona gratuitamente, como si hubiera un fondo inagotable para proveerlos. Deben nombrarse hombres de Dios, hombres de discernimiento, sabiduría y cuidado, para que atiendan primero las necesidades de los santos de Dios, la familia de la fe. El Señor manda que su pueblo que guarda los mandamientos tenga socorro primero, y luego se ha de examinar cada caso, y no enseñarles que se les ha de hacer una obra gratis o casi. 15LtMs, Lt 45, 1900, par. 49

"Muchos dependerán mientras tengan algo de lo que depender, y Dios sabe mejor que los mortales miopes lo que es mejor para las criaturas que ha creado. Él no quiere que los transgresores y la peor clase de humanidad consuman los ingresos que ha destinado para sostener a aquellos a quienes se les negará el trabajo porque guardan la ley de Dios. Las viudas y los huérfanos de aquellos que son los santos del Altísimo no deben ser pasados por alto, ni su miseria debe ser tomada como contribuciones para sostener a aquellos que podrían, si se condujeran correctamente, mantenerse a sí mismos." 15LtMs, Lt 45, 1900, par. 50